domingo, 29 de enero de 2012

Enseñaba con autoridad


29 de enero 2012 - 4º domingo tiempo ordinario
"Se quedaron asombrados de su doctrina..."
En la eucaristía de este domingo escuchaba la lectura de este texto y los comentarios que nos ofreció el sacerdote y me pareció entender que lo que llamó la atención y llenó de asombro no fue exactamente eso que entendemos como "autoridad".
Nosotros, al reflexionar, nos viene a la mente (lo que siempre hemos escuchado): que Jesús tenía la "autoridad de Dios", que nos habla con poder porque "es Dios", que nos demuestra todo eso porque hace callar a los espíritus inmundos, que esos espíritus los reconocen como el "santo de Dios"...
Son reflexiones que hemos escuchado muchas veces... Y parece ser que esa "autoridad" se ha traspasado a los dirigentes de la institución iglesia. Y viéndolo así, me hace dudar de que fuera precisamente eso lo que llenó de asombro a aquellos hombres y mujeres que le seguían.
Jesús de Nazaret anuncia la buena noticia del reino de Dios; habla del nuevo estilo de vida; de Dios que se acerca a nosotros, que se preocupa por los más pequeños, por los desvalidos (niños, mujeres, enfermos, marginados, leprosos, "poseídos" de espíritus inmundos...). Que tenemos que cambiar para entrar en ese reino de Dios. Y todo eso lo decía de una manera diferente "porque no enseñaba como los escribas..."
Esa diferencia es lo que llenó de admiración y asombro: Jesús no dictaba una lección, no hablaba de "verdades" que hay que conocer, aprender de memoria, repetir y recitar.
Lejos de la cátedra, de la escuela, de los doctorados y tesis, de los grandes escritos y demostraciones... Jesús de Nazaret nos habla con una seguridad y una entrega que rara vez encontramos. Él hace camino, vive lo que está diciendo, lo hace. Y en el estilo más llano y sencillo se acerca a esas gentes que parecen ser los últimos y menos importantes para hacerles ver que es un error pensar que ellos "son los últimos para siempre", que Dios los ha hecho así, que ya sus padres estaban entre los marginados de este mundo... Eso estaba cambiando, que "los últimos serán los primeros", que si no sabemos "acoger" a uno de estos últimos desgraciados no entraremos en el reino de Dios, porque Dios se encarna en cada uno de ellos...
Y todo eso era inaudito. Era demasiado fantástico.
Ciertamente era la "buena noticia" para los pobres.
Y por eso las autoridades no lo permitieron. Poco tiempo duró su paso por los pueblos y aldeas de aquella tierra. "Es mejor que muera...", se dijeron.
Hoy me pregunto si a mí, a nosotros, nos maravilla lo que Jesús de Nazaret dice. Nos llama la atención su manera de vivir? ¿Nos creemos lo que nos plantea?
Nuestros tiempos no son fáciles. Tampoco lo eran en tiempo de Jesús. Los países ricos hablan y predican mucho su "crisis" mientras millones de personas nacen, viven y mueren en "crisis", en una desnutrición y carencia de lo más elemental. Los países ricos intentan mantener su "bienestar" que se consigue a base de explotar de mala manera a los países más pobres. Grandes empresas multinacionales (ubicadas en los países ricos) estrujan y agotan las reservas y riquezas de todos esos países que llamamos subdesarrollados para hacerse con más y más dinero, comodidades y nuevos medios...
¿Me creo, de verdad, la buena noticia de Jesús de Nazaret? ¿Acepto, en serio, ese estilo de vida?
Voy a pensar que hay mucho espíritu inmundo en nuestras vidas, espíritus que llegan a reconocer que lo que dice Jesús es bueno, es cosa de Dios; pero estamos demasiado dominados por los espíritus que nos venden los dominadores, los que dirigen y explotan nuestro mundo (a veces sin enterarnos nosotros mismos) y nos proponen como "buena noticia" aquello que les permite vender más, ganar más, tener más cosas, divertirnos más...
Lo asombroso es volver a escuchar a Jesús y su buena noticia... Y ésa sí es autoridad, porque no enseña como los escribas. Si nos fijamos bien, encontraremos personas que siguen y viven el estilo de Jesús. Y eso sí me llena el corazón de alegría y paz.
Lectura del santo evangelio según san Marcos (1,21-28):
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos entraron en Cafarnaún, y cuando el sábado siguiente fue a la sinagoga a enseñar, se quedaron asombrados de su doctrina, porque no enseñaba como los escribas, sino con autoridad.
Estaba precisamente en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo, y se puso a gritar: «¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios.»
Jesús lo increpó: «Cállate y sal de él.»
El espíritu inmundo lo retorció y, dando un grito muy fuerte, salió. Todos se preguntaron estupefactos: «¿Qué es esto? Este enseñar con autoridad es nuevo. Hasta a los espíritus inmundos les manda y le obedecen.»
Su fama se extendió en seguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea.

