sábado, 26 de julio de 2025

Enséñanos a orar

Buscad y encontraréis

27 de julio 2025

A lo largo de mis años de formación los maestros que tuve nos enseñaron "muchas oraciones". También nos iniciaron en la "meditación".

Pero, después de todos esos años y de todas esas enseñanzas, me he encontrado repitiendo la súplica de los discípulos de Jesús: "Enséñame a orar".

Me parece muy acertado el comentario que hace Fray Marcos: -"Si Jesús hubiera dado una oración concreta a sus discípulos para que la repitieran, ¿se les habría olvidado con tanta facilidad? Solo dos evangelistas la narran y, además, de manera diferente. No, la oración no se enseña, nace de una actitud vital que tiene que ir más allá de cualquier deseo o preocupación por agradar a un dios que está más allá de las nubes."

"¿Alguien se puede creer que lo que hacía Jesús cuando se retiraba a ‘orar’ era repetir oraciones prefabricadas? Los discípulos estaban intrigados por lo que Jesús hacía cuando se quedaba solo. La oración es algo vivo que tiene que salir de lo más hondo del ser."

Así pues, yo también escucho las palabras de Jesús: "Buscad y encontraréis". Escucho su mensaje y trato de prestarle atención, escuchar... Escuchar para comprender... Y comprender para amar...

Y mi oración, mis momentos de silencio y de búsqueda, es mi manera de buscar, de hacer mío el mensaje de Jesús, de centrar mi vida en lo que Jesús le dijo a Marta: "Marta, Marta, andas inquieta y preocupada con muchas cosas... Sólo una es necesaria". Sí, algo que tiene todo el valor y que me empuja a dejar de lado todo lo demás. Es la perla preciosa, el tesoro escondido... Y, poco a poco, me parece ir descubriendo la vida que está en nosotros, en las demás personas, en la naturaleza, en el cosmos... Esa vida que es Dios mismo (como padre, como madre que nos da su aliento vital). 

Fray Marcos nos ofrece una pista interesante: -"Hubo un tiempo en que di mucha importancia al Padrenuestro, hasta me lo aprendí en arameo y lo recé muchas veces en la lengua que utilizó Jesús. Pero hoy no lo veo de la misma manera. No deja de ser un rezo más que hay que superar para llegar a contemplar."

Algo así he vivido yo mismo. También tengo el texto en arameo y me gustó poder repetir esas palabras que me aparecían como el mensaje íntimo de Jesús. Pero también he ido cambiando. Me gusta rezar utilizando esas expresiones. Es más me gusta desmenuzarlas y hacerlas mías. Incluso recuerdo algunos comentarios de Joachim Jeremías... (Que mi vida, mis pensamientos, mis obras y mis deseos santifiquen tu nombre, que le den gloria. Que me esfuerce para que llegue tu reino a mi vida. Que sepa hacer tu voluntad, lo que tú quieres y esperas de mí...).

Al mismo tiempo he ido aprendiendo a guardar silencio y tratar de ver y contemplar lo que me rodea, la naturaleza, la vida, tantas cosas que ocurren y nos pasan... para centrarme en Él, el que es nuestra fuente, origen y raíz... Nuestra madre, nuestro padre... Como queramos llamarle. Y ponerme en sus manos. Mi vida (que viene de él y que a él regresa). Y cada paso que doy, me voy acercando a él.

Abbá - Immá... No sé nada de tí, no puedo explicar ni decir; pero sé que estás ahí dando vida, energía, fuerzas... Y maravillas infinitas. Si me dejo llenar de tu aliento, me iré pareciendo a un hijo. Amén

Texto del evangelio de LUCAS 11, 1-13

1 Una vez estaba él orando en cierto lugar; al terminar, uno de sus discípulos le pidió:

- Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos.

2 Él les dijo:

- Cuando oréis, decid: "Padre, proclámese ese nombre tuyo, llegue tu reinado; 3 nuestro pan del mañana dánoslo cada día 4 y perdónanos nuestros pecados, que también nosotros perdonamos a todo deudor nuestro, y no nos dejes ceder a la tentación".

