domingo, 27 de septiembre de 2009

Todo un espectáculo


Como comentaba mi amigo Manel, ya terminó el verano. Ya se fue el calor y parece que, poco a poco, todo el mundo vuelve a su ritmo normal, a su rutina, a los caminos trillados de cada día...
Bueno, los hay que seguimos con el ritmo que la edad y el status de "jubilado" nos concede.
Yo sigo "contemplando" desde mi ventana.
Y todo este tiempo del verano ha sido excepcional. Gentes que van y vienen. Personas que desearían atrapar el tiempo y detenerlo para saborearlo más lentamente. Gentes que se sienten insatisfechas incluso en vacaciones. Personas que necesitan mantener la velocidad para que parezca que así tienen más, disfrutan más, le ganan al tiempo incluso.
Para mí, desde mi ventana (esté donde esté), me encanta contemplar la vida.
Una vida con tantísimos detalles.
En grandes y pequeños.
En gente jóven y en gente mayor.
En los niños y en los ancianos.
En la naturaleza: en el mar o en la montaña, en el cielo, en las nubes, en la lluvia o en el día soleado.
Qué regalo más grande!
Sí, es cierto, pasa como un soplo; pero qué regalo!
Por eso, siempre que puedo me paro a "contemplar" y mirar desde mi ventana. Ante todo, mi propia vida. Sin prisas. Sin querer precipitarla. Cada momento es especial y único.
Y doy gracias. A Dios, a la naturaleza, a la vida misma...
Y a los que me rodean.

Yo soy el buen pastor

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