miércoles, 31 de octubre de 2012

La amistad

Hoy me encontré con este dibujo que habla de la amistad, "el lugar de la amistad"... Y me ha parecido bueno.
Precisamente ahora, en estos días, en los que la economía, la política y tantas otras cosas nos auguran malos tiempos y un futuro más negro...

Tener amigos y amigas. Tener tiempo para ellos. Gozar de unos buenos momentos de su presencia... Eso hace fuerte nuestra humanidad.

sábado, 27 de octubre de 2012

Maestro, que pueda ver


28 de octubre 2012 - domingo 30º tiempo ordinario
"-Anda, tu fe te ha curado.
Y al momento recobró la vista y lo seguía por el camino..."

La narración que presenta Marcos nos hace sonreír. Qué suerte la de Bartimeo, verdad? 
Está junto al camino y escucha a la gente que pasa... Que es Jesús, el de Nazaret... Y comienza a gritar: "Jesús, hijo de David, ten compasión de mí".
Grita tanto que molesta y le regañan; pero aún grita más fuerte...
Hasta que Jesús lo oye.
«Ánimo, levántate, que te llama», le dicen. Dio un salto y se acercó a Jesús... -«¿Qué quieres que haga por ti?» -«Maestro, que pueda ver.» -«Anda, tu fe te ha curado»...
Y revivimos la escena y se nos llena la boca de risas... Qué suerte, Bartimeo!

José Antonio Pagola nos brinda un comentario muy interesante:
Entre nosotros es de noche. Desconocemos a Jesús. Nos falta luz para seguir su camino. Ignoramos hacia dónde se encamina la Iglesia. No sabemos siquiera qué futuro queremos para ella. Instalados en una religión que no logra convertirnos en seguidores de Jesús, vivimos junto al Evangelio, pero fuera. ¿Qué podemos hacer?
A pesar de su ceguera, Bartimeo capta que Jesús está pasando cerca de él. No duda un instante. Algo le dice que en Jesús está su salvación: "Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí". Este grito repetido con fe va a desencadenar su curación.

Vuelvo a leer el texto de Marcos y entiendo que, en más de una ocasión, nos parecemos al ciego Bartimeo. Estamos junto al camino. Escuchamos muchas voces, mucha gente que pasa...; pero no entendemos que pasa Jesús de Nazaret. Tal vez nos quedamos con nuestros pensamientos, con nuestras penas y desgracias. Incluso prestamos atención a todos los males que ocurren alrededor nuestro...
En nuestro mundo casi no tenemos luz para distinguir el camino. ¿Hacia dónde vamos? O simplemente nos quedamos sentados junto al camino... Como dice Pagola, nos hemos instalado en nuestra religión y no nos hemos convertido en "seguidores" del Maestro. Nuestra fe se ha reducido a nuestras prácticas religiosas, nuestros rezos, la asistencia a la misa...; pero no estamos seguros de él. Por eso no gritamos. Por eso continuamos arropados con nuestro manto y sentados al borde del camino...

Bartimeo confía en Jesús de Nazaret. Le grita su desgracia. Le pide su compasión... "Maestro, que pueda ver..."

Hoy quiero unirme al grito de ese ciego. Voy a repetir hasta cansarme su petición: "...que pueda ver..."
Ver y entender el camino de Jesús. Ver y seguir sus pasos. Deshacerme de los mantos y abrigos y saltar de una vez para encontrarme con Jesús, mi Maestro... "Que pueda ver..." Que sepa distinguir a Dios entre los humildes y desgraciados, entre los más desfavorecidos y olvidados!

