jueves, 9 de noviembre de 2023

Velad porque no sabéis el día ni la hora

Las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas
12 de noviembre 2023
Este domingo el evangelio de Mateo nos trae la parábola de las diez doncellas que salieron a esperar al esposo... Cinco de ellas eran necias y cinco eran sensatas...
Es una parábola. Y Jesús compara el reino de los cielos a esas doncellas. Cuando llegó el esposo cinco de ellas se encontraron con que ya no les quedaba aceite. Fueron a comprar más y para cuando volvieron ya se había cerrado la puerta...
Toda una reflexión para meditar, especialmente en estos tiempos en los que los medios de comunicación nos ponen al día de acontecimientos tan terribles: guerras, asesinatos, abusos, opresión, injusticias que se traducen en tantísima gente que tiene que emigrar... y la falta de acogida de países que disponen de todos los medios y riquezas.

El significado de la parábola no apunta al momento final de nuestra vida. El énfasis que, en algunas ocasiones, se ha puesto sobre el momento de nuestra muerte ("Que Dios nos pille confesados...") no me parece acertado y se aleja del mensaje del evangelio.
Cuando se inicia la proclamación de la Buena Noticia insiste Jesús en la conversión, en el cambio de mentalidad, en un nuevo estilo de vida. Estamos llamados e invitados a vivir siguiendo las huellas de Jesús. No es cuestión de llamar a última hora al sacerdote para arreglar las cuentas: confesarme, comulgar y que me dé la extremaunción. 

Vivir con la confianza puesta en Dios nuestro padre y hacer de mi existencia un acto de entrega y comunión tal y como nos enseñó Jesús a lo largo de su vida. Es el gesto que simboliza lo que celebramos todos los domingos en la Cena del Señor. Entrega como de ese pan que se parte y se reparte entre los que más nos necesitan.

Velad, dice el Señor, porque no sabéis el día ni la hora... Hubo un tiempo en el que llegué a pensar que eso de velar significaba no dormirse, rezar más, hacer más penitencia... Creo que es mucho más que todo eso. Se trata más bien de mi actitud en el día a día. Dice la parábola que las doncellas sensatas se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas... Es muy posible que sea precisamente eso lo que nos falta: el aceite. La atención al marginado, al enfermo, al anciano olvidado, a ese inmigrante que ni siquiera vemos... El aceite de nuestro cariño, el esfuerzo en ayudar a esas personas que son nuestros prójimos.

Fray Marcos nos ofrece este comentario: -"¿Cuál es el aceite que arde en la lámpara? Si acertamos con la respuesta, tenemos resuelto el significado de la parábola. En (Mt 7,24-27) se dice: Todo aquel que escucha estas palabras mías y las pone por obra, se parece al hombre sensato que edificó su casa sobre roca. Y todo aquel que no las pone por obra, se parece al necio que edificó sobre arena. La luz son las obras. El aceite que alimenta la llama es el amor. El ser sensato no depende de un conocimiento mayor sino de la plenitud de Vida."

"Así se entiende que las sensatas no compartan el aceite con las necias. No es egoísmo. Es que resulta imposible amar en nombre de otro. Nuestra lámpara no puede arder con aceite prestado. Dar sentido a la vida no se puede improvisar en un instante. Solo con lo que hay de Dios en mí, descubierto, reconocido, desplegado, puedo considerarme encendido."

Si actuamos así, dichosos nosotros porque estaremos entrando en el banquete de bodas. Sea cual sea nuestro final ahí estaremos preparados. -"¿Ya tienes la maleta preparada?, le preguntaba mi madre a una persona enferma... Y así mismo respondió ella cuando vivía sus últimos días y se lo preguntaron: "Sí, creo que me recibirán bien"

Velad! Vivir con el corazón puesto en ese tesoro que es el reino de Dios.

SI TU LÁMPARA ESTÁ APAGADA, ERES UN CACHARRO INÚTIL


Texto del evangelio de Mateo (25,1-13)



jueves, 2 de noviembre de 2023

Todos sois hermanos

El más grande vosotros será vuestro servidor

5 de noviembre 2023

Seguimos escuchando y leyendo el evangelio de Mateo. Hoy nos presenta dos imágenes contrapuestas: En la cátedra de Moisés han tomado asiento los Letrados y los Fariseos... Y va desgranando actitudes y gestos que nos hablan del poder, de las apariencias, de su presentación ante el público... con una gran exigencia en todo lo referente a las Leyes y a la práctica de la religión.

