sábado, 25 de abril de 2020

Quédate con nosotros

26 de Abril de 2020

Para este fin de semana se nos propone el texto del evangelio de Lucas sobre los dos discípulos que iban a Emaús...
Conocemos el texto y creo que muchos nos sentimos identificados con ellos: Nosotros esperábamos que... Y ahí, el texto refleja todo lo que sintieron aquellos primeros seguidores de Jesús de Nazaret. Esperaban y estaban seguros de que Él era el Mesías, el que iba a restaurar el reino de Israel, el que les iba a salvar de los romanos, el que iba a cambiar su situación y su vida... Pero... Y vuelven a recordar los terribles acontecimientos.
Como explica Fray Marcos: "En ningún caso intentan dar noticias de acontecimientos históricos. Los dos discípulos de Emaús no son personas concretas, sino personajes. No quiere informarnos de lo que pasó una vez, sino de lo que les está pasando cada día a los discípulos de Jesús..."
Y ahora nosotros releemos la narración y es casi como mirarnos en un espejo. "Nosotros esperábamos…" Sí, esperamos que la Iglesia cambie, que los obispos y los curas sean de otra manera, que nuestras comunidades cristianas cambien la sociedad... Como comenta Fray Marcos, -"Lo que Dios puede darnos ya lo tenemos. El desengaño es fruto de una falsa esperanza. Por no esperar lo que Jesús da, la desilusión está asegurada..."
La narración nos cuenta el cambio que se produjo en los dos discípulos. De la pena y la desilusión a la alegría del encuentro y el reconocimiento. Puntualiza Fray Marcos: -"No es Jesús el que cambia para que le reconozcan, son los ojos de los discípulos los que se abren y se capacitan para reconocerle. No se trata de ver algo nuevo, sino de ver con ojos nuevos lo que tenían delante. No es la realidad la que debe cambiar para que nosotros la aceptemos. Somos nosotros los que tenemos que descubrir la realidad de Jesús Vivo, que tenemos delante de los ojos, pero que no vemos. Hay momentos y lugares donde se hace presente Jesús de manera especial, si de verdad sabemos mirar..."
Puntos de referencia para todos nosotros: 
Encontraremos a Jesús: "1) En el camino de la vida. A Jesús ya no lo vamos a encontrar en el templo ni en los rezos sino en la vida real, en el contacto con los demás. Si no lo encontramos ahí, cualquier otra presencia será engañosa... 2)En la Escritura. 3)Al partir el pan. 4)En la comunidad reunida..." (Cito a Fray Marcos)
Y con todo esto quiero recordar, como resumen, una canción que siempre me ayuda a entender el cambio que debe operarse en mi vida:
"Alrededor de tu mesa, venimos a recordar que tu Palabra es Camino, tu Cuerpo Fraternidad..."
Escuchar la Palabra y hacer camino donde encontraremos a Dios ("al dar de comer, al dar de beber, al vestir, al visitar..." al pobre, al necesitado, al marginado, al despreciado). Y participar en la Fracción del Pan, en la Eucaristía, sólo puede tener como consecuencia la Fraternidad. Nos reunimos para hacer Memoria del Señor y para reforzar nuestro deseo de seguir sus huellas en el Proyecto de la Buena Noticia del reino de Dios, en el que todos nos descubrimos hermanos, hijos del mismo Padre.
Texto del evangelio de Lucas (24,13-35)

sábado, 18 de abril de 2020

No seas incrédulo

19 de Abril de 2020

Si no lo veo, no lo creo
Todos conocemos bien el texto del evangelio de Juan que nos cuenta la aparición de Jesús cuando Tomás no estaba... Y sabemos bien la respuesta del mismo: Si no veo en sus manos la señal de los clavos... Y no meto mi mano en su costado..., no lo creo.

¿Cómo es mi fe? ¿Hasta dónde llega?

Nuestras clases de catecismo y de religión, muy a menudo, se han apoyado en los milagros de Jesús y, sobre todo, en su resurrección y las apariciones a los discípulos y poniendo esos signos como base y nuestra fe y vida cristiana se ha quedado en una serie de enseñanzas y conocimientos que no acaban de afectar a nuestra vida de cada día.

