miércoles, 7 de septiembre de 2022

Dios "buscador"

¿Cómo es el Dios en quien creemos?

11 de septiembre 2022

Al comentar el texto de Lucas que escuchamos este domingo casi siempre nos han hablado de la misericordia de Dios, incluso del amor de Dios; pero lo que acabo de leer en la introducción que hace Inma Calvo me ha parecido mucho más profundo: "-Cuando leemos la parábola del hijo pródigo, la inercia nos lleva a interpretar que lo más importante es el arrepentimiento y volver a Dios para pedirle perdón. Las otras dos parábolas nos avisan de que no se trata de eso. La dracma perdida no hace nada para ser encontrada. Se pone el foco en la mujer que barre toda la casa para encontrarla. Es Dios el que busca. Todo es gracia y experimentar ese amor incondicional nos cambia por dentro. El texto también nos invita a imitar al Dios buscador de ovejas descarriadas o hijos pródigos. Veinte siglos después, los conceptos del evangelio siguen resultando novedosos."


Y es ahí, quizás, donde tenemos que reflexionar y profundizar. La fe que tenemos. Tanto los publicanos y pecadores como los fariseos, todos a su manera, tenían una idea de Dios que actuaba y se relacionaba con los hombre y mujeres como lo harían ellos mismos. Y me temo que, hoy en día, en la mayoría de los casos, nosotros seguimos la manera de pensar de unos y de otros.


Mª Guadalupe Labrador nos plantea estas preguntas: "-Cómo es Dios? ¿Cómo es el Dios en quien creemos? Porque en definitiva lo que están cuestionando los escribas y fariseos es: ¿Quién es Dios? ¿Cómo se comporta con los hombres? ¿No está Dios solamente cerca de los que “cumplen” la ley?..."


Entre el Catecismo que aprendimos cuando éramos pequeños y los muchos sermones que hemos escuchado, nos hemos hecho una imagen de Dios que tiene más de juez severo, de policía, de controlador, de dueño y señor... Un Dios justo, pero lejano. Un Dios al que hay que rezarle y rogarle mucho. Un Dios al que tenemos que pedirle perdón muchas veces. Y lo del juicio final siempre se nos queda como si se tratara del examen final para ver si conseguimos aprobar.


Sigue el comentario de Mª Guadalupe Labrador: "-Jesús responde revelando el verdadero rostro de Dios, el auténtico protagonista de estas parábolas. Las tres nos dicen que nuestro Dios:

  • Es el pastor que, entendiendo muy poco de matemáticas, deja noventa y nueve ovejas y sale a buscar a la que se ha perdido, o se ha escapado, o se ha querido esconder…

  • Es la mujer que no se conforma con asegurar las nueve monedas sino que revuelve toda la casa porque ha perdido una

  • Y es el Padre que por encima del dolor que le haya podido producir la marcha de su hijo y el ver cómo despilfarra sus bienes sale continuamente al camino a esperarle.

En los tres casos es el que sale al encuentro, el que busca, abraza, acoge, carga sobre sí y siente su corazón tan feliz y lleno de alegría al recuperar a uno solo de sus hijos e hijas, que no puede guardarla solo para sí y organiza una fiesta. El Dios Abbá “misericordioso con todos, que hacer salir el sol sobre buenos y malos y envía la lluvia sobre justos e injustos”

Una vea más, la versión que nos da Jesús de Nazaret de ¿cómo es Dios? nos deja descolocados. Que Dios es justo, está bien. Que sea misericordioso, nos parece bien. Pero que deje a las noventa y nueve ovejas para ir a buscar a la perdida... O que haga una fiesta para recibir a ese hijo que es un perdido y se ha gastado todo viviendo de aquella manera... Ah, eso no nos parece justo. Y así lo expresa el hijo mayor... Lo que nosotros diríamos.

Nuestro problema es si hemos llegado a experimentar el amor de Dios, si hemos llegado a hacer mío eso de que Dios me quiere, me ama...

Mª Guadalupe Labrador nos vuelve a cuestionar: "-Y ahora es bueno que nos preguntemos, ¿cómo me siento yo al leer esto? ¿Me entusiasma saber que soy amado, que soy amada así?  ¿Qué el amor que Dios me tiene no me lo estoy ganando, y por tanto no lo voy a perder, aunque me “pierda” o me “vaya”?

Es una pregunta y una invitación. Porque en el fondo estas parábolas me están invitando a vivir y actuar como Dios mismo. ¿Cómo debo vivir? ¿Cómo debo actuar en mi relación con las otras personas? En definitiva, ¿qué significa ser hijo de Dios?, ¿cómo vamos entrando en el reino de Dios?

Y si aceptamos y creemos que somos hijos de Dios... "-¿Vivimos la alegría de experimentarnos hijos e hijas?"

Texto del evangelio de LUCAS 15, 1-32


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