...¿O tenemos que esperar a otro?
14 de diciembre 2025
Este fin de semana el texto de Mateo nos ofrece la respuesta que Jesús da a los discípulos de Juan. -¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?
Y Jesús les da la visión que tuvo Isaías: -«Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven, y los cojos andan; los leprosos quedan limpios y los sordos oyen; los muertos resucitan y los pobres son evangelizados..."
Los textos de los evangelios nos hablarán de ciegos que ven, cojos que andan, leprosos que quedan limpios, sordos que oyen, muertos que resucitan y que se anuncia la buena noticia a los pobres...
¿Era eso suficiente para seguir a Jesús de Nazaret? ¿Era él el Mesías esperado? ¿Respondía eso a las expectativas que tenía el pueblo?
Diría que todo eso ya lo sabemos. Lo hemos escuchado muchas veces y entendemos que el pueblo judío debió de verlo claro... Pero no es ésa la pregunta. Hoy, después de 2.000 años, aún creyendo que Jesús nos dió la respuesta con su proclamación de la Buena Noticia, nos quedamos con la pregunta que se hacían aquellas primeras comunidades de seguidores de Jesús. ¿Cuándo será la segunda venida? ¿Tiene que venir a salvarnos? ¿Será entonces cuando inaugure el "reino de Dios"?
En nuestras comunidades cristianas una gran parte de los que participan en las reuniones y eucaristías suspira y espera su llegada, el juicio final, el llegar a la vida eterna... sin darse cuenta que eso es como "esperar a otro".
Creo que no tenemos que esperar a otro. Ya nos dio su mensaje. Nos mostró el camino. Su experiencia de vida. La profundidad de su entrega y servicio... Y la respuesta es la misma que ya dió a los discípulos de Juan:-"...los ciegos ven, y los cojos andan; los leprosos quedan limpios y los sordos oyen; los muertos resucitan y los pobres son evangelizados..." Cuando veamos esos signos es que el reino de Dios ya está entre nosotros. Ése es el camino. Por ahí está llegando Dios y su reino.
Quizás equivocamos la dirección. Nos quedamos con las grandes ceremonias de la Iglesia, sus representantes tan solemnes y pomposos, sus grandes discursos, sus manifestaciones, sus hermosos templos, sus ritos y ceremonias... Y creímos que ésa era la Buena Noticia del Reino de Dios. Nos han faltado ojos que sepan ver lo que está ocurriendo ya: Pueblos y gentes que reciben la buena noticia, son curados de sus enfermedades y dolencias, alimentados y vestidos, escuchados y confortados, descubriendo en ellos a nuestro Dios, padre-madre, encarnado.
Y añade Jesús: "¡Y bienaventurado el que no se escandalice de mí!». Es un aviso que debe llegarnos al corazón. También los doctores de la Ley, los fariseos, los sacerdotes de su tiempo se "escandalizaron" de su comportamiento: Comía con publicanos, tocaba a los leprosos, curaba en sábado, daba más importancia a los pobres y desgraciados que a la Ley...
¿Cómo entiendo yo mi preparación para que llegue el reino de Dios a mi casa, a mi barrio, a mi ciudad? ¿Entiendo bien el mensaje de Jesús de Nazaret?
Texto del evangelio de Mateo 11, 2-11
En aquel tiempo, Juan, que había oído en la cárcel las obras del Mesías, mandó a sus discípulos a preguntarle:
«¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?».
Jesús les respondió:
«Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven, y los cojos andan; los leprosos quedan limpios y los sordos oyen; los muertos resucitan y los pobres son evangelizados. ¡Y bienaventurado el que no se escandalice de mí!».
Al irse ellos, Jesús se puso a hablar a la gente sobre Juan:
«¿Qué salisteis a contemplar en el desierto, una caña sacudida por el viento? ¿O qué salisteis a ver, un hombre vestido con lujo? Mirad, los que visten con lujo habitan en los palacios. Entonces, ¿a qué salisteis?, ¿a ver a un profeta?
Sí, os digo, y más que profeta. Este es de quien está escrito: “Yo envío mi mensajero delante de ti, el cual preparará tu camino ante ti”.
En verdad os digo que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él».
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