jueves, 5 de octubre de 2023

Os quitará a vosotros el reino de Dios

...Y se lo dará a otro que produzca sus frutos

8 de octubre 2023

Como comenta Fray Marcos, la dureza del relato estremece. El texto que leemos/escuchamos del evangelio de Mateo nos cuenta una parábola en la que el dueño de una viña contrató a unos agricultores y cuando envió a sus criados a recoger los frutos... Los maltrataron, les golpearon e incluso a otros los mataron. También al hijo del dueño...

Es una parábola que los que escribieron los evangelios aplicaron a sacerdotes y fariseos (dirigentes del pueblo judío)... entendiendo que, a partir de ese momento, la viña se daba como encargo a la nueva comunidad de seguidores de Jesús de Nazaret...

Creo que la Iglesia (nuestra iglesia) sigue manteniendo esa idea y esos sentimientos. Porque, al decir de tantos y tantos doctores de la Iglesia, somos nosotros el verdadero Pueblo de Dios, los que poseemos el Reino de Dios...

Comentando este evangelio Fray Marcos anota: "(Los fariseos y sacerdotes) llegaron a creer sin ninguna duda que su voluntad era la de Dios y terminaron creyéndose dueños y señores del pueblo... De la religión y del reino de Dios.

Me pregunto si no nos estará ocurriendo lo mismo a todos nosotros que nos proclamamos seguidores de Jesús de Nazaret. En más de una ocasión he escuchado en nuestras misas decir e insistir en que somos el pueblo de Dios, que nos ha elegido, que (por el bautismo) nos ha hecho hijos suyos... Y se nos invita a pensar y decir: ¡Qué suerte hemos tenido!

Porque así terminamos convencidos de que nosotros poseemos el reino de Dios... Y de esa manera, con nuestra práctica religiosa, con nuestras devociones y plegarias, estamos seguros de que nos iremos directamente al cielo (a la Casa del Padre, como suelen decir en lenguaje muy eclesiástico).

Y siguiendo con mi reflexión, vuelven a resonar en mi cabeza y en mi corazón las palabras: "Os quitará a vosotros el reino de Dios y se lo dará a un pueblo que produzca sus frutos"... Porque ser o no ser pueblo de Dios, entrar en el Reino de Dios, tiene que ver con sus frutos. Como ya decía Jesús mismo: "No todo el que dice "Señor, Señor" entrará en el reino de Dios; sino el que hace su voluntad".

Ahí está la reflexión de este domingo. ¿Cuáles son mis frutos, los de mi comunidad, los de nuestra iglesia? 

Sí, me alegra haber oído hablar de Jesús de Nazaret, haber leído su mensaje de Buena Noticia, sentirme invitado a seguirle... Lo que me obliga a sentirme más humilde es la respuesta que he dado con mi vida a esa invitación. Si voy intentando vivir a su manera, con el corazón y la mirada puestos en los hermanos, en todos esos prójimos necesitados y marginados que están ahí y a los que no siempre soy capaz de acercarme y hacerme solidario y compasivo. Y, por eso mismo, me doy cuenta que no soy dueño del reino de Dios... y de que hay otros pueblos y otra gente que sí se acercan a ellos y son auténticos samaritanos que los acogen, les curan sus heridas y les asisten...

Hace unos días leí un artículo de Tomás Maza Ruiz que titulaba: ¿"Tiene porvenir la Iglesia"? Terminaba con estas palabras:-"Pienso que si la Iglesia no hace cambios profundos en los próximos años, en una o dos generaciones podría desaparecer o quedar reducida a pequeños grupos marginales. Lo que sí podría subsistir sería un conjunto de comunidades cristianas autónomas, aunque hermanadas unas con otras, que sigan el ejemplo de la vida de Jesús y la de las primitivas comunidades cristianas"

Seguir el ejemplo de la vida de Jesús... Un pueblo que dé sus frutos.

Texto del evangelio de Mateo (21,33-43)

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