domingo, 22 de enero de 2012

Os haré pescadores de hombres


22 de enero 2012 - 3º domingo tiempo ordinario
«Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio.»
Con cierta frecuencia me sucede que textos como el de hoy, tan conocidos y escuchados, los siento como en otra dimensión, con otra luz.
Los encuentros con Jesús de Nazaret eran momentos de gran intensidad y el impacto recibido permaneció grabado en la mente y en el corazón de aquellos hombres y mujeres.
En el evangelio de Juan se recordaba aquella primera vez... "Dónde vives?" -"Venid y lo veréis..." Y se quedaron con él.
Hoy, es la palabra dirigida a los hermanos Simón y Andrés, Santiago y Juan: "Venid conmigo y os haré pescadores de hombres..."
En nuestras comunidades cristianas de hoy se comenta todo esto como la "vocación" de los apóstoles o de los sacerdotes y religiosos... Y se reza por que haya más vocaciones al sacerdocio, a la vida religiosa. También se nos habla de la "conversión", que es algo que tenemos que ir haciendo cada día si queremos entrar en el reino de Dios, si queremos salvarnos.
Supongo que todo eso es correcto, que con Jesús se nos anuncia la Buena Noticia y que si queremos participar de ella tenemos que convertirnos.
Sin embargo ésta es mi lectura y lo que siento al escucharla.
"Se ha cumplido el plazo". Es como decir: No esperéis más. No miréis a otro lado. Porque el reino de Dios no va a llegar como un gran acontecimiento, una gran fiesta o una gran batalla... No! "El reino de Dios está cerca" y como dirá Jesús en otra ocasión: "el reino de Dios está en medio de vosotros"...
Me atrevería a decir que ni siquiera tengo que mirar a la iglesia como institución, a los grandes doctores y predicadores, a las manifestaciones y organizaciones espectaculares. No! El reino de Dios está cerca de nosotros.
"Convertíos y creed en el evangelio". Cambia y cree la buena noticia: que Dios se hace carne entre nosotros, que se identifica con los hombres y mujeres que nos rodean, sobre todo, con los más humildes y desvalidos, con los empobrecidos y desamparados, con los indigentes e ilegales... Que Dios nos quiere por encima de todo y que su gran ilusión, su plan y proyecto, es una humanidad justa, solidaria, de hermanos...
Y a eso tenemos que convertirnos, cambiar nuestra mente y nuestro corazón para ser capaces de ver a Dios hecho carne entre nosotros.
Nuestra "conversión", con perdón de los doctores y sabios, no es una conversión a Dios, como tampoco nuestro amor es amor a Dios (a quien no vemos)... Es una conversión a los hermanos.
Y ahí viene el llamado que hace Jesús de Nazaret: "Venid y os haré pescadores de hombres".
¿Cómo decirlo? Entiendo que esa llamada o vocación es, ante todo, hacia los hombres y mujeres para que entendamos que lo que importa no es "pescar peces"... sino ser solidarios con los otros, "pescar hombres", convertirme en hermano, en alguien que mira con la ternura de Dios y que siente en su propio corazón lo que viven, aguantan y sufren, los otros.
Entonces ese llamado o vocación no es algo que sea específico de tales hombres o mujeres (sacerdotes, religiosos o religiosas). No, creo que es una vocación de todos los que queremos seguir a Jesús de Nazaret. Y así nos convertimos en "pescadores" o en la "sal" o en la "levadura" que consigue cambiar este mundo que nos ha tocado, "pescar a hombres y mujeres" de su propia desesperanza o desesperación, de su dolor o de la violencia que sufren, de su desánimo y falta de salidas...
Porque seguir a Jesús de Nazaret es "creer en el evangelio", en la buena noticia... Buena, estupenda, maravillosa... que nos llena de optimismo a pesar de todo lo que nos ocurre.
Lectura del santo evangelio según san Marcos (1,14-20):
Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios.
Decía: «Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio.»
Pasando junto al lago de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés, que eran pescadores y estaban echando el copo en el lago.
Jesús les dijo: «Venid conmigo y os haré pescadores de hombres.»
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Un poco más adelante vio a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. Los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon con él.

viernes, 20 de enero de 2012

“Manifiesto contra un cristianismo espiritualista”



Es un consuelo poder leer un Manifiesto como éste.
J.I. González Faus no es un desconocido, no es alguien que hable por hablar, que diga las cosas sin pensar y sin saber...
Sí, vale la pena leer, reflexionar y comentar este escrito.
Por eso me da muchísimo gusto reproducirlo aquí.