Los seguidores de Jesús, a los que llamamos apóstoles siguieron al Maestro con ilusión, imaginando que con Él llegaba el reino de Dios del que iban a formar parte como parte importante (al estilo de lo que ya veían entre los romanos o en su propio pueblo). Lo duro y trágico fue que nunca pudieron imaginar esa parte final: Jesús, acusado, juzgado y condenado a muerte (y muerte de cruz...).

Como comenta Fray Marcos: “Todos lo abandonaron y huyeron”. Eso fue lo más lógico, desde el punto de vista histórico y teológico. La muerte de Jesús en la cruz perseguía precisamente ese efecto demoledor para sus seguidores. Seguramente lo dieron todo por perdido y escaparon para no correr la misma suerte. La mayoría de ellos eran galileos, y se fueron a su tierra a toda prisa. La muerte en la cruz no pretendía solo matar a la persona sino borrar completamente su memoria..." 

Hubo todo un proceso de reflexión, de memoria y de iluminación. Los evangelios reflejan, en la forma que en aquel tiempo podían explicar y entender mejor, su verdadera conversión. Después de todo lo pasado tuvieron que volver sobre las huellas de Jesús de Nazaret. Viene bien releer, en el evangelio de Lucas, el pasaje de los discípulos de Emaús (cap. 24). El reino de Dios fue adquiriendo su verdadera dimensión y profundidad y las comunidades de seguidores que se formaron se hicieron fuertes en la memoria del Señor y en la fracción del pan y dieron a su vida un estilo de fraternidad, de poner en común y compartir. Y recordaron todo lo que pudieron: parábolas, signos especiales, actitudes, consejos... y la insistencia en la compasión y atención hacia los más pequeños, hacia los humildes y débiles...

Todo el lenguaje de la Pascua está lleno de signos y momentos de alegría, de paz reencontrada, de la presencia de Jesús que les fortalecía y les animaba a seguir.

Entonces entiendo que mi fe tiene como referencia, ante todo, a Jesús mismo (su vida, su manera y estilo) y su proyecto (el reino de Dios). Eso que llama Buena Noticia y para la que me pide conversión = cambio total de la manera de plantear mi propia vida. Algo que puede muy bien provocar consecuencias y problemas, por no decir sufrimientos y dificultades. A Jesús le costó la vida y los evangelios lo cuentan  ampliamente. Lo que ocurre es que, además de la pasión y muerte, nos cuentan su experiencia de Pascua: Jesús está vivo, su proyecto sigue adelante. Si nosotros vivimos como él, si hacemos realidad la fraternidad y el mundo nuevo que nos explicaba, él está en medio de nosotros. Y ellos lo vivieron y lo experimentaron. Y así lo predicaron por todas partes.

A partir de ahí, la pregunta que me hago es ésta: Cuando pienso mi fe, cuando trato de explicarla, ¿hablo de mi experiencia de Pascua o me refiero a la doctrina del Catecismo, a las enseñanzas que he recibido?

José Antonio Pagola escribe esto en su comentario de este domingo:
"¿Hasta cuándo podremos seguir defendiendo nuestras doctrinas de manera tan monótona y aburrida, si, al mismo tiempo, no experimentamos la alegría de «vivir en Cristo»? ¿A quién atraerá nuestra fe si a veces no podemos ya ni aparentar que vivimos de ella?..." 
Mi experiencia de Pascua tiene que ir, necesariamente, acompañada de la paz y la alegría de reencontrar al Maestro. Algo que nuestras comunidades (grandes o pequeñas) deben tener como seña de identidad. Hemos visto al Señor, explican las mujeres. Lo mismo los discípulos. También los de Emaús.

