jueves, 14 de marzo de 2024

Si el grano de trigo no muere...

...Permanece él solo

17 de marzo 2024

Avanzamos en la Cuaresma con este quinto domingo (o semana de Pasión) siguiendo con la lectura del evangelio de Juan.

Toda una especie de discurso del que podríamos destacar toda una serie de pensamientos.
Quizás podríamos subrayar el título que he propuesto: "Si el grano de trigo una vez caído en la tierra no muere, permanece él solo; en cambio, si muere, produce mucho fruto."
Es un texto que todos conocemos y que, seguramente, nos ha hecho reflexionar en más de una ocasión. Con esa imagen antigua que todo el mundo conocía en la vida de los pueblos, nos provoca y nos señala el camino y el precio que todos debemos pagar si queremos que nuestra vida tenga sentido de verdad.

Todo el mensaje del evangelio mantiene una dinámica y una unidad total. Desde el principio, desde aquel primer llamamiento a la conversión y cambio de vida a la insistencia en la última cena de amaos unos a otros como yo os he amado. Igualmente todo el conjunto de parábolas que encontramos en el evangelio apuntan a lo mismo: El hijo pródigo; el Buen Samaritano; la oveja perdida... La atención que presta a los más necesitados, a los marginados, a los que están fuera de la Ley...

Y la consecuencia de esa vida es la que ya Jesús mismo intuía... Si el grano de trigo no muere...
Porque, como escribe José Arregi, "(Jesús) no fue crucificado por ninguna "necesidad divina", sino por la vida que llevó. La cruz no es, pues, lo que salva, sino aquello de lo que hay que salvar la vida·"

Como comenta Pepa Torres Pérez "El mesianismo de Jesús es un mesianismo descalzo que nos invita como iglesia a situarnos al lado de los perdedores y perdedoras de la historia para, desde abajo y desde dentro, señalar que es urgente y necesario otro mundo posible, sin primeros ni últimos, e ir alumbrándolo, desde la práctica de la gratuidad y el amor generoso, que antepone el bien común a los intereses  privados"
"Esta lógica chirria frontalmente con el individualismo dominante, el sálvese quien pueda, la meritocracia, o el no todas las vidas importan, que son algunos de los dogmas con que el capitalismo neoliberal coloniza nuestras conciencias y sensibilidad. Pero el evangelio nos hace otra propuesta alternativa: la  Fraternidad, que se  construye desde un nosotros inclusivo y no desde el yo narcisista."

De ahí que, una y otra vez, aparezca en el mensaje de Jesús ese punto que tanto nos cuesta: "El que quiera venir en pos de mí, que tome su cruz y me siga..." Y también: "el que quiera salvar su vida (su alma), la perderá; pero el que pierda su vida (su alma) por causa de Mí, la hallará..."
Porque el seguimiento de Jesús trae como consecuencia el perderse a sí mismo, el desapego, el tener la vista puesta más en los demás que en uno mismo.
Y es que, como escribe José Antonio Pagola: -"Cuando uno ama y vive intensamente la vida, no puede vivir indiferente al sufrimiento grande o pequeño de las gentes. El que ama se hace vulnerable. Amar a los otros incluye sufrimiento, «compasión», solidaridad en el dolor. «No existe ningún sufrimiento que nos pueda ser ajeno» (K. Simonow)."

Todavía nos cuesta aceptar esa norma que proponía Jesús: "En todo momento nuestra referencia tiene que ser "el hermano", el prójimo, el que me necesita, el que tiene alguna queja contra mi... ("Si al ir a presentar tu ofrenda ante el altar... deja allí tu ofrenda y ve a reconciliarte con tu hermano; el hombre es antes que el sábado (el Sabbat - el Domingo);...porque tuve hambre y me disteis de comer..."). 
Vivir esa entrega a los demás sabiendo que eso nos lleva a una plenitud de vida y caminamos hacia esa fuente de vida que es Dios mismo.


