miércoles, 17 de diciembre de 2025

Le pondrán por nombre Emmanuel

"Dios-con-nosotros"

21 de diciembre 2025

A partir de este domingo todo apunta a la celebración de la Navidad. Quizás, hoy en día, ya no tiene el eco que tenía antiguamente con sus celebraciones, sus villancicos, sus devociones. Es cierto que, todavía, conservamos lo del belén en las casas y en las iglesias. También algunos villancicos que iluminan y alegran nuestras eucaristías...

Por otra parte, las fiestas navideñas (Navidad, Año Nuevo, Reyes) arrastran cada vez más ese poso de consumo, de regalos, comidas, festejos y diversión... ¿Dónde pasaremos la Nochebuena? ¿Con quién comeremos el día de Navidad? ¿A qué fiesta iremos para Nochevieja? ¿Te han hecho muchos regalos en Reyes?...

La Iglesia nos señalaba la preparación para la Venida del Salvador. Porque Dios venía a salvarnos. Se hacía niño, nacía en un portal (en un pesebre) como un migrante más tomando nuestra carne para hacerla suya y salvarnos de todos los males y pecados...
Durante siglos todas las celebraciones apuntaban a eso. Y nos llenaba de alegría. Y era motivo de celebración, en la iglesia y en la familia...

El evangelio de este domingo, tomado de Mateo, nos ofrece una estampa que, además de muy sabida y conocida, nos ha hecho seguir una tradición que, a mi modo de entender, se aleja mucho de la intención que podían tener las personas que escribieron los evangelios.
Mateo, judío de nacimiento y de religión, apela a todos sus conocimientos de su libro sagrado, la Biblia, para que aquellos primeros seguidores de Jesús y su movimiento entendieran el profundo mensaje del Maestro.
Jesús, nacido en Nazaret, un niño-muchacho-joven-hombre, totalmente desconocido, transmite un mensaje totalmente especial. Es una persona llena de Dios que actúa movido por un espíritu nuevo, lleno de fuerza, de entrega y servicio, que ve el mundo con ojos nuevos. Descubre la pobreza y la miseria que rodea a su gente. Se conmueve y anuncia una gran noticia para toda esa pobre gente. Dios no es un dios lejano, no es un juez que vigila y castiga. Dios es nuestro abbá-immá (papá-mamá). Y grita a todos los que encuentra: Convertíos, cambiad vuestra vida y vuestro corazón. El reino de Dios está entre vosotros, dentro de vosotros...
Todo eso era un mensaje muy fuerte. Ilusionaba y también molestaba a los que mandaban (política y religiosamente). Y por eso, al final, lo mataron...Pero esa vida y esa muerte no quedaron enterradas y muertas. No! Los seguidores y seguidoras lo entendieron de otra manera. Aquella vida seguía viva! Estaba ahí dentro de ellos y ellas...
Luego vino lo de escribir el evangelio.
Y recordaron dichos y escenas narradas antiguamente: Ese hombre, Jesús, impulsado y movido por el aliento de Dios... Nació, creció y se entregó movido e impulsado por el Espíritu Santo. María recibió el mensaje de Dios a través del ángel.  Y recuerda el evangelista lo dicho por el profeta:-«Mirad: la virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrán por nombre Emmanuel, que significa “Dios-con-nosotros”».

Y, a partir de ahí, nos ofrece una narración (tanto Mateo como Lucas) en la que (como si fuera una lección de teología) nos hace ver y contemplar: el anuncio del ángel, la aceptación de María, la acogida de José... Porque era muy importante mostrar la genealogía de Jesús, de la familia de David, de manera que así se confirmaba que él era el esperado, el Mesías, que salvaría a su pueblo.
Los seguidores judíos pudieron sentir la satisfacción de verse unidos y enlazados a los mensajes de los profetas, a la tradición de sus padres.
Los que vinieron después (no judíos) sin tradición y con una cultura greco-romana, prefirieron ver y contemplar a Jesús como el hijo del Altísimo, el nacido por obra del Espíritu Santo, el resucitado hijo de Dios, el que tiene el poder y la gloria que vive a la derecha del Padre...
Todo lo demás, la Tradición lo ha ido añadiendo: La Virginidad de María, los dones y privilegios que le convenía por ser la madre del Hijo de Dios; el no tener relación con hombre alguno; no tuvo pecado original; no pudo quedar enterrada como una persona cualquiera..., etc. etc.

