Si os amáis unos a otros
18 de mayo 2025
Para Juan y su comunidad, cuando quisieron resumir en pocas palabras el mensaje central de Jesús de Nazaret, echaron mano de unas palabras que pudieran servirnos como guía a lo largo de nuestra vida: "Que os améis unos a otros; como yo os he amado, amaos también unos a otros".
Son palabras harto conocidas. Sí, todos las hemos escuchado una y otra vez. Quizás nos ha pasado como ocurre en nuestras relaciones. Hablamos del amor. Hacemos canciones del amor. Nos las decimos unos a otros con mucha emoción y gran intensidad... Pero ¿hablamos de los mismo? ¿Nuestro amor, nuestra emoción, nuestros deseos, se refieren a lo mismo que dice Jesús?
Nosotros, casi siempre, amamos y queremos con un sentido de tener y de poseer algo o alguien que me haga feliz, que responda a mis deseos (sexuales, sociales, de beneficio, de placer). Amo a esa persona porque me da todo eso que me interesa, que me atrae. De ahí que, en cuanto deja de proporcionarme lo que deseo..., se acabó el amor.
Fray Marcos me ayuda a reflexionar sobre estas palabras del evangelio de Juan: -"El auténtico amor no puede ser objeto de una norma. Amar así sería una programación engañosa. El amor del que habla el evangelio es consecuencia de la unidad. Sin experiencia de lo que me une a los demás no hay amor."
-"La expresión de hijitos míos está justificada porque se trata de un momento de máxima intimidad. Jesús va a la muerte y se está despidiendo de los más cercanos".
-"No les pide que amen a Dios, ni siquiera que le amen a él, sio que se amen como ama Dios, como ama él".
-"El igual que yo no es solo comparativo sino originario. Deben amar como ama Jesús... Él demostró su amor con la entrega y el servicio a todos... El amor sin entrega es una farsa. El amor por Dios y no por ellos mismos es una trampa en la que podemos caer."
Efectivamente. Creo que en nuestra formación religiosa nos hemos inclinado frecuentemente por aquello de amar a las personas o hacer algo por ellas por el amor de Dios. Damos una limosna, visitamos a un enfermo, damos nuestra ropa usada o rezamos por esas personas que piden limosna en la puerta de la iglesia... Por el amor de Dios. Y no prestamos a atención a la persona. Queremos cumplir con el mandamiento haciendo el bien como si se lo hiciéramos a Dios...
Tenemos que recordar y reflexionar seriamente en la parábola del buen samaritano. Ese hombre (que no es judío, que no cumple la Ley, que no va al Templo, que es un hereje) ve al herido, le presta atención, lo cuida, se preocupa por él... Entiendo que él podría ser nuestro modelo, nuestro ejemplo.
Esa manera de amar, como él mismo hizo, es la que propone Jesús de Nazaret. Y la comunidad de Juan (tal como aparece en el evangelio y como insiste en sus cartas) entendió que ése es el núcleo del mensaje.
-"Que os améis unos a otros, como yo os he amado".
Y me quedo con lo que he escuchado a otros maestros: "Tener atención consciente (a cada persona que encuentro) para comprender. Comprender (escuchar y conocer a esa persona) para amar". Sin esa atención, sin esa comprensión, nunca seré capaz de amar.
Texto del evangelio de Juan 13, 31-33a. 34-35
Cuando salió Judas del cenáculo, dijo Jesús:
«Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará. Hijitos, me queda poco de estar con vosotros.
Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros; como yo os he amado, amaos también unos a otros. En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os amáis unos a otros».
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