Texto del evangelio de JUAN 12, 20-33


jueves, 7 de marzo de 2024

La luz ha venido al mundo

"...y los hombres han preferido las tinieblas"

10 de marzo 2024

Para la celebración de este domingo Imma Calvo nos ofrece esta introducción: -"En esta cuarta semana de Cuaresma, el evangelio de Juan recurre a la luz para hablar de la salvación, entendida como plenitud de vida. Esa forma de vivir que encuentra sentido a las cruces y dificultades, que no juzga y va contra el mundo y no se esconde tras las sombras de la falsedad. Una luz que no tenemos que ir a buscarla. Está dentro. Dejemos que brille."

Y Rosario Ramos escribe, también, un hermoso comentario resumido en estas palabras: -"Jesús, a través de este discurso, concentra tres mensajes en uno y que puede ayudarnos a redirigir nuestra vida para avanzar en un camino más auténtico. Somos eternidad, somos plenitud, somos luz; somos llamad@s a bendecir, incluir, liberar, nunca a maldecir, excluir y condenar. Así podremos vencer “las tinieblas” que nos desplazan de lo esencial."

El evangelio de Juan, utilizando un lenguaje lleno de símbolos, nos habla de la experiencia de su comunidad de seguidores de Jesús. Para aquella comunidad, para aquellas personas, seguir las huellas de Jesús fue encontrar sentido a su vida. Caminando tras él, viviendo a su estilo, descubrieron la luz que iluminó sus vidas, que dio sentido a todo lo que hacían. Había personas que aceptaron y acogieron el mensaje. Otras siguieron su camino indiferentes a la invitación que les sugería un mundo nuevo, una humanidad nueva.

Hoy en día, siguiendo el ritmo y la cadencia de las celebraciones religiosas, también a nosotros se nos habla de salvación: Misa-eucaristía; devociones y rezos; predicaciones y retiros de preparación para la Semana Santa y la Pascua.

-¿Cómo entendemos eso de la salvación? ¿Es algo religioso? ¿O se trata de algo que afecta a mi vida?

Fray Marcos nos ayuda a centrarnos y entender un poco mejor lo que significa: -"Hablar de salvación es plantearse el sentido último de la vida. Sería desplegar las más elevadas posibilidades humanas. El término “salvación” tiene connotación negativa y eso es muy peligroso a la hora de entender el evangelio. El pensar en la salvación en términos negativos ha paralizado nuestra vida espiritual. He creído que, si elimino el pecado, estoy salvado. Salvarse no es evitar la condenación, sino llevarnos a plenitud de ser, al límite las posibilidades de nuestro verdadero ser."

Esa luz que ha venido al mundo de la que habla Juan, habitualmente, la aplicamos a Jesús de Nazaret. Y lo hacemos refiriéndonos a él de muchas maneras: Nuestro Salvador, nuestro Redentor, nuestro Camino, el que quita el pecado del mundo, el que nos da nueva vida... Y muchísimas otras invocaciones. Es nuestra esperanza de que nos salve. Al final es nuestro deseo que (alguien de fuera) venga a rescatarnos, nos libere y nos lleve a la vida eterna. De ahí que, por medio de nuestras súplicas y oraciones (nuestra vida religiosa), confiamos en que, de una forma u otra, al final nos salvará.

Realmente ¿es ése el mensaje del evangelio? Eso de preferir las tinieblas a la luz ¿qué puede significar? ¿Cuáles son los objetivos de mi vida? Aceptar la luz, al igual que ser buen seguidor de Jesús (buen cristiano) no es ser más religioso, sino mejor persona, con unos valores de integridad, de solidaridad, compasión, ternura y entrega (siguiendo las huellas dejadas por Jesús de Nazaret).


"La verdadera salvación -comenta Fray Marcosno puede venirme de fuera; tiene que surgir de lo más hondo de mi ser. Desde ahí, Dios hace posible mi plenitud. Hay que tener claro que me salva totalmente Dios y me salvo totalmente yo. La acción de Dios y la del hombre, ni se suman ni se restan ni se interfieren, porque son de naturaleza distinta. "Dios, que te creó sin ti, no te salvará sin ti" (S. Agustín). Todo lo que depende de Dios ya está hecho. Para que se complete mi salvación solo falta lo que depende de mí."