Que la paz y la alegría de la Pascua nos marque y nos dé todo el ánimo en estos tiempos.
Texto del evangelio de Juan (20,19-31)

sábado, 11 de abril de 2020

Es la Pascua



12 de abril - Es la Pascua del Señor

DIBUJOS FANO | Felices pascuas de resurrección, Domingo de ...Creo que para todos los que hemos crecido en una familia cristiana y hemos sido educados en la fe de nuestros padres, la celebración de la Pascua siempre era una fiesta importante de manera que, como escribe san Pablo, si Jesús no ha resucitado, vana es nuestra fe... Y afirmar que Jesús está vivo resultaba vital para seguir siendo cristianos y seguidores del Maestro.
¿Pero realmente qué significa para nosotros? 
Aunque todos hemos rezado el Credo y recitamos aquello de que al tercer día resucitó de entre los muertos, cada uno se guarda una interpretación muy personal que, a menudo, se queda solamente en algo que afirmamos aunque no lo entendemos ni sabemos explicar.

José Ant. Pagola ofrece toda una serie de referencias y puntos de reflexión que nos pueden ayudar:
"Creer en el Resucitado es creer que Jesús se hace presente en medio de los creyentes. Es tomar parte activa en los encuentros y las tareas de la comunidad cristiana, sabiendo con gozo que, cuando dos o tres nos reunimos en su nombre, allí está él poniendo esperanza en nuestras vidas..."
"Creer en el Resucitado es creer que ni el sufrimiento, ni la injusticia, ni el cáncer, ni el infarto, ni la metralleta, ni la opresión, ni la muerte tienen la última palabra. Solo el Resucitado es Señor de la vida y de la muerte..."

Y para completar estas reflexiones unas palabras de Fray Marcos que nos ayudarán a profundizar en lo que debe significar y un punto de apoyo importante en el seguimiento de Jesús de Nazaret:
"Jesús había alcanzado la VIDA antes de morir. Y él fue consciente de ello. Él era el agua viva, dice a la Samaritana, Él había nacido del Espíritu, como pidió a Nicodemo; Él vive por el Padre; Él es la resurrección y la Vida. Ya en ese momento, cuando habla con sus interlocutores, está en posesión de la verdadera Vida. Eso explica que le traiga sin cuidado lo que pueda pasar con su vida biológica. Lo que verdaderamente le interesa es esa VIDA (con mayúscula) que él alcanzó durante su vida (con minúscula). La experiencia pascual de sus seguidores consistió en darse cuenta de esta realidad en Jesús..."

Entonces celebrar la Pascua (ese paso tan especial de la muerte a la Vida) no es un recordatorio. Tampoco tiene que ser una celebración de la victoria de Jesús después de su paso por la pasión y muerte. La Pascua, para mi y para la comunidad de seguidores, tiene que ser una afirmación de nuestra confianza y de nuestra fe en la Buena Noticia del reino de Dios. Celebramos que es posible (que ya es realidad en Jesús y en algunos de nosotros) esa humanidad nueva. Y nos alegramos, nos abrazamos y reconciliamos con los hermanos y con nosotros mismos... Y nos atrevemos a mirar al mundo con los ojos nuevos de la nueva vida.

Escucharemos algunos textos que nos recuerdan que somos levadura nueva... y luz que ilumina lo más oscuro de nuestra sociedad, manos que comparten, pan que se parte y se reparte y energía que se derrama en favor de los demás...

Y, una vez más, tenemos que recordar que: "Para el que quiere seguir a Jesús, todo queda reducido a esto: ¡Amaos! No dijo que debíamos amar a Dios, ni siquiera que debíamos amarle a él. Tenemos que amar a los demás, eso sí, como Dios ama, como Jesús amó. Una eucaristía celebrada como una devoción más, que comienza y termina en la iglesia, no es la eucaristía que celebró Jesús..."