 En diciembre del año 1986 CJ publicaba su cuaderno número 21: “Manifiesto contra un cristianismo espiritualista”. Ponía en alerta de que un cristianismo demasiado preocupado por la relación vertical con Dios y que rehúye la responsabilidad ante el hermano, está negando su esencia. Hoy en día no sólo el cristianismo tiene este peligro sino también muchas otras ofertas que ofrecen espiritualidades de evasión. El próximo miércoles 18 de enero a las 19.30h tendremos la oportunidad de hablar con J.I. González Faus sobre este cuaderno. Os dejamos con las conclusiones del cuaderno que creemos, no han perdido vigencia y que podéis descargar aquí.
«La identidad cristiana se ve seriamente amenazada si, ante el desafío de la secularidad moderna, se reacciona sólo con intentos de «retorno a lo sagrado». Lo primero que deberíamos preguntarnos es qué es lo realmente sagrado en una óptica cristiana. Y la respuesta no ofrece demasiadas dudas: para el Dios que nos ha manifestado Su solidaridad con los hombres -singularmente con los débiles y marginados- hasta dar su Vida por ellos, son más sagrados esos hombres que todos los actos religiosos, y que todos los tiempos de oración o los lugares, ceremonias y utensilios de culto.
No insinuamos con esto que la oración y adoración, el culto y la celebración no hayan de tener su lugar, necesario e imprescindible, en la vida de fe individual y comunitaria: los hombres hemos de vivir nuestra fe con formas exteriores, alimentarla, expresarla, comunicarla y celebrarla con gozo y devoción ante Dios y en comunión con los hermanos. Pero ha de ser una fe en el único Dios auténtico, que le reconozca como lo que es y le honre como El quiere ser honrado: como Señor de todo y Padre de todos, en la vivencia práctica de la filiación en la fraternidad.
Los cristianos, por tanto, sólo creemos efectivamente en el único Dios, Padre de Jesucristo y Padre nuestro, en la medida en que nos comportemos como hermanos. Este es el criterio único para discernir si nuestros actos de adoración y culto nos «religan» realmente al Dios verdadero, o no son más que evasión alienante, opio religioso de dioses ilusorios con el que nos drogamos autosatisfechos.. Creer es asumir la  responsabilidad que Dios nos ha confiado, de hacer de este mundo nuestro concreto un mundo en el que Dios sea efectivamente reconocido como Padre de todos, en nuestro comportamiento de hermanos.
Aquí se puede percibir la parte de verdad que hay en la afirmación de la secularidad, y que es cristianamente irrenunciable: que nuestra relación de hombres libres y responsables para con Dios, se juega en el terreno de este mundo, en la tarea de dar a nuestra existencia mundana el sentido que Dios-Padre quiere que tenga, en el esfuerzo para que venga su Reino y se cumpla Su Voluntad en la tierra como en el cielo. De otra suerte, olvidaríamos la decisiva afirmación paulina de que la fe se hace efectiva en la caridad (15), y podría sucedernos que oyéramos de Dios lo mismo que reprochaba por el profeta: «No sigáis trayéndome oblaciones vanas, que el humo de vuestro incienso me resulta detestable… Aprended a hacer el bien, buscad la justicia, dad sus derechos al oprimido”.
Pero, aunque la autenticidad de nuestra fe se juega en el terreno mundano, temporal y secular de la construcción de una convivencia fraterna, ello tampoco implica la  reducción del Reino de Dios a las meras dimensiones mundanas y sociotemporales. Aquí se puede percibir la parte de verdad que hay en las reacciones contra un secularismo extremo: el cristianismo no es una estrategia sociopolítica. Nos descubre que el hombre -todo hombre, toda vida humana- tiene un valor absoluto porque es objeto de amor incondicional de Dios Padre. Por eso, lo que se obra en la temporalidad y en la humanidad, está «cargado de un peso inmenso de gloria eterna».
Y por eso también dejó escrito S. Agustín: «que nadie venga diciendo que si no ama a su hermano ofende sólo a un hombre… pero que contra Dios no quiere pecar. Pues ¿cómo no vas a pecar contra Dios cuando pecas contra el amor» (lu Jo 7,5). Esa densidad trascendente del amor es el mismo «peso inmenso de gloria eterna» al que aludía S. Pablo.
En conclusión pues debemos afirmar que, si el cristianismo no es compatible con el reduccionismo temporalista de un secularismo a ultranza, tampoco lo es -y menos aún- con la evasión espiritualista que busca refugio en un «”sagrado” trascendente. Menos que nadie puede un cristiano ignorar aquellas palabras de un antiguo profeta de Israel: «”Lo que debes hacer, oh hombre, y lo que el Señor reclama de ti, es tan sólo que practiques la justicia, que ames de verdad y con ternura, y que camines humilde con tu Dios».
No se puede caminar debidamente con Dios si no es practicando la justicia y amando de verdad y con ternura. Mientras que si alguien, por la Gracia de Dios, logra practicar la justicia y amar de verdad, con misericordia, ése tal ya está caminando con Dios, incluso aunque quizás no lo sepa: Porque ««todo el que ama conoce a Dios y es de Dios».