Todo eso y muchas cosas más han sido consecuencia lógica de tomar la narración del evangelio como si fuera una crónica de sucesos... Como advierte muy bien Fray Marcos: "-Estamos ante el texto más leído de tda la Escritura. Lo que no es tan seguro es  que lo hayamos interpretado correctamente. Tomado al pie de la letra nos lleva a conclusiones disparatadas. Es teología narrativa y como tal debemos tratar de comprenderlo más allá de la letra."
-"Lo que fue Jesús teológicamente no tiene nada que ver con su procedencia biológica. Interpretar la acción del Espíritu Santo como sustituto de José es una monstruosidad que no tiene pies ni cabeza. El significado debemos descubrirlo a otro nivel".

Todo eso me lleva a la pregunta que debería hacerme siempre (tanto en Navidad como en Semana Santa) es si he escuchado bien el mensaje de Jesús, si lo hago mío, si es el que rige mi vida... Si me dejo salvar. Si soy capaz de ir al encuentro de Dios, nuestro padre-madre. 
De eso estoy convencido. Su nacimiento, su infancia, su juventud, su vida en Nazaret, en el desierto, en los pueblos y calles de aquellos pueblos... Creo que no tiene importancia. Eso que él vive y proclama. Eso que es lo que incendia su corazón y nos quiere transmitir... Eso sí que es algo fundamental y lleno de exigencia: Mi conversión.

Texto del evangelio de Mateo 1, 18-24

La generación de Jesucristo fue de esta manera:

María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo.

José, su esposo, como era justo y no quería difamarla, decidió repudiarla en privado. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo:
«José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados».

Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que habla dicho el Señor por medio del profeta:
«Mirad: la virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrán por nombre Emmanuel, que significa “Dios-con-nosotros”».

Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y acogió a su mujer.

miércoles, 10 de diciembre de 2025

¿Eres tú el que ha de venir...?

...¿O tenemos que esperar a otro?

14 de diciembre 2025

Este fin de semana el texto de Mateo nos ofrece la respuesta que Jesús da a los discípulos de Juan. -¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?

Y Jesús les da la visión que tuvo Isaías: -«Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven, y los cojos andan; los leprosos quedan limpios y los sordos oyen; los muertos resucitan y los pobres son evangelizados..."

Los textos de los evangelios nos hablarán de ciegos que ven, cojos que andan, leprosos que quedan limpios, sordos que oyen, muertos que resucitan y que se anuncia la buena noticia a los pobres...

¿Era eso suficiente para seguir a Jesús de Nazaret? ¿Era él el Mesías esperado? ¿Respondía eso a las expectativas que tenía el pueblo?

Diría que todo eso ya lo sabemos. Lo hemos escuchado muchas veces y entendemos que el pueblo judío debió de verlo claro... Pero no es ésa la pregunta. Hoy, después de 2.000 años, aún creyendo que Jesús nos dió la respuesta con su proclamación de la Buena Noticia, nos quedamos con la pregunta que se hacían aquellas primeras comunidades de seguidores de Jesús. ¿Cuándo será la segunda venida? ¿Tiene que venir a salvarnos? ¿Será entonces cuando inaugure el "reino de Dios"?

En nuestras comunidades cristianas una gran parte de los que participan en las reuniones y eucaristías suspira y espera su llegada, el juicio final, el llegar a la vida eterna... sin darse cuenta que eso es como "esperar a otro".

Creo que no tenemos que esperar a otro. Ya nos dio su mensaje. Nos mostró el camino. Su experiencia de vida. La profundidad de su entrega y servicio... Y la respuesta es la misma que ya dió a los discípulos de Juan:-"...los ciegos ven, y los cojos andan; los leprosos quedan limpios y los sordos oyen; los muertos resucitan y los pobres son evangelizados..." Cuando veamos esos signos es que el reino de Dios ya está entre nosotros. Ése es el camino. Por ahí está llegando Dios y su reino.

