miércoles, 24 de agosto de 2022

Nuestra actitud en la vida

Cuando te inviten o cuando tú invites...

28 de agosto 2022

El texto del evangelio de Lucas que escucharemos este domingo nos ofrece la observación que Jesús hace de los convidados a una fiesta o comida... Dice: "Notando que los convidados escogían los primeros puestos..." , entonces les hace (y a nosotros también) unas observaciones: "Cuando te conviden...no busques los mejores puestos". Y, también, "cuando tú des un banquete, cuando tú invites..."

Comenta Jesús que no busques esos primeros puestos... Y que cuando tú invitas que no sea un alarde de "generosidad" para que se sepa, para que vean... , sino que "invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; y serás bienaventurado, porque no pueden pagarte..."

Y con todo eso nos quedamos que no sabemos bien qué es lo que tenemos que hacer. ¿Cuál debe ser nuestra actitud en la vida? ¿Cómo debemos actuar...?

Hay un comentario que hace Fray Marcos que me parece que nos puede ayudar a entender el pensamiento profundo del mensaje de Jesús: "La única actitud evangélica debe ser estar al servicio de los demás sin esperar que me lo reconozcan ni me lo paguen"

Se trata, ante todo, de una actitud y relación humana entre personas iguales a nosotros y a las que nos une lazos de hermandad por encima de todo. Por encima de la raza, del color, de la cultura, de la economía, de la fama y situación social... Llegar a ese nivel es lo que nos permitirá vivir con intensidad los detalles de participar en una comida o en una fiesta (uniéndome a todos los demás) o hacer que las otras personas sean felices invitándoles simplemente porque quiero que disfruten y gocen conmigo...

Y todo ello, por encima de que me consideren generoso y magnánimo, que me paguen o me lo reconozcan...

En otro texto del evangelio dice Jesús:

"Sed compasivos como vuestro Padre lo es..., acoged como Él lo hace..., sed generosos como Él lo es... Mirad los pajarillos o las flores del campo... Si vosotros, que sois malos, dais cosas buenas a vuestros hijos, cuánto más vuestro Padre..."

Al final se trata de ser hijos de nuestro Padre, tratando de parecernos un poquito cada día, en cada acción, en cada una de nuestras actitudes.

Texto del evangelio de Lucas (14,1.7-14)





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