miércoles, 20 de agosto de 2025

Hay últimos que serán primeros...

...Y primeros que serán últimos

24 de agosto 2025


Una vez más el modo de pensar y de hacer de Jesús de Nazaret nos descoloca. Y espontáneamente nos sale aquello de "no es justo", "no hay derecho", "no lo entiendo".
Efectivamente, no lo entendemos. El reino de Dios, el modo de hacer de Dios, su estilo, no es el nuestro. Vivimos en un mundo de competencia o mejor dicho de competición. A través de todos los medios de comunicación, en la televisión, en los periódicos y en las redes, nos muestran una y otra vez, los resultados de la competición. También en las empresas se exigen resultados, ganancias... De ahí ese subconsciente que se nos clava y nos empuja a tener más, a estar por encima de los demás, a destacar, a hacer más goles, a acumular ganancias.

A la hora de apuntarnos al movimiento de Jesús de Nazaret lo único que nos pide es... amor, servicio, entrega, ser compasivos, ser hermanos. Eso parece ser el lugar de los perdedores, de los segundos o quizás de los últimos. Eso a nuestro ego le duele y le cuesta un montón. Porque cuando sirves, lo que importa es que la persona que recibe el servicio esté contenta, bien atendida, que se le alegre la cara y supere sus sufrimientos y molestias.
Cuando eres compasivo, lo que importa es que la persona caída en manos de los salteadores, la persona oprimida o malherida se vea cuidada, escuchada y querida.
Cuando te sientes hermano de las personas que te rodean, lo que importa es que esas personas que se sienten desanimadas, desesperanzadas, sin fuerzas para seguir, sientan el apoyo y el ánimo para seguir y experimenten que Dios está ahí, también en medio de las dificultades, de las deficiencias, de nuestras limitaciones. Y ese amor llene su boca de risas.

Y en todo eso no hay medallas, ni trofeos, ni fotos de la prensa o grabaciones para la televisión. No, no hay fama ni reconocimiento social... Todas esas personas se quedarán entre los últimos, comparten su vida con ellos, se confunden con ellos. Pero ellos sí han entendido el mensaje de Jesús de Nazaret. Y su corazón se llena de paz y de alegría.
Porque hay últimos que serán primeros, y primeros que serán últimos...
Aunque, ellos también, digan aquello de:-“Hemos comido y bebido contigo, y tú has enseñado en nuestras plazas”
Pero Dios no los reconoce: "No sé quiénes sois".

Ése es nuestro reto o nuestro objetivo. Porque, contrariamente a lo que se nos decía, no estamos llamados a ser santos; sino a vivir como personas que sirven, las que lavan los pies de los que llegan cansados y agotados, las que ponen su afán y su corazón en amar y estar atentas a los caídos en el camino... ¡No!, no son los altares, ni la fama de la canonización... 

Texto del evangelio de  Lucas 13, 22-30

En aquel tiempo Jesús pasaba por ciudades y aldeas enseñando y se encaminaba hacia Jerusalén.

Uno le preguntó:
«Señor, ¿son pocos los que se salvan?».

Él les dijo:
«Esforzaos en entrar por la puerta estrecha, pues os digo que muchos intentarán entrar y no podrán. Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta, os quedaréis fuera y llamaréis a la puerta diciendo: Señor, ábrenos; pero él os dirá: “No sé quiénes sois”. Entonces comenzaréis a decir: “Hemos comido y bebido contigo, y tú has enseñado en nuestras plazas”.
Pero él os dirá: “No sé de dónde sois. Alejaos de mí todos los que obráis la iniquidad”.

Allí será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán, a Isaac y a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, pero vosotros os veáis arrojados fuera. Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios.

Mirad: hay últimos que serán primeros, y primeros que serán últimos».

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