viernes, 26 de julio de 2024

Jesús tomó los panes, pronunció la acción de gracias

...Y se puso a repartirlos

28 de julio 2024

Una vez más nos reunimos para celebrar la Eucaristía. Los sábados, los domingos... nos hemos acostumbrado a asistir a la misa. Antes se decía: "oír misa". Porque era lo que hacíamos. Hace muchos años nos la decían en latín y seguíamos la ceremonia bien con rezos personales o con la actitud piadosa ante lo que se celebraba.

Luego vino el Concilio y cambiaron muchas cosas. La misa se celebraba en el idioma de la gente y participábamos de alguna manera.

Ahora lo que nos preguntamos es si esta antigua tradición de la Iglesia, los ritos y ceremonias en las que participamos cada vez que vamos a misa, responden al mensaje de Jesús, a la primera tradición de las comunidades de seguidores. Porque la vida de los discípulos de Jesús debe ir marcada por su mensaje, por su estilo de vida, por su modo de comportarse y de relacionarse con las demás personas.

De ahí la pregunta y la reflexión. Creo que hicimos un misterio y sacramento de lo que tenía que ser el elemento de encuentro y puesta en común de los hermanos y hermanas. Un compartir el pan y el vino para tener fuerzas y ánimo a la hora de vivir con las personas que nos rodean; para que sientan y vean en nosotros qué significa entrar en el reino de Dios, en una sociedad en la que lo más importante es la fraternidad, el servicio y la atención hacia los más necesitados y débiles.

Creo que la Eucaristía no es para adorar a Jesús, ni para hacerle visitas (como si estuviera prisionero en el sagrario), ni para ir a rezarle y decirle que le queremos... No! La Eucaristía tiene que significar precisamente lo mismo que el mensaje de Jesús, su Buena Noticia del Reino de Dios.


Como comenta José Antonio Pagola: -"A veces nos preocupa si el celebrante ha pronunciado las palabras prescritas en el ritual. Hacemos problema de si hay que comulgar en la boca o en la mano. Y, mientras tanto, no parece preocuparnos tanto la celebración de una eucaristía que no es signo de verdadera fraternidad ni impulso para buscarla."

"Y, sin embargo, hay algo que aparece claro en la tradición de la Iglesia: «Cuando falta la fraternidad, sobra la eucaristía» (Luis González-Carvajal). Cuando no hay justicia, cuando no se vive de manera solidaria, cuando no se trabaja por cambiar las cosas, cuando no se ve esfuerzo por compartir los problemas de los que sufren, la celebración eucarística queda vacía de sentido."

Creo que eso es lo que debe preocuparnos. Y para esa celebración, para ese encuentro de los seguidores de Jesús, la tradición de la Iglesia se ha ido centrando más en los celebrantes, en los ritos, en las vestiduras, en la lengua, en el vocabulario dejando de lado la razón de ser de la misma. Porque lo que importa no es que el que preside sea sacerdote, obispo o cardenal. Que sea hombre o mujer. Que se utilicen las palabras exactas, las oraciones prescritas, que se siga el orden preciso... Al final todo eso es quedarse en las hojas, como se dice.

Desde hace mucho tiempo (siglos) se decidió que toda la celebración, todos los ritos, los celebrantes, las vestiduras, el modo de hacer y de decir era inmutable, No se podía cambiar nada... como si fuera una orden directa de Jesús. Y así nos encontramos ahora con que no hay celebrantes (sacerdotes) para todas las comunidades; preparar a una persona para presidir la Eucaristía requiere toda una preparación y unos estudios larguísimos, unas condiciones especiales (además de que todavía exigen que sea hombre). De esa manera la Eucaristía queda a cargo de dicha persona y las demás personas siguen de oyentes, alumnos que no progresan y repiten año a año...

Entiendo que si el grupo o comunidad de seguidores no se siente interpelada y cuestionada por el mensaje de Jesús, no estamos celebrando nada, nos hemos colocado al margen de la propuesta del Maestro.

Tenemos que repetir: «Cuando falta la fraternidad, sobra la eucaristía»

"Cuando no hay justicia, cuando no se vive de manera solidaria, cuando no se trabaja por cambiar las cosas, cuando no se ve esfuerzo por compartir los problemas de los que sufren, la celebración eucarística queda vacía de sentido."