Lectura del santo evangelio según san Marcos (10,46-52):
En aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó con sus discípulos y bastante gente, el ciego Bartimeo, el hijo de Timeo, estaba sentado al borde del camino, pidiendo limosna. Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a gritar: «Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí.»
Muchos lo regañaban para que se callara. Pero él gritaba más: «Hijo de David, ten compasión de mí.»
Jesús se detuvo y dijo: «Llamadlo.»
Llamaron al ciego, diciéndole: «Ánimo, levántate, que te llama.» Soltó el manto, dio un salto y se acercó a Jesús.
Jesús le dijo: «¿Qué quieres que haga por ti?»
El ciego le contestó: «Maestro, que pueda ver.»
Jesús le dijo: «Anda, tu fe te ha curado.» Y al momento recobró la vista y lo seguía por el camino.

miércoles, 24 de octubre de 2012

¿Cuánto castigo toleraremos?


´Los españoles son ratas de laboratorio: a ver cuánto castigo toleran sin rebelarse´

 

La filósofa avisa de que "lo importante no es el coche oficial de los políticos, sino que el Estado gobierne para el mercado"

PACO CERDÀ. PALMA Decir de Susan George que es una activista y pensadora es empequeñecer la figura de esta combativa estadounidense de 78 años afincada en Paris. Ejerce como presidenta de honor de ATTAC, la Asociación para la Tasación de las Transacciones Financieras y la Ayuda a la Ciudadanía. Y su ensayo El Informe Lugano, en el que imagina un terrorífico escenario ecológico, económico, laboral y social hacia el que abocaba el capitalismo del siglo XXI constituye una biblia para los movimientos sociales y el anticapitalismo. La pensadora, que acaba de realizar una visita a España, no se anda con rodeos y alerta: "La democracia está en peligro ante el ataque de ´la clase de Davos´: una clase transnacional desvinculada de la suerte del resto de la sociedad y compuesta por las altas finanzas, las empresas transnacionales y algunos gobiernos que consideran que la democracia es demasiado lenta".
Usted denuncia el "austericidio" de Europa.
-Es que la actual política de austeridad, en particular en Grecia y España, es inaceptable. Es inaceptable que la mitad de jóvenes españoles no tenga trabajo. ¿Para quién se gobierna? Porque ésa es la gran cuestión en democracia. Las constituciones de Estados Unidos, Francia „y me imagino que también la de España„ subrayan que el pueblo es soberano. Pero con este principio de austeridad aprobado por Europa, ¿se gobierna para la gente o para los mercados financieros?
-¿Cree entonces que el pueblo ya no es soberano?
-El pueblo está deviniendo cada vez menos soberano. Y con el Tratado de Estabilidad, Coordinación y Gobernanza de la UE se está robando no sólo el poder a los ciudadanos, sino también a los representantes de los ciudadanos. Por tanto, ni tenemos democracia directa, ni democracia representativa.
-Pero apenas reaccionamos
-Está el frente de los indignados y algunos huelguistas. Pero la última huelga en España no ha tenido éxito. Y pienso que es porque la gente tiene miedo de perder su trabajo. Yo comprendo ese miedo, porque el miedo es la disciplina de una sociedad capitalista, que usa el miedo individual para disciplinar y calmar la población con el objetivo de que acepte lo que le digan. De hecho, creo que los griegos y los españoles son como ratas de laboratorio para ver qué nivel de castigo y sufrimiento puede ser aceptado por esta sociedad sin que la gente se rebele. Eso puede alentar al fascismo.
