martes, 17 de junio de 2025

La carne y la sangre de Jesús

 "Si no coméis mi carne y no bebéis mi sangre, no tenéis vida"

Fiesta del Corpus (22 de junio 2025)

¿Es la Eucaristía el centro de nuestra religión?

Siguiendo la tradición de la Iglesia (con todos los comentarios que se han ido haciendo a lo largo de la historia), nos encontramos con unos textos que siempre son difíciles de entender y de asumir.

Como escribe y comentan  Fray Marcos: -"Entendido de una manera materialista, como lo entendieron ellos (los judíos que le escuchaban) y lo seguimos entendiendo nosotros, no tiene ningún sentido. Comer la carne y beber la sangre de otro era repugnante para todo judío de aquella época."

"Tampoco los discípulos hubieran entendido este discurso dicho por Jesús durante su vida. Se está transmitiendo aquí una cristología de la comunidad Juan, 70 años después."

El texto insiste por activa y por pasiva en que es imprescindible comer su carne y beber su sangre... Y no es fácil de comprender.

-"La sangre para aquella cultura -sigue el comentario de Fray Marcos era la vida, no signo de vida como para nosotros. Beber la sangre quería decir que te apropiabas de la vida del ser sangrado. Eso es lo que quiere decir Jesús, tenéis que hacer vuestra mi propia vida."

-"Lo que él hace con la Vida del Padre es, la expresión de lo que acabo de decir. Jesús vive la misma Vida de Dios y nosotros vivimos la Vida de Jesús, que es es la de Dios."

Creo que hemos tomado de forma literal las palabras de Jesús (tanto en este texto de Juan, como en los de la narración de la última cena que aparecen en los evangelios sinópticos) y hemos convertido la eucaristía en algo mágico y misterioso de manera que, al pronunciar el sacerdote las palabras sagradas se convierten en la carne y sangre de Jesús bajo la forma de pan y vino... Y siempre me queda ese interrogante: -¿Tiene sentido que se quede en forma de pan o de vino? ¿Para qué convertir el cuerpo de Jesús en algo que guardamos en el sagrario como si fuera un museo? Sólo nos quedamos con que "si comulgo, si como su cuerpo, tendré vida para siempre"... Que habitará en mí (como si yo también fuera un sagrario)...

Entiendo que todo el vocabulario de Jesús, sus parábolas, sus comentarios, van dirigidos a transmitirnos su mensaje: El cambio de vida, la conversión a un modo de relación más humana, al estilo de Dios... (con esa atención especial a los débiles, a los oprimidos, a los marginados, a los últimos de nuestra sociedad). A partir de ahí llegamos a "vivir su vida = la vida de Dios", nos apropiamos de su carne y de su sangre, y voy entrando en lo que él llama el reino de Dios.

Por el contrario, si no hago mío ese mensaje y no hago carne de mi carne, aunque vaya a misa todos los días y comulgue, sólo será un acto piadoso y religioso; pero no entraré en comunión con el mensaje de Jesús. Y eso me parece grave. Estaría falseando la vida del Maestro y todo el mensaje.

Pienso que la Iglesia y su Tradición (junto con todas las explicaciones, argumentos y enseñanzas de los Doctores) han cargado con demasiado peso nuestro subconsciente y nuestra vida religiosa. Nos encontramos con demasiadas preguntas, predicaciones y charlas llenas de símbolos, de mensajes míticos, de razones para que creamos... Y arrastramos todo eso como si todo ello fuera realmente el mensaje de Jesús de Nazaret. Y la vida, nuestra vida y la del pueblo se va quedando al margen como si lo único que importara fuera la vida futura.

Por eso creo que podemos dejar todo eso que es devoción, religiosidad, actos piadosos, explicaciones que se centren los ritos, ordenamientos, leyes y actos sagrados y pone toda nuestra atención en vivir la vida de Dios (sed compasivos como él es compasivo). Y así seguiremos las huellas del Maestro.



Texto del evangelio de Juan, 6, 52-59

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