jueves, 10 de octubre de 2024

LA CULTURA DE LA POBREZA


    Marcos, 10, 17-30

«Abatido por estas palabras, se marchó entristecido, porque tenía muchos bienes»

Permítanme una versión libre del diálogo de hoy: «Maestro, siempre he guardado los mandamientos, pero ¿hay más?» ... «Claro que hay más; muchísimo más, pero con esa enorme mochila que llevas a cuestas no vas a poder seguir mi paso. Deshazte de ella, vente con nosotros y verás lo que es bueno» ...

En esta sencilla escena encontramos varios temas que pueden interpelarnos; por ejemplo: ¿Qué significa para mí, aquí y ahora, «vende cuanto tienes y dalo a los pobres?» ... ¿Viajo por la vida ligero de equipaje; libre para ir a donde me marque mi conciencia, o abrumado y aplastado por una enorme mochila que me impide caminar? ... ¿Hasta qué punto mi riqueza –o mi anhelo de ella– me entorpece el camino para el seguimiento de Jesús?...

Y esto a nivel individual, pero también es aplicable a nivel colectivo. Nuestra sociedad es rica –opulenta comparada con la que describe el evangelio–, y esta riqueza nos ha hecho tan duros de corazón, tan inhumanos, que nos parece natural la desigualdad trágica que existe en el mundo, o la explotación de los míseros, o nuestra oposición radical a socorrer a quienes llaman a nuestra puerta, o la destrucción de nuestro hábitat condenando a los que vengan detrás a una vida que nada tenga que ver con la nuestra…

Es cierto que la cultura de la riqueza nos proporciona bienestar y confort a quienes la disfrutamos, y eso es bueno, pero cuando uno se percata de las calamidades que provoca, no tiene por menos que recordar la expresión de Jesús: «Bienaventurados los pobres» ... Mateo nos habla de “pobres de espíritu”, y a esa coletilla nos aferramos los ricos para justificar nuestra riqueza, pero Lucas nos habla de “pobres”, sin más, y esa radicalidad está mucho más en consonancia con otras expresiones de Jesús… «Ni aunque resucite un muerto…», le dice a Epulón.

Fiel al evangelio, Ignacio Ellacuría, jesuita asesinado en El Salvador, propugnaba una civilización asentada en la “cultura de la pobreza”. En esa misma línea, Jon Sobrino, compañero de Ellacuría, se expresaba así en una charla que dio en Pamplona hace ya mucho tiempo:

«Durante muchos años nos han dicho que lo que nos iba a salvar era la riqueza y la abundancia, pero eso no nos ha salvado. Por una parte no ha resuelto el problema de la vida. A una gran parte de la humanidad le cuesta sobrevivir; no da por supuesta la vida; su mayor problema es mantenerse vivos cada día. Por otra parte no ha civilizado, es decir, no ha humanizado ni a los del Norte ni a los del Sur».

Sobrino terminó diciendo que como la expresión de Ellacuría –cultura de la pobreza–es muy dura y puede ser malinterpretada, podríamos plantearla en términos más templados: «Debemos caminar hacia la civilización de la austeridad compartida» …

Y esto es mucho más que una bonita frase; es probablemente la única salida que tiene el mundo para evitar el desastre al que lo está abocando irremisiblemente nuestra cultura de la riqueza.

 



¿Qué tengo que hacer para heredar vida definitiva?

Una cosa te falta...

13 de octubre 2024

El texto del evangelio de este domingo nos trae la pregunta que un joven rico le hizo a Jesús: "- Maestro bueno, ¿qué tengo que hacer para heredar vida definitiva?"

Y Jesús  le dice: "-Los mandamientos, los conoces: no mates, no cometas adulterio, no robes, no des falso testimonio, no defraudes, sustenta a tu padre y a tu madre"
A lo que el joven le replica: - Maestro, todo eso lo he cumplido desde joven."
Entonces Jesus le dice: - Una cosa te falta: márchate; todo lo que tienes, véndelo y dáselo a los pobres, que tendrás un tesoro en el cielo; entonces, ven y sígueme."

Seguro que, de una manera o de otra, todos recordamos ese texto del evangelio. También la expresión de Jesús: "- ¡Con qué dificultad van a entrar en el reino de Dios los que tienen el dinero! (los ricos)."