Texto del evangelio de JUAN 6, 1-15


jueves, 18 de julio de 2024

Se puso a enseñarles muchas cosas

Descansad un poco 

21 de julio 2024

Quiero citar a Imma Calvo como introducción a la reflexión sobre el texto del evangelio de Marcos de este domingo:-"Qué necesario es descansar y qué poco lo respetamos. Son tan diferentes las situaciones, que no deberían enumerarse juntas. Basta ya de provocar muertes con el negocio de la guerra. Los supervivientes al genocidio de Gaza deberían descansar de ver esas atrocidades y enterrar inocentes. Una tregua para ellos también sería un descanso para nuestro dolor compasivo."

Es sólo un ejemplo. Una actualidad que se ha convertido en una rutina que hace que las noticias repetitivas las vayamos dejando a un lado y olvidemos el drama de tantas personas.

Lo mismo ocurre con los migrantes. Miles y miles de personas que buscando mejorar su vida y la de sus familias arriesgan la suya cruzando el mar en pequeñas embarcaciones... encontrando, muchas veces, una escasa acogida.

Hay todo un estilo en la vida de Jesús. Enseñaba, comunicaba muchas cosas. En referencia al reino de Dios, comentaba las cosas más corrientes de la vida haciéndoles ver qué era lo más importante. Luego, en otros momentos, se retiraba. Se iba al monte o a algún lugar aislado... A orar. A reflexionar. A descansar.

Nuestra sociedad y este mundo nuestro que dispone de más medios, más riqueza y más de todo... ha conseguido, también, unos tiempos de vacaciones, de descanso (anual, de temporada, semanal), aunque, no siempre, se convierten en un verdadero descanso.

La propuesta de Jesús sería algo diferente. Creo que lo que nos enseña y nos pide es un tiempo para entrar dentro de nosotros y descubrir el reino de Dios en nuestra propia vida, en el momento que estamos viviendo.

Cada uno de nosotros andamos buscando respuestas y explicaciones a todo lo que sucede en nuestro entorno y también en nuestro día a día... El amigo hospitalizado con unos síntomas graves de cáncer. La compañera que muere camino del hospital. Personas muy ancianas que experimentan la soledad, la falta de apoyo, el desánimo... Los problemas laborales de una familia conocida. Y nosotros mismos... Como si nos faltara la alegría de vivir, la satisfacción de una meta conseguida, el entusiasmo en las cosas que hacemos...

Venid y descansad, dice Jesús a sus discípulos. Y eso es algo que nos sugiere a nosotros.

Con frecuencia me viene a la memoria un salmo que dice: -"Señor, me concediste un palmo de vida. Mis días son nada ante tí. El hombre dura menos que un soplo. El hombre pasa como una sombra. Por un soplo se afana. Atesora sin saber para quién será. Una sombra pasa a su lado y cuando se gira ya se ha ido..."

Y recuerdo a Anthony de Mello cuando dice que la eternidad es ahora. Que no mire hacia atrás tratando de enmendar lo que ya pasó. Ni suspire por el futuro que no existe. Mi salvación, mi eternidad está sucediendo ahora, en este instante.

El reino de Dios está aquí y ahora. Mientras vivo y hago lo de todos días; pero con toda la entrega y todo el amor que llevo dentro.

Las vacaciones, el tiempo de descanso... deben servirme para ahondar en el mensaje de Jesús de Nazaret. Tiempo para estar conmigo mismo y llegar a esa presencia de Dios dentro de mí.

Texto del evangelio de MARCOS 6, 30-34


jueves, 11 de julio de 2024

Empezó a enviarlos de dos en dos

Les ordenó que no cogiesen nada para el camino

14 de julio 2024


La tradición de la Iglesia, a la que tantas veces se apela para confirmar la práctica y las normas que ordena o autoriza, tiene mucho que ver con una institución o una jerarquía y queda muy lejos del estilo que nos presenta el evangelio de hoy.

