jueves, 30 de diciembre de 2021

Meditar en nuestro interior

María conservaba todo esto en su interior

2 de enero 2022


Comenzamos el nuevo año celebrando a María como Madre.

Ése sería el mejor y único título que deberíamos dar a María, la madre de Jesús.

A lo largo de la historia la Iglesia (los Papas, los Obispos, los escritores y doctores de la misma, además del pueblo en general) le ha ido añadiendo tantos títulos, tantas invocaciones y tantos adornos y vestiduras como nombres diferentes. Ello hace que, al final, dejamos en el olvido su título y razón de ser más importante: Madre.


Jesús de Nazaret, con su estilo de vida, con sus palabras y con sus hechos, nos ha dado a conocer a Dios como Padre-Madre, Abbá. 

Nacido y criado en medio del pueblo judío, madura en su interior un sentido de Dios que se distancia mucho del Dios de la Biblia: Todopoderoso, Juez, Vengador, que premia lo bueno y castiga lo malo, que pelea contra los enemigos de Israel, que exige sacrificios para calmar su ira, etc. En Jesús percibimos a un Padre amoroso pendiente de cada uno de nosotros, que celebra la vuelta del hijo descarriado y sale al camino a recibirlo y celebra una gran fiesta. Un Padre que valora mucho más la atención que se da a un hambriento o a un sediento que las muchas oraciones o los gestos de cumplimiento de normas y mandamientos... Y Jesús de Nazaret lo vive así. Es realmente una "imagen" de Dios, vive, camina, actúa como auténtico hijo de Dios.


Y María es su madre.

Jesús, nace, crece y se desarrolla en el seno de una familia de Nazaret. Y podemos decir que, incluso en una sociedad patriarcal, la sensibilidad, la atención y el modo de actuar que una mujer prestaba a todos sus componentes, ese algo femenino que va mucho más allá de las palabras y los discursos también debió de marcar su estilo y manera de ser.


"María, por su parte, conservaba el recuerdo de todo esto, meditándolo en su interior", así dice el evangelio de Lucas.


"Lo que estamos celebrando -escribe Fray Marcos- es que María hace presente a Dios (Emmanuel). S. Agustín dice que María fue madre de Dios, no por su relación biológica, sino por haber aceptado el proyecto de Dios. En eso, María puede seguir siendo modelo porque todos tenemos a Dios en el centro de nuestro ser y todos tenemos que dar a luz a Dios (Eckhart). Los primeros padres llamaban a la Iglesia partera, porque su misión era ayudar a los seres humanos a alumbrar a Dios. Dios sigue dándose a todos y cada uno de los hombres. Experimentar ese don es la tarea más importante que puede llevar a cabo un ser humano."


Al iniciar el nuevo año quiero hacerme a mí mismo esta propuesta: Meditar en mi interior, al estilo de María, eso que decía de ella San Agustín - Aceptar el proyecto de Dios.

O, tomando para mí las palabras de Eckhart: Todos tenemos que dar alumbrar (dar a luz) a Dios.


Seguir las huellas del Maestro, ser su discípulo, es, ante todo, eso: Vivir como hijos de ese Padre que él nos muestra, parecernos a Él. Tener, por encima de todo, ese objetivo en nuestra vida: ser persona que mira y siente como Dios (la atención a los más débiles, la compasión por encima de las leyes y derechos, la ternura hacia los más necesitados, ser capaz de escuchar olvidando mi propio yo).

Y meditar en mi interior (hacerlo carne de mi carne) que Dios (ése que nos muestra Jesús) es todo Amor, que se da totalmente. No sólo a los buenos, a los cumplen los mandamientos, a los que van a misa, a los católicos... No! A todas y cada una de las personas. Y me está invitando cada día y cada momento a ser tan humano como Él. Algo así significaría que Dios se encarna y se hace humanidad. Porque está dentro de nosotros, dentro de todo lo que nos rodea. Es la raíz y fuente, la energía que se desarrolla y crece sin cesar... Porque es Amor creador.