Nos hemos quedado con eso. La Iglesia la ha utilizado para señalar al grupo consagrado de los sacerdotes, monjes-monjas, religiosos y religiosas... Personas que han dejado todo para seguir a Jesús. Y los demás nos quedamos como en una vía secundaria en la que intentaremos cumplir los mandamientos.

Pero realmente, ¿la respuesta de Jesús nos lleva en esa dirección?
Después de leer y escuchar el texto más detenidamente, me ha quedado esa palabra suya pendiente: -"Una cosa te falta..."

Imma Calvo, en la presentación de los comentarios de este domingo, se arranca con un pensamiento lleno de ilusión y con una carga de utopía y esperanza... Escribe (entre otras cosas): "Imaginaos que los obispos cierran sus despachos, cuelgan sus trajes majestuosos y convierten los palacios en hospedaje para migrantes o sin techo. Imaginaos que los párrocos, junto a sus comunidades, se ponen a trabajar como uno más por el bien de los próximos, de los que necesitan un trabajo, de los que están solos, enfermos o impedidos. Imaginaos que la iglesia deja de juzgar a los divorciados, a las mujeres que no encontraron otra salida que el aborto o a las personas LGTBIQ+…"
¡Qué maravilloso! ¡Qué utopía!, ¿verdad?

Dejando a un lado a la Iglesia como institución, al Papa, a los Obispos, a los párrocos, etc... siento que esa palabra va dirigida a mi (a cada uno de nosotros). Una cosa te falta...

Y estoy recordando ciertos comentarios de Anthony de Mello en su libro "Despierta". Para seguir al Maestro tengo que aprender a perderme. Porque estamos convencidos y seguros de que no somos ricos, como el joven del evangelio. No amontonamos riquezas. No pertenecemos a la clase poderosa. No formamos parte de los políticos que mandan y deciden sobre los demás... Pero me agarro con todas mis fuerzas a mis cosas, a mi opinión, a mi fama, a mis conocimientos, a mi importancia, a mis preocupaciones... Todo ese mi-mío-mía... creyendo que todo eso soy yo. Es nuestro error. 

Ahí entra la palabra final de Jesús: "-Márchate; todo lo que tienes, véndelo y dáselo a los pobres, que tendrás un tesoro en el cielo; entonces, ven y sígueme."

Yo, cada persona, estoy llamado (invitado) a seguirle. Dejando atrás todo eso. Poniendo mi confianza en Dios, nuestro padre. Intentando cada día ser ese nuevo yo que se desprende de todo eso que he ido acumulando. Y teniendo ante mis ojos y ante mi corazón esa utopía que nos muestra Jesús: ese mundo nuevo hecho de hermandad, de compasión, de servicio y de entrega... Ése es el camino hacia la vida definitiva.

Texto del evangelio de MARCOS 10, 17-30


jueves, 3 de octubre de 2024

Quien no acoja el reino de Dios como un chiquillo...

...No entrará en él

6 de octubre 2024


Hay textos del evangelio (en este caso del evangelio de Marcos) que la Iglesia se ha apropiado de ellos convirtiéndolos en verdadera arma contra aquellas personas que piensan de forma diferente.

Se suelen tomar al pie de la letra dándoles, además, un carácter sagrado como salido de la boca misma de Dios.

-"Está permitido al marido repudiar a la mujer?"... "Moisés permitió redactar un acta de divorcio y repudiarla..."
Y Jesús les hace ver que, más allá de lo que se lee en la Biblia (libro del Deuteronomio, cap. 24) hay una intención en la realidad de la unión de un hombre y una mujer...
..."por eso el ser humano dejará a su padre y a su madre y serán los dos un solo ser; de modo que ya no son dos, sino un solo ser".

Lo que importa es la intención. ¿Por qué y para qué se unen ese hombre y esa mujer?

"En tiempo de Jesús -comenta Fray Marcosel matrimonio era un contrato entre familias. Ni el amor ni los novios tenían nada que ver con el asunto. La mujer pasaba de ser propiedad del padre a ser propiedad del marido. El divorcio era renunciar a una propiedad que solo podía hacer el propietario, el marido. No debemos pretender encontrar respuestas a los problemas del matrimonio de hoy en soluciones que se dieron hace dos mil años. Las relaciones matrimoniales y familiares han cambiado drásticamente y necesitan soluciones nuevas."