Por eso tengo miedo de que, en más de una ocasión, hayamos preferido las tinieblas, el modo de vivir y entender que nos proponen las modas, lo que se lleva, el consumo, el gozar de la vida sin preocuparme de los demás, la comodidad de lo mío olvidando esa parte de la humanidad que no tiene opciones y (damos por sentado) que el destino, su mala suerte, les ha hecho nacer en lugares y situaciones que su vida sea realmente infrahumana.

Llamados a ser luz es intentar que nuestros deseos, nuestros sueños, nuestras palabras y nuestros hechos, sean luz que ilumina mi pequeño mundo, mi entorno... Llamados a salvarnos unos a otros descubriendo y acogiendo a ese Dios (el de Jesús de Nazaret) que está y vive en todo y en todos y al que no acabamos de descubrir y de acoger.


Texto del evangelio de JUAN 3, 14-21


jueves, 29 de febrero de 2024

La Casa de mi Padre

"No la convirtáis en una casa de negocios"

3 de marzo 2024

Seguimos con la Cuaresma. Como en una catequesis o las clases de una asignatura la Iglesia nos va proponiendo unos textos del evangelio que nos ayuden a revisar nuestra vida religiosa, a resetear nuestro modo de vivir.

Este domingo nos ofrece un texto del evangelio de Juan ("La expulsión de los mercaderes del templo", así nos lo han predicado y comentado a lo largo de los años. Y, con lo que nos han explicado y enseñado, nos imaginamos a un Jesús con un azote de cuerdas en la mano expulsando a toda aquella gente... Sólo que, la actividad del Templo de Jerusalén, no tenía nada que ver con nuestras iglesias o con otro tipo de recintos religiosos. De ahí que es muy posible que nuestro sentir y pensar se haya desviado bastante de lo que quiso significar Jesús con su reacción al llegar al Templo.

Porque ¿qué es lo que da gloria a Dios? ¿Qué es lo que agrada a Dios? ¿Qué es lo que nos hace vivir y ser hijos de Dios? ¿La ofrenda de nuestro dinero, el sacrificio de animales, nuestras penitencias?

A lo largo de la historia de la religión las personas (hombres y mujeres) nos hemos hecho una imagen de Dios (nos hemos construido dioses a nuestro modo y manera) y, lógicamente, hemos creído que con ruegos, regalos y dones (al igual que se hace con los que mandan y dominan) ese dios que hemos imaginado nos hará más caso, nos ayudará, nos curará, nos salvará...

Y Jesús, hombre judío de su tiempo, muy religioso y con una conciencia y vivencia de Dios extraordinaria proclama la Buena Noticia del reino de Dios. Nos invita a cambiar, a convertirnos y reorientar nuestra vida... Y, como cuentan los textos de los cuatro evangelios, en ese impulso del Templo, va a subrayar ese cambio necesario: "No convirtáis la casa de mi Padre en una casa de negocios."

Son dos detalles que recoge esa expresión: "la Casa de mi Padre" y también "convertirla en casa de negocios".

Como escribe José A. Pagola: -"Para Jesús, sin embargo, era el gran obstáculo para acoger el reino de Dios tal como él lo entendía y proclamaba. Su gesto ponía en cuestión el sistema económico, político y religioso sustentado desde aquel «lugar santo»... "Aquello era un «mercado». Mientras en el entorno de la «casa de Dios» se acumulaba la riqueza, en las aldeas crecía la miseria de sus hijos. No. Dios no legitimaría jamás una religión como aquella. El Dios de los pobres no podía reinar desde aquel Templo. Con la llegada de su reinado perdía su razón de ser."