Y no necesitamos ninguna figura especial. Tampoco nos sirven las imágenes que nos hemos hecho tantas veces de Dios.


Y soñando ya con el nuevo año quiero desear un Feliz Año Nuevo para todas las personas (las de cerca y las de lejos) al tiempo que mando un abrazo muy, muy fuerte.

Texto del evangelio de LUCAS 2, 16-21

domingo, 26 de diciembre de 2021

Una gran alegría

Os traigo una gran noticia

25 de diciembre 2021


Nochebuena, Navidad y todos estos días celebramos algo importante en la vida de la comunidad cristiana.

Quizás todo el envoltorio de las fiestas no es lo más adecuado para adentrarnos en su significado más profundo.

Primero, la lectura literal de los textos del evangelio de Lucas nos llevan a una visión poética, tierna e infantil de su mensaje.

Y en segundo lugar, la acumulación de fiestas, regalos, adornos, comidas y encuentros familiares han pasado a ocupar el primer lugar en nuestra vida y, al final de las mismas, nos queda algo así como una resaca de tanta fiesta.

Por eso, como escribe Fray Marcos, "Cualquier clase de discurso que podamos hacer hoy se me antoja ridículo. Nada se puede expresar con propiedad del misterio que estamos celebrando. Hoy mejor que nunca debíamos aplicar el proverbio oriental: “Si tu palabra no es mejor que el silencio, cállate”. Solo en clave de silencio seremos capaces de entender algo. Esta noche debemos intentar una meditación sosegada sobre Jesús y sobre lo que su figura supone para todos nosotros. Lo que tienes que descubrir y vivir no puede venir de fuera, tiene que surgir de lo hondo de ti mismo..."

"El ángel dijo a los pastores: No temáis, mirad os traigo una buena noticia..."

Pienso que son palabras que apuntan al mensaje mismo de Jesús: "El reino de Dios está cerca..." "Creed en la buena noticia..."

Y ahí tiene que llegar nuestra reflexión: Esa buena noticia a la que estoy llamado a unirme reclama de mí algo. He sido invitado (como los pastores, como todo el pueblo) a unirme a esa gran alegría.

Y, aunque nos dicen que nos ha nacido un salvador, entiendo que esas palabras nos están señalando el camino: Un salvador - un niño envuelto en pañales y recostado en un pesebre... No es un rey, no es un señor rico y poderoso, no es un conquistador con su ejército... ¿Hay algo más débil y necesitado que un bebé recién nacido? Y además, un bebé recostado en un pesebre (o en una patera, o en un campamento de refugiados, en un barrio marginado)...

"A esa gran alegría que será para todo el pueblo" estamos todos invitados. Porque todos estamos llamados a cambiar, a convertirnos, a pensar y actuar de manera nueva: "como hijos de Dios", con una mentalidad y actitud solidaria, tierna y compasiva, viviendo la realidad de nuestro día a día como personas (hermanos y hermanas) que se dan la mano y van haciendo realidad una humanidad nueva.


A todo eso quiero decir: ¡Feliz Navidad! Eguberri on! Bon Nadal! junto con un abrazo bien fuerte.

Texto el evangelio de LUCAS 2, 1-14

jueves, 16 de diciembre de 2021

La alegría de creer

Dichosa por haber creído

19 de diciembre 2021


Cuando en la casa se espera el nacimiento de un hijo o de una hija vamos contando los días que faltan... La mamá lleva la cuenta y va haciendo sus preparativos.

Este domingo, el cuarto de Adviento, la Iglesia nos propone un texto de Lucas con la presencia de dos personajes: Isabel (que dará a luz a Juan el Bautista) y a María (su prima) que lleva en su seno a Jesús...

No es una crónica de sucesos... Lucas en su narración está haciendo Teología y todo el texto está lleno de símbolos. Y cada uno de nosotros tiene que ir desentrañando la profundidad del mensaje y descubrir la alegría de creer.


Como comenta José Antonio Pagola: "-Estamos viviendo unos tiempos en los que cada vez más el único modo de poder creer de verdad va a ser para muchos aprender a creer de otra manera."

