viernes, 11 de noviembre de 2022

No tengáis pánico

Haced el propósito de no preocuparos de vuestra defensa

13 de noviembre 2022


El texto del evangelio de Lucas que escuchamos / leemos este domingo nos ofrece un lenguaje extraño, un lenguaje que llaman apocalíptico. Como del final de los tiempos o del mundo. 
De todos modos no es de extrañar. El texto de Lucas terminó de redactarse a finales del siglo primero y para entonces ya el ejército romano había destruido el Templo de Jerusalén. Cosa que para cualquier judío significaba el fin de todo.

Hoy en día es un texto que casi no nos dice nada; aunque si lo leemos atentamente podemos encontrar resonancias en nuestra vida, en el quehacer de de todos los días.
Unas veces es la salud que crea en nosotros inquietud y temor. Otras veces es la economía... Las cosas andan mal, todo está cada vez más caro. Los salarios no suben y para muchas familias crecen las preocupaciones y las necesidades...
Como comenta un autor conocido: "El día a día de muchas personas se está llenando de presiones y necesidades impuestas por el sistema...  Esto está provocando que las personas se sientan cada vez menos satisfechas con la vida que llevan y con la sociedad y causa más y más estragos y una vida llena de insatisfacciones..."  

Sentimos que la religión nos da respuestas espirituales que nos parecen alejadas de nuestra realidad. Nuestro entorno, un tiempo tan religioso y practicante, se ha vuelto indiferente y ya no tiene en cuenta lo que predica la Iglesia. 
Ante este panorama no cesan de surgir preguntas e interrogantes dentro de la comunidad cristiana: ¿Qué va a pasar? ¿Es el fin de la Iglesia? ¿Qué tenemos que hacer?

Dentro de nuestra comunidad cristiana también buscamos respuesta a tantas preguntas e interrogantes. Reflexionamos y escuchamos a los que, hoy en día, pueden guiarnos.

La primera anotación que nos puede ayudar lo tomo del comentario que nos ofrece Fray Marcos: "Nuestra contingencia es consecuencia de nuestra condición de criaturas. El dolor, el pecado, la muerte no son fallos, sino que pertenecen a nuestra misma naturaleza. La salvación no consistirá en que Dios nos libre de esas limitaciones, sino en darse cuenta de que Él está siempre en nosotros, y todo hombre puede alcanzar plenitud de ser, a pesar de ellas. Es un error pensar que podré alcanzar plenitud cuando las cosas cambien. Si me quitan unas limitaciones, aparecerán otras. Debemos tomar conciencia de mi plenitud de humanidad es posible aquí y ahora."

Me parece sumamente importante el acoger, asumir y aceptar que esa plenitud del ser (de cada uno de nosotros) esté en el don mismo de Dios. Y esa plenitud lo será también para nuestra comunidad, para la Iglesia. Con nuestro dolor, el pecado y la misma muerte. Y mi vida, al igual que la vida de la comunidad, experimentará la salvación en la medida que se deje poseer por ese don de Dios.

Una segunda anotación que puede significar un cambio radical en nuestra actitud y estilo de vida: (Sigue el comentario de Fray Marcos)

"Lo esencial del mensaje de hoy está en la importancia del momento presente frente a los miedos por un pasado catastrófico o las especulaciones sobre el futuro. Aquí y ahora puedo descubrir mi plenitud. Aquí y ahora puedo tocar la eternidad. Hoy mismo puedo detener el tiempo y llegar a lo absoluto. En un instante puedo vivir la totalidad, no solo de mi ser individual, sino la TOTALIDAD de lo que ha existido, existe y existirá."

Dos palabras que el evangelio pone en boca de Jesús: 
"No tengáis pánico". "Haced el propósito de no preocuparos de vuestra defensa"...

Que sea ése nuestro pensamiento y nuestra manera de hacer y de vivir.

Texto del evangelio de LUCAS 21, 5-19


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