-¿Considera que la extrema derecha saldrá reforzada?
-Es el paradigma clásico que ya vimos en los años 20 y 30: el poder de la extrema derecha. Pienso que es normal. ¿Hacia dónde se volverán las personas sin formación? Mirarán al vecino, al inmigrante que tienen al lado€ Desgraciadamente, es una reacción que ya hemos visto y para la que hemos de estar preparados.
-Con la crisis, la población española ha redoblado sus críticas contra los sueldos y privilegios de los políticos. ¿Eso es desviar la atención de lo importante?
-¡Pero si son los banqueros a los que deberían criticar! La actual crisis es la continuación de lo que ocurrió en 2007 y 2008 por culpa de los banqueros y, en España, de la burbuja inmobiliaria, que al final también era culpa de los bancos por dar préstamos imprudentes y alimentar esta burbuja. Sin embargo, cuando estalló la burbuja, fue el Estado el que asumió la deuda privada. La deuda pública de España era muy moderada cuando estalló la crisis. Sin déficit y con el 50 % de deuda pública, cuando se permitía tener hasta el 60 %. ¡Estabais perfectos, mejor que Alemania! Pero el Estado cargó con la deuda de los bancos. Y ha gastado muchísimo dinero para capitalizar y salvar los mismos bancos que habían causado el problema. Por eso la deuda pública aumentó muy rápidamente. Es una respuesta muy larga a la pregunta, pero no es el coche oficial de los políticos lo importante, sino que el Estado gobierna para los mercados financieros y no para el pueblo. Se ha castigado a los inocentes y los culpables han sido recompensados.
-¿Y, ante ello, qué pueden hacer los ciudadanos españoles?
-Unirse. Unirse los estudiantes, los parados, los jubilados, los trabajadores, los sindicalistas, los agricultores€ Todo el mundo ha de unirse contra esta realidad. Porque la clase de Davos, que es la que gobierna por ellos, está muy unida.
-En Pakistán, una niña que quería estudiar ha sido víctima de un atentado que casi le arranca la vida. ¿El mundo está loco?
-No, el mundo no está loco. El mundo musulmán de los talibanes es sexista, machista y tiene un miedo terrible a la mujer, a la sexualidad de la mujer y al poder de la mujer. Y cuando ellos tienen el poder, lo utilizan para oprimir a las mujeres. Puede llamársele locura, pero responde al interés de los hombres por coartar la sexualidad femenina.
-Si Karl Marx resucitara y viera esta Europa, ¿qué pensaría?
-Él pensaría que la guerra de clases está acabando y que los ricos la están ganando. De eso trata mi próximo libro, que publicará Planeta en España en febrero y que se titulará El Informe Lugano 2. Cómo ganar la guerra de clases. El subtítulo procede de una frase de Warren Buffet, la tercera fortuna del mundo, que escribió: "Hay una guerra de clases, pero es mi clase, la de los ricos, la que está haciendo la guerra, y la estamos ganando".
-Es cierto.
-¡Claro! Y por eso hay que unirse y no dejarse perder. Porque en juego está la democracia y todo lo que hemos hecho desde el siglo XVIII. Todo aquello que los europeos hemos hecho desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. Todo lo que los españoles han hecho desde el final del franquismo.