Con razón comenta Imma Calvo: "Más que una doctrina concreta acerca del matrimonio o el divorcio, la propuesta de Jesús salía en defensa de las mujeres, criticando que el divorcio fuera unidireccional y machista. Solo los varones podían repudiar a la mujer. Y por cualquier motivo."

Como señala Fray Marcos: -"No podemos hablar hoy de matrimonio sin hablar de sexualidad; y no podemos hablar de sexualidad sin hablar del amor y de la familia. Son los cuatro pilares donde se apoya una verdadera humanidad."

"Hoy no tiene sentido hablar de matrimonio sin dejar claro lo que es el amor. Si una relación de pareja no está fundamentada en el verdadero amor, no tiene nada de humana. Pero lo complicado es aquilatar lo que queremos decir con amor. Es una palabra tan manoseada que es imposible adivinar lo que queremos decir con ella en cada caso. Al más refinado de los egoísmos, que es aprovecharse de lo más íntimo del otro, también le llamamos amor."

"Desde nuestro punto de vista cristiano, tenemos un despiste monumental sobre lo que es el sacramento. Para que haya sacramento, no basta con ser creyente e ir a la iglesia. Es imprescindible el mutuo y auténtico amor. Con esas tres palabras, que he subrayado, estamos acotando hasta extremos increíbles la posibilidad real del sacramento. Un verdadero amor es algo que no debemos dar por supuesto. El amor no es puro instinto, no es pasión, no es interés, no es simple amistad, no es el deseo de que otro me quiera. Todas esas realidades son positivas, pero no son suficientes para el logro de una mayor humanidad."

Con esos apuntes que nos hace Fray Marcos tenemos suficiente material para reflexionar sobre nuestra vida y nuestra relación con las otras personas.

Me resulta sumamente importante eso que Fray Marcos subraya: Mutuo y auténtico amor... Porque, tal como lo entiendo, es la raíz y fundamento del seguimiento de Jesús. Al hablar del Reino de Dios hace referencia a un cambio de vida, a una transformación en nuestras actitudes, en nuestras opciones y objetivos: Vivir como hermanos, crecer en humanidad, en compasión y entrega... En vivir como hijos de Dios. Creo que ése debe ser el mensaje de la comunidad de seguidores del Maestro.

Estos días he podido escuchar la charla que dió el obispo de nuestra diócesis en la que planteaba sus sueños y preocupaciones: -La comunión de los que componen la iglesia; la vida de los sacerdotes; el seminario y la necesidad de seminaristas; los grupos de laicos colaboradores; la pastoral en las zonas rurales...
Supongo que ésos deben ser los sueños de un obispo. Y sus preocupaciones.
Y, sin embargo, desde el punto de vista del evangelio, no me parecen lo más importante. La organización, la estructura, la composición de grupos, las líneas de funcionamiento... son cosas a las que se ven obligados a seguir y mantener. Es la Iglesia con su escalafón, su dirección y mantenimiento.
Pero todo eso no convence hoy en día. No es un mensaje que me anime a cambiar de vida, que me llene de optimismo, que haga mi vida más plena. No!
La falta de sacerdotes está obligando a la Iglesia a facilitar la celebración de la Eucaristía sin sacerdotes... Pero, eso sí, siguiendo exactamente el rito y las ceremonias. Los fieles asistirán a misa repitiendo lo de siempre. Pero no se llevarán el mensaje de esperanza, de ilusión, de vida nueva que es lo que impulsa Jesús con su buena noticia.

Por eso quiero subrayar, yo también, las palabras de Fray Marcos: "Mutuo y auténtico amor". Entender que eso es lo importante. Y que lo sagrado es la persona, especialmente los más desamparados, los marginados y oprimidos, los masacrados por el poder, por el dinero, por la prepotencia y por la guerra... No me acostumbro a oír y aceptar como sagrado: el templo, la iglesia, el altar, los sacerdotes, los consagrados, las vestiduras, etc. Esa actitud reverencial que aparece en boca de muchas personas cristianas. Un servidor es simplemente un servidor (un siervo), no un reverendo.
Me gustaría oír y sentir en nuestras celebraciones ese mensaje del evangelio: Mutuo y auténtico amor. Lo demás lo ponemos en manos de Dios.