5 Y añadió:

- Suponed que uno de vosotros tiene un amigo, y que llega a mitad de la noche diciendo: "Amigo, préstame tres panes, 6 que un amigo mío ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle". 7 Y que, desde dentro, el otro le responde: "Déjame en paz; la puerta está ya cerrada, los niños y yo estamos acostados: no puedo levantarme a dártelos". 8 Os digo que, si no se levanta a dárselos por ser amigo suyo; al menos por su impertinencia se levantará a darle lo que necesita.

9 Por mi parte, os digo yo: Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y os abrirán; 10 porque todo el que pide recibe, el que busca encuentra, y al que llama le abren.

11 ¿Quién de vosotros que sea padre, si su hijo le pide pescado, en vez de pescado le va a ofrecer una culebra? 12 O, si le pide un huevo, ¿le va a ofrecer un alacrán? 13 Pues si vosotros, aun si sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará Espíritu Santo a los que se lo piden!

jueves, 17 de julio de 2025

Inquieto y preocupado con muchas cosas

Sólo una es necesaria

20 de julio 2025


Este texto del evangelio de Lucas (Marta y María) no es de los más comentados y, quizás, no es tan conocido de la gente que frecuenta la iglesia.

En mis años de formación sí creo recordar charlas y explicaciones sobre el significado de las dos hermanas: La acción y la contemplación. Y se nos decía de la importancia de la oración y meditación como algo necesario en medio de la vida activa de los religiosos y misioneros.

Pensándolo ahora me parece recordar que todos los comentarios iban dirigidos a los religiosos y religiosas, es decir a las personas consagradas dentro de las Órdenes y Congregaciones religiosas. Como que estaban en otro nivel en la vida cristiana, como seguidores y seguidoras de Jesús de Nazaret.

Ahora mi lectura y reflexión siguen otra dirección. La Buena Noticia del Evangelio es un mensaje y una invitación dirigida a todas las personas. No hay niveles ni categorías. No hay distinción entre personas consagradas (monjes, monjas, sacerdotes, obispos, etc.). Jesús era una persona dentro del común de los mortales. No era sacerdote, ni levita, ni letrado, ni doctor de la Ley. Y desde su vida de laico nos invita a seguirle viviendo su estilo de vida.
La diferencia está en el acento que pone en su vida. Esa confianza total en Dios (Abbá - Papá). Sentir e identificarse con el amor de Dios que se manifiesta en todas las cosas, en todas las personas, en todas las situaciones. Y responder a ese amor amando a todas las personas. Porque no es la Ley (los mandamientos) la que me salva, la que nos da la vida. Es el amor. En especial la atención, el escuchar, el comprender, el amar a los desvalidos, a los marginados, a los necesitados, a los desprotegidos... a los don nadie. Ahí encontramos a Dios, comenzamos a vivir de verdad y nos convertimos en auténticos hijos de Dios.
Las dos hermanas, Marta y María, son dos maneras de vivir parecidas a nuestras vidas. Muchas veces andamos inquietos y preocupados con muchas cosas... como Marta. Y olvidamos que lo que de verdad importa es esa atención consciente viviendo y haciendo las cosas con amor.  Y una vez que tenemos esa actitud entendemos que es como la perla preciosa que encontramos, el tesoro escondido, y decidimos vender todo y dedicarnos a eso que ya es toda nuestra vida.

¡Sólo una cosa es necesaria! (Me hace pensar que cuando descubrimos, eso todo lo demás es superfluo. Tantos adornos que hemos ido poniendo a lo que llamamos vida cristiana. Y ahí entra toda la institución de la Iglesia, su jerarquía, sus templos y catedrales, sus ritos y procesiones, sus largos rezos y devociones...) Sólo una cosa es necesaria.



Texto del evangelio de Lucas 10, 38-42

En aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa.

Esta tenía una hermana llamada María, que, sentada junto a los pies del Señor, escuchaba su palabra.

Marta, en cambio, andaba muy afanada con los muchos servicios; hasta que, acercándose, dijo:
«Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola para servir? Dile que me eche una mano».

Respondiendo, le dijo el Señor:
«Marta, Marta, andas inquieta y preocupada con muchas cosas; solo una es necesaria. María, pues, ha escogido la parte mejor, y no le será quitada».

miércoles, 16 de julio de 2025

¿Quién es mi prójimo?