Quizás equivocamos la dirección. Nos quedamos con las grandes ceremonias de la Iglesia, sus representantes tan solemnes y pomposos, sus grandes discursos, sus manifestaciones, sus hermosos templos, sus ritos y ceremonias... Y creímos que ésa era la Buena Noticia del Reino de Dios. Nos han faltado ojos que sepan ver lo que está ocurriendo ya: Pueblos y gentes que reciben la buena noticia, son curados de sus enfermedades y dolencias, alimentados y vestidos, escuchados y confortados, descubriendo en ellos a nuestro Dios, padre-madre, encarnado.

Y añade Jesús: "¡Y bienaventurado el que no se escandalice de mí!». Es un aviso que debe llegarnos al corazón. También los doctores de la Ley, los fariseos, los sacerdotes de su tiempo se "escandalizaron" de su comportamiento: Comía con publicanos, tocaba a los leprosos, curaba en sábado, daba más importancia a los pobres y desgraciados que a la Ley...

¿Cómo entiendo yo mi preparación para que llegue el reino de Dios a mi casa, a mi barrio, a mi ciudad? ¿Entiendo bien el mensaje de Jesús de Nazaret?

Texto del evangelio de Mateo 11, 2-11

En aquel tiempo, Juan, que había oído en la cárcel las obras del Mesías, mandó a sus discípulos a preguntarle:
«¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?».

Jesús les respondió:
«Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven, y los cojos andan; los leprosos quedan limpios y los sordos oyen; los muertos resucitan y los pobres son evangelizados. ¡Y bienaventurado el que no se escandalice de mí!».

Al irse ellos, Jesús se puso a hablar a la gente sobre Juan:
«¿Qué salisteis a contemplar en el desierto, una caña sacudida por el viento? ¿O qué salisteis a ver, un hombre vestido con lujo? Mirad, los que visten con lujo habitan en los palacios. Entonces, ¿a qué salisteis?, ¿a ver a un profeta?

Sí, os digo, y más que profeta. Este es de quien está escrito: “Yo envío mi mensajero delante de ti, el cual preparará tu camino ante ti”.

En verdad os digo que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él».

martes, 2 de diciembre de 2025

Preparad el camino del Señor


Dad el fruto que pide la conversión

7 de diciembre 2025

La Iglesia, en este tiempo de Adviento, nos remite a Isaías y a Juan el Bautista. Dos figuras que significaron un gran grito qu despertara al pueblo para una preparación especial: La llegada del Señor... "Preparad el camino del Señor"...

Tanto uno como el otro clamaba al pueblo judío exigiendo un cambio que significara una acogida de los tiempos nuevos que se avecinaban.
Hoy en día, la Iglesia nos repite la llamada. Nos propone una preparación, un cambio, una conversión.
Tantas veces lo hemos escuchado que ya entra dentro de la rutina de las celebraciones y fiestas que se van desarrollando según el calendario propio de la Iglesia. Pero ¿nos hemos parado a pensar qué significa? Diríamos que con la llegada del Jesús ya empezó el nuevo tiempo mesiánico, ya está aquí el reino de Dios... Por otra parte el lenguaje de la Iglesia (en la liturgia, en las oraciones, en las celebraciones) parece dar a entender que Jesús ya lo hizo todo... (su sacrificio en la Cruz; su muerte y resurrección; su salvación; su perdón de los pecados; su presencia real en la Iglesia...). Todo eso lo damos por hecho y terminado. ¿Qué tenemos que hacer?


Creo que al cargar a Jesús con todos los títulos humanos y divinos hemos deformado su mensaje, su vida y el alcance de lo que quería transmitirnos. Saltamos por encima de su humanidad, esquivamos toda su experiencia y vivencia como hombre (judío y de su tiempo) y lo colocamos en una plataforma tan alejada de la humanidad (de todos nosotros) que ni siquiera se nos ocurre pensar que él también hizo ese camino de conversión, buscó el reino de Dios, hizo todo lo posible por preparar el camino del Señor...

Y ése es el mensaje: el de Isaías, el de Juan el Bautista, el de Jesús de Nazaret. Cada uno, a su manera, lanza ese grito: Preparad el camino del Señor...

ISAÍAS: "Habitará el lobo con el cordero, el leopardo se tumbará con el cabrito, el ternero y el león pacerán juntos: un muchacho será su pastor.