jueves, 19 de enero de 2012

INDECENTE



  (Arturo Pérez Reverte)

Me gustaría transmitirle al Gobierno pasado, al actual, y al que puede venir lo siguiente:

TENGAN LA VERGÜENZA de hacer un plan para que la Banca devuelva al erario público los miles de millones de euros que Vds. les han dado para aumentar los beneficios de sus accionistas y directivos; en vez de facilitar el crédito a las familias y a las empresas, erradicarlas comisiones por los servicios bancarios y que dejen de cobrar a los españoles más humildes €30.01, cada vez que su menguada cuenta se queda sin saldo. Cosa que ocurre cada 1º de mes cuando les cargan las facturas de colegios, comunidades, telefonía, Etc. y aun no les han abonado la nómina.

PONGAN COTO a los desmanes de las empresas de telefonía y de ADSL que ofrecen los servicios más caros de Europa y de peor calidad..

ELIMINEN la duplicidad de muchas Administraciones Públicas, suprimiendo organismos innecesarios, reasignado a los funcionarios de carrera y acabando con los cargos, asesores de confianza y otros puestos nombrados a dedo que, pese a ser innecesarios en su mayor parte, son los que cobran los sueldazos en las Administraciones Públicas y su teórica función puede ser desempeñada de forma más cualificada por muchos funcionarios públicos titulados y que lamentablemente están infrautilizados.

HAGAN que los políticos corruptos de sus partidos devuelvan el dinero equivalente a los perjuicios que han causado al erario público con su mala gestión o/y sus fechorías, y endurezcan el Código Penal con procedimientos judiciales más rápidos y con castigos ejemplares para ellos.

INDECENTE, es que el salario mínimo de un trabajador sea de 624 €/mes y el de un diputado de 3.996, pudiendo llegar, con dietas y otras prebendas, a 6.500 €/mes. Y bastantes más por diferentes motivos que se le pueden agregar.

INDECENTE, es que un profesor, un maestro, un catedrático de universidad o un cirujano de la sanidad pública, ganen menos que el concejal de festejos de un ayuntamiento de tercera.

INDECENTE, es que los políticos se suban sus retribuciones en el porcentaje que les apetezca (siempre por unanimidad, por supuesto, y al inicio de la legislatura).

INDECENTE, es que un ciudadano tenga que cotizar 35/40 años para percibir una jubilación y a los diputados les baste sólo con siete, y que los miembros del gobierno, para cobrar la pensión máxima, sólo necesiten jurar el cargo.

INDECENTE, es que los diputados sean los únicos trabajadores (¿?) de este país que están exentos de tributar un tercio de su sueldo del IRPF.

INDECENTE, es colocar en la administración a miles de asesores = (léase amigotes con sueldos que ya desearían los técnicos más cualificados)

INDECENTE, es el ingente dinero destinado a sostener a los partidos y sindicatos pesebreros, aprobados por los mismos políticos que viven de ellos.

INDECENTE, es que a un político no se le exija superar una mínima prueba de capacidad para ejercer su cargo (ni cultural ni intelectual).

INDECENTE, es el coste que representa para los ciudadanos sus comidas, coches oficiales, chóferes, viajes (siempre en gran clase)y tarjetas de crédito por doquier.

INDECENTE, No es que no se congelen el sueldo sus señorías, sino que NO se lo bajen.

INDECENTE, es que sus señorías tengan seis meses de vacaciones al año.

INDECENTE, es que ministros, secretarios de estado y altos cargos de la política, cuando cesan, son los únicos ciudadanos de este país que pueden legalmente percibir dos salarios del ERARIO PÚBLICO.

Y que sea cuál sea el color del gobierno, toooooooodos los políticos se benefician de este moderno "derecho de pernada" mientras no se cambien las leyes que lo regula.

¿Y quiénes las cambiarán? ¿Ellos mismos? Já.

Juntemos firmas para que haya un proyecto de ley con "cara y ojos" para acabar con estos privilegios, y con otros.

¡¡¡ Haz que esto llegue al Congreso a través de tus amigos !!!

ÉSTA SÍ DEBERÍA SER UNA DE ESAS CADENAS QUE NO SE DEBE ROMPER, PORQUE SÓLO NOSOTROS PODEMOS PONERLE REMEDIO A ESTO, Y ÉSTA, SI QUE TRAERÁ AÑOS DE MALA SUERTE SI NO PONEMOS REMEDIO, está en juego nuestro futuro y el de nuestros hijos.
 