"La Casa de mi Padre". No podemos seguir pensando que se refiere al edificio religioso, a nuestra iglesia o a cualquier otro lugar religioso... Creo que debemos abrir nuestra mente y ver nuestro pueblo, nuestro país, nuestro mundo como la casa que tenemos. Creo que el Papa Francisco ha escrito mucho sobre el tema. Nuestra casa, nuestra tierra, el universo entero, es su casa y nuestra casa. Y no debemos convertirla en "una casa de negocios". Al poner como objetivo de nuestra vida la ganancia, el tener y tener más, el pasar por encima de los demás, en conseguir el máximo beneficio... nuestra casa común (de Dios y nuestra) se deteriora de manera alarmante dejando al margen a una población cada vez mayor, expoliando regiones y países enteros, empujando a pueblos enteros a emigrar, a salir de su casa y encontrarse como extranjero e indeseado, además de marginado, en los países a los que consigue llegar.

Añado un detalle del comentario de Fray Marcos: -"No se trata de purificar el templo sino de sustituir. El relato del Templo lo hemos entendido de manera simplista. Siempre interpretamos la Escritura de manera que nos permita tranquilizar nuestra conciencia echando la culpa a los demás. Como buen judío, Jesús desarro­lló su vida espiritual en torno al templo; pero su fidelidad a Dios le hizo comprender que lo que allí se cocía no era lo que Dios esperaba. Recordemos que cuando se escribió este evangelio, ni existía ya el templo ni la casta sacerdotal tenía ninguna influencia. Pero el cristianismo se había convertido ya en una religión que imitó la manera de dar culto a Dios. Es el culto de ayer y de hoy el que debe ser purificado."

¿Cómo cuestiona el evangelio nuestra manera de dar culto a Dios? ¿Sigo viendo la iglesia como la casa de Dios? ¿Nuestro encuentro de los domingos me empuja a intentar que nuestro entorno, nuestra Casa sea de verdad una casa de oración, una casa de acogida, de encuentro, de empatía y compasión en esta sociedad de negocios?

"La actuación de Jesús -sigue el comentario de José A. Pagolanos pone en guardia a todos sus seguidores y nos obliga a preguntarnos qué religión estamos cultivando en nuestros templos. Si no está inspirada por Jesús, se puede convertir en una manera «santa» de cerrarnos al proyecto de Dios que Jesús quería impulsar en el mundo. Lo primero no es la religión, sino el reino de Dios."  


Texto del evangelio de JUAN 2, 13-25


viernes, 23 de febrero de 2024

Una relición antigua

LA RELIGIÓN DEL MERCADO
DEMETRIO ORTE, demeorte@gmail.com
VALENCIA.

Una reflexión que ofrece Demetrio Orte, de Valencia... Me parece interesante.

ECLESALIA, 23/02/23.- El capitalismo es la religión del dinero.
El dinero es el ídolo, el dios, el ser supremo.
Su religión es el Mercado
con sus dogmas de la propiedad privada como sagrada,
la ley de la oferta y la demanda como primer mandamiento,
y el beneficio económico como objetivo primordial.

Sus templos son los bancos
con sus cajas fuertes como sagrarios de lo divino,
sus cajeros como confesionarios unipersonales,
sus oficinas como sacristías de conspiración,
sus ofertas como sermones seductores,
sus agentes de traje y corbata como sacerdotes serviciales,
su ecumenismo de fusión de los grandes y absorción de los menores,
y hasta algunos herejes que optan por la banca ética,
aunque parezca un oxímoron.

Te ofrecen sus tarjetas mágicas para pagar sin efectivo,
como estampitas, con su timo y todo.
Te regalan paraguas cuando hace sol
y te los reclaman cuando llueve.

Tienen también sus sacramentos:
El bautismo de abrirte una cuenta sin comisiones,
la confirmación de tus datos, pero no de los suyos,
la confesión en la declaración de Hacienda,
el orden sagrado de su jerarquía y su junta de accionistas,
el matrimonio de la hipoteca fija o variable,
la misa del sacrificio de tu vida y de su acción de gracias,
la unción de los enfermos de un préstamo ventajoso,
y la extremaunción de tu ruina si te descuidas.

Nunca tienen suficientes beneficios por tantos impuestos,
pero si quiebran siempre tendrán a papá Estado para rescatarles.
Son el poder real por encima de la democracia
y tienen al poder político como monaguillo de su misa.