Haz eso y tendrás vida

13 de julio 2025

He aquí un texto (una parábola) que no necesita largos comentarios. Lo que tenemos que hacer es escuchar, reflexionar y actuar...

- Y ¿quién es mi prójimo?, pregunta el jurista.
La respuesta a la pregunta sobre la Ley ya la sabía el jurista. Y la sabemos nosotros. Habría que decir que a nosotros los cristianos nos sobra doctrina y respuestas del Catecismo. Lo que nos falta es el hacer. seguir las indicaciones de Jesús.

Y la parábola nos aporta una imagen tan gráfica, tan clara, que sólo podemos decir: ¡Tienes razón! 
Tiempo de reflexión, de oración, de contemplación...
Porque, sin darnos cuenta, también nosotros volvemos a preguntar:
- Y ¿quién es mi prójimo?
Porque es curioso que en la respuesta de Jesús, en la parábola, no señala al herido como prójimo del sacerdote, del levita o del samaritano.
La pregunta la vuelve de revés: 
-¿Cuál de estos tres se hizo prójimo del que cayó en manos de los bandidos?
Ahí está nuestra dificultad: Hacerse prójimo del otro... La atención al otro (especialmente al necesitado, al marginado, al oprimido, al despreciado, al débil, al que no cuenta...).
Y vuelvo a empezar: Prestar atención - Atención consciente - Escuchar - Comprender - Amar...
Y todo eso está por encima de la Ley. Porque ser hijo de Dios tiene más de vivir a la manera de Dios que de saber leyes, mandamientos, oraciones, ritos y purificaciones.
Y si no soy capaz de acercarme y hacerme prójimo de las personas que encuentro en mi camino... Tener los ojos abiertos para ver, fijarme y prestar atención a los caídos en manos de los bandidos... Sólo entonces habré entendido la Buena Noticia del Reino de Dios.



Texto del evangelio de LUCAS 10, 25-37

25 En esto se levantó un jurista y le preguntó para ponerlo a prueba:

- Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar vida definitiva?

26 Él le dijo:

- ¿Qué está escrito en la Ley? ¿Cómo es eso que recitas?

27 Éste contestó:

- "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente. Y a tu prójimo como a ti mismo" (Dt 6,5; Lv 19,18).

28 Él le dijo:

- Bien contestado. Haz eso y tendrás vida.

29 Pero el otro, queriendo justificarse, preguntó a Jesús:

- Y ¿quién es mi prójimo?

30 Tomando pie de la pregunta, dijo Jesús:

- Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y lo asaltaron unos bandidos; lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon dejándolo medio muerto. 31 Coincidió que bajaba un sacerdote por aquel camino; al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. 32 Lo mismo hizo un clérigo que llegó a aquel sitio; al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. 33 Pero un samaritano que iba de viaje llegó adonde estaba el hombre y, al verlo, se conmovió, 34 se acercó a él y le vendó las heridas echándoles aceite y vino; luego lo montó en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó.

35 Al día siguiente sacó dos denarios y, dándoselos al posadero, le dijo: "Cuida de él, y lo que gastes de más te lo pagaré a la vuelta".

36 ¿Qué te parece? ¿Cuál de estos tres se hizo prójimo del que cayó en manos de los bandidos?

37 El jurista contestó:

- El que tuvo compasión de él.

Jesús le dijo:

- Pues anda, haz tú lo mismo.

miércoles, 2 de julio de 2025

Paz a esta casa

El Reino de Dios ha llegado a vosotros

6 de julio 2025




Leo el texto del evangelio de este domingo (del evangelio de Lucas) y, como me ocurre muchas veces, me pregunto qué es realmente el mensaje central de nuestra Iglesia, de nuestra comunidad cristiana.

Durante muchos años he sentido y vivido con gran interés, con mucho entusiasmo la misión de la Iglesia, eso de ser enviado a proclamar el mensaje del evangelio. Sin embargo, lo que me cuestiona hoy en día, es ver y comprender hasta donde hemos llegado en hacer nuestro el mensaje de Jesús de Nazaret.