La vaca pastará con el oso, sus crías se tumbarán juntas; el león, como el buey, comerá paja. El niño de pecho retoza junto al escondrijo de la serpiente, y el recién destetado extiende la mano hacia la madriguera del áspid. Nadie causará daño ni estrago por todo mi monte santo: porque está lleno el país del conocimiento del Señor, como las aguas colman el mar..."

JUAN EL BAUTISTA: "«Voz del que grita en el desierto: “Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos”». Juan llevaba un vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y acudía a él toda la gente de Jerusalén, de Judea y de la comarca del Jordán; confesaban sus pecados y él los bautizaba en el Jordán..."

JESÚS DE NAZARET: "El tiempo se ha cumplido y ya está cerca el reino de Dios...Convertíos y creed en la buena noticia."

Todos esos mensajes son una urgencia gritada a los cuatro vientos. Para Isaías fue como soñar el futuro de la humanidad. Juan el Bautista entiende que cada uno tiene que ponerse en camino e ir preparando el camino, Jesús de Nazaret grita a sus gentes que ese Reino ya está entre nosotros, que nos demos la vuelta, que creamos en esa buena noticia: Un mundo nuevo, una humanidad nueva, hombres y mujeres llenos de compasión, de solidaridad, de entrega y servicio. Que ese mundo es posible, que es una realidad desde el momento en que yo me pongo en marcha y pongo mi confianza en Dios (nuestro papá-mamá).

Creo que es por ahí que va el mensaje de Jesús y de los profetas. Algo que debo completar en mí mismo, en mi vida de cada día, en este momento presente (el único que tengo y del que dispongo)


Texto del evangelio de Mateo 3, 1-12

Por aquellos días, Juan Bautista se presentó en el desierto de Judea, predicando:
«Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos».

Este es el que anunció el Profeta Isaías diciendo: «Voz del que grita en el desierto: “Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos”».

Juan llevaba un vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre.

Y acudía a él toda la gente de Jerusalén, de Judea y de la comarca del Jordán; confesaban sus pecados y él los bautizaba en el Jordán.

Al ver que muchos fariseos y saduceos venían a que los bautizara, les dijo:
«¡Raza de víboras!, ¿quién os ha enseñado a escapar del castigo inminente?

Dad el fruto que pide la conversión.

Y no os hagáis ilusiones, pensando: “Tenemos por padre a Abrahán”, pues os digo que Dios es capaz de sacar hijos de Abrahán de estas piedras.

Ya toca el hacha la raíz de los árboles, y todo árbol que no dé buen fruto será talado y echado al fuego.

Yo os bautizo con agua para que os convirtáis; pero el que viene detrás de mí es más fuerte que yo y no merezco ni llevarle las sandalias.

Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego.

Él tiene el bieldo en la mano: aventará su parva, reunirá su trigo en el granero y quemará la paja en una hoguera que no se apaga».

miércoles, 26 de noviembre de 2025

Estad en vela...

...Porque no sabéis cuando vendrá vuestro Señor

30 de noviembre 2025

Comenzamos el nuevo ciclo de la Iglesia. Es el Adviento. Y ahí estamos de nuevo escuchando la reflexión que nos transmite el evangelio de Mateo. Y ese aviso que nos da el Señor a cada uno de nosotros: "Estad en vea, porque no sabéis cuándo vendrá vuestro Señor..."

Y nos pone el ejemplo: -"si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejaría que abrieran un boquete en su casa."

Ahí, pues, arranca nuestra reflexión: -"¿Qué es estar en vela?

Con este tiempo de Adviento "recordamos el tiempo de espera que precedió al Mesías. Esperaban una intervención puntual de Dios que nos despista". (Así lo comenta Fray Marcos).
-"Jesús hizo una propuesta de salvación definitiva para el hombre: desplegar todas las posibilidades de ser".
-"Al no cumplirse la expectativa en el más acá, se colocó en el más allá. Surgió así la escatología. Ni siquiera la venida de Jesús aportó la verdadera salvación, por eso los cristianos sintieron la necesidad de una segunda venida".
-"Estar dormido sería una vida hedonista, atenta sólo al bienestar material sin mayores preocupaciones. Sólo despiertos podremos desplegar nuestra humanidad. La religión propone una salvación a medida, pero falsa."
-"El adviento es un tiempo de reflexión que me lleva a descubrir el sentido de la vida. Dios no tiene que venir en ningún momento ni de ninguna parte. Está siempre ahí ofreciéndome la total salvación..."