Siempre nos ha gustado esa manera de echar en cara a los de arriba su falta de coherencia, su fariseísmo (como decimos ahora), su decir y no hacer, reclamar a los otros lo que ellos no hacen. 


Lo fuerte es que todo eso seguimos viéndolo ahora mismo: En los grandes y poderosos (dentro y fuera de la Iglesia), en los políticos, en los gobernantes que cargan y exigen a los demás lo que ellos mismos no hacen nunca.

Así pues, nos consolamos cuando escuchamos esas palabras. Pero hay una segunda parte que va dirigida a todos nosotros, a todas las personas que decimos que somos seguidores del Maestro. En este capítulo y en otros del evangelio Jesús nos marca las líneas que deben dirigir nuestra manera de vivir y de actuar: -A nadie llaméis "Rabbí" (maestro) porque uno solo es vuestro Maestro... - A nadie llaméis "padre", porque uno solo es vuestro Padre... -El más grande de vosotros será vuestro servidor ... --Todos sois hermanos.


¿Cómo nos comportamos nosotros? Seguimos mirando a los de arriba como dependientes, como personas sometidas, halagando y alabando a dichas personas porque están arriba, porque mandan, porque tienen el poder... Y los vemos como superiores. En la política y en la Iglesia.


Como escribe José Antonio Pagola: -"La Iglesia tendrá que cambiar mucho, pero lo importante es que cada uno reavivemos nuestra fe, que aprendamos a creer de manera diferente, que no vivamos eludiendo a Dios, que sigamos con honestidad las llamadas de la propia conciencia, que cambie nuestra manera de mirar la vida, que descubramos lo esencial del evangelio y lo vivamos con gozo."


En más de una ocasión me ha parecido ver en nuestra comunidad cristiana una actitud de refugiados. En el entorno de nuestra Iglesia, en sus celebraciones, su religiosidad, en sus oraciones y devociones... Es como si todo eso ya respondiera por mí. Y yo viviría mi fe como un eco de todo ello. Incluso he llegado a percibir cierto miedo a que nos arrebaten todo eso... Que si aumentan los seguidores del Islam, que algunos atacan nuestra religión, que la prensa y los medios de comunicación se agarran a los escándalos que aparecen en la Iglesia…


Sigue comentando José A. Pagola:  -"La Iglesia tendrá que despertar su confianza y liberarse de cobardías y recelos que le impiden contagiar esperanza en el mundo actual, pero cada uno somos responsables de nuestra alegría interior. Cada uno hemos de alimentar nuestra esperanza acudiendo a la verdadera fuente."


Cada uno de nosotros está invitado a seguir al Maestro. La invitación a la fiesta, a la boda, a la nueva vida del Reino de Dios, va dirigida de manera personal. Ni las oraciones, ni los sacramentos, ni la práctica religiosa llegarán a ser una verdadera respuesta si no hago mía la vivencia de Dios, nuestro Padre, que me invita a vivir como hermano, a mirar con compasión al que me necesita, a rehacer y repensar los Valores de mi vida. Porque cuando digo: Dios es mi padre (mi papá) y me quiere... ¿Me ha llegado bien adentro? ¿Lo creo y lo siento así?...

Desde esa mentalidad y vivencia Jesús de Nazaret proclamaba: "Felices los pobres..., los mansos..., los que trabajan por la justicia..., los que lloran..." Esos son los hijos de Dios, los que han encontrado el tesoro escondido, la perla preciosa, los que albergan en su interior una alegría que nadie les puede quitar... 


Todos somos hermanos. Y cuando llegamos a ese nivel mis ojos ven a los hermanos y hermanas (especialmente en aquellas personas que más nos necesitan). Ni religión, ni raza, ni sexo, ni color, ni riqueza, ni pobreza, ni lengua ni costumbres... Nada de todo eso puede ser una barrera. Todos somos hermanos.


Texto del evangelio de MATEO 23, 1-12


jueves, 26 de octubre de 2023

Amarás al Señor tu Dios

...y a tu prójimo como a ti mismo

29 de octubre 2023

Domingo a domingo leemos y escuchamos el evangelio que nos ayuda a reflexionar y hacer nuestro el mensaje de la Buena Noticia de Jesús de Nazaret. Parábolas, comentarios, modos de actuar... Todo ello nos encamina hacia una purificación de nuestro modo de pensar y de vivir.