 

miércoles, 18 de enero de 2012

¿Rating... o Raping?


Agencias de rating o de raping?

17.01.12 | 11:15. Archivado en Economía
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Uno debe suponer que los políticos no son tontos si tan alto han llegado. Ello hace más difícil entender por qué les preocupa tanto que las agencias de calificación te den o te quiten un sobresaliente. Cabe suponer que los políticos sabrán más de lo que pueden decir.
Porque en una película reciente y muy vista (Inside Job), cuando cuenta cómo diversos bancos de inversión estaban vendiendo activos tóxicos, se dice literalmente sobre esas agencias que las entidades compradoras “deberían haber dicho: ‘son de hipotecas subprime ¿por qué los estoy comprando?’. Pero estaban los tipos en Mody’s y Standard and Poors diciendo: ‘son triple A’ (calificación de máxima fiabilidad)”.
A continuación (Bill Agman, administrador de fondos de cobertura) explica: “ningún valor se emitió sin el sello de las agencias calificadoras. Las tres agencias (Moody’s, S & P y Fitch) ganaron millones calificando como triple A a valores riesgosos.
Moody’s, la más grande, cuadruplicó sus utilidades entre 2000 y 2007. Moody’s y S & P recibían compensación por informes de calificación; y cuantos más valores estructurados calificaban como AAA más ganaban en el trimestre… Las agencias podían haber parado la fiesta y haber dicho: ‘vamos a ajustar los criterios’, y haber detenido los fondos a prestatarios riesgosos. Pero no lo hicieron: los fondo AAA aumentaron rápidamente: de sólo un manojo a miles y miles. Estaban calificando cientos de miles de millones de dólares al año”.
A continuación Frank Partnoy profesor de Derecho y finanzas en San Diego, explica: “testifiqué ante el Congreso sobre las agencias calificadoras; ambas veces había abogados constitucionales prominentes y dijeron: ‘cuando le damos a algo una calificación AAA sólo es nuestra opinión. Uno no debe confiar en ella. Las calificaciones expresan nuestra opinión. Queremos subrayar el hecho de que las calificaciones son sólo opiniones nuestras’ ”.
Y el director de la película comenta que esos abogados “no compartieron sus opiniones con nosotros: todos se negaron a ser entrevistados para esta película”.
Leído esto sólo cabe concluir que: o las agencias de calificación (¡que dieron triple A a Madoff días antes de su quiebra!) nos rebajan sus calificaciones porque no las “compensamos” (¡precioso eufemismo!), o que simplemente sus notas forman parte de un plan de la derecha más reaccionaria y neoliberal norteamericana para acabar con todo lo positivo que puede significar Europa y que les resulta molesto; un “capitalismo renano” algo más humano que el norteamericano, un estado del bienestar que para ellos es “comunismo puro” y ayuda a la vagancia.
Una moneda que podría llegar a ser un peligro para el dólar y privar a EEUU del injusto privilegio que supone la oficialidad universal de su moneda, y que le permite ser el país más endeudado del mundo sin tener que soportar las dificultades de las deudas de los demás países.
En los partidos de fútbol, los árbitros pueden equivocarse y se equivocan muchas veces. Pero en principio hay que suponer su buena voluntad y deseo de imparcialidad, a menos que se demuestre lo contrario. En el arbitraje de las agencias el procedimiento ha de ser inverso:hay que suponer su parcialidad y su deshonestidad, a menos que se pruebe expresamente lo contrario. Cosa que hasta ahora ninguna agencia ha demostrado.
Piénsese lo que se quiera sobre lo que hay detrás de todo eso. Quizás los políticos saben más y no pueden decirlo. Pero al menos no seamos tan idiotas sobre todo nuestros medios de comunicación (tan dados a confundir lo hortera con la noticia), como para dar beligerancia e importancia a unas descalificaciones a las que (al menos por lo visto hasta el momento) ¡ni siquiera eso que llaman “los mercados” les han hecho caso!.

martes, 17 de enero de 2012

INVISIBLES Y OMNIPRESENTES


Un artículo más que interesante... Una invitación a todos (hombres y mujeres) a leer atentamente esta reflexión de Mari Paz López Santos.

MARI PAZ LÓPEZ SANTOS pazsantos@pazsantos.com
MADRID.