Marcos recoge detalles que debieron ser la manera de actuar de aquellas primeras comunidades de seguidores de Jesús.
Cuando aquellos hombres (los discípulos o apóstoles) estaban con Jesús de Nazaret no entendieron muy bien el mensaje o buena noticia que anunciaba el Maestro. El evangelio lo resaltará en más de una ocasión. Será mucho más tarde, después de la muerte de Jesús, en lo que llamamos el tiempo pascual... cuando se les abrieron los ojos y empezaron a captar la profundidad de la misión. Y la escena que presenta Marcos en su capítulo 6 es parte del estilo nuevo de las comunidades: -"Les ordenó que no cogiesen nada para el camino, excepto sólo un bastón: ni pan, ni alforja, ni dinero en la faja; eso sí, calzaos sandalias, pero no os pongáis dos túnicas..."
Mensajeros equipados como la gente sencilla. No deben ir como mendigos cargando una alforja donde guardar sus cosas... Tampoco como ricos con dinero en la faja..., con dos túnicas...

La impresión general que ofrece nuestra Iglesia es bien diferente. Presentamos la fachada de una gran organización, con muchos medios y mucho poder. Organizada como una gran empresa en la que figuran unos directores, subdirectores, encargados, consejeros y... otros trabajadores. Luego están los clientes a los que se dirige y para los que trabaja. Una empresa con una programación muy ambiciosa y que pretende llegar a todo el mundo.
Siguiendo la tradición se nos ha hecho ver que todo eso era necesario para que la misión de la Iglesia pudiera llevar la Buena Noticia a todos los pueblos. Y eso comportaba el dinero en la faja (en el banco), la alforja con todo lo necesario para construir el reino (la iglesia, el catecumenado, la escuela, el hospital, el colegio, el seminario...)
La Iglesia, en este país y en todos los países del mundo, ha ido acompañada de toda una serie de aspectos, detalles, estructuras y posesiones que han ido escondiendo el mensaje propiamente dicho.

-"Ellos se fueron y se pusieron a predicar que se enmendaran...expulsaban muchos demonios y, además, ungían con aceite a muchos postrados y los curaban."
Era como seguir las huellas de Jesús de Nazaret: "El reino de Dios está cerca. Convertíos y creed la buena noticia"...
Los seguidores del Maestro vivieron esa experiencia nueva, ese modo nuevo de vivir y se vieron impulsados a propagarla.

Como escribe Fray Marcos: -"La misión no es tarea de unos pocos, sino la consecuencia inevitable de la adhesión a Jesús. La misión no consiste en predicar sino en hacer un mundo cada vez más humano. No se trata de salvaguardar, a toda costa, doctrinas trasnochadas o normas morales que no humanizan. Menos aún en conservar unos ritos fosilizados que ya no dicen nada a nadie. El mensaje de Jesús no se puede meter en fórmulas. Todo el que atiende a la llamada, y vive lo que vivió Jesús, está cumpliendo la misión de hacer presente el Reino."

Entiendo que nuestras comunidades cristianas de hoy tienen que ir replanteándose su propia vivencia como seguidores de Jesús. Primero, nuestra adhesión al mensaje del Maestro. Nuestra conversión, asumir ese estilo nuevo en el que la fraternidad, la solidaridad y la compasión se convierten en distintivo de nuestra agrupación. Porque nuestra misión es, ante todo, vivir como hombres y mujeres nuevos, como nacidos de nuevo.

Recuerdo que hubo un tiempo en el que muchos sacerdotes (en Francia) se hicieron ese planteamiento. Se hicieron obreros y declararon a Francia "país de misión". Hoy en día, cualquier país de Europa o de América o de cualquier otro continente se puede declarar país de misión. Porque nuestra misión está aquí, a nuestro lado, en nuestro barrio. Y todos (hombres-mujeres) estamos invitados (llamados y enviados). Porque nos entusiasma el mensaje de Jesús de Nazaret. Porque entendemos que es el estilo nuevo que puede hacer nuestro mundo y nuestra sociedad más humana, más a la manera de hijos de Dios, ese Dios al que llamamos "papá-mamá" (Abbá).

Ese modo de vivir es convertirnos en levadura y sal, como indicaba Jesús al dirigirse a sus seguidores.
Pero si lo que anunciamos y propagamos es nuestra estructura y organización (con todas sus normas, mandamientos, ritos, ceremonias y sacramentos), me temo que no estamos ayudando nada al reino de Dios.

Texto del evangelio de MARCOS 6, 7-13


sábado, 6 de julio de 2024

¿No es éste el carpintero...?


(Jesús) estaba sorprendido de su falta de fe

7 de julio 2024


Este domingo escuchamos un texto que nos es conocido. Jesús vuelve a su pueblo, a Nazaret, y sus paisanos se sorprenden y se extrañan de las cosas que dice...