Te ofrecen planes de pensiones halagadores
y prometen el cielo de inversiones salvadoras,
mientras ellos se refugian en sus paraísos fiscales.
Pero si pecas de insolvencia tendrás la penitencia del desahucio
y el infierno de la deuda eterna. 

jueves, 22 de febrero de 2024

Hubo una voz desde la nube

Éste es mi hijo, el amado: escuchadle

25 de febrero 2024

En este segundo domingo de Cuaresma el texto del evangelio de Marcos nos propone la "Transfiguración de Jesús en el monte Tabor". Es un texto conocido que nos ofrece una visión o aspecto de Jesús diferente. Y hay dos razones o motivos que me han llamado la atención.

Dice el texto que "hubo una voz desde la nube: -Este es mi Hijo, el amado: escuchadle."
Podríamos decir que el texto del evangelio recoge el sentir y la vivencia de aquella primera comunidad de seguidores y seguidoras de Jesús. Fue tan impactante lo que vieron y oyeron en Jesús de Nazaret que experimentaron una auténtica revelación. Una manera simbólica de contarlo: "Hubo una voz desde la nube (referencia a Dios mismo) que les dijo: Éste es mi hijo amado, escuchadle".
Lo decían, lo repetían y lo predicaban...
Y, hoy, es la misma invitación que nos llega a nosotros. 

Vivimos en la era de la comunicación, de la información, de toda esa técnica de recibir y enviar datos desde y hasta el fin del mundo... Y eso está muy bien. Quizás la parte negativa está en nuestra capacidad y tiempo para escuchar. Existe como un modo compulsivo de enviar y recibir notas, mensajes, videos, fotografías, noticias...; pero nos cuesta prestar atención y escuchar. Tener en cuenta a las otras personas.

Como escribe José Antonio Pagola: -"Cada vez tenemos menos tiempo para escuchar. No sabemos acercarnos con calma y sin prejuicios al corazón del otro. No acertamos a acoger el mensaje que todo ser humano nos puede comunicar. Encerrados en nuestros propios problemas, pasamos junto a las personas, sin apenas detenernos a escuchar realmente a nadie. Se nos está olvidando el arte de escuchar." 

Jesús de Nazaret, hombre judío de su tiempo, vivió algo único. Llevó su humanidad a unos niveles de intensidad, de entrega, de empatía y de compasión que llamó poderosamente la atención de sus coetáneos. Y se preguntaban de dónde sacaba todo eso. Él era de Nazaret. Lo conocían bien. Conocían a su familia.
Le oyeron proclamar lo de la Buena Noticia del Reino de Dios. Invitó a todos a cambiar y plantear su vida de otra manera... Él miraba y escuchaba a la gente, se compadecía de ella, se hacía cercano a sus males y problemas... Y escucharon sus cuentos y parábolas llenos de una humanidad divina, de una humanidad diferente, de una sociedad de personas unidas en fraternidad.

Fray Marcos lo explica mucho mejor: -"Jesús, como ser humano, tuvo que luchar en la vida por descubrir su ser. El relato de hoy quiere decir que habitaba en él lo divino. Seguramente se trate de un relato pascual que se consideró oportuno retrotraer a la vida de Jesús. En los relatos pascuales se insiste en que ese Jesús Vivo es el mismo que anduvo con ellos por las tierras de Galilea. En la trasfiguración, se dice lo mismo, pero desde el punto de vista contrario. El Jesús que vive con ellos es ya el Cristo glorificado."

"El relato, quiere demostrar que lo que descubrieron de Jesús después de su muerte, ya estaba en él durante su vida, aunque no fueron capaces de apreciarlo. Jesús fue siempre lo que nos hace ver el relato, antes de la muerte y después de ella. Lo que hay de divino en Jesús está en su humanidad, no está añadido a ella. Este mensaje es muy importante a la hora de superar visiones demasiado maniqueas de Jesús."

