domingo, 12 de abril de 2015

Así os envío yo



Domingo 12 de Abril de 2015

Como cristianos "viejos", nos hemos acostumbrado tanto a los textos de los evangelios y a sus explicaciones, que ya no nos sorprende nada.
El texto de Juan (la aparición de Jesús a los discípulos y la escena de Tomás que no cree si no y toca con sus propias manos) se nos queda como en una narración piadosa. 
Aparte las consideraciones más o menos espirituales sobre la resurrección y cómo lo pudieron experimentar, no cabe duda que algo muy fuerte tuvieron que sentir y comprender para pasar del desencanto, de la desesperanza y el desánimo a la euforia y a la nueva vida que emprendieron.
Siguiendo con mis reflexiones en torno a Jesús de Nazaret, leía estos días unos textos de José Enrique Ruiz de Galarreta que me han ayudado mucho. Dice algo así: (No voy a citar textualmente) El evangelio y toda la vida de Jesús es un lenguaje que se expresa más bien en parábolas. Jesús no nos da definiciones, ni explicaciones al estilo de los doctores (escribas y doctores de la Ley). "El reino de los cielos se parece a..." "Es semejante a..." Incluso cuando habla de Dios, no lo define ni explica (su naturaleza, su esencia...). Dice cómo lo siente él, cómo lo vive... Y se hace cada vez más contemplativo para ver la mano de Dios en todo y decirnos cómo sería nuestra vida si fuéramos capaces de contemplarlo de igual modo.
Y me ha llamado la atención (en el texto de hoy) esa palabra de Jesús a los discípulos: "Como el Padre me ha enviado, así os envío yo..."
Mira que siempre nos han explicado (y así lo entendía yo) que eso quería decir "ser enviados como misioneros a proclamar, a predicar, a anunciar... el evangelio".
Ahora, en cambio, a raíz de esas reflexiones y esos comentarios de Galarreta, entiendo que eso de los misioneros es sólo un modo. Lo importante es comprender que todo el que quiere seguir a Jesús de Nazaret se tiene que sentir "enviado". No a proclamar, a dar voces, a predicar... sino a ser "como Jesús". Y todas las parábolas que nos propone en el evangelio (toda esa contemplación hecha a lo largo de su vida) son como para comprender qué significa "ser enviado": Como la sal (que dé sabor a la vida), como la levadura (que hace fermentar la masa), como el agua (que limpia y purifica), como la luz (que da luz e ilumina), como el pastor (que sale en busca de la oveja perdida), como la mujer (que barre y barre hasta que encuentra la moneda perdida)... Entender que ése es el estilo de Jesús (el estilo de Dios mismo).
Todo eso que hace que cambie nuestra imagen de Dios. Dios visto como una madre que no sólo tiene a sus hijos, sino que los cuida y los saca adelante. Dios, como el médico que lo que más quiere es cuidar y sanar a sus hijos. Dios, que siente especial debilidad por los más débiles, por los marginados, por los humildes, por los que llamamos "pecadores"... porque a todos los quiere y a todos los quiere curar y sacar adelante.
"Así os envío yo..."
Porque, al final, lo que importa es lo que hacemos a los hombres y mujeres que encontramos en nuestra vida. La pregunta final es sobre nuestra "humanidad", sobre esas cosas que llamamos básicas: hambre, sed, enfermedad, ropa y vestido, solidaridad y compañía, acoger en nuestra sociedad...
"Así os envío yo..."

Texto del Evangelio de Juan 20, 19-31

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