ECLESALIA, 17/01/12.- En principio los dos adjetivos que encabezan este escrito podrían considerarse opuestos, por lo menos para la masa de la que estamos hechos los humanos: si estás, te ven. Y, sin embargo, no se trata tanto de leyes físicas sino, más bien, de cómo percibimos al otro, ya sea persona individual o grupo humano. Se dan casos claros de presencia real e invisibilidad al mismo tiempo.
He empezado de forma misteriosa pero aclaro enseguida la cuestión a la que quiero referirme: es el caso de la invisibilidad de las mujeres en la Iglesia y la omnipresencia de esas mismas mujeres en la iglesia. No hay que pasar por alto el discreto matiz de la misma letra en mayúscula y en minúscula. Tiene su importancia.
Me doy cuenta de que la mujer siempre se ha acercado al misterio de Dios con una facilidad mayor que el hombre. El hecho de que el acercamiento no degenere en la obtención del poder crea una forma de estar donde la fidelidad es la característica principal.
Podemos ver a mujeres en pequeños pueblos cuidando, limpiando, poniendo flores, preparando manteles para los altares, guiando el rezo del rosario, atendiendo trabajos administrativos, custodiando la llave de la iglesia, etc. Estas mujeres ni se plantean que las cosas puedan ser de otra manera, que pudiera haber mujeres presentes en otro tipo de servicios de otro orden dentro de la Iglesia.
Si nos adentramos en el terreno del mundo de las órdenes religiosas el número de monjas y religiosas es muy superior al de sus homólogos masculinos, pero en la mayoría de los casos viven más “ocultas”.
Y si hablamos de los laicos, o mejor dicho, de las laicas: catequistas, voluntarias en todo tipo de actividades de la Iglesia, atención a la formación de las diferentes pastorales de bautismo, confirmación, preparación para el matrimonio; visitas a hospitales, ayuda a la infancia no habría renglones suficientes en este artículo para enumerar en todos los ámbitos donde se mueven, ni para contabilizar el número total.
Del sacerdocio, nada nuevo que decir. Son los que son y parece que así va a seguir el tema.
El día de la llegada del Papa Benedicto XVI para encontrarse con los jóvenes en la JMJ en Madrid, viendo en televisión la celebración de la Plaza de Cibeles, reparé en un sencillo hecho: una multitud de chicas y chicos juntos en lo mismo, sin diferencias; pero cuando la cámara enfocó el escenario donde el Papa se dirigió a los jóvenes, reparé en el contraste: sólo había hombres.
No hace mucho, un buen amigo, por ciento, religioso, hablando del tema de las mujeres en la Iglesia me dijo con mucha contundencia: “No entiendo, según están las cosas, que todavía haya mujeres en la Iglesia”.
Creo que la invisibilidad nos da alas, y la creatividad, omnipresencia. Lo que no quiere decir que no hayamos de seguir trabajando y avanzando para que la situación cambie.
Ahora recuerdo que bien visibles “junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena (y cerca, al discípulo que tanto quería Jesús”. Como siempre en mayor número pero esta vez bien visibles.
No lo digo yo, lo dice el propio discípulo: Juan 19,25-26. (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).
*Publicado en catalán en el número 62 (enero-marzo 2012) de PARAULES i FETS de Dones.

 
 

domingo, 15 de enero de 2012

SIMÓN EL OBISPO Y LA PROFESORA PECADORA


 No necesita presentación...
A mí me parece tan acertado. Cómo centrar nuestra vida, nuestras actitudes y reacciones. 
Con cariño, ahí el texto de Emma Torralba:

Perícopa apócrifa del evangelio de Lucas
EMMA TORRALBA emmatorralba@yahoo.es
INSBRUK (AUSTRIA).

ECLESALIA, 16/01/12.- Un obispo llamado Simón invitó a Jesús a comer. Entró, pues, Jesús en el palacio arzobispal y se sentó a la mesa. En esto, una mujer, exprofesora de religión, al saber que Jesús estaba comiendo en el palacio, se presentó con una carpeta repleta de informes médicos y sentencias judiciales; se puso detrás de él junto a sus pies, y llorando comenzó a contarle cómo desde que decidió casarse por lo civil con un hombre divorciado, su vida se había convertido en un infierno: despedida de su puesto de profesora, había caído en una profunda depresión de la que no veía salida. Al escucharla, el obispo que había invitado a Jesús pensó para sus adentros: "Si este fuera profeta, sabría qué clase de mujer es esta, pues en realidad es una pecadora. Como responsable de salvaguardar la fe de los niños no puedo permitir que una mujer casada por lo civil con un divorciado de clases de religión católica, ¡qué moral va a enseñar una mujer inmoral!". Entonces Jesús tomo la palabra y le dijo:
- Simón, tengo que decirte una cosa.
Él replicó:
- Di, Maestro.
Jesús prosiguió:
- Desde que he llegado a tu palacio no he recibido ni un gesto ni una palabra de ternura. No me has besado al entrar y te has pasado toda la comida hablándome de relativismo moral, crisis de valores y persecuciones políticas. Sin embargo está mujer no ha dejado de besar mis pies y de hablarme de amor; del amor que tiene a su marido, y del amor que entregaba en sus clases de religión cuando hablaba a los niños de Reino, justicia, misericordia y fe. Te aseguro que mi Padre está más cerca de ella que de todos aquellos que os atrevéis a menospreciarla.
Entonces dijo a la mujer:
- Dios Padre, que es justo y tierno, no te condena. Vete en paz y regresa a tus clases, cuéntales a los niños que donde hay amor verdadero no puede haber pecado. Y recuérdales que lo que verdaderamente aflige el corazón de Dios es la existencia de tantos empobrecidos en un mundo opulento. Los asuntos de alcoba nunca interesaron a mi Padre.
Los comensales se pusieron a pensar para sus adentros: ¿"Quién es éste que perdona pecados y contradice las sentencias de los delegados de enseñanza?" y, desde aquel momento, se pusieron a pensar en cómo deshacerse de Jesús. (Apócrifo de Lucas 7,36-50). (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

