jueves, 19 de septiembre de 2024

Si quieres ser el primero...

Ser el último y servidor de todos

22 de septiembre 2024


En el texto del evangelio que leemos/escuchamos este domingo nos ofrece el comentario que hace Marcos sobre la actitud y el pensamiento de aquellos hombres que seguían a Jesús.

Él les hablaba de algo que iba a resultar terrible: el paso por el sufrimiento y la cruz... Ellos, en cambio, sin entender todo aquello discutían entre ellos sobre quién era el más grande...

Y reflexiono, ahora mismo, sobre nuestra Iglesia, sobre nuestra comunidad de seguidores del Maestro. ¿Qué es lo que nos preocupa? ¿De qué se discute en la misma? Si miramos el conjunto de la Institución, ¿a qué y a quienes damos importancia? Es como si le hubiéramos dado la vuelta al mensaje de Jesús y hubiéramos escrito otro evangelio.
A nivel social y político: Papa, Cardenales, Arzobispos, Obispos, Monseñores, Canónigos, Sacerdotes, Diáconos, Subdiáconos... y, al final, los fieles (el pueblo cristiano). Y nosotros los vemos y los consideramos tal y como nos han enseñado.

Y escuchamos el evangelio de hoy: -«Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos». 
Como escribe José Antonio Pagola: -"En su  movimiento (el de Jesús) no hay que mirar tanto a los que ocupan los primeros puestos y tienen renombre, títulos y honores. Importantes son los que, sin pensar mucho en su prestigio o reputación personal, se dedican sin ambiciones y con total libertad a servir, colaborar y contribuir al proyecto de Jesús."

Ciertamente, vivir en nuestro mundo y en nuestra sociedad y querer seguir el mensaje de Jesús, es una locura. Es como andar en dirección contraria a la que pide y exige nuestro mundo: Ser el primero, el que más tiene, el que más puede, el que más gana...Olvídate de los demás.

¿Ser el último? ¿Ser el servidor de los demás?

Cono comenta Fay Marcos: -"Llevamos dos mil años sin enterarnos. Y, como los discípulos, preferimos que no nos aclaren las cosas; porque intuimos que no iban a responder a nuestras expectativas. Ni como individuos ni como grupo (comunidad o Iglesia) hemos aceptado el mensaje del evangelio. Ya los primeros seguidores discutían por el poder, pero después de veinte siglos seguimos haciendo lo mismo. No tenemos clara la distinción que se hace en los evangelios entre poder y autoridad. Ningún poder puede venir de Dios porque es nadapoderoso."
"La diaconía significaba “servir a la mesa”. En cristiano indicaba el servicio a los más necesitados, por los que no tenían obligación de hacerlo. Este servicio es el que humaniza."

Ése sería el punto. Asumir y hacer nuestro el criterio de Jesús: Prestar atención a los últimos, a los oprimidos, a los que necesitan que se les escuche, a los que no tienen ningún poder ni importancia... Eso nos humaniza, nos hace más humanos. Y si mi objetivo primero y principal no es ser más humano, puedo decir que soy un fracaso como persona.

Texto del evangelio de MARCOS 9, 30-37


miércoles, 11 de septiembre de 2024

Y tú, ¿quién dices que soy yo?

"Quien quiera salvar su vida, la perderá..."

15 de septiembre 2024


El texto que leemos/escuchamos este domingo (Marcos, cap. 8, 27-35) lo conocemos. Es más, diría que también aprendimos la respuesta. De los tiempos del Catecismo o preparación a la Primera Comunión aprendimos a dar la respuesta que da Pedro: "Tú eres el Mesías".

Quedó grabado en nuestro subconsciente y, como cristianos seguidores de Jesús, nos atenemos a esas palabras convirtiéndolas en dogmas de fe.
Pero, si Jesús me hiciera la pregunta a mí... ¿Quién digo yo que es él?
¿Qué representa él para mí, para mi vida, para mi manera de actuar y relacionarme con las otras personas? 

El evangelio de Marcos recoge, también, la actitud de Pedro ante el panorama que les muestra Jesús: «El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser reprobado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar a los tres días».
Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo.
Y la reacción de Jesús...: «¡Ponte detrás de mí, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!».

Creo que, aún hoy, seguimos pensando al estilo de Pedro. A Jesús lo vemos y consideramos el Mesías triunfante, el Maestro que hace milagros, el que tiene el poder sobre la enfermedad y sobre el mal, el que está sentado a la derecha de Dios Padre... Y si nosotros le seguimos también alcanzaremos su gloria y celebraremos el triunfo en la gran fiesta del cielo.