- ¿De dónde le vienen a éste esas cosas? ¿Qué clase de saber le han comunicado a éste y qué clase de fuerzas son esas que le salen de las manos?

-¿No es éste el carpintero, el hijo de María y hermano de Santiago y José, de Judas y Simón? y ¿no están sus hermanas aquí con nosotros?

Dice el texto del evangelio que "se escandalizaban de él".

Nosotros no nos escandalizamos. Ya sabemos lo que decía. También conocemos los milagros que fue haciendo. Y sus parábolas, sus acciones, sus comentarios. Quizás, estamos ya tan acostumbrados a todo eso que ya no nos afectan.
Hace un par de domingos (ante la tormenta en el lago) Jesús les decía a los discípulos: -Por qué tenéis miedo? Aún no tenéis fe?
Y, el domingo pasado, nos contaba el evangelio la curación de la mujer que sufría de hemorragias... También nos contó la resurrección de la hija de Jairo. En ambos casos Jesús comenta: -Tu fe te ha salvado.

La pregunta que tenemos que hacernos es si, hoy en día, tenemos fe. Es decir, ¿me fio de lo que dice Jesús? ¿Creo de verdad en su buena noticia?
Cada vez tengo más claro que el mensaje de Jesús, su proclamación del reino de Dios, su Buena Noticia, no es creerse las cosas que cuenta el evangelio, aceptar simplemente lo que nos propone el Credo como verdades de fe, lo que llamamos dogmas de fe. 
Si desmenuzamos las expresiones de esa proclamación de nuestra fe: el Credo, diría que encontramos poco de lo que sigue siendo la gran proclamación de Jesús.
En primer lugar proclamamos nuestra fe en Dios... Un Dios pensado y detallado por unos hombres que, desde su cultura griega, lo describen siguiendo lo que los hombres de su filosofía y de su entorno imaginaban y creían entender de Dios. Nos damos cuenta, sin embargo, que todo lo que digamos de Dios es sólo idea o pensamiento humano. Estamos tan lejos de poder expresar algo sobre Dios que sólo nos queda la referencia a la creación entera, a nuestra propia realidad como seres vivientes, a todo aquello que nos es imposible captar... Más allá de todo eso entrevemos un Ser, un Ente, una Fuerza que nos envuelve y es nuestro aliento de vida.
Como escribe Miguel Ángel Mesa: -"Es complicado hablar de Dios, del Misterio de Dios, del misterio que nos habita y del que formamos parte. Porque todo lo que podamos hablar de Dios es mera aproximación, intuiciones expresadas con lenguaje humano, virtudes que sublimamos para comunicar qué es lo más importante de nuestra vida. Y, al final, las palabras resultarán preciosas, pero no nos habremos acercado ni un milímetro a la realidad de Dios, del Misterio que nos circunda y nos constituye."
Pero Jesús de Nazaret añadió algo que va mucho más allá que las declaraciones que los hombres han ido haciendo sobre Dios. Él nos dijo y nos dio a entender que ese Dios es nuestro padre, nuestro papá. No lo presentó como juez, el que premia y castiga, el que vigila, el que puede hacer lo que quiera porque es todopoderoso... No! Jesús entiende y nos propone que Dios es como unos padres cariñosos que entienden y perdonan, que dan su vida por sus hijos, que quieren lo mejor para ellos, que esperan que nosotros reflejemos en nuestra vida ese mismo amor, cariño y entrega. Que demos más importancia al amor, a la fraternidad, al servicio en favor de los más débiles...
Como digo, esa imagen de Dios (propuesta por Jesús) no aparece. Y proclamamos lo de la Trinidad y lo de las 3 personas distintas y un solo Dios verdadero.
Igualmente proclamamos lo de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús; pero no decimos nada del motivo de su condena y ejecución. Su proclamación de la Buena Noticia del reino de Dios. Entender que el hombre-mujer es más importante que la Ley, que el Templo, que todo lo que digamos en la religión. Que lo que hagamos a uno de estos pequeños a mí me lo hacéis. Que si no sabemos perdonar a nuestro hermano nuestros sacrificios y ofrendas no valen para nada. Que lo que espera Dios, nuestro padre, de nosotros es que nos amemos, que seamos hermanos, que no soportemos que haya hombres y mujeres marginados, oprimidos, hambrientos, enfermos y olvidados...
Todo eso es fundamental.