 
 
Para contactar, suscribirse/darse de baja: eclesalia@eclesalia.net

¿Dónde vives?


15 de enero 2012 - 2º domingo tiempo ordinario
-Qué buscáis? 
Ellos le contestaron: -Rabí, ¿dónde vives?
-Él les dijo: Venid y lo veréis
Estaba escuchando el texto de este evangelio y me preguntaba yo mismo sobre cuál sería mi pregunta.
Si alguien me dijera: Mira, ése el "cordero de Dios" o en palabras de ahora "ése nos muestra el camino, ése nos salva"... ¿Le seguiría? ¿No tendría mis dudas? 
Y si le siguiera y me preguntara: -¿Qué buscas?...
Tal vez me perdería en preguntas inútiles, en doctrinas, en argumentos, en razonamientos, en religiones.
Por eso, al escuchar el texto de nuevo, me sorprende lo sencillo y lo llano que fue su encuentro. -¿Dónde vives?
Me doy cuenta de que en nuestra vida cristiana o de seguidores de Jesús de Nazaret nos hemos saltado este fragmento del evangelio. Porque ya no le preguntamos a Jesús dónde vive... ¿Lo damos por supuesto? O quizás es que no nos preocupa. Tanto esfuerzo se ha puesto en la iglesia en colocar a Jesús de Nazaret en lo más alto del universo que o bien está en el cielo ("a la derecha de Dios Padre") o bien está tan escondido ("en forma de pan y vino") en la eucaristía que todo se vuelve lejano, extraño a nuestra vida y que no puede motivarnos.
Comenta José Mª Castillo (en su libro "La humanización de Dios"): "¿Por qué en la iglesia se da tanta importancia a la correcta doctrina y no se le da la misma importancia a la correcta conducta?"
Hay como una obsesión por la doctrina, por la lección de catecismo, por las argumentaciones y razonamientos... y nos olvidamos de preguntarle: ¿dónde vives?
Como que Jesús de Nazaret nos debe tener lástima y nos mira como a aquellos sabios y entendidos judíos (escribas y fariseos) que buscaban y escudriñaban en las palabras de la biblia y perdían de vista a los hombres y mujeres de carne y hueso, sobre todo a los más humildes, a los ignorantes, a los que apenas si tenían para subsistir.
-Venid y lo veréis.
Así de sencillo. Entonces fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día...Serían las cuatro de la tarde...
Fue un encuentro de personas, vital y que les impactó tanto que corrieron a comunicarlo a otros.
Me doy cuenta de que no acabo de encontrar a Jesús de Nazaret, que no respondo bien a su pregunta: -qué buscas? Y trato de encontrar respuestas a doctrinas en lugar de saber dónde vive... Además, apoyado en mi pereza, no termino de seguirle...
Y es que si no intereso por saber dónde vive, si no le sigo y me voy con él... tampoco me quedo "ese día"... No tiene ningún impacto en mi vida y tampoco me entusiasma como para comunicarlo a otras personas.
Tal vez eso es lo que le falta a nuestra comunidad cristiana. No se trata de saber bien la doctrina, sino de interesarnos y preguntarle : -dónde vives? Luego atrevernos a irnos con él y quedarnos ese día...
Lectura del santo evangelio según san Juan (1,35-42):
En aquel tiempo, estaba Juan con dos de sus discípulos y, fijándose en Jesús que pasaba, dice: «Éste es el Cordero de Dios.»
Los dos discípulos oyeron sus palabras y siguieron a Jesús.
Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les pregunta: «¿Qué buscáis?»
Ellos le contestaron: «Rabí (que significa Maestro), ¿dónde vives?»
Él les dijo: «Venid y lo veréis.»
Entonces fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día; serían las cuatro de la tarde. Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que oyeron a Juan y siguieron a Jesús; encuentra primero a su hermano Simón y le dice: «Hemos encontrado al Mesías (que significa Cristo).»
Y lo llevó a Jesús.
Jesús se le quedó mirando y le dijo: «Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas (que se traduce Pedro).»