"El reino de Dios ha llegado a vosotros". Así nos lo dicen los evangelios (especialmente los sinópticos). Es la Buena Noticia: Dios, su Reino, está cerca, ha llegado a nosotros... La alegría de tener y sentir que Dios es como nuestro padre (Abbá). Bueno, como nuestro papá no. Muchísimo mejor. Que estará a nuestro lado siempre, en lo bueno y en lo malo. Que no nos juzga, que no nos condena, que se compadece de nosotros, que no estamos abandonados... Que, aunque los grandes y poderosos nos desprecien, nos dejen de lado, nos opriman y se olviden de nosotros... Él no nos olvida, ni nos deja de lado.

Como comenta José María Castillo: -"Para Jesús el Reino de Dios se hace presente, de manifiesta y consiste, ante todo, en aliviar el sufrimiento humano... La misión de anunciar el Reino  se une directamente con la tarea de curar enfermos, resucitar muertos, limpiar leprosos y expulsar demonios (Ver Mateo, 10,7). Por eso, como bien explican los mejores exegetas, el reinado de Dios es el amor sin límites de Dios a los menospreciados, a los marginados, a los pobre, las mujeres, los pecadores, los samaritanos... Lo central y determinante, en la vida, la actividad y las enseñanzas de Jesús, estuvo en su profunda humanidad y cercanía a quienes sufren ne la vida..."

Lo doloroso es ir descubriendo que nuestra Iglesia (siguiendo las enseñanzas de Pablo) ha vivido más preocupada por la moral, el pecado y la conversión de los pecadores, la conversión de los infieles... Y es que en el mensaje de Pablo lo importante en la vida no es remediar el sufrimiento de la gente, sino imponer obligaciones y deberes a aquellos con quienes nos relacionamos. De ahí las listas de vicios que, cuando no son superados, hacen imposible "heredar el reino de Dios (Cartas a los Corintios, a los Gálatas, a los Efesios)...
Y esa herencia (arrastrada durante siglos) nos ha dejado una marca en el subconsciente que se nos hace muy difícil pensar y vivir el evangelio sino a través de tantas normas, ritos, devociones, sacramentos y demás que hace de nosotros una religión triste, preocupada más del pecado que de la Buena Noticia... de Jesús de Nazaret.

Detalle: Los evangelios sinópticos hablan más de ciento veinte veces del Reino de Dios... En las cartas de Pablo solamente once veces... Está claro que a Pablo le interesó poco o de forma marginal.

Por eso echo de menos que, en la comunidad cristiana, en la eucaristía, se hable poco del amor de Dios, de ese Dios que es padre-madre, que está a nuestro lado, que nos tiene que llenar de alegría... En lugar de tantas explicaciones y comentarios sobre fiestas, santos, conmemoraciones y otras cosas... parece que lo que es central en Jesús se va quedando al margen, como que ya se ha dicho, que se da por supuesto... Y, sin embargo, es lo que tiene que llenarnos de alegría, de esperanza, de ánimo.

Paz a esta casa!




Texto del evangelio de Lucas 10, 1-12. 17-20

En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos, y los mandó delante de él, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía:

«La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies.

¡Poneos en camino! Mirad que os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias; y no saludéis a nadie por el camino.

Cuando entréis en una casa, decid primero: “Paz a esta casa”. Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros.

Quedaos en la misma casa, comiendo y bebiendo de lo que tengan: porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa en casa.

Si entráis en una ciudad y os reciben, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya en ella, y decidles:
“El reino de Dios ha llegado a vosotros”.

Pero si entráis en una ciudad y no os reciben, saliendo a sus plazas, decid: “Hasta el polvo de vuestra ciudad, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos sobre vosotros. De todos modos, sabed que el reino de Dios ha llegado”.

Os digo que aquel día será más llevadero para Sodoma que para esa ciudad».

Los setenta y dos volvieron con alegría diciendo:
«Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre».

Él les dijo:
«Estaba viendo a Satanás caer del cielo como un rayo. Mirad: os he dado el poder de pisotear serpientes y escorpiones y todo poder del enemigo, y nada os hará daño alguno.

Sin embargo, no estéis alegres porque se os someten los espíritus; estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo».

Dios no mandó su hijo al mundo para condenar...

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