martes, 23 de octubre de 2012


A LOS CINCUENTA AÑOS DEL CONCILIO
JOSEP GORNELLÀ, cornella@comg.cat
GIRONA.

ECLESALIA, 23/10/12.- Jueves 11 de octubre de 1962. Llovía a cántaros en Girona cuando salíamos de la escuela. Era el presagio de las graves inundaciones de aquella noche del Pilar. Mientras, las campanas de la catedral no paraban de repicar: en Roma empezaba un Concilio. Con doce años, sabíamos poco de aquel acontecimiento. Hoy, cincuenta años después de aquel día, también jueves, quiero evocar algunas pinceladas en forma de pensamientos y sentimientos relativos a un hecho que marcaría profundamente mi vida de creyente. Lejos de una aproximación teológica o de un análisis histórico, quiero aportar más una experiencia personal vivida y revivida lo largo de esta cincuentena.
¿Quien convocaba el concilio? El papa Juan XXIII había cautivado mi atención de preadolescente. Tras la anquilosada figura de Pío XII, llegaba un papa rechoncho, con un lenguaje que se hacía entender. Era un papa diferente. Era el Papa de la sencillez y de los gestos de proximidad. Con los años, he entendido que Roncalli fue un hombre de fidelidad extrema al Evangelio que predicaba. ¡Se lo creía! Y lo vivía con profundidad. Dicen que había hecho suya una frase "Dios lo es todo, yo no soy nada" y que la repetía a menudo. Y esta frase, lejos de anihilar-lo, le espoleaba a hacer aquello que entendía como voluntad de Dios por encima de formalismos y tradiciones. Él se sintió un instrumento en manos de la Providencia para acercar la iglesia, curvada por tantos años de inmovilismo, a sus raíces. No era fácil. Pero tenía el coraje de la fe.
Abrir las ventanas, ventilar el polvo. Fue una de las primeras expresiones de Juan XXIII al convocar el concilio. La comparación era muy casera: durante muchos siglos, decía el Papa, se ha ido depositando mucho polvo sobre el Evangelio, y el polvo dificulta su lectura. Había que abrir bien las ventanas sin miedo, era necesario que entrara el viento de fuera y ventilara todo aquel polvo. Había que encontrar de nuevo la sencillez del Evangelio. Había que prescindir de todo aquello que era superfluo. Los fieles tendrían acceso directo a la biblia. Y, sin miedo, se aplicarían las ciencias de la exégesis histórica sobre los textos sagrados para dar una respuesta a la interpretación. Nada se puede comprender si no se sitúa dentro del contexto en que fue escrito ni se conocen los objetivos que tenía el autor en redactarlo. No había nada que temer si se tenía confianza. No había que tener miedo al iniciar un diálogo entre la iglesia y el mundo si sabíamos de donde partíamos. No se podía tener miedo.
Contra los profetas de calamidades. Juan XXIII advirtió seriamente de los peligros que suponen los profetas de calamidades, aquellos que, desde el más reciente pasado hasta el presente, sólo saben ver inconvenientes y errores; aquellos que no anuncian más que desgracias como si estuviera ya a punto de llegar la destrucción del mundo. Este mensaje gana actualidad hoy, cuando, inmersos en una grave crisis que, más allá de la economía es también crisis de valores, surgen tantos profetas de calamidades que infunden miedos sin fundamentos a la población. No hace demasiados días, la conferencia episcopal española advertía sobre una retahíla de calamidades, muy lejos de aquel espíritu de confianza que tenía el Papa Juan en las palabras de Jesús cuando dijo que no nos abandonaría nunca.
Los signos de los tiempos. Es una de las grana aportaciones de Juan XXIII. Durante muchos años se había creído que, desde la muerte del último de los apóstoles, Dios ya no dirigía la palabra a la humanidad. Pero Juan XXIII apuesta por una revelación que sigue vigente: Dios sigue manifestándose a través de los signos del tiempo. De hecho, no es ningún invento: la advertencia sobre que hay que prestar atención a los signos del tiempo ya se encuentra en el mismo evangelio, cuando Jesús critica a los de su tiempo que, sabiendo como saben predecir si lloverá o si hará calor, no son capaces de entender su mensaje liberador. Sin embargo, seguimos sin entender los signos del tiempo. Y así nos va.
Aggiornamento. Fue un neologismo que adquirió carta de identidad. Había que ponerse al día. Había que dejar las viejas estructuras y actualizar el mensaje. Había que tener en cuenta que el mundo va a una velocidad y que la iglesia debe estar a la altura de las circunstancias para poder dar testimonio de su mensaje valioso. Si no, todo queda devaluado.
Y después... Juan XXIII murió al cabo de ocho meses de inaugurar el concilio. Su espíritu juvenil se ha ido diluyendo y perdiendo. El Concilio queda como un recuerdo histórico, pero no como un estilo de vida. La tradición vuelve tener primacía sobre el frescor del Evangelio, se han vuelto a cerrar ventanas, y vuelven los miedos. Proliferan los profetas de calamidades que, dentro de la iglesia, velan para no perder poder, y hay miopía para ver los signos de los tiempos de un mundo que pide una palabra de paz y de amor, de justicia y de esperanza, y de compromiso firme. Lejos del aggiornamento, siguen las ceremonias anacrónicas, y vuelven los ornamentos y el latín.... Como decía el malogrado cardenal Martini, doscientos años separan la realidad de la iglesia de la realidad del mundo. Pero agradezco, desde el fondo del corazón, haber vivido aquellos años de esperanzas y de utopías. Agradezco que, pese a la actual involución, el espíritu de aquel 11 de octubre, todavía me da fuerza para intentar seguir la utopía del Evangelio. ¡Gracias, querido Papa Juan XXIII por haber sido un profeta de buena voluntad! (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