"La fe es siempre una experiencia personal. No basta creer en lo que otros nos predican de Dios. Cada uno solo cree, en definitiva, lo que de verdad cree en el fondo de su corazón ante Dios, no lo que oye decir a otros. Para creer en Dios es necesario pasar de una fe pasiva, infantil, heredada, a una fe más responsable y personal. Esta es la primera pregunta: ¿yo creo en Dios o en aquellos que me hablan de él?"


Tanto Jesús como María, también ellos hicieron su camino de fe a lo largo de los momentos de sus vidas. Los textos del evangelio nos dan como el resumen y en unas pocas palabras recogen la actitud que tuvieron en su vida cotidiana: -"He aquí la esclava del Señor. Hágase en mí tu palabra". -"Dichosa tú por haber creído..." Y todo lo que recogen los evangelios sobre Jesús va apareciendo en forma de parábolas, de dichos y frases que hablan de una confianza total en Dios (nuestro padre, nuestro Abbá=papá), un ponerse en manos de Dios en todo momento, incluso en los momentos más amargos de su vida (cuando ve el final que se le echa encima).


"Creer no significa -escribe Fray Marcos- la aceptación de verdades, sino confianza total en un Dios, que siempre quiere lo mejor para el ser humano..."


Tenemos el peligro de pensar y hablar de "nuestra fe" teniendo como referencia detalles de nuestra práctica religiosa: ir a misa los domingos, rezar ciertas oraciones, estar de acuerdo con lo que predica la Iglesia, aceptar "verdades" que siempre nos han predicado (el cielo, el infierno, la salvación...). Pero ¿cuál es mi actitud en mi vida cotidiana?


"En la fe no todo es igual (aclara José A. Pagola). Hay que saber diferenciar lo que es esencial y lo que es accesorio, y, después de veinte siglos, hay mucho de accesorio en nuestro cristianismo. La fe del que confía en Dios está más allá de las palabras, las discusiones teológicas y las normas eclesiásticas. Lo que define a un cristiano no es el ser virtuoso u observante, sino el vivir confiando en un Dios cercano por el que se siente amado sin condiciones..."


Para este cuarto domingo de preparación a la Navidad éstos son los puntos que me parecen importantes. Ante todo es nuestra actitud ante ese Dios que siempre se acerca a nosotros, que nos rodea y nos envuelve, y que sólo nos pide que estemos atentos para acogerlo...

"Dichosa tú porque has creído..." Felices nosotros cuando nos abrimos a esa realidad de Dios y ponemos toda nuestra confianza en su amor inmenso e inagotable poniendo nuestra vida en sus manos.


En el evangelio de Juan se lee que Jesús dice: "-Mi alimento es hacer la voluntad de Dios..."

"Los primeros cristianos -explica Fray Marcos- no llegaron a la conclusión de que Jesús era Hijo de Dios porque descubrieron en Él la “naturaleza” de Dios sino porque descubrieron que Jesús cumplió su voluntad. Hacía presente a Dios en lo que era y lo que hacía. Para el pensamiento semítico, ser hijo no era principalmente haber sido engendrado sino el reflejar lo que era el padre, cumplir su voluntad, imitarle. Esa fidelidad al ser del padre convertía a alguien en verdadero hijo. Descubrir esto en Jesús, les llevó a considerarlo, sin duda alguna, Hijo de Dios..."


Como cristianos tenemos que distinguirnos, por encima de todo, como seguidores de sus "huellas", personas que vamos adoptando su manera de vivir, su confianza y total entrega a lo que Dios quiere de nosotros: una humanidad solidaria, compasiva, fraterna... Y cuando vivimos así Dios se hace presente y su Reino llega a nosotros.



Texto del evangelio de LUCAS 1, 39-45

La alegría de compartir

¿Qué tenemos que hacer?

12 de diciembre 2021


Ya estamos en el tercer domingo de Adviento. En muchos aspectos nos vemos empujados a "preparar" la Navidad. El ambiente, los programas de los medios de comunicación, la perspectiva de las comidas en familia, las compras y regalos... Todo nos quiere decir que "se acerca" la Navidad.