Lo malo es que no es ése el camino de Jesús. La Buena Noticia del reino de Dios apunta a una vida de entrega y servicio. Se refiere a una vida convertida en fraternidad que pone en el centro y prioritario el estilo de atención y compasión a las otras personas dándonos a entender que el hombre -toda persona: hombre-mujer-joven-anciano-niño-niña- está por encima de la Ley... Que la vida de Dios se refleja en esa empatía, en ese servicio a la persona, en especial aquella que sufre, está marginada, es despreciada, oprimida o simplemente ignorada.

Y, cuando asumes esa actitud, te llueven los problemas. Si te pones de parte de esos inmigrantes que llegan en patera... Si te quejas del abuso del trato a las personas extranjeras en los trabajos de servicio... Si declaras que no es justo los contratos laborales mediante los cuales pueden pagar lo que les dé la gana... Si apoyas a personas de diferente cultura, raza, sexo... Si intentas entender y ayudar a mujeres y familias que se encuentran en apuros y no consiguen salir adelante con tantos hijos...

Todo eso que dice Jesús de seguirle tomando su cruz...
«Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga. Porque, quien quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio la salvará. Pues ¿de qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero y perder su alma?».

Muchos hombres y mujeres entendieron bien esa proclamación de Jesús.  Hombres y mujeres a los que hoy proclamamos santos y santas. Entre ellos San Francisco Javier... San Ignacio de Loyola (otro hombre de estas tierras) le repetía machaconamente: ¿de qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero y perder su alma?

Ahí nos queda la pregunta: -¿Y tú, quién dices que soy yo?

Texto del evangelio de San Marcos 8, 27-35


martes, 10 de septiembre de 2024

La ley de Dios

¿ Qué es lo más importante?

10 de septiembre 2024


Hay tiempos en los que no siempre encuentro un buen momento para escribir. Sí, todos los días dedico ratos a orar, a centrarme en lo que es importante, en recordar y revivir el proyecto que Jesús de Nazaret nos propone como "proyecto de vida", el reino de Dios...

Ayer estaba leyendo las notas que escribió Fray Marcos en su libro "A la Fuente Cada Día" (Comentarios al evangelio para todos los días del año). Y me llamó la atención la frase final:

"-Hoy todavía dudamos si cumplir los mandamientos o levantar al hombre machacado. Mientras esto no lo tentamos claro, no puede haber verdadero cristianismo"

Hace referencia al texto de Lucas, capt. 6, 6-11, en el que narra la curación de un hombre que padecía parálisis en un brazo. Y lo cura en sábado... Críticas y enfado entre los fariseos y escribas y pregunta de Jesús: -"¿Qué está permitido en sábado, hacer el bien o el mal, salvar a uno o dejarlo morir?...

-¿Es la Ley lo más importante? ¿O debemos poner al hombre por encima de la misma Ley?

Los fariseos lo tienen claro, pero resulta que Jesús lo tiene aún más claro. El hombre es el valor supremo en cualquier circunstancia y todo está supeditado a él.

Al igual que Fray Marcos y reflexionando en el estilo y modo de actuar de Jesús, bien podemos dudar de nuestro seguimiento y aceptación del evangelio. Nos resulta más cómodo seguir la línea de los escribas y fariseos y proclamar que lo más importante es la Ley de Dios aunque dejemos a un lado a tantas personas "machacadas", marginadas, oprimidas y despreciadas por tantos y tan diferentes motivos.

Deberíamos tener una especie de resorte que nos hiciera saltar en cuanto viéramos una situación parecida. Y no es necesario mirar muy lejos para encontrarnos con todo eso. A nivel social, a nivel laboral, a nivel político, a nivel religioso, a nivel de género o de sexo, de raza, de cultura.

Entiendo que en nuestras comunidades de seguidores de Jesús, en nuestras iglesias, abundamos en explicaciones, en comentarios, en ceremonias y ritos... Y todo eso se convierte en Ley. Y eso se convierte en lo más importante. Y no debe ser así. Tenemos que ir centrando nuestro objetivo, nuestro comentario y nuestra actitud hacia ese punto en el que "el hombre - la persona humana" es el lugar en el que encontramos a Dios, es su encarnación, el punto de encuentro de la humanidad y ese Alguien, ese Ser, que sigue siendo fuente, raíz y origen de todo lo que somos y tenemos. Si nos desviamos es muy fácil que nos imaginemos y creemos nuestros dioses, nuestras imágenes y leyes que se adapten a nuestros propios deseos...; pero siempre serán dioses falsos.


Si quieres ser el primero...

Ser el último y servidor de todos 22 de septiembre 2024 En el texto del evangelio que leemos/escuchamos este domingo nos ofrece el comentari...