El Reino de Dios ha llegado a vosotros
6 de julio 2025
Leo el texto del evangelio de este domingo (del evangelio de Lucas) y, como me ocurre muchas veces, me pregunto qué es realmente el mensaje central de nuestra Iglesia, de nuestra comunidad cristiana.
Durante muchos años he sentido y vivido con gran interés, con mucho entusiasmo la misión de la Iglesia, eso de ser enviado a proclamar el mensaje del evangelio. Sin embargo, lo que me cuestiona hoy en día, es ver y comprender hasta donde hemos llegado en hacer nuestro el mensaje de Jesús de Nazaret.
"El reino de Dios ha llegado a vosotros". Así nos lo dicen los evangelios (especialmente los sinópticos). Es la Buena Noticia: Dios, su Reino, está cerca, ha llegado a nosotros... La alegría de tener y sentir que Dios es como nuestro padre (Abbá). Bueno, como nuestro papá no. Muchísimo mejor. Que estará a nuestro lado siempre, en lo bueno y en lo malo. Que no nos juzga, que no nos condena, que se compadece de nosotros, que no estamos abandonados... Que, aunque los grandes y poderosos nos desprecien, nos dejen de lado, nos opriman y se olviden de nosotros... Él no nos olvida, ni nos deja de lado.
Como comenta José María Castillo: -"Para Jesús el Reino de Dios se hace presente, de manifiesta y consiste, ante todo, en aliviar el sufrimiento humano... La misión de anunciar el Reino se une directamente con la tarea de curar enfermos, resucitar muertos, limpiar leprosos y expulsar demonios (Ver Mateo, 10,7). Por eso, como bien explican los mejores exegetas, el reinado de Dios es el amor sin límites de Dios a los menospreciados, a los marginados, a los pobre, las mujeres, los pecadores, los samaritanos... Lo central y determinante, en la vida, la actividad y las enseñanzas de Jesús, estuvo en su profunda humanidad y cercanía a quienes sufren ne la vida..."
Lo doloroso es ir descubriendo que nuestra Iglesia (siguiendo las enseñanzas de Pablo) ha vivido más preocupada por la moral, el pecado y la conversión de los pecadores, la conversión de los infieles... Y es que en el mensaje de Pablo lo importante en la vida no es remediar el sufrimiento de la gente, sino imponer obligaciones y deberes a aquellos con quienes nos relacionamos. De ahí las listas de vicios que, cuando no son superados, hacen imposible "heredar el reino de Dios (Cartas a los Corintios, a los Gálatas, a los Efesios)...
Y esa herencia (arrastrada durante siglos) nos ha dejado una marca en el subconsciente que se nos hace muy difícil pensar y vivir el evangelio sino a través de tantas normas, ritos, devociones, sacramentos y demás que hace de nosotros una religión triste, preocupada más del pecado que de la Buena Noticia... de Jesús de Nazaret.
Detalle: Los evangelios sinópticos hablan más de ciento veinte veces del Reino de Dios... En las cartas de Pablo solamente once veces... Está claro que a Pablo le interesó poco o de forma marginal.
Por eso echo de menos que, en la comunidad cristiana, en la eucaristía, se hable poco del amor de Dios, de ese Dios que es padre-madre, que está a nuestro lado, que nos tiene que llenar de alegría... En lugar de tantas explicaciones y comentarios sobre fiestas, santos, conmemoraciones y otras cosas... parece que lo que es central en Jesús se va quedando al margen, como que ya se ha dicho, que se da por supuesto... Y, sin embargo, es lo que tiene que llenarnos de alegría, de esperanza, de ánimo.
Paz a esta casa!
Texto del evangelio de Lucas 10, 1-12. 17-20
En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos, y los mandó delante de él, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía:
«La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies.
¡Poneos en camino! Mirad que os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias; y no saludéis a nadie por el camino.
Cuando entréis en una casa, decid primero: “Paz a esta casa”. Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros.
Quedaos en la misma casa, comiendo y bebiendo de lo que tengan: porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa en casa.
Si entráis en una ciudad y os reciben, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya en ella, y decidles:
“El reino de Dios ha llegado a vosotros”.
Pero si entráis en una ciudad y no os reciben, saliendo a sus plazas, decid: “Hasta el polvo de vuestra ciudad, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos sobre vosotros. De todos modos, sabed que el reino de Dios ha llegado”.
Os digo que aquel día será más llevadero para Sodoma que para esa ciudad».
Los setenta y dos volvieron con alegría diciendo:
«Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre».
Él les dijo:
«Estaba viendo a Satanás caer del cielo como un rayo. Mirad: os he dado el poder de pisotear serpientes y escorpiones y todo poder del enemigo, y nada os hará daño alguno.
Sin embargo, no estéis alegres porque se os someten los espíritus; estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo».
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