domingo, 8 de enero de 2012

Os bautizará con espíritu santo


8 de enero 2012 - Bautismo del Señor
Hoy escuchaba la lectura del texto del evangelio de Marcos y los comentarios que le siguieron y no pude menos de sentir cierta confusión.
Aparte las reflexiones y argumentos propios o atribuidos a sabios y entendidos de la iglesia sobre el "rasgarse el cielo", "la voz", el "espíritu en forma de paloma"..., todo eso de que al ser bautizados entramos a formar parte de los "hijos de Dios"; que Jesús de Nazaret se hizo bautizar como para asumir los pecados de todos hombres (los de antes, lo de su tiempo y los de todos los que vendrían...); que todo eso nos habla de la santísima trinidad y ahí tenemos la declaración de que es hijo de Dios, Dios mismo eterno, etc... Como que esos sabios y entendidos se han estrujado mucho el cerebro. Han elaborado argumentos muy "razonables", muy trabajados y muy a su manera...
Pero, en mi sencillo y llano entender, creo que el que escribió el evangelio andaba por otro camino.
El personaje Juan, las imágenes que utiliza en su descripción, su manera de hablar... no son un invento suyo. Como cualquier escriba judío (eso lo entendía toda la comunidad de seguidores de Jesús) echaba mano de su modo de pensar, de sus narraciones y ejemplos... todos sacados de la biblia. Lo escuchaban siempre.
El gran impacto de Jesús de Nazaret (su vida, su ejemplo, su manera de pensar y de hacer, y sobre todo su muerte tan terrible y la experiencia y convencimiento de que su vida y su proyecto seguían adelante, eso que llamarán "que ha sido exaltado" y elevado hasta Dios mismo) ¿cómo lo iban a traducir y transmitir? 
El bautismo de Juan, sentir que todo lo que habían recibido de Jesús de Nazaret provenía de Dios, que su vida estaba animada por el aliento mismo (espíritu) de Dios, que si le seguimos y vivimos como él nos libramos de nuestra vida vieja y pecadora para entrar en la nueva comunidad de "hijos de Dios"...
Con todo ese bagaje cultural y religioso de hace dos mil años nos transmitieron su experiencia de Jesús de Nazaret.
Ahora nos toca a nosotros. Cuando hablo de Jesús, ¿qué es lo que siento? ¿qué vivencia despierta en mí? ¿realmente estoy entrando en un nuevo estilo de vida? ¿me "bautizo" en ese nuevo aliento de Dios?
Ahí es donde me encuentro. Y no me importan nada las imágenes o expresiones que utilizaban hace dos mil años. No! Creo que amarrarme a ellas es caer en algo parecido a la idolatría. De ahí que hayamos llegado a afirmar que si no estoy bautizado (=recibido el agua del bautismo físico) no entro en el cielo, no formo parte de los hijos de Dios...
Y miraré a los inmigrantes africanos que mañana vuelven a nuestras clases de español y me surge el interrogante: ¿ellos y tantos millones de personas no son hijos de Dios? Ellos que, casi siempre coincide, son los más pobres, los más débiles u olvidados, los más oprimidos... no son hijos de Dios? Es que Dios, nuestro papá en la manera de sentir y de expresar de Jesús de Nazaret, los abandona a su suerte? Dios, nuestro papá que pone por delante de todos a esos "más pequeños..."?
No puede ser. Algo se ha entendido mal. En el seguimiento de Jesús de Nazaret no hay nada de magia, ni ritos o gestos que por arte de... No, no lo creo. Ni por arte del espíritu santo. Jesús hablaba de personas, de hombres y mujeres de carne y hueso, a los que insistía en que teníamos que cambiar, vivir de otra manera, relacionarnos de otro modo... Al estilo de Dios "que hace salir el sol sobre buenos y malos", que abandona todo "para encontrar al que se ha perdido", que hace una gran fiesta cuando "el que había muerto" al irse de casa y gastarse todo su dinero en fiestas y corrupción... "ha vuelto, ha resucitado"...
Deseo sentir ese aliento nuevo de vida, ser bautizado, ser capaz de captar y aceptar ese espíritu nuevo que me haga ser más humano, más solidario, más acogedor, más sensible... al estilo de nuestro padre (nuestro papá).
Lectura del santo evangelio según san Marcos (1,7-11):
En aquel tiempo, proclamaba Juan: «Detrás de mí viene el que puede más que yo, y yo no merezco agacharme para desatarle las sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo.»
Por entonces llegó Jesús desde Nazaret de Galilea a que Juan lo bautizara en el Jordán. Apenas salió del agua, vio rasgarse el cielo y al Espíritu bajar hacia él como una paloma.
Se oyó una voz del cielo: «Tú eres mi Hijo amado, mi predilecto.»

Yo soy el buen pastor

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