jueves, 14 de marzo de 2024

Si el grano de trigo no muere...

...Permanece él solo

17 de marzo 2024

Avanzamos en la Cuaresma con este quinto domingo (o semana de Pasión) siguiendo con la lectura del evangelio de Juan.

Toda una especie de discurso del que podríamos destacar toda una serie de pensamientos.
Quizás podríamos subrayar el título que he propuesto: "Si el grano de trigo una vez caído en la tierra no muere, permanece él solo; en cambio, si muere, produce mucho fruto."
Es un texto que todos conocemos y que, seguramente, nos ha hecho reflexionar en más de una ocasión. Con esa imagen antigua que todo el mundo conocía en la vida de los pueblos, nos provoca y nos señala el camino y el precio que todos debemos pagar si queremos que nuestra vida tenga sentido de verdad.

Todo el mensaje del evangelio mantiene una dinámica y una unidad total. Desde el principio, desde aquel primer llamamiento a la conversión y cambio de vida a la insistencia en la última cena de amaos unos a otros como yo os he amado. Igualmente todo el conjunto de parábolas que encontramos en el evangelio apuntan a lo mismo: El hijo pródigo; el Buen Samaritano; la oveja perdida... La atención que presta a los más necesitados, a los marginados, a los que están fuera de la Ley...

Y la consecuencia de esa vida es la que ya Jesús mismo intuía... Si el grano de trigo no muere...
Porque, como escribe José Arregi, "(Jesús) no fue crucificado por ninguna "necesidad divina", sino por la vida que llevó. La cruz no es, pues, lo que salva, sino aquello de lo que hay que salvar la vida·"

Como comenta Pepa Torres Pérez "El mesianismo de Jesús es un mesianismo descalzo que nos invita como iglesia a situarnos al lado de los perdedores y perdedoras de la historia para, desde abajo y desde dentro, señalar que es urgente y necesario otro mundo posible, sin primeros ni últimos, e ir alumbrándolo, desde la práctica de la gratuidad y el amor generoso, que antepone el bien común a los intereses  privados"
"Esta lógica chirria frontalmente con el individualismo dominante, el sálvese quien pueda, la meritocracia, o el no todas las vidas importan, que son algunos de los dogmas con que el capitalismo neoliberal coloniza nuestras conciencias y sensibilidad. Pero el evangelio nos hace otra propuesta alternativa: la  Fraternidad, que se  construye desde un nosotros inclusivo y no desde el yo narcisista."

De ahí que, una y otra vez, aparezca en el mensaje de Jesús ese punto que tanto nos cuesta: "El que quiera venir en pos de mí, que tome su cruz y me siga..." Y también: "el que quiera salvar su vida (su alma), la perderá; pero el que pierda su vida (su alma) por causa de Mí, la hallará..."
Porque el seguimiento de Jesús trae como consecuencia el perderse a sí mismo, el desapego, el tener la vista puesta más en los demás que en uno mismo.
Y es que, como escribe José Antonio Pagola: -"Cuando uno ama y vive intensamente la vida, no puede vivir indiferente al sufrimiento grande o pequeño de las gentes. El que ama se hace vulnerable. Amar a los otros incluye sufrimiento, «compasión», solidaridad en el dolor. «No existe ningún sufrimiento que nos pueda ser ajeno» (K. Simonow)."

Todavía nos cuesta aceptar esa norma que proponía Jesús: "En todo momento nuestra referencia tiene que ser "el hermano", el prójimo, el que me necesita, el que tiene alguna queja contra mi... ("Si al ir a presentar tu ofrenda ante el altar... deja allí tu ofrenda y ve a reconciliarte con tu hermano; el hombre es antes que el sábado (el Sabbat - el Domingo);...porque tuve hambre y me disteis de comer..."). 
Vivir esa entrega a los demás sabiendo que eso nos lleva a una plenitud de vida y caminamos hacia esa fuente de vida que es Dios mismo.


Texto del evangelio de JUAN 12, 20-33


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