Hoy, el texto de Mateo (cap. 22), nos propone la pregunta que le hacen a Jesús: «Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?» Todos conocemos la respuesta. La aprendimos en el Catecismo y nos la han comentado muchas veces.

Quizás la dificultad mayor que encontramos es la misma que tenían los que escuchaban a Jesús. Como bien explica Fray Marcos: "Para un judío, prójimo era el que pertenecía al pueblo y, a lo sumo, el prosélito. Jesús desbarata esa barrera y postula que todos somos exactamente iguales para Dios. El cristianismo no siempre ha sabido trasmitir esta idea de igualdad y hemos seguido creyendo, como los judíos de todos los tiempos, que nosotros somos los elegidos y que Dios es nuestro Dios."

La propuesta que nos hace el evangelio, el mensaje de Jesús, debería ser tan sencillo como eso: Amar como él mismo amaba. Vivir a su manera. Adoptar y hacer nuestro el estilo de hijos de Dios. Viendo y escuchando a nuestras comunidades cristianas daría la impresión de que nos refugiamos en el mandamiento de "Amar a Dios sobre todas las cosas... y porque amo a Dios voy a misa los domingos (incluso entre semana), doy limosna a algún pobre, hago caridad dando la ropa que ya no me sirve o está pasada de moda..." Y así  Sería toda una adaptación a medida para nosotros.

Pero ¿es ésa la respuesta de Jesús?

Fray Marcos nos ayuda con su comentario: "Jesús no propone amor a Dios ni un amor a él mismo. Dios ni ama ni puede ser amado; es amor. La exigencia de Jesús no es con relación a Dios sino con relación al hombre. Cuando seguimos proponiendo los mandamientos de la “Ley de Dios” como marco para la vida de la comunidad, es que no hemos entendido el mensaje de Jesús. S. Agustín dijo: Ama y haz lo que quieras. Y Pablo: Quien ama ha cumplido el resto de la Ley. No se trata de una nueva Ley, sino de hacer inútil toda ley, toda norma, todo precepto".

Pienso que hemos aprendido mucha religión y hemos seguido un montón de normas y leyes que nos han distraído de lo que es esencial, de lo único importante. Cantábamos una canción que decía que "al atardecer de la vida me examinarán del amor". Me digo a mí mismo que, día a día, tengo que preparar mi examen porque superarlo en mi vida, en todas las pequeñas cosas que voy haciendo, tiene que ser el objetivo de mi existencia.

Como escribe Fray Marcos: "El mayor peligro a la hora de comprender el amor evangélico es que lo confundimos con el deseo de que el otro me quiera. El deseo de que otro me ame es instintivo y no va más allá del egoísmo. La mayoría de las veces, cuando decimos te amo, en realidad queremos decir: “quiero que me quieras”. Esto no tiene nada que ver con el mensaje de Jesús."

Ver a las otras personas como prójimos, como mi otro yo, en los que se refleja Dios mismo. Y amarlos porque crece en mí la empatía, la solidaridad, la compasión, incluso la preocupación por lo que les pasa. Cuando sólo veo al extranjero, al africano, al inmigrante, al pordiosero... estaré haciendo caridad, pero me faltará ese paso último: el de amarlo. ¿Me importa quién es? ¿De dónde viene? ¿Qué le pasa? ¿Qué puedo hacer por esa persona?

"Al atardecer de la vida..., me examinarán del amor"

Texto del evangelio de Mateo (22,34-40)



viernes, 20 de octubre de 2023

Maestro sabemos que enseñas el camino de Dios

...Y no miras lo que la gente sea

22 de octubre 2023


El texto del evangelio de este domingo nos trae la escena en la que le plantean a Jesús aquello de: -"¿es licito pagar impuesto al César o no?» La respuesta de Jesús («Pues pagadle al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.») nos ha servido de argumento para defender a la Iglesia en muchos momentos. De esa manera hemos dividido nuestra vida y nuestras acciones en esas dos mitades: Una, del  César. La otra, de Dios.

Creo que esa actitud no nos ha ayudado nada. Hemos arrinconado a Dios para atenderlo en una serie de actos y celebraciones (sería la parte religiosa de nuestra vida) y hemos dado via libre a esa otra parte del César (que sería nuestra acción política y social) para hacer lo que nos parezca más conveniente según la época y circunstancias.

¿Sería ése en sentido verdadero y profundo del pensamiento de Jesús de Nazaret?