 
 
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domingo, 21 de octubre de 2012

No sabéis lo que pedís

21 de octubre 2012 - domingo 29º tiempo ordinario
"Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. Vosotros, nada de eso: el que quiera ser grande, sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos"
Hoy, como se celebra el DOMUND (día de las Misiones), el comentario que hemos escuchado en la eucaristía ha derivado hacia la misión, la proclamación del evangelio, los misioneros, nuestra colaboración...
Incluso me ha parecido entender y recordar palabras escuchadas muchísimas veces... El servicio del evangelio, arriesgar la vida, la predicación lejos de su tierra, de su familia...
Estaba reflexionando sobre todo ello y me han surgido varias preguntas:
-¿Qué significa "servir el evangelio"?
-¿Cómo es la iglesia que anuncia el evangelio?
-¿Qué es lo que anuncia realmente?

Y con todas esas preguntas e interrogantes he vuelto a leer el texto del evangelio de hoy.
Me duele admitir que nuestra iglesia (incluso algo más cercano: nuestras comunidades cristianas) parece repetir la escena del evangelio en la que Santiago y Juan le piden a Jesús que los nombre como "ministros" suyos (uno a la derecha y el otro a la izquierda). Repetimos el modelo que vemos en nuestra sociedad: títulos, honores, ser reconocidos, tener autoridad, estar por encima de los demás...

Antiguamente había un dicho para la gente sencilla que hacía preguntas sobre la fe, sobre la iglesia, sobre las normas y mandamientos... Decía así: "Doctores tiene la santa madre Iglesia que le sabrán responder"... Y es que, a mi entender, siempre ha habido demasiados doctores y sabios en la iglesia-institución. Se planteaba como la gran aspiración: estudiar, tener títulos, convertirse en doctor... y así subir en el escalafón. Ahí venía el reconocimiento, el honor, la superioridad, convertirse en maestro de los demás.
Desgraciadamente de esa superioridad se pasaba al poder y dominio. Del poder y dominio... llegaban los abusos, la prepotencia, el ponerse incluso en el lugar de Dios mismo...
Resuena el eco de las palabras de Jesús de Nazaret: "Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. Vosotros, nada de eso: el que quiera ser grande, sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos".

Viendo la actitud y comportamiento que tenemos como comunidad de seguidores de Jesús parece hasta escandaloso. Y, quizás, ni nos damos cuenta. Vemos como normal el espectáculo que estamos dando. Es como si toda nuestra aspiración fuera la "sentarnos a su derecha o a su izquierda"... Tal vez presentando todos los razonamientos y buenos sentimientos que nos empujan. Pero qué lejos estamos de las indicaciones de nuestro Maestro.

Y me incluyo yo también porque, también hoy en día en nuestros grupos de Cáritas, ONG's, fundaciones..., aparecen actitudes en las que resulta más importante el reconocimiento, el saber, el dirigir, estar por encima de... 
El texto del evangelio es así de claro: "Entre vosotros, nada de eso".
Necesitamos centrarnos en el mensaje de Jesús, en su buena noticia (buena noticia para los pobres), en proclamar y vivir el nuevo estilo de Jesús, a la manera de Dios. Porque el centro de su evangelio, de su proclamación y de nuestra vida... no son las palabras, ni el saber, ni el dirigir, ni los honores, ni estar por encima de nadie. El centro es la nueva humanidad, el nuevo modo de ser hombre y mujer. Si no somos capaces de comprender que tenemos que convertirnos, darnos la vuelta, y actuar como verdaderos siervos... nuestra proclamación será sólo un recital de palabras.
"El que quiera ser grande, sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos"
A nosotros eso de "ser esclavo" nos suena tan lejano que ya no sabemos qué puede significar. Pero podríamos intentar acercarnos a tanta gente humilde (que no tiene dinero, ni poder, ni es reconocida, ni tiene influencias, ni tiene títulos...), personas que ni siquiera se atreven a acercarse a los que tienen algún título o poder... "Ser esclavo de todos"...
Entiendo que ése es el estilo y manera de anunciar la buena noticia. Si vivo intentando seguir las indicaciones de Jesús de Nazaret, mi vida será buena noticia, será como la pequeña semilla o la pequeña luz que alumbra a los demás.
José A. Pagola en el comentario que hace al texto de hoy subraya lo siguiente:
"No quiere ver entre los suyos nada parecido: "El que quiera ser grande, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero, que sea esclavo de todos". En su comunidad no habrá lugar para el poder que oprime, solo para el servicio que ayuda. Jesús no quiere jefes sentados a su derecha e izquierda, sino servidores como él, que dan su vida por los demás."