Y, normalmente, nos dejamos llevar. Y en nuestro pensamiento o en nuestro subconsciente nos quedamos con todo eso como si fuera lo importante, lo que esperamos, lo que nos va a hacer felices.

El evangelio de este domingo nos presenta a Juan el Bautista y el evangelista pone en su boca la respuesta a todo aquello que inquietaba a la gente de su tiempo: "¿Qué tenemos que hacer?" Y su respuesta crea en nosotros cierta inquietud: "- El que tenga dos túnicas, que las comparta con el que no tiene, y el que tenga que comer, que haga lo mismo."

Por otra parte, como explica Fray Marcos, hay una diferencia importante entre el mensaje de Juan y el que proclama Jesús de Nazaret: "Las respuestas manifiestan la igualdad y la diferencia entre el mensaje de Jesús y el de Juan. El Bautista creía que la salvación que esperaban de Dios iba a depender de su conducta. Esta era también la actitud de los fariseos. Jesús sabe que la salvación de Dios es gratuita e incondicional. Es curioso que los seguidores de Jesús, todos judíos, se encontraran más a gusto con la predicación de Juan que con la suya. Por esa misma razón los primeros cristianos, que seguían siendo judíos, cayeron en seguida en una visión del evangelio moralizante. Jesús no predicó ninguna norma moral. Es más, se atrevió a relativizar la Ley de una manera insólita. El hecho de que permanezcan en el evangelio la frase como “las prostitutas os llevan la delantera en el Reino”, indica claramente que para Jesús había algo más importante que el cumplimiento de la Ley..." 

Mira que llevamos dos mil años llamándonos "seguidores" de Jesús de Nazaret. Lo proclamamos, una y otra vez, en la Iglesia, en nuestros encuentros, en nuestras oraciones, en nuestras devociones...; pero seguimos convencidos de esa práctica de "buenas obras" que harán que llegue a nosotros "el reino de Dios". Si cumplimos los mandamientos, si vamos a misa, si recibimos los sacramentos, si rezamos todos los días..., Dios nos dará su "salvación". Y terminamos pensando que la Ley es lo más importante...

Me ha hecho pensar mucho y me cuestiona tremendamente lo que escribe Fray Marcos: "No hemos aceptado la encarnación ni en Jesús ni en nosotros. No nos interesa para nada el “Emmanuel” (Dios-con-nosotros), sino que Jesús sea Dios y que él, con su poder, potencie nuestro ego. Lo que nos dice la encarnación es que no hay nada que cambiar, Dios está ya en mí y esa realidad es lo más grande que podría esperar. Ésta tendría que ser la causa de nuestra alegría."

La alegría del mensaje de Jesús (el resumen del mensaje de Navidad) es que Dios, nuestro padre, siempre está ahí. Nosotros somos un todo con Él, su amor nos envuelve, Él es la fuente y raíz de nuestra vida, Él está presente en todo lo que nos rodea... Lo que nos falta es abrir los ojos, descubrirlo, aceptarlo y dejarnos llevar por tanto amor... Descubrir ese mensaje será el principio de nuestra "salvación", la fuente de nuestra alegría, la plenitud de nuestro ser.

Y, claro, a la pregunta ¿Qué debemos hacer? sólo podemos responder con algo tan sencillo como "compartir".

No hay una respuesta hecha que nos sirva a todos. No me vale lo que predique el sacerdote en la misa o lo que pueda leer en algún libro o comentario... Fray Marcos lo expresa de esta manera: "La respuesta que debo dar a la pregunta: ¿qué debemos hacer?, es simple: Compartir. ¿Qué? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Dónde? Tengo que adivinarlo yo... No se trata de hacer o dejar de hacer sino de fortalecer una actitud que me lleve en cada momento a responder a la necesidad concreta del otro."