Para un judío piadoso, como lo era Jesús, había una verdad y una vivencia que atravesaba toda su vida, su conciencia y su modo de pensar y de hacer: "Yo soy el Señor y no hay otro; fuera de mí, no hay dios... Yo soy el Señor, y no hay otro." (Profeta Isaías, 45, 1 -6). Puede haber reyes y emperadores, jefes y gobernantes; pero sólo hay un Señor. En la vida y en la muerte, en las dificultades y en las alegrías, en la salud y en la enfermedad... Él es el Señor. Y él está presente en todo lo que me rodea, en todos los seres, en esa humanidad que formamos todos. Y todo el mensaje de la Buena Noticia que proclama Jesús de Nazaret apunta a una vida solidaria, compasiva y fraterna. Porque sólo los que viven así proclaman que son de verdad hijos de Dios.

Entonces "dar a Dios lo que es de Dios" deja de referirse a la parte religiosa de mi vida para hacer frente a mi vida entera en relación con los hermanos y hermanas (especialmente a los que más me necesitan). Porque sólo en la medida en que me acerco a ellos y soy compasivo y misericordioso estaré dando a Dios lo que es suyo. 

Podríamos decir que Dios no necesita mis oraciones, mis celebraciones, mis genuflexiones y penitencias. Lo que da gloria a Dios, como dicen los profetas en más de una ocasión, es el derecho y justicia, la compasión y la solidaridad. ¡Cuántas veces echamos mano de la parábola del Buen Samaritano! Jesús propuso esa parábola a propósito. Un samaritano era como decir un hereje, alguien que no era de su religión, que estaba fuera del camino verdadero... El sacerdote y el levita pasaron de largo, dieron un rodeo para no contaminarse. 

En nuestra Iglesia, hoy en día, encontramos de todo. Personas que viven y ejercen de samaritanos y dan su vida por los demás. Otras muchas personas se conforman con ser sacerdotes o levitas o religiosos o cristianos cumplidores de los preceptos. Y, en muchas ocasiones, terminamos por conformarnos con esos tiempos que dedicamos a Dios (dando a Dios lo que creemos que es de Dios).

En estos tiempos en los que se reúnen los Obispos con el Papa en ese Sínodo extraordinario tratando de escuchar y tomar la palabra a tantas cristianas y cristianos (los de abajo, lo de a pie), quizás sería bueno que también ellos sintieran el eco de esas palabras de Jesús: "...dad a Dios lo que es de Dios".

Mientras tanto que cada uno de nosotros dejemos que nos llegue hasta dentro ese mensaje de Jesús.

Texto del evangelio de Mateo (22,15-21)



miércoles, 18 de octubre de 2023

Escuchar sus gritos y su clamor

DEL PUEBLO PALESTINO
MARÍA GONZÁLEZ ROLLÁN, mariagrollan@gmail.com
COLMENAR VIEJO (MADRID).

Quiero unirme a la voz de María González Rollán denunciando y proclamando algo que viene ocurriendo a la vista de todo el mundo. El "terrorismo" de Hamás nos confunde y nos lleva a pensar y creer que el pueblo palestino "se merece" l que está pasando... El genocidio vivido a lo largo de generaciones del pueblo judío que, de tantos modos y medios, se ha escrito, publicado y lamentado, nos impide ver que hoy en día el Estado Israelí y sus gobiernos repiten los métodos y acciones de aquel gobierno nazi. Dicen que compararles y aplicarles el nombre les ofende... Pero su acción a lo largo de 75 años están demostrando todo lo contrario.

Ojalá que las vidas de tantas personas inocentes se conviertan en semillas de paz, entendimiento y convivencia. Pero es importante que seamos conscientes de ello y tomemos actitud comprometida.



ECLESALIA, 18/10/23.- Un genocidio está siendo televisado. Lleva siendo televisado desde hace 75 años, cuando oficialmente e internacionalmente se reconoció, autorizó y legitimó la ocupación y proyecto colonial israelí sobre Palestina. Asesinatos, masacres, demoliciones de casas (que el ente israelí ocupante hace pagar a los palestinos que expulsa), desplazamiento forzoso, exilio, secuestros de personas vivas (niños) y muertas (los cuerpos de los presos políticos que fallecen en la cárcel no son devueltos a las familias hasta que "cumplen condena"), el terrorismo constante a través del control de recursos y derechos básicos como el agua, la vivienda, la alimentación, la electricidad…

Llevamos más de 75 años asistiendo a un proceso de limpieza étnica y ahora estamos viendo su solución final. Una solución final nazi en la que el campo de concentración que el ente israelí ha hecho de Gaza está siendo borrado del mapa. Hace escasas horas un hospital ha sido bombardeado. De momento de estima en más de mil trescientas personas fallecidas. Un hospital que las víctimas supervivientes de este genocidio estaban utilizando como refugio, en el que los miles de heridos estaban siendo tratados con los escasos recursos disponibles.