Evangelio: Marcos 10, 35-45
"El hijo del hombre ha venido para dar su vida en rescate por todos."
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús los hijos del Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron: "Maestro, queremos que hagas lo que te vamos a pedir." Les preguntó:- "¿Qué queréis que haga por vosotros?" Contestaron: "Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda." Jesús replico: "No sabéis lo que pedís, ¿sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber, o de bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?" Contestaron /: "Lo somos" "Jesús les dijo: "El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y os bautizaréis con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; está ya reservado." Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan. Jesús, reuniéndolos, les dijo: "Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. Vosotros, nada de eso: el que quiera ser grande, sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por todos".

domingo, 14 de octubre de 2012

Vende lo que tienes...

14 de octubre 2012 - domingo 28º tiempo ordinario
"-Qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?"
A veces pienso que nuestra vida como cristianos, seguidores de Jesús, ha estado marcada por la idea de "heredar la vida eterna", la idea de "salvarnos", de "ir al cielo"...
Es como querer conseguir un premio, que nos toque la lotería, que podamos alcanzar la gloria...
Lo del "reino de Dios", lo de hacer la voluntad de Dios (un mundo más justo y solidario, una vida en la que la persona sea lo más importante y lo más sagrado), lo de vivir al estilo de Jesús de Nazaret... Todo eso se quedaba como al margen, perdía importancia.
Y, seguramente, mucha gente respondería como el joven que se presenta ante Jesús:«Maestro, todo eso lo he cumplido desde pequeño.»
Muchas personas mayores, como las que me encuentro en la eucaristía, creo que dirían eso mismo. Desde pequeños aprendieron los mandamientos y se han esforzado toda su vida en cumplirlos...
Y es seguro, también, que el Maestro se les queda mirando con cariño... Son buena gente.

Sin embargo... Ahí está esa palabrita de Jesús de Nazaret: «Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dale el dinero a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego sígueme.»
Curiosamente en la iglesia, como institución, esta palabra de Jesús se ha apartado de la predicación y enseñanza a la comunidad cristiana. Se reserva a los "escogidos". Se ha venido predicando y exigiendo a los religiosos y religiosas, a los monjes y monjas, digamos que a "los consagrados a Dios".
Lo que, al final, resulta una paradoja porque las instituciones religiosas (monasterios, conventos, colegios, residencias) se han convertido en algo bien distinto y la imagen que proyectan no tiene nada que ver con "vender todo lo que tienes y darlo a los pobres"...
¿Por qué se ha dejado de lado esa palabra de Jesús?
Ese mensaje es una constante en la manera de ser y de hacer del Maestro:
-De qué le sirve al hombre ganar todo el mundo si pierde su alma
-No podéis servir a dos señores... a Dios y al dinero
-No os preocupéis tanto por el comer y el vestir... Mirad los pájaros del cielo... las flores del campo...
-Buscad, ante todo, el reino de Dios
-El que pierda su vida, la ganará...
Y así en tantos otros momentos... La compasión, la solidaridad, la atención a los más débiles y necesitados, ver a Dios mismo en los marginados, en los pobres, en los que sufren violencia...
En cuántas parábolas y comparaciones nos muestra dónde tenemos que poner nuestra mirada y nuestro corazón!

