miércoles, 11 de octubre de 2023

A todos los que encontréis...

...Invitadlos a la Boda

15 de octubre 2023

El domingo pasado escuchamos la parábola de la viña y los viñadores... que no daban buenos frutos y el dueño de la misma prometía que daría la viña a otros pueblos que dieran buenos frutos.

La lectura que escuchamos/leemos hoy (Mateo en el capítulo 22) nos habla del banquete de bodas... Todo preparado. Avisan a los invitados y todos ellos presentan excusas. No quieren ir. Es entonces cuando manda a los criados diciéndoles: "Id ahora a las salidas de los caminos, y a todos los que encontréis invitadlos a la boda".


Hoy, al igual que ayer y que siempre, todos tenemos una invitación. Yo diría que ahí está el mensaje más profundo de la Buena Noticia del Reino de Dios. Quizás cada uno de nosotros lo hemos interpretado a nuestra manera confiando en que era suficiente la participación en algunos ritos y el rezo de algunas oraciones...


Como escribe Fray Marcos: "El mensaje de las lecturas de hoy tiene una acuciante actualidad. Dios llama a todos, hoy como ayer. La respuesta vital de cada uno puede ser sí o no. Esa respuesta es la que marca la diferencia entre unos y otros. Si preferimos las tierras o los negocios, quiere decir que es eso lo que de verdad nos interesa. El banquete es el mismo para todos, pero a los que valoran más los bienes materiales, no les interesa. Todo el evangelio es una invitación; si no respondemos que sí con nuestra vida, estamos diciendo que no."


Porque (sigue el comentario) "Es muy fácil entrar a formar parte de la comunidad y aprovechar todas las ventajas sin vivir de acuerdo con el evangelio. No basta pertenecer a una comunidad."


Nuestra vida, nuestras obras son lo que importa. Es demasiado fácil centrarse en el programa de la religión, en la misa y oraciones, en los sacramentos que recibimos dejando a un lado la sociedad y el mundo que nos rodea.


Como apunta muy acertadamente Fray Marcos: "No puede haber banquete, no puede haber alegría, si alguno de los invitados tiene motivos para llorar. Solamente cuando hayan desaparecido las lágrimas de todos los rostros, podremos sentarnos a celebrar la gran fiesta. La realidad de nuestro mundo nos muestra muchas lágrimas y sufrimiento causados por nuestro egoísmo. Seguimos empeñados en el pequeño negocio de nuestra salvación individual, sin darnos cuenta de que una salvación que no incorpora la salvación del otro, no es cristiana ni humana."


La Buena Noticia del Reino de Dios va más allá de una religión, de una Iglesia. El banquete de bodas al que todos estamos llamados es el de una vida humana solidaria, compasiva y fraterna que abarca a todas las personas. Por eso siempre que nos reunimos en nombre del Señor lo tenemos que hacer teniendo presentes a tantas y tantas personas cuya vida es un mundo de opresión, de miseria y de lágrimas.


"Dios me invita a su mesa, (apunta Fray Marcos) pero el no invitar a mi propia mesa a los que pasan hambre, es la prueba de que no he aceptado su invitación."


Y cuando nos olvidamos de ese detalle nos está faltando el traje de boda, es decir, la actitud de las personas que comprometen su vida siguiendo ese estilo de vida de Jesús de Nazaret.


Texto del evangelio de MATEO 22, 1-14




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