Texto del evangelio de Juan, 20, 1-9

viernes, 10 de abril de 2020

Amar hasta el final

Viernes Santo, 10 de abril

Viacrucis de fano - ImaguiHoy, siguiendo con esta celebración tan especial de la Semana Santa, (además de unirme a la celebración que nos ofrecen en la televisión) quiero acercarme a mi "comunidad virtual"... A vosotros, amigos y conocidos.
El domingo pasado citaba a Fray Marcos que nos decía que: "La muerte de Jesús no fue ni exigida, ni programada, ni permitida por Dios. El Dios de Jesús no necesita sangre para poder perdonarnos. Seguir hablando de la muerte de Jesús como condición para que Dios nos libre de nuestros pecados, es la negación más rotunda del Dios de Jesús..." Y, sin embargo, ha sido y sigue siendo un tópico en los comentarios y en las oraciones de la Iglesia.
¿Por qué?
-Jesús el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo
-Jesús que carga con nuestros pecados
-Jesús que nos abre las puertas del cielo
-Jesús que acepta bajar a los infiernos del dolor
-Jesús que acepta ser como un esclavo y morir, incluso, en la cruz...
Esa visión tan dura y cruenta que nos dejó en herencia Pablo (san Pablo) con todo el sabor, la imaginería y las expresiones del Antiguo Testamento se impusieron en la doctrina de la Iglesia, en el arte (pinturas, esculturas) y en la música. En los sermones, estudios y oraciones... En toda la liturgia.
Supongo que todo eso ha tenido y sigue teniendo sus, digamos, ventajas. Y también es cierto que a muchas generaciones de cristianos han ayudado a venerar, seguir y adorar a Jesús, el Hijo de Dios que nos salva.
Pues bien, aunque durante la mayor parte de mi vida yo mismo he seguido esas pautas, he escuchado y reverenciado todas esas imágenes, hoy en día me siento menos motivado por todas esas expresiones por muy bellas que puedan ser.

Vuelvo a citar a Fray Marcos: "Jesús murió por ser fiel a Dios. Jesús quiso dejar claro que seguir amando, como Dios ama, es más importante que conservar la vida biológica. No murió para que Dios nos amara, sino para demostrar que ya nos ama, con un amor incondicional..."
Me parece maravilloso, que va mucho más allá de todo eso que se nos ha transmitido... Porque el punto clave está en esa fidelidad a su proyecto de Buena Noticia, a ese mensaje de humanidad nueva, a esa realidad de que Dios se encarna y se hace presente en cada una de las personas que nos rodean, incluso de las más débiles, despreciadas y marginadas...
"A Jesús le mataron -continúa Fray Marcosporque estorbaba a aquellos que habían hecho de Dios y la religión un instrumento de dominio y opresión de los más débiles. La muerte de Jesús no se puede separar de su profetismo, es decir, de su denuncia de la injusticia; sobre todo la que se ejercía en nombre de la Ley y el templo. Su opción por los pobres y excluidos fue su mensaje fundamental. Esta actitud, defendida en nombre de Dios, resultó inaguantable para los que sólo buscaban su interés y mantener sus privilegios..."

Esa manera de ver la pasión y muerte en la cruz me ayuda a mirar a Jesús de Nazaret de una manera diferente. No es para llenarme de compasión y llorar por mis pecados (que también). No es para ponerme a sus pies y agradecer tanta entrega y tanto amor... hasta dar la vida (que también). Tampoco es para dolerme por todo el sufrimiento causado al más inocente... Todo eso ya lo llevo bien adentro. Pero hay algo que cambia: Jesús de Nazaret nos marca el camino, esa manera de ser fiel a ese modo nuevo que va más allá de toda religión y de todas las leyes: Amaos unos a otros, como yo os he amado. En eso conocerán que sois mis discípulos (así escribirá san Juan). Y sabía de qué hablaba.

La comunidad de seguidores (allá donde se reúna) celebra la muerte del Señor...; pero es una celebración que mira hacia adelante, hacia el futuro, hacia ese mundo diferente con el que sueña y suspira... siempre con el riesgo de que también a nosotros nos condenen, nos desprecien, nos ejecuten también (como ha ocurrido en tantas ocasiones).

No sé si todo esto puede servir de ayuda a alguna persona... Sólo quiero compartirlo y celebrar la muerte del Señor... desde el recogimiento de nuestra casa.