Texto del evangelio de MARCOS 10, 2-16



miércoles, 25 de septiembre de 2024

En el nombre de Jesús

...Pero no nos seguía a nosotros 

29 de septiembre 2024

Las propuestas que nos hace Jesús y que vamos leyendo en el evangelio expresan tan claramente el camino que tenemos que seguir que, me pregunto, si no será que andamos como dormidos o andamos despistados, de tal modo que seguimos con nuestras cosas, nuestros pensamientos y nuestros modos de hacer y de vivir.

Si el domingo pasado nos decía que "el que quiera ser el primero que sea el último y que sea el servidor de todos", este domingo el evangelista Marcos nos señala un detalle que sigue afectando a los que nos llamamos seguidores de Jesús.
Juan le dice a Jesús: "-Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios invocando tu nombre y hemos intentado impedírselo, porque no nos seguía a nosotros."
No nos seguía a nosotros. No es de los nuestros. No pertenece a nuestra iglesia. No es de nuestra raza. No tiene nuestra cultura...
Podríamos decir que nuestra Iglesia se ha hecho dueña del mensaje de Jesús, de su proyecto, de su Buena Noticia.
Y si no se hace cristiano... lo que haga no puede ser bueno. Porque es pagano o es musulmán o judío o budista.
Dice Jesús: -"que quien no está contra nosotros está a favor nuestro."
Vivir el mensaje de Jesús, su proyecto y Buena Noticia, hace referencia a un modo nuevo de vida, a crecer en humanidad, empezar a vivir como hermanos. Y eso va por encima de la raza, de la cultura, del modo de pensar, de la religión incluso.

Fray Marcos anota en su comentario: "Desde que se escribió el evangelio hasta hoy, han pasado veinte siglos, y aún no nos hemos movido ni un milímetro. Seguimos esgrimiendo el “no es de los nuestros”. Todo aquel que se atreve a disentir, todo el que piense o actúe de modo diferente sigue excluido. Incluso arremetemos contra todo el que se atreve a pensar."
"Jesús no es propiedad de la Iglesia. El mensaje de Jesús no se puede encerrar en ninguna iglesia. Jesús intentó que todas las religiones descubriesen que el único objetivo de todas ellas es hacer seres cada vez más humanos. Cualquier religión que no tenga esa meta, es simplemente falsa."

Termina su comentario de esta manera: -"Jesús no es monopolio de nadie. Todo el que está a favor del hombre está con Jesús. Todo el que trabaja por la justicia, por la paz, por la libertad, es cristiano. Nada de lo que hace a los hombres más humanos es ajeno a Jesús. Es inquietante que todas las religiones hayan sido causa de las mayores divisiones y guerras."


Todo eso debiera calar muy hondo en nosotros y tener muy claro qué significa estar con Jesús, seguirle, aceptar su mensaje y tenerlo como objetivo en nuestra vida.

Y para terminar el grito de emergencia que publica Imma Calvo en la presentación:
-"Necesitamos un tsunami de indignación que reivindique la paz y una tregua ya (hace referencia a la guerra, bombardeos y masacres de Gaza y demás lugares y países). Todos unidos, sin que nos separe la política, la religión o la nación a la que pertenecemos. Y resuenan tan oportunas esas palabras de Jesús que recoge el evangelio de esta semana y que nos animan a trabajar junto al diferente por una noble causa común. «El que no está contra nosotros está a favor nuestro».

Es una invitación a reflexionar y dejar que penetre en nuestro corazón y en nuestra conciencia de manera que podamos vivir como verdaderos hijos de Dios (el Dios de Jesús al que llamamos Abbá=papá/mamá.

Texto del evangelio de MARCOS 9, 38-48


jueves, 19 de septiembre de 2024

Si quieres ser el primero...

Ser el último y servidor de todos

22 de septiembre 2024


En el texto del evangelio que leemos/escuchamos este domingo nos ofrece el comentario que hace Marcos sobre la actitud y el pensamiento de aquellos hombres que seguían a Jesús.

Él les hablaba de algo que iba a resultar terrible: el paso por el sufrimiento y la cruz... Ellos, en cambio, sin entender todo aquello discutían entre ellos sobre quién era el más grande...