Es un exterminio en el que las víctimas son niños, niñas, bebés recién nacidos, adolescentes (la mitad de la población de dos millones de personas es menor de edad en Gaza), mujeres y hombres adultos de todas las edades. Asesinados mientras iban a buscar agua (sí, escasea en Gaza porque el ente israelí la ha cortado), se desplazaban en ambulancia, se iban a descansar a casa tras estar trabajando en los hospitales, ejercían su trabajo como periodistas, clamaban y luchaban por su libertad y el fin de la colonización, o estaban hospitalizados.

Hoy las familias de miles de personas recogen los restos de sus seres queridos en bolsas de plástico, desmembrados, quemados, algunos irreconocibles. Pero seguimos en silencio. Seguimos presenciando un exterminio en absoluto silencio. No sólo sin reclamar a sus responsables, sino encima representándoles como supuestas víctimas, negando el sufrimiento y el asesinato del pueblo palestino. Luego no os preguntéis cómo fue posible que otro genocidio volviese a ocurrir

miércoles, 11 de octubre de 2023

A todos los que encontréis...

...Invitadlos a la Boda

15 de octubre 2023

El domingo pasado escuchamos la parábola de la viña y los viñadores... que no daban buenos frutos y el dueño de la misma prometía que daría la viña a otros pueblos que dieran buenos frutos.

La lectura que escuchamos/leemos hoy (Mateo en el capítulo 22) nos habla del banquete de bodas... Todo preparado. Avisan a los invitados y todos ellos presentan excusas. No quieren ir. Es entonces cuando manda a los criados diciéndoles: "Id ahora a las salidas de los caminos, y a todos los que encontréis invitadlos a la boda".


Hoy, al igual que ayer y que siempre, todos tenemos una invitación. Yo diría que ahí está el mensaje más profundo de la Buena Noticia del Reino de Dios. Quizás cada uno de nosotros lo hemos interpretado a nuestra manera confiando en que era suficiente la participación en algunos ritos y el rezo de algunas oraciones...


Como escribe Fray Marcos: "El mensaje de las lecturas de hoy tiene una acuciante actualidad. Dios llama a todos, hoy como ayer. La respuesta vital de cada uno puede ser sí o no. Esa respuesta es la que marca la diferencia entre unos y otros. Si preferimos las tierras o los negocios, quiere decir que es eso lo que de verdad nos interesa. El banquete es el mismo para todos, pero a los que valoran más los bienes materiales, no les interesa. Todo el evangelio es una invitación; si no respondemos que sí con nuestra vida, estamos diciendo que no."


Porque (sigue el comentario) "Es muy fácil entrar a formar parte de la comunidad y aprovechar todas las ventajas sin vivir de acuerdo con el evangelio. No basta pertenecer a una comunidad."


Nuestra vida, nuestras obras son lo que importa. Es demasiado fácil centrarse en el programa de la religión, en la misa y oraciones, en los sacramentos que recibimos dejando a un lado la sociedad y el mundo que nos rodea.


Como apunta muy acertadamente Fray Marcos: "No puede haber banquete, no puede haber alegría, si alguno de los invitados tiene motivos para llorar. Solamente cuando hayan desaparecido las lágrimas de todos los rostros, podremos sentarnos a celebrar la gran fiesta. La realidad de nuestro mundo nos muestra muchas lágrimas y sufrimiento causados por nuestro egoísmo. Seguimos empeñados en el pequeño negocio de nuestra salvación individual, sin darnos cuenta de que una salvación que no incorpora la salvación del otro, no es cristiana ni humana."


La Buena Noticia del Reino de Dios va más allá de una religión, de una Iglesia. El banquete de bodas al que todos estamos llamados es el de una vida humana solidaria, compasiva y fraterna que abarca a todas las personas. Por eso siempre que nos reunimos en nombre del Señor lo tenemos que hacer teniendo presentes a tantas y tantas personas cuya vida es un mundo de opresión, de miseria y de lágrimas.


"Dios me invita a su mesa, (apunta Fray Marcos) pero el no invitar a mi propia mesa a los que pasan hambre, es la prueba de que no he aceptado su invitación."