Entonces pienso que a nuestro seguimiento de Jesús, como nuestro Maestro, le falta ese punto final: "Vende todo lo que tienes..., dale el dinero a los pobres... y luego sígueme".
Entiendo que es algo así como "Centra tu vida y todo tu interés" en seguir el estilo de Jesús de Nazaret. Que mi manera de vivir la vida esté marcada por los valores que él me muestra. Que mi dios no sea el dinero, ni las cosas, ni la importancia, ni ser alguien, ni saber más... Que mi vida se vaya llenando de humanidad, de ternura y compasión... que voy repartiendo a los más débiles y necesitados. Eso será cuando mis cosas, mi vida misma empiecen a estar al servicio de esos hermanos más pobres, de los olvidados y menos deseados... Creo que en ese momento comenzaré a ver las cosas a su manera ("vende todo lo que tienes", "el que pierda su alma, la ganará...", "Tendrás un tesoro en el cielo...").

La realidad que nos rodea nos confirma las que palabras que dirá Jesús después... «¡Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el reino de Dios!»
Lo vemos actualmente. Basta con que nos fijemos y escuchemos lo que dicen y proclaman los poderosos, los ricos, los grandes de este mundo... Su dios es el dinero, el poder, la riqueza, el poseer y dominar. Los problemas de la gente humilde, las dificultades de los más débiles, el hambre y necesidad de los que menos pueden... no les conmociona, no llega a sus oídos ni a su corazón. Hablan de "crisis", pero no mueven un dedo para aliviarla. Cuando lo hacen se refieren no al "pan que necesita esa familia que no tiene trabajo, ni casa, ni lo más vital". No, se refieren a sus bancos, a sus empresas, a sus negocios... Y cuando quieren salvarse de la crisis... recortan, todavía más, la vida de los más pobres... Qué difícil va a ser para los ricos entrar en el reino de Dios...!!!
Y a todos nosotros nos pasa lo mismo si no cambiamos, si no nos damos la vuelta... Porque sólo en la perspectiva de Jesús de Nazaret tenemos el camino hacia una humanidad al estilo y manera de Dios.

Lectura del santo evangelio según san Marcos (10,17-30)
En aquel tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó uno corriendo, se arrodilló y le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?»
Jesús le contestó: «¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios. Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre.»
Él replicó: «Maestro, todo eso lo he cumplido desde pequeño.»
Jesús se le quedó mirando con cariño y le dijo: «Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dale el dinero a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego sígueme.»
A estas palabras, él frunció el ceño y se marchó pesaroso, porque era muy rico. Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: «¡Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el reino de Dios!»
Los discípulos se extrañaron de estas palabras. Jesús añadió: «Hijos, ¡qué difícil les es entrar en el reino de Dios a los que ponen su confianza en el dinero! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios.»
Ellos se espantaron y comentaban: «Entonces, ¿quién puede salvarse?»
Jesús se les quedó mirando. y les dijo: «Es imposible para los hombres, no para Dios. Dios lo puede todo.»
Pedro se puso a decirle: «Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido.»
Jesús dijo: «Os aseguro que quien deje casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, recibirá ahora, en este tiempo, cien veces más casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones, y en la edad futura, vida eterna.»

sábado, 6 de octubre de 2012

Una sola carne

7 de octubre 2012, domingo 27º tiempo ordinario


"Al principio de la creación Dios "los creó hombre y mujer. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne." De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.»

Leyendo el texto del evangelio de este domingo hay dos cosas que me llaman la atención.
Ante todo, la valoración que hace Jesús de Nazaret del amor humano, de la realidad de nuestra humanidad (hombres y mujeres). Entiendo que es como indicarnos que lo que es santo, lo que es válido, lo que es precioso a los ojos de Dios es el amor humano, el que surge y se vive entre un hombre y una mujer.
Y digo esto porque, a menudo, me ha parecido entender que todo lo humano se santifica únicamente cuando "se hace cristiano", cuando pasa por la iglesia... De manera que si no lo bendecía el sacerdote no acababa de ser bueno y santo...
Jesús dice lo que ya aparece en el primer libro de la biblia: "Dios los creó hombre y mujer..." Cuando la narración bíblica de la creación habla de las criaturas creadas, cuando habla del hombre y mujer... señala: "... y vio que todo era muy bueno".
La humanidad, las personas, los hombres y mujeres... son criaturas de Dios, son santas. Decimos que toda la creación lo es. Y la relación que se establece entre ellos, es buena, es muy buena. Entiendo, pues, que lo que la hace santa es su misma humanidad. La creación así "diseñada" es santa. Y esa creación abarca, por supuesto, la relación de amor hombre-mujer, la entrega que se hacen mutuamente, el "hacerse una sola carne".