Y reflexiono, ahora mismo, sobre nuestra Iglesia, sobre nuestra comunidad de seguidores del Maestro. ¿Qué es lo que nos preocupa? ¿De qué se discute en la misma? Si miramos el conjunto de la Institución, ¿a qué y a quienes damos importancia? Es como si le hubiéramos dado la vuelta al mensaje de Jesús y hubiéramos escrito otro evangelio.
A nivel social y político: Papa, Cardenales, Arzobispos, Obispos, Monseñores, Canónigos, Sacerdotes, Diáconos, Subdiáconos... y, al final, los fieles (el pueblo cristiano). Y nosotros los vemos y los consideramos tal y como nos han enseñado.

Y escuchamos el evangelio de hoy: -«Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos». 
Como escribe José Antonio Pagola: -"En su  movimiento (el de Jesús) no hay que mirar tanto a los que ocupan los primeros puestos y tienen renombre, títulos y honores. Importantes son los que, sin pensar mucho en su prestigio o reputación personal, se dedican sin ambiciones y con total libertad a servir, colaborar y contribuir al proyecto de Jesús."

Ciertamente, vivir en nuestro mundo y en nuestra sociedad y querer seguir el mensaje de Jesús, es una locura. Es como andar en dirección contraria a la que pide y exige nuestro mundo: Ser el primero, el que más tiene, el que más puede, el que más gana...Olvídate de los demás.

¿Ser el último? ¿Ser el servidor de los demás?

Cono comenta Fay Marcos: -"Llevamos dos mil años sin enterarnos. Y, como los discípulos, preferimos que no nos aclaren las cosas; porque intuimos que no iban a responder a nuestras expectativas. Ni como individuos ni como grupo (comunidad o Iglesia) hemos aceptado el mensaje del evangelio. Ya los primeros seguidores discutían por el poder, pero después de veinte siglos seguimos haciendo lo mismo. No tenemos clara la distinción que se hace en los evangelios entre poder y autoridad. Ningún poder puede venir de Dios porque es nadapoderoso."
"La diaconía significaba “servir a la mesa”. En cristiano indicaba el servicio a los más necesitados, por los que no tenían obligación de hacerlo. Este servicio es el que humaniza."

Ése sería el punto. Asumir y hacer nuestro el criterio de Jesús: Prestar atención a los últimos, a los oprimidos, a los que necesitan que se les escuche, a los que no tienen ningún poder ni importancia... Eso nos humaniza, nos hace más humanos. Y si mi objetivo primero y principal no es ser más humano, puedo decir que soy un fracaso como persona.

Texto del evangelio de MARCOS 9, 30-37


miércoles, 11 de septiembre de 2024

Y tú, ¿quién dices que soy yo?

"Quien quiera salvar su vida, la perderá..."

15 de septiembre 2024


El texto que leemos/escuchamos este domingo (Marcos, cap. 8, 27-35) lo conocemos. Es más, diría que también aprendimos la respuesta. De los tiempos del Catecismo o preparación a la Primera Comunión aprendimos a dar la respuesta que da Pedro: "Tú eres el Mesías".

Quedó grabado en nuestro subconsciente y, como cristianos seguidores de Jesús, nos atenemos a esas palabras convirtiéndolas en dogmas de fe.
Pero, si Jesús me hiciera la pregunta a mí... ¿Quién digo yo que es él?
¿Qué representa él para mí, para mi vida, para mi manera de actuar y relacionarme con las otras personas? 

El evangelio de Marcos recoge, también, la actitud de Pedro ante el panorama que les muestra Jesús: «El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser reprobado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar a los tres días».
Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo.
Y la reacción de Jesús...: «¡Ponte detrás de mí, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!».

Creo que, aún hoy, seguimos pensando al estilo de Pedro. A Jesús lo vemos y consideramos el Mesías triunfante, el Maestro que hace milagros, el que tiene el poder sobre la enfermedad y sobre el mal, el que está sentado a la derecha de Dios Padre... Y si nosotros le seguimos también alcanzaremos su gloria y celebraremos el triunfo en la gran fiesta del cielo.

Lo malo es que no es ése el camino de Jesús. La Buena Noticia del reino de Dios apunta a una vida de entrega y servicio. Se refiere a una vida convertida en fraternidad que pone en el centro y prioritario el estilo de atención y compasión a las otras personas dándonos a entender que el hombre -toda persona: hombre-mujer-joven-anciano-niño-niña- está por encima de la Ley... Que la vida de Dios se refleja en esa empatía, en ese servicio a la persona, en especial aquella que sufre, está marginada, es despreciada, oprimida o simplemente ignorada.

