Buscad y encontraréis
27 de julio 2025
A lo largo de mis años de formación los maestros que tuve nos enseñaron "muchas oraciones". También nos iniciaron en la "meditación".
Pero, después de todos esos años y de todas esas enseñanzas, me he encontrado repitiendo la súplica de los discípulos de Jesús: "Enséñame a orar".
Me parece muy acertado el comentario que hace Fray Marcos: -"Si Jesús hubiera dado una oración concreta a sus discípulos para que la repitieran, ¿se les habría olvidado con tanta facilidad? Solo dos evangelistas la narran y, además, de manera diferente. No, la oración no se enseña, nace de una actitud vital que tiene que ir más allá de cualquier deseo o preocupación por agradar a un dios que está más allá de las nubes."
"¿Alguien se puede creer que lo que hacía Jesús cuando se retiraba a ‘orar’ era repetir oraciones prefabricadas? Los discípulos estaban intrigados por lo que Jesús hacía cuando se quedaba solo. La oración es algo vivo que tiene que salir de lo más hondo del ser."
Así pues, yo también escucho las palabras de Jesús: "Buscad y encontraréis". Escucho su mensaje y trato de prestarle atención, escuchar... Escuchar para comprender... Y comprender para amar...
Y mi oración, mis momentos de silencio y de búsqueda, es mi manera de buscar, de hacer mío el mensaje de Jesús, de centrar mi vida en lo que Jesús le dijo a Marta: "Marta, Marta, andas inquieta y preocupada con muchas cosas... Sólo una es necesaria". Sí, algo que tiene todo el valor y que me empuja a dejar de lado todo lo demás. Es la perla preciosa, el tesoro escondido... Y, poco a poco, me parece ir descubriendo la vida que está en nosotros, en las demás personas, en la naturaleza, en el cosmos... Esa vida que es Dios mismo (como padre, como madre que nos da su aliento vital).
Fray Marcos nos ofrece una pista interesante: -"Hubo un tiempo en que di mucha importancia al Padrenuestro, hasta me lo aprendí en arameo y lo recé muchas veces en la lengua que utilizó Jesús. Pero hoy no lo veo de la misma manera. No deja de ser un rezo más que hay que superar para llegar a contemplar."
Algo así he vivido yo mismo. También tengo el texto en arameo y me gustó poder repetir esas palabras que me aparecían como el mensaje íntimo de Jesús. Pero también he ido cambiando. Me gusta rezar utilizando esas expresiones. Es más me gusta desmenuzarlas y hacerlas mías. Incluso recuerdo algunos comentarios de Joachim Jeremías... (Que mi vida, mis pensamientos, mis obras y mis deseos santifiquen tu nombre, que le den gloria. Que me esfuerce para que llegue tu reino a mi vida. Que sepa hacer tu voluntad, lo que tú quieres y esperas de mí...).
Al mismo tiempo he ido aprendiendo a guardar silencio y tratar de ver y contemplar lo que me rodea, la naturaleza, la vida, tantas cosas que ocurren y nos pasan... para centrarme en Él, el que es nuestra fuente, origen y raíz... Nuestra madre, nuestro padre... Como queramos llamarle. Y ponerme en sus manos. Mi vida (que viene de él y que a él regresa). Y cada paso que doy, me voy acercando a él.
Abbá - Immá... No sé nada de tí, no puedo explicar ni decir; pero sé que estás ahí dando vida, energía, fuerzas... Y maravillas infinitas. Si me dejo llenar de tu aliento, me iré pareciendo a un hijo. Amén
Texto del evangelio de LUCAS 11, 1-13
1 Una vez estaba él orando en cierto lugar; al terminar, uno de sus discípulos le pidió:- Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos.
2 Él les dijo:
- Cuando oréis, decid: "Padre, proclámese ese nombre tuyo, llegue tu reinado; 3 nuestro pan del mañana dánoslo cada día 4 y perdónanos nuestros pecados, que también nosotros perdonamos a todo deudor nuestro, y no nos dejes ceder a la tentación".
5 Y añadió:
- Suponed que uno de vosotros tiene un amigo, y que llega a mitad de la noche diciendo: "Amigo, préstame tres panes, 6 que un amigo mío ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle". 7 Y que, desde dentro, el otro le responde: "Déjame en paz; la puerta está ya cerrada, los niños y yo estamos acostados: no puedo levantarme a dártelos". 8 Os digo que, si no se levanta a dárselos por ser amigo suyo; al menos por su impertinencia se levantará a darle lo que necesita.
9 Por mi parte, os digo yo: Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y os abrirán; 10 porque todo el que pide recibe, el que busca encuentra, y al que llama le abren.
11 ¿Quién de vosotros que sea padre, si su hijo le pide pescado, en vez de pescado le va a ofrecer una culebra? 12 O, si le pide un huevo, ¿le va a ofrecer un alacrán? 13 Pues si vosotros, aun si sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará Espíritu Santo a los que se lo piden!