jueves, 17 de noviembre de 2022

Mi reino no es de este mundo

El reino de Dios

20 de noviembre 2022

La fiesta que se celebra este domingo es el final del ciclo litúrgico. Y, para darle más importancia, se hace con la proclamación de Jesús como Rey del Universo.
Quizás, en la experiencia de los pueblos, la figura que dirigía y dominaba a todos aparecía como el que podía estar más cerca de Dios. Incluso se admitía que mandaba en nombre de Él... porque Dios lo había elegido.
Luego la realidad, en muchísimas ocasiones, era bien diferente. A pesar de ello, pareció bien a la Iglesia proclamarlo Rey del Universo. Algo que, leyendo el evangelio resulta bastante difícil de encajar.

Fray Marcos nos ofrece un comentario que nos ayuda a revisar nuestra manera de ver y contemplar a Jesús: -"Con el evangelio en la mano, ¿podemos seguir hablando de “Jesús rey del universo”? Un Jesús que luchó contra toda clase de poder; que rechazó como tentación la oferta de poseer todos los reinos del mundo. Un Jesús que dijo: Si no os hacéis como niños no entraréis en el Reino de Dios. Un Jesús que invitó a sus seguidores a no someterse a nadie. Un Jesús que dijo que no venía a ser servido, sino a servir. Un Jesús que dijo a los Zebedeo: “El que quiera ser grande que sea el servidor, y el que quiera ser primero que sea el último. Un Jesús que, cuando querían hacerlo rey, se escabulló y se marchó a la montaña. Podíamos hacer más referencias, pero creo que está claro lo que quiero decir."

Así es. La invitación que nos hace el evangelio, la que llenaba el pensamiento, la vida y el estilo de Jesús, es la invitación a convertirse, a cambiar de vida, para entrar en el Reino de Dios, es decir empezar a vivir una vida al estilo de Dios que es ternura y compasión, que es (como escribe San Juan) amor. Ése es el único reinado que encontraremos en el evangelio. Y para entrar en él sólo hay un camino: el amor a los hermanos. No es la riqueza, las grandes manifestaciones, las ceremonias y grandes galas. Tampoco lo es el poder, el dominio, la prepotencia, el colocarse por encima de los demás...

Acabo de leer un comentario que nos ofrece hoy José Antonio Pagola: -"El crucifijo está desapareciendo de nuestros hogares e instituciones, pero los crucificados siguen ahí. Los podemos ver todos los días en cualquier telediario. Hemos de aprender a venerar al Crucificado no en un pequeño crucifijo, sino en las víctimas inocentes del hambre y de las guerras, en las mujeres asesinadas por sus parejas, en los que se ahogan al hundirse sus pateras."

El domingo pasado nos lo comentaba el sacerdote en la eucaristía: Tenemos que aprender a ver y descubrir al pobre. No basta con darle unas monedas. Muchas veces lo que más necesita es sentirse y que lo sintamos como persona. Quién es, de dónde viene, qué necesita... Acercarnos a él (como el buen samaritano que se hizo prójimo del que había caído en manos de los bandidos...)
Ése fue y debe ser el estilo de los seguidores de Jesús de Nazaret. Reino de Amor... Da igual cómo lo llamemos (reino o república o pueblo o barrio).

"Mi reino no es de este mundo". Y viendo cómo actuamos los hombres (nuestros reinos, nuestros enfrentamientos, nuestras guerras...) tenemos que afirmar con total seguridad que el reino de Dios no se consigue con esos medios. 
Que venga a nosotros tu Reino... Que pongamos todo nuestro esfuerzo en vivir de tal manera que Dios se haga presente en nosotros, en nuestras casas, en nuestros barrios, en nuestros pueblos. Amén

Texto del evangelio de LUCAS 23, 35-43


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