La otra cosa que me llama la atención es la postura que toma Jesús ante la actitud que tenían los hombres con respecto a sus mujeres... Poder divorciarse, mejor dicho, poder despedir a su mujer, abandonarla. Así estaba en las normas y mandamientos que regían la vida social y religiosa de su tiempo.
No está de acuerdo. Que el hombre pueda dominar a la mujer, disponer como quiera, tomar y dejar, actuar como dueño y señor... No era ése el plan y diseño de la creación.
"Al principio de la creación Dios los creó hombre y mujer..."  Subraya que, una vez que surge la relación de amor entre un hombre y una mujer, "el hombre abandonará a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne"...
Termina diciendo: "lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre"...
Si Dios hace surgir el amor entre un hombre y una mujer, lo que importa es valorarlo en todo lo que ello significa. Tomar conciencia de que es tan precioso y tan valioso que todo nuestro esfuerzo tiene que ir dirigido a hacerlo más profundo, más íntimo, más entregado... hasta vivirlo como "una sola carne". No sólo en la relación sexual, sino en toda su realidad que abarca todo lo que cada persona es, siente, vive, desea, experimenta.
Y cuando esa pareja se esfuerza por vivir de esa manera... que nada ni nadie lo rompa.

Me gusta el comentario que hace esta vez José Antonio Pagola: 
"Este proyecto matrimonial es para Jesús la suprema expresión del amor humano. El varón no tiene derecho alguno a controlar a la mujer como si fuera su dueño. La mujer no ha de aceptar vivir sometida al varón. Es Dios mismo quien los atrae a vivir unidos por un amor libre y gratuito. Jesús concluye de manera rotunda: "Lo que Dios ha unido, que no lo separe el varón".

Ojalá vayamos aprendiendo a ver con los ojos de Jesús, a respetar la humanidad de los que nos rodean, a valorar la relación hombre-mujer como algo maravilloso que Dios ha puesto en el corazón mismo de las personas.
"Que venga a nosotros tu reino". Que todos mis esfuerzos se encaminen a permitir que tu reino vaya apareciendo en mi vida y en mi entorno... Amén

Lectura del santo evangelio según san Marcos (10,2-16):

En aquel tiempo, se acercaron unos fariseos y le preguntaron a Jesús, para ponerlo a prueba: «¿Le es lícito a un hombre divorciarse de su mujer?»
Él les replicó: «¿Qué os ha mandado Moisés?»
Contestaron: «Moisés Permitió divorciarse, dándole a la mujer un acta de repudio.»
Jesús les dijo: «Por vuestra terquedad dejó escrito Moisés este precepto. Al principio de la creación Dios "los creó hombre y mujer. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne." De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.»
En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo. Él les dijo: «Si uno se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella se divorcia de su marido y se casa con otro, comete adulterio.»
Le acercaban niños para que los tocara, pero los discípulos les regañaban. Al verlo, Jesús se enfadó y les dijo: «Dejad que los niños se acerquen a mí: no se lo impidáis; de los que son como ellos es el reino de Dios. Os aseguro que el que no acepte el reino de Dios como un niño, no entrará en él.»
Y los abrazaba y los bendecía imponiéndoles las manos.

Yo soy el buen pastor

...que se entrega por sus ovejas 21 de abril 2024 El texto del evangelio de Juan que escuchamos este domingo 4º de Pascua nos habla del &quo...