Una última cita de Fray Marcos: Ahora que andamos con el coronavirus, con el aislamiento, el sufrimiento y la muerte extendida por todo el mundo, es bueno también descubrir a Dios, al Dios de Jesús, como Él mismo vivió y sintió en la misma cruz...: "Tenemos que descubrir la presencia de ese Dios en nuestro sufrimiento, en nuestra misma muerte. No podemos seguir buscando nuestra plenitud en el triunfo y en la gloria. La prueba de esta incomprensión es que seguimos preguntando: ¿Por qué tanto sufrimiento y tanta muerte? ¿Dónde está el Dios Padre? Seguimos pensando que el dolor y la muerte son incompatibles con Dios. Un Dios que no nos dé seguridades no nos interesa. Un Dios que no garantice la permanencia del yo egoísta no nos interesa..."

martes, 7 de abril de 2020

En memoria del Señor

Jueves Santo, 9 de abril

Dibujos de Fano en color · Diócesis de Málaga : Portal de la ...Vamos celebrando la Semana Santa dentro de este recogimiento general que la pandemia nos ha impuesto: Más silencio en nuestras calles, menos ruido, menos salidas y venidas, más tiempo para... leer, pensar, meditar, revisar la casa y la vida.
Pasado mañana celebraremos el Jueves Santo y, como me ocurre cada vez con más frecuencia, me gusta reflexionar y repensar mi vida y lo que hago a la luz del mensaje de Jesús.

Jueves Santo. Varias imágenes y diferentes mensajes me vienen a la mente: La Eucaristía y el Lavatorio de los pies (que se suele hacer en la celebración).
Entiendo que la Eucaristía o Fracción del pan fue, ha sido y será como el centro de toda comunidad cristiana. Las primeras comunidades de seguidores de Jesús así lo entendieron y, a lo largo de la historia de la Iglesia, así ha sido. Sólo que, tanto la Institución, la Jerarquía y el clero, los Doctores y Sabios de la misma, ha ido convirtiendo lo que era vida, encuentro, memoria y fraternidad en algo que es rito, ceremonia, algo sagrado, exclusivo en su realización y con explicaciones que apelan más al misterio y encuentro con lo divino y mucho menos a la comunidad de hermanos...

Muy a menudo siento añoranza de la Comunidad de Nazaret (barrio de Valencia) en la que sus celebraciones de Eucaristía tenían todo ese sabor de encuentro, de fraternidad, de compartir, de memoria del Maestro... Ellos me mostraron otra manera de entender y de vivir la buena noticia de Jesús. 
Y, desde entonces, rebusco en mi memoria y sueño con esa utopía de la comunidad cristiana que celebra la memoria (el memorial) del Maestro y trata de hacer realidad la comensalía (compartir casa y mesa).

El mundo, nuestra sociedad, nos cuestiona de muchas maneras: la pobreza y el hambre; la marginación; la xenofobia; el machismo a tantos niveles; el afán y acumulación de riqueza; la degradación de la tierra... Y nosotros estamos ahí. Celebramos la eucaristía... y no pasa nada.

Pienso la celebración de la Eucaristía como el encuentro de los seguidores de Jesús de Nazaret para oír y escuchar una vez más el mensaje, la buena noticia; ese proyecto de humanidad nueva, de fraternidad... Escucharlo juntos, sentir el aliento del Maestro que sopla entre nosotros y entender que podemos fiarnos de Él, que se hace presente una vez más (donde dos o más se reúnan en mi nombre, allí estoy yo) y que, aunque sólo somos un poco de levadura o un granito de mostaza... es posible ese otro mundo, esa sociedad nueva.
Y compartimos la mesa (el pan y el vino) y nos reconciliamos, nos damos un abrazo de paz y... Yo no sé si alguna vez lo habéis experimentado. (Yo sí lo he vivido y sentido). Algo especial que te llega muy adentro y te sientes, al mismo tiempo, fuerte y reconfortado y que no eres digno o que eres poca cosa. Pero Él estaba allí. Y vuelves a tu vida con unos signos y unas señales que te marcan la dirección...