Mi reflexión, pues, me lleva a preguntarme si vivo mi vida consciente. Si estoy atento... Atento al mundo que me rodea, a las personas que está en mi entorno (especialmente todas esas personas que no cuentan, las marginadas, las despreciadas o infravaloradas por su raza, su cultura, su origen, su nivel social). Atento para escuchar, para comprender, para amar...
De ese modo está llegando el Señor... Cuando en Navidad hablamos de la encarnación de Dios y nos emocionamos con la figura del niño nacido en el pesebre (entre los marginados), tal vez no caemos en la cuenta de que es en esos márgenes de la sociedad donde vamos a tomar conciencia del paso del Señor...

Frecuentemente nuestras fiestas navideñas se tiñen de esos adornos, de esas luces y de todas esas ofertas de compras y regalos que nos hacemos unos a otros celebrando de esa manera todo el amor que nos tenemos a nosotros mismos (y a nuestros familiares más cercanos). Y nuestra consciencia se embota y es incapaz de descubrir la presencia de nuestra padre-madre Dios en los pequeños de este mundo.

Estad en vela..., porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre».


Texto del evangelio de Mateo 24, 37-44

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuando venga el Hijo del hombre, pasará como en tiempo de Noé.

En los días antes del diluvio, la gente comía y bebía, se casaban los hombres y las mujeres tomaban esposo, hasta el día en que Noé entró en el arca; y cuando menos lo esperaban llegó el diluvio y se los llevó a todos; lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre: dos hombres estarán en el campo, a uno se lo llevarán y a otro lo dejarán; dos mujeres estarán moliendo, a una se la llevarán y a otra la dejarán.

Por tanto, estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor.

Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejaría que abrieran un boquete en su casa.

Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre».

miércoles, 19 de noviembre de 2025

¿No eres tú el Mesías?

«Este es el rey de los judíos»

23 de noviembre 2025

Un año más, siguiendo el ciclo litúrgico, celebramos este domingo la fiesta de Cristo Rey...

Seguramente la fe y devoción de la Iglesia (como depositaria del mensaje de Jesús) quiso expresar los máximos honores al Maestro, a Jesús de Nazaret a quien, en otros tiempos, también lo presentó como el Hijo Unigénito del Padre, segunda Persona de la Santísima Trinidad, resucitado y sentado a la derecha del Padre... como Señor del Universo y juez al final de los tiempos...

Todo eso, en otros tiempos podía significar mucho. Significaba un gran honor y lo encumbraba a lo más alto que la humanidad podría llegar. Y el pueblo podía sentirse protegido en medio de tantos males y peligros que aquejaban frecuentemente a la gente sencilla. Colocaba a Jesús por encima de todos los poderes de la tierra e infundía ánimo y esperanza a la espera de ese juicio que daría recompensa a los fieles seguidores.

Hoy en día, al igual que sucede con tantas afirmaciones, enseñanzas y dogmas de la Iglesia, todo eso se nos ha quedado obsoleto. No nos dice nada. Las realezas de este mundo apenas si se sostienen y los valores que ostentan están a nivel del suelo. ¿Para qué dedicarle a Jesús un título parecido?

Jesús de Nazaret, al que proclamaron "rey de los judíos" cuando lo ajusticiaban como malhechor y se reían de él en un momento en el que venía barrido de este mundo como un reo más de muerte..., jamás en su mensaje y en su vida sugirió ni propuso nada que pudiera sugerirnos un título parecido.
Como comenta Fray Marcos: "-Un Jesús que declaró como único pecado el someter a otros o dejarse esclavizar por ellos. Un Jesús que no vino a ser servido sino a servir. Un Jesús que dijo: el que quiera ser grande, sea el último y el servidor de todos... En los evangelios hay muchos más apuntes que van en esta misma dirección, pero creo que son suficientes para dejar claro que ese título es un solemne disparate... (el título de Rey del Universo).
"El Reino que predicó Jesús es un reino donde todos sean reyes y súbditos a la vez, donde todos debíamos servir a los demás sintiéndonos identificados con ellos. La hermandad y el servicio son sus insignias."
"Cuando en ele padrenuestro decimos "venga tu reino", expresamos el deseo de que cada uno de nosotros hagamos presente a Dios como lo hizo Jesús. Jesús quiere seres humanos ungidos y capaces de ser ellos."

