sábado, 4 de julio de 2020

La sencillez de Jesús

5 de Julio de 2020

Seguimos leyendo y escuchando el texto del evangelio de Mateo. Y, hoy, me llama la atención esta expresión de Jesús de Nazaret: "Te doy gracias, padre, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla..."
Jesús habla de su mensaje, de la Buena Noticia, de lo que él considera lo importante, lo que vale la pena, lo que está por encima de todo... Sería algo así como el ABC del evangelio, algo que toda aquella gente sencilla, sin estudios, sin grandes conocimientos, sin títulos, sin importancia..., marginados más bien, captaba y sentía su corazón se llenaba de alegría y esperanza.
Fray Marcos me ayuda a centrarme en el mensaje: "Para los fariseos, la Ley era lo único absoluto. Jesús dice lo contrario: “El sábado está hecho para el hombre, no el hombre para el sábado”... Y Jesús les proponía un montón de parábolas y comparaciones para que cualquiera pudiera entender lo que él mismo vivía: Su confianza total en Dios; la sensibilidad y amor hacia los otros, de manera especial hacia los más débiles y marginados; que si ponemos más ternura y humanidad en nuestra vida nos estamos acercando a Dios... Y que eso es lo esencial. Por encima de todas las leyes, por encima del Templo y todos los dirigentes de la religión.
Y aquí vienen unas preguntas que se hacen incluso personas que saben, entienden y comentan los textos del evangelio. Fray Marcos escribe: "Si Dios se revela a la gente sencilla, ¿Qué cauces encontramos en nuestra institución (en la Iglesia) para que esa revelación sea escuchada? ¿No estamos haciendo el ridículo cuando seguimos siendo guiados por los “sabios y entendidos” que se escuchan más a sí mismos que a Dios? A todos los niveles estamos en manos de expertos. En religión, la dependencia es absoluta, hasta el punto de prohibirnos pensar por nuestra cuenta. Recordad la frase del catecismo: “doctores tiene la Iglesia que os sabrán responder”..."
Y José Ant. Pagola añade: "Solo dos preguntas: ¿por qué hay tanta distancia entre nuestra palabra y la vida de la gente? ¿Por qué nuestro mensaje resulta casi siempre más oscuro y complicado que el de Jesús?..."
Como que la Buena Noticia, el mensaje de Jesús, se ha quedado en manos de los sabios y entendidos y los fieles, la muchedumbre de seguidores sólo tienen que decir Amén. Es algo que viene de lejos y casi todos tenemos guardadas imágenes y personajes que resultaban verdaderos dueños y señores de la religión... Y como muestra Fray Marcos cita al Papa Pío IX que dijo: “solo hay dos clases de cristianos, los que tienen el derecho de mandar y los que tienen la obligación de obedecer”. Hoy ningún jerarca repetiría esas palabras, pero en la práctica, todos actúan desde esa perspectiva..."
Jesús de Nazaret nos propone un estilo de vida, no una religión. Nos ofrece una perspectiva nueva para nuestra vida en la que lo fundamental está en manos de todos: Amar como Dios me ama. Y amar a mis hermanos (a los que tengo más cerca, a los que nadie mira, a los más pequeños y olvidados) es lo que me ayudará a captar su estilo y su mensaje.
Fray Marcos completa su comentario así: "Jesús no quiere saber nada de religiones. Propone una manera de vivir la cercanía de Dios, tal como él la vivió. Esa Vida profunda es la que puede dar sentido a la existencia, tanto del listo como del tonto, tanto del sabio como del ignorante, tanto del rico como del pobre..."
A casi todos nos ha ocurrido que, en tratándose de la religión, confiamos más en los conocimientos de los que saben y entienden que en la experiencia de la gente humilde que, sin saber de letras y números, sabe y lleva en su propia carne la huella de la entrega, la generosidad y el don de sí misma. Continuamos dando más importancia a las normas morales y a la práctica de ritos y ceremonias que a la experiencia sencilla de la vida de Dios hecha carne en la relación con otras personas.
Sigue en pie la propuesta de Jesús de Nazaret: Vivir su experiencia de Dios, reflejada en nuestra relación con las demás personas, hombres y mujeres, niños y ancianos, enfermos y necesitados, oprimidos y marginados... Vivir, no saber! Ésa tiene que ser la marca de la comunidad de seguidores de Jesús que se reúne para recordar y revivir ese mensaje de Buena Noticia.
Texto del evangelio de Mateo (11,25-30)

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