Si he abierto los ojos y el corazón a la realidad de Dios en nosotros, si he sido capaz de dejarme absorber por el que es ante todo y sobre todo Amor, entonces mi manera de ver y de mirar será con los ojos y la mirada de compasión de Dios mismo y ahí entra el estilo del "buen samaritano" o del "padre del hijo pródigo"... Y, a partir de ahí, tendré mi respuesta al vagabundo, al inmigrante, al extranjero, al de una raza, color o religión diferente... Y podré compartir la alegría de saber y experimentar que Dios está aquí y colma todas las aspiraciones de cualquier persona.

Texto del evangelio de LUCAS 3, 10-18


viernes, 3 de diciembre de 2021

Para que toda carne vea la salvación de Dios

Preparad el camino del Señor

Domingo 5 de Diciembre de 2021

Segundo domingo de Adviento. Y en la catequesis que nos ofrece la Iglesia aparece la figura de Juan el Bautista. Una figura muy especial que, también en su manera de expresarse, nos va a pedir que estemos atentos, que no nos despistemos…

“Lucas ha resumido su mensaje -escribe José Antonio Pagola- con este grito tomado del profeta Isaías: «Preparad el camino del Señor». ¿Cómo escuchar ese grito en la Iglesia de hoy?  ¿Cómo abrir caminos para que los hombres y mujeres de nuestro tiempo podamos encontrarnos con él? ¿Cómo acogerlo en nuestras comunidades?”

“Allanad sus senderos; los valles serán rellenados, los montes y colinas serán rebajados; lo torcido será enderezado, lo escabroso será camino llano. Y toda carne verá la salvación de Dios».

Desde las vivencias de las primeras comunidades de seguidores de Jesús, Lucas recoge y transmite la exigencia del grito de Juan y que, era ya también, de la iglesia primitiva: Para que toda carne vea la salvación de Dios… Los senderos, los valles, los montes y colinas, lo torcido, lo escabroso… de nuestro mundo y nuestra sociedad. 

Para que la gente, los hombres y mujeres de nuestro tiempo vean la salvación de Dios tenemos que implicarnos y empeñarnos en preparar el camino. Y creo que tiene mucho que ver con la realidad social que nos envuelve, con esta humanidad hecha girones por tantos sitios y países. Y, aunque las fiestas y celebraciones que se preparan en las iglesias pueden ser bonitas y emotivas, andarán muy descaminadas si ni prestan atención a esos caminos, a esos valles, a esos montes, a lo que está torcido y escabroso.

Texto del evangelio de Lucas (3,1-6)

Qué significa estar despierto

Estad despiertos

Domingo 28 de Noviembre de 2021

Este domingo, 28 de noviembre, comenzamos el tiempo de Adviento.

Tanto en la Iglesia, como en otros círculos o grupos, se nos propone un tiempo de preparación. ¿Para qué?

Dentro de la predicación y catequesis de la Iglesia se trata de preparar la venida del Señor, es la preparación de la Navidad. En otros grupos se preparan para la celebración del solsticio de invierno con toda la carga emocional que le van poniendo al tratar de recuperar el respeto por la naturaleza y esa realidad que nos envuelve y nos hace vivir…

Pero, tanto para unos como para otros, me atrevería a decir que la llamada de atención que nos llega desde el evangelio no era precisamente ni una cosa ni la otra.

“A lo largo del evangelio -como escribe José Antonio Pagola- escuchamos su llamada insistente: «vigilad», «estad atentos a su venida», «vivid despiertos». Es la primera actitud del que se decide a vivir la vida como la vivió Jesús. Lo primero que hemos de cuidar para seguir sus pasos.”

Nosotros, en nuestro grupos y comunidades, nos ha parecido mejor celebrar que hace dos mil años nació Jesús de Nazaret y con él nos llegó la salvación… Por eso celebramos, cantamos, hacemos fiestas, incluso nos hacemos un poco más caritativos y sonreímos felices en la reuniones familiares…

Al empezar el Adviento, en las fiestas de Navidad y Año Nuevo, y en todo momento deberíamos asumir el mensaje de Jesús tal como nos lo transmite.