Ése es el mensaje en el que tenemos que insistir, reflexionar, meditar y ponerlo como objetivo y valor en nuestra vida.

Texto del evangelio de Lucas 23,35-43

En aquel tiempo, los magistrados hacían muecas a Jesús diciendo:
«A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios, el Elegido».

Se burlaban de él también los soldados, que se acercaban y le ofrecían vinagre, diciendo:
«Si eres tú el rey de los judíos, sálvate a ti mismo».

Había también por encima de él un letrero:
«Este es el rey de los judíos».

Uno de los malhechores crucificados lo insultaba diciendo:
«¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros».

Pero el otro, respondiéndole e increpándolo, le decía:
«¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en la misma condena? Nosotros, en verdad, lo estamos justamente, porque recibimos el justo pago de lo que hicimos; en cambio, este no ha hecho nada malo».

Y decía:
«Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino».

Jesús le dijo:
«En verdad te digo: hoy estarás conmigo en el paraíso».

viernes, 14 de noviembre de 2025

El Reino de Dios...

...Está en medio de vosotros

16 de noviembre 2025

Nuestra sociedad y nuestro mundo se está acostumbrando a solicitar y obtener cualquier cosa sólo con darle a una tecla. Tiempos de la informática y de la inteligencia artificial... Y cuando reflexionamos sobre lo que nos dice el evangelio tenemos la tentación de caer en el desaliento...

Dice el texto de Lucas que los fariseos (y supongo que también los discípulos tenían esa misma pregunta en la punta la lengua) preguntaron a Jesús: «¿Cuándo va a llegar el reino de Dios?».

Ante la imposibilidad de dar una respuesta concreta, la Iglesia a lo largo de los siglos ha mantenido una predicación y una enseñanza en las que nos remite al más allá, a después de la muerte, al reino de los cielos... Y se nos insistía en la preparación, en la penitencia, en la confesión, en las obras de piedad... como para prepararnos para el juicio final y el premio que recibiríamos.

Como comenta Fray Marcos: "El Reino predicado por Jesús es tan distinto a todo lo esperado que fue imposible de aceptar por los judíos e incluso por los primeros seguidores de Jesús... El cristianismo siguió en la misma tentación y siempre ha predicado un Reino de Dios externo y poderoso que estaría por encima de los poderosos de este mundo..."

La repuesta de Jesús fue sencilla y profunda: "El reino de Dios está en medio de vosotros».
Sigue comentando Fray Marcos: "El Reino tiene que hacerlo presente el  ser humano con su actitud interna, creando un ámbito en el que reine el amor y la preocupación por los demás y haga posible una humanidad cada día más humana."

Ésa es la invitación que tenemos cada uno de nosotros. A eso estamos llamado. Sí, ésa es la vocación de todo seguidor-seguidora de Jesús. 
Con nuestras prisas y la aceleración que nos impone la sociedad andamos inquietos y preocupados... o bien por el pasado o bien por el futuro. Y no tenemos ninguno de los dos. Como dice Jesús: «El reino de Dios no viene aparatosamente, ni dirán: “Está aquí” o “Está allí”, porque, mirad, el reino de Dios está en medio de vosotros».

Dispongo de este momento, de este preciso instante... para vivir y hacer que el reino de Dios se vaya haciendo presente en mí y a mi alrededor. Para todo lo demás pongo mi confianza en Dios nuestro padre-madre.


Texto del evangelio de Lucas 17, 20-25

En aquel tiempo, los fariseos preguntaron a Jesús:
«¿Cuándo va a llegar el reino de Dios?».

Él les contestó:
«El reino de Dios no viene aparatosamente, ni dirán: “Está aquí” o “Está allí”, porque, mirad, el reino de Dios está en medio de vosotros».

Dijo a sus discípulos:
«Vendrán días en que desearéis ver un solo día del Hijo del hombre, y no lo veréis.

Entonces se os dirá: “Está aquí” o “Está allí”; no vayáis ni corráis detrás, pues como el fulgor del relámpago brilla de un extremo al otro del cielo, así será el Hijo del hombre en su día.

Pero primero es necesario que padezca mucho y sea reprobado por esta generación».

miércoles, 5 de noviembre de 2025

"Quitad esto de aquí...