La pregunta que hoy me hago es si realmente yo escucho su mensaje. Si todo eso que nos cuentan los evangelios que nos dejó dicho me llega, si lo hago mío. Si me pongo en marcha y trato de vivir a su manera y estilo. Porque no se trata de saberse el texto del evangelio o de rezar muchas oraciones. Si no sé escuchar a las personas que me rodean, si no soy capaz de sentir empatía y compasión por los que lo necesitan, eso quiere decir que no tengo cobertura, no tengo conexión, he perdido la antena... Las voces que escucho pueden, quizás, llenar mis oídos y hasta hacerme vibrar; pero si no me ayudan a escuchar...

Voy a citar un texto de San Pablo (Carta a los 1 Corintios 13:1-7) -"Aunque hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, si me  falta el amor sería como bronce que resuena o campana que retiñe. Aunque  tuviera el don de profecía y descubriera todos los misterios, -el saber más  elevado-, aunque tuviera tanta fe como para trasladar montes, si me falta el  amor nada soy."

Ahí estamos. Tiempo de Cuaresma. Tiempo para aprender a guardar silencio y escuchar.


Texto del evangelio de MARCOS 9, 2-10


jueves, 15 de febrero de 2024

Está cerca el reinado de Dios

Tened fe en esta buena noticia

18 de febrero 2024

Hemos comenzado el tiempo de Cuaresma. Y se nos habla del desierto, de penitencia, de conversión. Todo ello, unido a las imágenes que guardamos de tantos años de iglesia, nos puede resultar poco atractivo y de poco interés.

El texto del evangelio de Marcos, después de indicarnos que el Espíritu lo empujó al desierto y que estuvo tentado por satanás, nos dice que Jesús se puso a proclamar la buena noticia de parte de Dios.

La tradición de la Iglesia nos invita a que cada uno de nosotros hagamos nuestro desierto (retiro, reflexión) y busquemos la conversión (enmendaos - penitencia)... 
Quizás nos falta escuchar mejor el mensaje que nos propone Jesús y dejar que entre, de verdad, en nuestra mente, en nuestro corazón.

José Antonio Pagola nos ofrece esta hermosa aclaración: -"Para comenzar, el verbo griego que se traduce por «convertirse» significa en realidad «ponerse a pensar», «revisar el enfoque de nuestra vida», «reajustar la perspectiva». Las palabras de Jesús se podrían escuchar así: «Mirad si no tenéis que revisar y reajustar algo en vuestra manera de pensar y de actuar para que se cumpla en vosotros el proyecto de Dios de una vida más humana».

Detrás de las palabras de Jesús de Nazaret debemos entender que hay realmente un proyecto de Dios para todas las personas. Que no estamos en esta vida sólo para ir tirando, para disfrutar de lo que podamos, para comer, dormir, tener hijos y pasarlo lo mejor posible... Que nuestro mundo, nuestra sociedad (y toda la creación) lleva dentro de sí como un diseño y una finalidad: una humanidad que vive y convive con unas actitudes y unos pensamientos de compasión, de solidaridad, de fraternidad, de la relación que crea en nosotros vínculos de unidad con las otras personas y con todos los elementos de la creación.

Como comenta muy bien José A. Pagola: -"No se nos pide una fe sublime ni una vida perfecta; solo que vivamos confiando en el amor que Dios nos tiene. Convertirnos no es empeñarnos en ser santos, sino aprender a vivir acogiendo el reino de Dios y su justicia. Solo entonces puede comenzar en nosotros una verdadera transformación.

Vamos a necesitar el silencio del desierto (o de nuestra habitación) para escuchar bien el mensaje de Jesús y captar la invitación que nos hace a todas las personas. Tiempo, también, para la contemplación: las personas que nos rodean y también el universo (macrocosmos y microcosmos) con todas sus maravillas... Tiempo y silencio para ver y contemplar. Y llegar a sentir que ese proyecto de Dios es real y estamos incluidos en él.

Texto del evangelio de MARCOS 1, 12-15


miércoles, 7 de febrero de 2024

Acudió a él un leproso

Conmovido, extendió la mano y lo tocó diciendo:

- Quiero, queda limpio.