Nuestra iglesia, como otras religiones, tiende a mantener la institución, su imagen y su fachada, sin tener en cuenta el contenido. Y nos contentamos con la proclamación de nuestra fe, los ritos, las devociones, las cosas de la tradición... Y llegamos a creer que eso nos salvará.

Es muy posible que si volviera Jesús también se extrañaría de nuestra falta de fe.

Texto del evangelio de MARCOS 6, 1-6


jueves, 20 de junio de 2024

¿Por qué tenéis miedo?

¿Aún no tenéis fe?

23 de junio 2024

Como comenta Fray Marcos el texto que escuchamos/leemos hoy está cargado de simbología. Toda una catequesis dirigida a la comunidad de seguidores de Jesús de Nazaret.


Lógicamente, leído textualmente tal como hemos hecho muchísimas veces, nos vemos abocados a una interpretación mítica que no nos ayuda nada a seguir las huellas del Maestro.

Veamos: (citando el comentario que hace Fray Marcos)
    -"Vamos a la otra orilla". Haría referencia a desandar el paso del Mar Rojo. Es decir salir de la tierra prometida para dirigirse a todos los pueblos que deben ser partícipes de la salvación.
    -"Jesús dormido en medio de la tempestad". Haría referencia a Jonás. El mar es el símbolo de todos los peligros. Dominar el mar era exclusivo de Dios y la señal de que la verdadera liberación había llegado."
    -"increpó al viento y dijo al mar:«¡Silencio, enmudece!». Es la misma palabra que Jesús dirige a los espíritus inmundos. El viento que te perjudica es el símbolo del mar espíritu que hay que contrarrestar."

Luego viene el comentario que Jesús les hace a los discípulos: «¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?».

Toda la catequesis anterior viene encaminada a esas preguntas que, hoy, nos dirige a nosotros, a los seguidores de hoy en día.
Fray Marcos termina así su comentario: -"No estamos dispuestos a arriesgar para cruzar a la otra orilla. Ni siquiera estamos seguros de que exista otra orilla más allá de las comodidades y seguridades de aquí."

Así es. Creo que nos sentimos más a gusto viviendo "al este lado de la orilla". Nuestra religiosidad, nuestras devociones y creencias, nuestra pequeña práctica de lo que nos han enseñado que, según nos han predicado siempre, nos asegura la salvación, ir al cielo y pasar a la vida eterna para disfrutar de todos los bienes que Dios nos prometió...
Por otra parte, tampoco andamos sobrados de fe. Porque todo eso que nos enseñaron, lo que llamaban las verdades eternas, no nos están quedando muy claras. Cielo - infierno - purgatorio - juicio final... Ya no nos queda seguridad. Dudamos de que haya alguna realidad que vaya más allá de la vida de aquí abajo.

-¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?
Realmente ¿a qué se podía referir Jesús?
Ante todo no debemos olvidar el mensaje que repetía Jesús una y otra vez: "El reino de Dios ha llegado. Convertíos y creed en la buena noticia." Era como un estribillo que no se cansaba de repetir. Entender que lo importante es asumir y aceptar que Dios es nuestro padre. Que lo que quiere de todos es que seamos y vivamos como hermanos (hijos suyos). Que no hace preferencias. Que no hay un pueblo elegido, sino que todos somos elegidos para Dios. Que no mira si somos de una raza o de otra, de un pueblo o de otro, de una cultura o de otra, de una lengua o de otra, de un sexo o de otro. Que no mira si somos inteligentes, o ricos, o poderosos, o famosos...
Ése es el mensaje. Y lo contaba usando muchas parábolas, ejemplos y cuentos...
Lo que tenemos que hacer es cambiar, hacer nuestro ese objetivo y comenzar a vivir de esa manera.

Entonces, ¿por qué tenemos miedo? ¿no nos fiamos? ¿nos parece que todo eso es un cuento?
Ciertamente las circunstancias que nos rodean en la sociedad de hoy son una verdadera tentación, toda una tempestad que nos amenaza con hundirnos y hacernos perecer. Hombres, mujeres y niños que, en tantos países, sufren y llevan una vida que no llega a ser humana. Guerras que destruyen y arrojan sobre los más débiles la miseria, la enfermedad, la muerte... como si fuera un entretenimiento de los poderosos que tienen el poder de sus armas y atacan sin que les importen las consecuencias.
Igualmente la miseria que sufren los que se atreven a emigrar buscando una vida mejor... El rechazo del mundo rico, las dificultades para alcanzar una tierra que les permita vivir un poco más humanamente...