...No convirtáis en un mercado la casa de mi Padre.»

9 de noviembre 2025

El texto del evangelio de Juan nos presenta una escena que siempre ha dado mucho que hablar y comentar: "La expulsión de los mercaderes del templo...". Ovejas, bueyes, cambistas, vendedores de palomas...

Una escena que nos es totalmente ajena y que no tiene fácil comprensión. El culto del templo de Jerusalén se basaba en la ofrenda de animales (que luego se sacrificaban); también era necesario el cambio de moneda (ya que en el templo las ofrendas se debían hacer en la moneda judía)... Todo ello suponía un negocio increíble para los que gestionaban la administración del Templo.
Posiblemente en el fondo de la cuestión estaba en que el culto a Dios (el Dios de nuestros padres Abraham, Isaac y Jacob) terminaba centrándose en dichas ofrendas y quedaba muy lejos de lo que Jesús sentía y creía que debía ser el verdadero culto a Dios...

Basta recordar el diálogo con la samaritana: "J
esús le dice que se acerca un tiempo en que la adoración no dependerá del lugar, sino de la actitud del corazón. Adoración en espíritu y verdad: El mensaje central es que los verdaderos adoradores se conectarán con Dios a través del espíritu  y serán sinceros en su fe, independientemente de su ubicación física..."
También en su encuentro con Nicodemo. Jesús le habla de "nacer de nuevo"...
Son detalles que nos hablan de la manera de entender Jesús la relación que se debía tener con Dios.
Finalmente se llegaba a la conclusión de que, para Jesús, tanto el Templo como la Ley, eran muy relativos y no eran lo más importante a la hora de encontrar a Dios y vivir la vida de hijos-hijas de Dios.

Y es que escuchar ese texto del evangelio de Juan y aplicarlo a nuestra vida viene a ser y tener el mismo mensaje que tanto molestó a los Sacerdotes, Letrados y Fariseos de su tiempo. De nuevo nos plantea nuestra relación con Dios, nuestro padre. ¿En qué la hemos convertido? ¿Qué significa para mí? ¿Es el cumplimiento de la Ley? ¿Asistir a la iglesia los domingos y días de fiesta?
En otras palabras, mi vida, mis actividades, mis actitudes, mi lenguaje y mis opiniones ¿son las de un hijo de Dios? 
Mi oración (mi encuentro con el Señor) ¿se reduce a las que rezo en la iglesia? ¿Se reduce a oraciones hechas, a repetir algo aprendido en la catequesis? ¿Intento, a lo largo del día, tener momentos de conectar con la vida de Dios?

"-No convirtáis en un mercado la casa de mi Padre."

Mi relación con Dios no debe ser para conseguir algo, para ganar nada, para congraciarme con Él, ni siquiera para pedirle perdón... No, mi relación con él me hace ver y entender que sólo soy humano; que me equivoco a menudo y cometo errores, que soy débil...; que estoy lejos de alcanzar esa humanidad que Él espera de mí. Eso está clarísimo.  Y sé que Él me conoce mejor que yo mismo, me comprende y me perdona... Y, en mi encuentro con Él, me pongo en sus manos, me fío de Él y sé que en medio de mi actividad diaria voy de camino hacia Él que es el origen, raíz y fuente de toda vida. Y mi deseo es que su vida se haga cada día más evidente en mí.


Texto del evangelio de Juan 2,13-22

Se acercaba la Pascua de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén.

Y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y, haciendo un azote de cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas; y a los que vendían palomas les dijo:
«Quitad esto de aquí; no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre.»

Sus discípulos se acordaron de lo que está escrito: «El celo de tu casa me devora.»

Entonces intervinieron los judíos y le preguntaron:
«¿Qué signos nos muestras para obrar así?»

Jesús contestó:
«Destruid este templo, y en tres días lo levantaré.»

Los judíos replicaron:
«Cuarenta y seis años ha costado construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?»

Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Y, cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos se acordaron de que lo había dicho, y dieron fe a la Escritura y a la palabra que había dicho Jesús.

Le pondrán por nombre Emmanuel

"Dios-con-nosotros" 21 de diciembre 2025 A partir de este domingo todo apunta a la celebración de la Navidad. Quizás, hoy en día, ...