martes, 2 de diciembre de 2025

Preparad el camino del Señor


Dad el fruto que pide la conversión

7 de diciembre 2025

La Iglesia, en este tiempo de Adviento, nos remite a Isaías y a Juan el Bautista. Dos figuras que significaron un gran grito qu despertara al pueblo para una preparación especial: La llegada del Señor... "Preparad el camino del Señor"...

Tanto uno como el otro clamaba al pueblo judío exigiendo un cambio que significara una acogida de los tiempos nuevos que se avecinaban.
Hoy en día, la Iglesia nos repite la llamada. Nos propone una preparación, un cambio, una conversión.
Tantas veces lo hemos escuchado que ya entra dentro de la rutina de las celebraciones y fiestas que se van desarrollando según el calendario propio de la Iglesia. Pero ¿nos hemos parado a pensar qué significa? Diríamos que con la llegada del Jesús ya empezó el nuevo tiempo mesiánico, ya está aquí el reino de Dios... Por otra parte el lenguaje de la Iglesia (en la liturgia, en las oraciones, en las celebraciones) parece dar a entender que Jesús ya lo hizo todo... (su sacrificio en la Cruz; su muerte y resurrección; su salvación; su perdón de los pecados; su presencia real en la Iglesia...). Todo eso lo damos por hecho y terminado. ¿Qué tenemos que hacer?


Creo que al cargar a Jesús con todos los títulos humanos y divinos hemos deformado su mensaje, su vida y el alcance de lo que quería transmitirnos. Saltamos por encima de su humanidad, esquivamos toda su experiencia y vivencia como hombre (judío y de su tiempo) y lo colocamos en una plataforma tan alejada de la humanidad (de todos nosotros) que ni siquiera se nos ocurre pensar que él también hizo ese camino de conversión, buscó el reino de Dios, hizo todo lo posible por preparar el camino del Señor...

Y ése es el mensaje: el de Isaías, el de Juan el Bautista, el de Jesús de Nazaret. Cada uno, a su manera, lanza ese grito: Preparad el camino del Señor...

ISAÍAS: "Habitará el lobo con el cordero, el leopardo se tumbará con el cabrito, el ternero y el león pacerán juntos: un muchacho será su pastor.

La vaca pastará con el oso, sus crías se tumbarán juntas; el león, como el buey, comerá paja. El niño de pecho retoza junto al escondrijo de la serpiente, y el recién destetado extiende la mano hacia la madriguera del áspid. Nadie causará daño ni estrago por todo mi monte santo: porque está lleno el país del conocimiento del Señor, como las aguas colman el mar..."

JUAN EL BAUTISTA: "«Voz del que grita en el desierto: “Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos”». Juan llevaba un vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y acudía a él toda la gente de Jerusalén, de Judea y de la comarca del Jordán; confesaban sus pecados y él los bautizaba en el Jordán..."

JESÚS DE NAZARET: "El tiempo se ha cumplido y ya está cerca el reino de Dios...Convertíos y creed en la buena noticia."

Todos esos mensajes son una urgencia gritada a los cuatro vientos. Para Isaías fue como soñar el futuro de la humanidad. Juan el Bautista entiende que cada uno tiene que ponerse en camino e ir preparando el camino, Jesús de Nazaret grita a sus gentes que ese Reino ya está entre nosotros, que nos demos la vuelta, que creamos en esa buena noticia: Un mundo nuevo, una humanidad nueva, hombres y mujeres llenos de compasión, de solidaridad, de entrega y servicio. Que ese mundo es posible, que es una realidad desde el momento en que yo me pongo en marcha y pongo mi confianza en Dios (nuestro papá-mamá).

Creo que es por ahí que va el mensaje de Jesús y de los profetas. Algo que debo completar en mí mismo, en mi vida de cada día, en este momento presente (el único que tengo y del que dispongo)


Texto del evangelio de Mateo 3, 1-12

Por aquellos días, Juan Bautista se presentó en el desierto de Judea, predicando:
«Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos».

Este es el que anunció el Profeta Isaías diciendo: «Voz del que grita en el desierto: “Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos”».

Juan llevaba un vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre.

Y acudía a él toda la gente de Jerusalén, de Judea y de la comarca del Jordán; confesaban sus pecados y él los bautizaba en el Jordán.

Al ver que muchos fariseos y saduceos venían a que los bautizara, les dijo:
«¡Raza de víboras!, ¿quién os ha enseñado a escapar del castigo inminente?

Dad el fruto que pide la conversión.

Y no os hagáis ilusiones, pensando: “Tenemos por padre a Abrahán”, pues os digo que Dios es capaz de sacar hijos de Abrahán de estas piedras.

Ya toca el hacha la raíz de los árboles, y todo árbol que no dé buen fruto será talado y echado al fuego.

Yo os bautizo con agua para que os convirtáis; pero el que viene detrás de mí es más fuerte que yo y no merezco ni llevarle las sandalias.

Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego.

Él tiene el bieldo en la mano: aventará su parva, reunirá su trigo en el granero y quemará la paja en una hoguera que no se apaga».

Preparad el camino del Señor

Dad el fruto que pide la conversión 7 de diciembre 2025 La Iglesia, en este tiempo de Adviento, nos remite a Isaías y a Juan el Bautista. Do...