Y, supongo, que es un verdadero misterio porque no son los ritos, las ceremonias, las palabras sagradas las que me hacen sentir y experimentar la presencia y realidad del Maestro Jesús de Nazaret. Es la hermandad en el seguimiento de las huellas del Nazareno, es volver a sentir que nuestro corazón arde escuchando su mensaje (como los discípulos de Emaús). Y nuestra comunidad cristiana tiene algo que comunicar que es como una vacuna para todas esas pandemias que asolan nuestro mundo y nuestra sociedad.

sábado, 4 de abril de 2020

La vida y la muerte de Jesús de Nazaret
















5 de abril - Domingo de Ramos



Domingo de Ramos | Domingo de ramos, Dibujos fano, Semana santaDamos comienzo a la Semana Santa. Domingo de Ramos. Este año, las circunstancias actuales nos invitan a vivir una Semana Santa recogida, como hacia adentro.

Después de tantos años de vida cristiana, me pregunto qué significado y sentido tiene para mí toda esta celebración. Y lo digo porque reflexionando, tanto en lo exterior como en lo interior, parece como si diera por hecho que Jesús de Nazaret ya hizo todo. Después de predicar y predicar por toda Palestina, termina y cumple su misión muriendo en la cruz... Porque vino a salvarnos. Y por eso celebramos toda esta Semana Santa recorriendo todos los pasos del Vía Crucis, desde la entrada triunfal en Jerusalén hasta la Resurrección... Y cantamos o gritamos Aleluia!!!, como si gritáramos ¡Campeón!...
Y nos sentimos alegres y felices porque ya estamos salvados... Es nuestro Superman, pero a lo grande, como Hijo de Dios que nos ha hecho el milagro de darnos la vida eterna...

Y ahí viene mi reflexión. 

La vida y la muerte de Jesús de Nazaret tuvo y tiene, de verdad, ese sentido? Significa realmente eso? Mira que se ha dicho y predicado, casi machaconamente, eso.
Como que no me cuadra. Leyendo y releyendo el mensaje de Jesús a lo largo y a lo ancho de Palestina... nunca nos ha dado a entender eso. Que Él ha venido a morir en la cruz para salvarnos. Nunca nos dice: No os preocupéis que yo os salvaré...  
Me parece mucho más claro y directo cuando proclama: Está cerca el reino de Dios. ¡Convertíos! Cambiad vuestra manera de vivir y de pensar... Es un invitación a vivir a su manera, a la manera de Dios. Y si nos decidimos a vivir así, entonces estaremos entrando en la salvación de Dios, en su reino.
La vida y la muerte de Jesús de Nazaret.

Me parece tan acertado y profundo lo que escribe Fray Marcos: "La muerte de Jesús no fue ni exigida, ni programada, ni permitida por Dios. El Dios de Jesús no necesita sangre para poder perdonarnos. Seguir hablando de la muerte de Jesús como condición para que Dios nos libre de nuestros pecados, es la negación más rotunda del Dios de Jesús..."


Entonces en esta celebración del Domingo de Ramos qué voy a celebrar y/o revivir? 

Pues voy a celebrar la vida de Jesús, su manera de enfrentarse al día a día, con su corazón fijo en ese Dios al que llama abbá (papá/mamá) y que es su objetivo y su fin constante. Su relación con el dolor, con la soledad, con la marginación, con la enfermedad... En todo momento mira y actúa con la sensibilidad y atención de ese Dios, padre lleno de compasión y ternura...

Todo eso quiero celebrar y tratar de hacerlo mío. Y puedo decirle: -Bendito seas, Jesús de Nazaret, porque nos abres los ojos; nos dices que puedo levantarme y andar; que salga de esa vía muerta; que tenemos que celebrar que descubrimos nuestros errores y volvemos a la vida; que, contigo, entendemos que es más importante la persona (cualquier persona) que todas las leyes y mandamientos de la institución religiosa o civil...
Hosanna! Viva! Aupa! Aurrera! Con ramos o sin ramos... ésa será mi oración, mi pensamiento y mi más profundo deseo.

Texto del evangelio de Mateo (26,14–27,66)

Yo soy el buen pastor

...que se entrega por sus ovejas 21 de abril 2024 El texto del evangelio de Juan que escuchamos este domingo 4º de Pascua nos habla del &quo...