Y cuando nos olvidamos de ese detalle nos está faltando el traje de boda, es decir, la actitud de las personas que comprometen su vida siguiendo ese estilo de vida de Jesús de Nazaret.


Texto del evangelio de MATEO 22, 1-14




jueves, 5 de octubre de 2023

Os quitará a vosotros el reino de Dios

...Y se lo dará a otro que produzca sus frutos

8 de octubre 2023

Como comenta Fray Marcos, la dureza del relato estremece. El texto que leemos/escuchamos del evangelio de Mateo nos cuenta una parábola en la que el dueño de una viña contrató a unos agricultores y cuando envió a sus criados a recoger los frutos... Los maltrataron, les golpearon e incluso a otros los mataron. También al hijo del dueño...

Es una parábola que los que escribieron los evangelios aplicaron a sacerdotes y fariseos (dirigentes del pueblo judío)... entendiendo que, a partir de ese momento, la viña se daba como encargo a la nueva comunidad de seguidores de Jesús de Nazaret...

Creo que la Iglesia (nuestra iglesia) sigue manteniendo esa idea y esos sentimientos. Porque, al decir de tantos y tantos doctores de la Iglesia, somos nosotros el verdadero Pueblo de Dios, los que poseemos el Reino de Dios...

Comentando este evangelio Fray Marcos anota: "(Los fariseos y sacerdotes) llegaron a creer sin ninguna duda que su voluntad era la de Dios y terminaron creyéndose dueños y señores del pueblo... De la religión y del reino de Dios.

Me pregunto si no nos estará ocurriendo lo mismo a todos nosotros que nos proclamamos seguidores de Jesús de Nazaret. En más de una ocasión he escuchado en nuestras misas decir e insistir en que somos el pueblo de Dios, que nos ha elegido, que (por el bautismo) nos ha hecho hijos suyos... Y se nos invita a pensar y decir: ¡Qué suerte hemos tenido!

Porque así terminamos convencidos de que nosotros poseemos el reino de Dios... Y de esa manera, con nuestra práctica religiosa, con nuestras devociones y plegarias, estamos seguros de que nos iremos directamente al cielo (a la Casa del Padre, como suelen decir en lenguaje muy eclesiástico).

Y siguiendo con mi reflexión, vuelven a resonar en mi cabeza y en mi corazón las palabras: "Os quitará a vosotros el reino de Dios y se lo dará a un pueblo que produzca sus frutos"... Porque ser o no ser pueblo de Dios, entrar en el Reino de Dios, tiene que ver con sus frutos. Como ya decía Jesús mismo: "No todo el que dice "Señor, Señor" entrará en el reino de Dios; sino el que hace su voluntad".

Ahí está la reflexión de este domingo. ¿Cuáles son mis frutos, los de mi comunidad, los de nuestra iglesia? 

Sí, me alegra haber oído hablar de Jesús de Nazaret, haber leído su mensaje de Buena Noticia, sentirme invitado a seguirle... Lo que me obliga a sentirme más humilde es la respuesta que he dado con mi vida a esa invitación. Si voy intentando vivir a su manera, con el corazón y la mirada puestos en los hermanos, en todos esos prójimos necesitados y marginados que están ahí y a los que no siempre soy capaz de acercarme y hacerme solidario y compasivo. Y, por eso mismo, me doy cuenta que no soy dueño del reino de Dios... y de que hay otros pueblos y otra gente que sí se acercan a ellos y son auténticos samaritanos que los acogen, les curan sus heridas y les asisten...

Hace unos días leí un artículo de Tomás Maza Ruiz que titulaba: ¿"Tiene porvenir la Iglesia"? Terminaba con estas palabras:-"Pienso que si la Iglesia no hace cambios profundos en los próximos años, en una o dos generaciones podría desaparecer o quedar reducida a pequeños grupos marginales. Lo que sí podría subsistir sería un conjunto de comunidades cristianas autónomas, aunque hermanadas unas con otras, que sigan el ejemplo de la vida de Jesús y la de las primitivas comunidades cristianas"

Seguir el ejemplo de la vida de Jesús... Un pueblo que dé sus frutos.

Texto del evangelio de Mateo (21,33-43)

Dios no mandó su hijo al mundo para condenar...

...sino para se salve por él 14 de septiembre 2025 (Fiesta de la Exaltación de la Cruz) El texto que nos ofrece este fin de semana la Iglesi...