Me gusta cómo lo comenta José Antonio Pagola: “Jesús no se dedicó a explicar una doctrina religiosa para que sus discípulos la aprendieran correctamente y la difundieran luego por todas partes. No era ese su objetivo. Él les hablaba de un «acontecimiento» que estaba ya sucediendo: «Dios se está introduciendo en el mundo. Quiere que las cosas cambien. Solo busca que la vida sea más digna y feliz para todos».

Jesús llamaba a esto el «reino de Dios». Hemos de estar muy atentos a su venida. Hemos de vivir despiertos: abrir bien los ojos del corazón; desear ardientemente que el mundo cambie; creer en esta buena noticia que tarda tanto en hacerse realidad plena; cambiar de manera de pensar y de actuar; vivir buscando y acogiendo el «reino de Dios».

Texto del evangelio de Lucas (21,25-28.34-36)

Mi reino no es de este mundo

“Fiesta de Cristo Rey”

21 de noviembre 2021

Como cada año, al finalizar el “año litúrgico” la Iglesia nos propone la fiesta de Cristo Rey.

Siempre han encontrado los sacerdotes explicaciones que nos hacen valer esa idea e imagen. Recuerdo al sacerdote de nuestra parroquia de Madrid que resaltaba aquello de que “reinar es servir”

Y así, tengo la sensación de que le damos la vuelta al evangelio y nos salimos de las pautas marcadas por nuestro Maestro y seguimos marcando distancias cada día mayores con la Buena Noticia del Evangelio.

Nuestra Iglesia, a lo largo de los siglos, se ha ido afianzando como una institución fuertemente organizada, con mucho poder y mucha riqueza.

Cuando los obispos nos advierten de que la Iglesia no es una Democracia… está claro lo que quieren expresar: No tenemos derecho a Voz y Voto. La Iglesia es una teocracia. Dios está por encima de todo y de todos. Eso está muy bien. Por debajo de Dios-Padre está el Hijo (Jesucristo) y de él proclamamos que (Dios lo ha hecho) Rey del Universo al que le están sometidas todas las cosas…

Todo eso parece estar en la línea de los argumentos que utiliza San Pablo para ensalzar y enaltecer la persona de Jesús. Pero… nos olvidamos de algo tan esencial en el mensaje de Jesús de Nazaret que parece mentira que aceptemos tan tranquilamente esa estructura, esa organización y esa presentación como lo más lógico y lo más humano.

Eso sí, lo más humano sí será; pero alejado del evangelio un buen rato.

Cuando se acerca uno a Jesús y le dice: -Maestro bueno… Enseguida reacciona y le contesta: -Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno, sino Dios.

Y luego continúa: -No llaméis a nadie padre, porque uno sólo es vuestro padre que está en los cielos.

-No llaméis a nadie Señor…

Sabéis bien cómo los poderosos oprimen y esclavizan a sus súbditos. No será así entre vosotros.

El que quiera ser el primero, que sea vuestro esclavo. El que quiera ser más importante, que sea vuestro servidor…

Porque yo no he venido a ser servido, sino a servir…

Ésa es la actitud y el estilo de vida que nos quiere transmitir Jesús. Y al mirar la institución de la Iglesia es como si quisiera corregir a Jesús, como lo intentó Pedro. Y el Maestro se enfadó con él. Y le dijo: -Apártate de mí, satanás, porque no has entendido nada.

Entonces, ¿por qué ese empeño en celebraciones de este tipo que no hacen más que reforzar uno de los argumentos más frecuentes entre la gente que ha abandonado la Iglesia dejando de creer en su mensaje…?

Mi reino no es de este mundo… Sería como decir, la comunidad de seguidores que quiera venir detrás de mí, que se olvide de los valores de este mundo: el poder, la riqueza, la fama, la ostentación, el ser bien vistos, andar bien vestidos, lucir ornamentos sagrados… Nada de todo eso sirve para esta nueva humanidad.

Yo soy el buen pastor

...que se entrega por sus ovejas 21 de abril 2024 El texto del evangelio de Juan que escuchamos este domingo 4º de Pascua nos habla del &quo...