11 de febrero 2024 

El texto del evangelio de este domingo (Marcos, cap. 1) nos narra la curación de un leproso...
Imma Calvo centra nuestra atención en la actitud de Jesús de Nazaret: -"El relato de la curación del leproso manifiesta una de las claves del mensaje evangélico. Jesús no descartaba a nadie. Se pensaba que los leprosos no tenían cura y tocarlos estaba expresamente prohibido. El milagro fue confiar en que todo ser humano puede cambiar."
Una enfermedad, una dolencia, un defecto... Tenía que ser terrible. Es como si te borrasen la existencia.
Después de tantos años de cristianismo (veinte siglos) se diría que ya hemos superado todas esas leyes y normas. Que eso que cuenta el evangelio era cosa del pueblo judío. Pero, viendo nuestra sociedad y nuestro mundo, no es difícil detectar modos, actitudes y comportamientos que expresan otra cosa.
"Nuestras sociedades -comenta Imma Calvotiran pronto la toalla y van levantando todo tipo de muros para excluir a los molestos. Fronteras y papeles para obstaculizar a los migrantes. Cárceles que no reinsertan para los que delinquen. Residencias para los que ya no se valen por sí mismos."
Declararse discípulo o seguidor de Jesús de Nazaret es aceptar la invitación que nos hace cada día a convertirnos y cambiar de mentalidad porque el reino de Dios está cerca... Un cambio que nos permita ver a las otras personas como Dios mismo las ve y las mira.
Dice el texto del evangelio que Jesús conmovido, extendió la mano y lo tocó...
Compasión, solidaridad, cercanía, acogida...
Nuestra comunidad cristiana, por encima de todo, tendría que caracterizarse por ese estilo de vida. Recordemos que de aquellas primeras comunidades de seguidores se decía: "mirad cómo se aman..."
Por encima de raza, sexo, cultura, religión y costumbres, la invitación de Jesús es algo exigente de manera que día a día vayamos creciendo en humanidad. Entonces nuestra respuesta tiene que tener una atención diferente a la que nos pide nuestra sociedad, un mundo en el que catalogamos a la gente.
José Ant. Pagola nos ayuda a reflexionar con este comentario:-"Hace unos años pudimos escuchar todos la promesa que el responsable máximo del Estado hacía a los ciudadanos: «Barreremos la calle de pequeños delincuentes». Al parecer, en el interior de una sociedad limpia, compuesta por gentes de bien, hay una «basura» que es necesario retirar para que no nos contamine. Una basura, por cierto, no reciclable, pues la cárcel actual no está pensada para rehabilitar a nadie, sino para castigar a los «malos» y defender a los «buenos».

"Qué fácil es pensar en la «seguridad ciudadana» y olvidarnos del sufrimiento de pequeños delincuentes, drogadictos, prostitutas, vagabundos y desarraigados. Muchos de ellos no han conocido el calor de un hogar ni la seguridad de un trabajo. Atrapados para siempre, ni saben ni pueden salir de su triste destino. Y a nosotros, ciudadanos ejemplares, solo se nos ocurre barrerlos de nuestras calles. Al parecer, todo muy correcto y muy «cristiano». Y también muy contrario a Dios."

-"Si quieres, puedes limpiarme..."

Pienso que la gran preocupación de nuestra Iglesia tiene que ser ese mundo marginado, los impuros, los que no tienen cabida en nuestra sociedad de limpios. Ser portadores de Buena Noticia. Nuestra salvación está en esa vida nueva, en una humanidad que acoge, que es solidaria y nos hace vivir como verdaderos hijos de Dios.

Hay momentos en los que me digo si nosotros, los cristianos, nos hemos creado una religión a nuestra medida: Tenemos celebraciones, rezos y devociones que nos ofrecen salvación (y reparación en caso de avería = la confesión) y nos permiten vivir tranquilos sin necesidad de complicarnos la vida pensando en todos esos delincuentes y marginados que enturbian nuestra sociedad.

-Si quieres, puedes limpiarme...


Texto del evangelio de MARCOS 1, 40-45


Si el grano de trigo no muere...

...Permanece él solo 17 de marzo 2024 Avanzamos en la Cuaresma con este quinto domingo (o semana de Pasión) siguiendo con la lectura del eva...