domingo, 25 de octubre de 2015

Maestro, que pueda ver

Domingo 25 de Octubre de 2015

Odres Nuevos Evangelio 25 de octubre 2015 color No es difícil hacer consideraciones y comentarios sobre la figura del ciego Bartimeo (del que nos habla Marcos en el texto de hoy). La fe, la oración, la luz de Jesús... Quizás de tanto escucharlo, ya no nos llama la atención.
¿Por qué?
En este mundo en el que vivimos nos han acostumbrado a ver y escuchar tantas cosas y tantas voces. Conferencias, discursos, comentarios, libros, propagandas, promociones y partidos políticos. Es como si todos tuvieran la respuesta y solución a todos los problemas. Y nosotros nos quedamos "al borde del camino".
"Maestro, que pueda ver"
Esa palabra del ciego es la que me ronda la cabeza en estos momentos.
No quiero la solución a todos los problemas. No quiero la respuesta a todas las preguntas. No quiero todo el dinero necesario ni el poder o la influencia para una vida más fácil y cómoda. "Que pueda ver".
Ver con el alma y con el corazón el camino que me marca Jesús de Nazaret. Ver y entender el mensaje de la buena noticia del reino de Dios. Ver y aceptar el cambio y conversión que exige Jesús a sus seguidores: Que ser el primero es "hacerse servidor de los demás". Que ganar es perder y perderse en favor de los últimos de esta sociedad. Que lo que importa no es lo que puedo aparentar y figurar sino la atención que tengo con los "prójimos" que andan en necesidad. Que Dios se encarna en esos últimos de este mundo que andan marginados, despreciados y olvidados... y si no soy capaz de vestirles, darles de comer, echarles una mano... es que no he encontrado a Dios y tampoco él me reconoce.
"Maestro que pueda ver"
Entonces yo también daré un salto y le seguiré por el camino... Un camino que, probablemente, no será la gran avenida por donde van todos. Seguro.

José Antonio Pagola, como siempre, ofrece un buen comentario: "No es difícil reconocernos en la figura de Bartimeo. Vivimos a veces como «ciegos», sin ojos para mirar la vida como la miraba Jesús. «Sentados», instalados en una religión convencional, sin fuerza para seguir sus pasos. Descaminados, «al borde del camino» que lleva Jesús, sin tenerle como guía de nuestras comunidades cristianas... Cuando Jesús le pregunta qué quiere de él, el ciego no duda. Sabe muy bien lo que necesita:«Maestro, que pueda ver». Es lo más importante. Cuando uno comienza a ver las cosas de manera nueva, su vida se transforma. Cuando una comunidad recibe luz de Jesús, se convierte..."
Me voy a quedar pensando y dándole vueltas a esas palabras y las palabras del ciego serán mi oración: "Maestro que pueda ver".

Texto del evangelio de Marcos 10, 46-52


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