Y, cuando asumes esa actitud, te llueven los problemas. Si te pones de parte de esos inmigrantes que llegan en patera... Si te quejas del abuso del trato a las personas extranjeras en los trabajos de servicio... Si declaras que no es justo los contratos laborales mediante los cuales pueden pagar lo que les dé la gana... Si apoyas a personas de diferente cultura, raza, sexo... Si intentas entender y ayudar a mujeres y familias que se encuentran en apuros y no consiguen salir adelante con tantos hijos...

Todo eso que dice Jesús de seguirle tomando su cruz...
«Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga. Porque, quien quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio la salvará. Pues ¿de qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero y perder su alma?».

Muchos hombres y mujeres entendieron bien esa proclamación de Jesús.  Hombres y mujeres a los que hoy proclamamos santos y santas. Entre ellos San Francisco Javier... San Ignacio de Loyola (otro hombre de estas tierras) le repetía machaconamente: ¿de qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero y perder su alma?

Ahí nos queda la pregunta: -¿Y tú, quién dices que soy yo?

Texto del evangelio de San Marcos 8, 27-35


martes, 10 de septiembre de 2024

La ley de Dios

¿ Qué es lo más importante?

10 de septiembre 2024


Hay tiempos en los que no siempre encuentro un buen momento para escribir. Sí, todos los días dedico ratos a orar, a centrarme en lo que es importante, en recordar y revivir el proyecto que Jesús de Nazaret nos propone como "proyecto de vida", el reino de Dios...

Ayer estaba leyendo las notas que escribió Fray Marcos en su libro "A la Fuente Cada Día" (Comentarios al evangelio para todos los días del año). Y me llamó la atención la frase final:

"-Hoy todavía dudamos si cumplir los mandamientos o levantar al hombre machacado. Mientras esto no lo tentamos claro, no puede haber verdadero cristianismo"

Hace referencia al texto de Lucas, capt. 6, 6-11, en el que narra la curación de un hombre que padecía parálisis en un brazo. Y lo cura en sábado... Críticas y enfado entre los fariseos y escribas y pregunta de Jesús: -"¿Qué está permitido en sábado, hacer el bien o el mal, salvar a uno o dejarlo morir?...

-¿Es la Ley lo más importante? ¿O debemos poner al hombre por encima de la misma Ley?

Los fariseos lo tienen claro, pero resulta que Jesús lo tiene aún más claro. El hombre es el valor supremo en cualquier circunstancia y todo está supeditado a él.

Al igual que Fray Marcos y reflexionando en el estilo y modo de actuar de Jesús, bien podemos dudar de nuestro seguimiento y aceptación del evangelio. Nos resulta más cómodo seguir la línea de los escribas y fariseos y proclamar que lo más importante es la Ley de Dios aunque dejemos a un lado a tantas personas "machacadas", marginadas, oprimidas y despreciadas por tantos y tan diferentes motivos.

Deberíamos tener una especie de resorte que nos hiciera saltar en cuanto viéramos una situación parecida. Y no es necesario mirar muy lejos para encontrarnos con todo eso. A nivel social, a nivel laboral, a nivel político, a nivel religioso, a nivel de género o de sexo, de raza, de cultura.

Entiendo que en nuestras comunidades de seguidores de Jesús, en nuestras iglesias, abundamos en explicaciones, en comentarios, en ceremonias y ritos... Y todo eso se convierte en Ley. Y eso se convierte en lo más importante. Y no debe ser así. Tenemos que ir centrando nuestro objetivo, nuestro comentario y nuestra actitud hacia ese punto en el que "el hombre - la persona humana" es el lugar en el que encontramos a Dios, es su encarnación, el punto de encuentro de la humanidad y ese Alguien, ese Ser, que sigue siendo fuente, raíz y origen de todo lo que somos y tenemos. Si nos desviamos es muy fácil que nos imaginemos y creemos nuestros dioses, nuestras imágenes y leyes que se adapten a nuestros propios deseos...; pero siempre serán dioses falsos.


Dios no mandó su hijo al mundo para condenar...

...sino para se salve por él 14 de septiembre 2025 (Fiesta de la Exaltación de la Cruz) El texto que nos ofrece este fin de semana la Iglesi...