No es nada fácil creer en la buena noticia de Jesús de Nazaret. Y, al igual que los discípulos, también nosotros le rezamos: «Maestro, ¿no te importa que perezcamos?». Porque eso es lo que nos preocupa. Nuestra salvación.
Hoy nuestra reflexión y nuestra oración va dirigida a pedir confianza y fe. Que la buena noticia del reino de Dios vaya calando en nosotros y que, a pesar de todo, nos seguimos fiando de la palabra de Jesús.

Texto del evangelio de Marcos 4, 35-41


jueves, 13 de junio de 2024

Así es el reinado de Dios

Como un grano de mostaza

16 de junio 2024



Una introducción sencilla (como lo hacen todas las parábolas) es la que nos ofrece Imma Calvo: -"Hay cosas que no pasan de moda. Es un sencillo y antiguo experimento y sin embargo sigue asombrando a niños y mayores la alubia que germina a los pocos días de envolverla en un algodón humedecido. Una mirada profunda y contemplativa, como la de Jesús, sabe apreciar el misterioso dinamismo de la vida en el crecimiento de una semilla. Las enseñanzas de la parábola son multitud y quería poner el foco en una de ellas. Las cosas positivas que sembramos hoy parecen muy poca cosa ante la realidad del mal que nos abruma. El evangelio de hoy invita a la esperanza. Esos granos de mostaza diminutos pueden llegar a ser grandes árboles para el cobijo de muchos."

Así es el reinado de Dios... Es el comienzo de muchas parábolas. O bien el reino de Dios se parece a... Quizás, como comenta Miguel Ángel Munárriz, es la teología más sencilla del mensaje de la Buena Noticia del evangelio. Y pienso que todos hoy en día necesitamos renovar y reafirmar nuestra esperanza, nuestra confianza. El texto y la letra de las parábolas ya la conocemos. Lo que nos falta es esa fe en la maravilla que nos envuelve, realidades que son mucho más poderosas que todas las propuestas que nos puede sugerir nuestra sociedad de consumo.

Como escribe José Antonio Pagola, "se puede decir que la sociedad moderna ha llegado a la convicción práctica de que, para darle a la vida su verdadero sentido y su contenido más pleno, lo único importante es sacarle el máximo rendimiento por medio del esfuerzo y la actividad... Jesús compara el «reino de Dios» con una semilla que crece por sí sola, sin que el labrador le proporcione la fuerza para germinar y crecer."

Como dice Imma Calvo en su introducción, una mirada profunda y contemplativa  es algo que necesitamos de manera urgente. Centrados en nuestro afán por vivir mejor, por ganar más, por disfrutar más... pasamos de largo ante la naturaleza misma que se extiende ante nuestros ojos. Las plantas, las flores, los árboles, los pájaros, el sol, las nubes, la lluvia, el calor, el frío... No digamos de nuestro propio cuerpo: la vista, el oído, la voz, la mente, nuestra sensibilidad, nuestro corazón y nuestro cerebro...

"Experimentar la vida como regalo, -sigue el comentario de José A. Pagola- es probablemente una de las cosas que nos puede hacer vivir a los hombres y mujeres de hoy de manera nueva, más atentos no solo a lo que conseguimos con nuestro trabajo, sino también a lo que vamos recibiendo de manera gratuita. Aunque tal vez no lo percibimos así, nuestra mayor «desgracia» es vivir solo de nuestro esfuerzo, sin dejarnos agraciar y bendecir por Dios, y sin disfrutar de lo que se nos va regalando constantemente. Pasar por la vida sin dejarnos sorprender por la «novedad» de cada día."

¡Cuántas veces lo he sentido y reflexionado! Mi vida como un regalo. No sólo mis padres. Muchísimas personas que a lo largo de mi vida me han ofrecido y regalado su sabiduría, su modo de entender y de vivir, su apoyo y su generosidad. Mi vida ha sido ese campo en el que ellas han ido sembrando y que, a lo largo de mi existencia, han ido apareciendo como frutos. Así es el reinado de Dios. Y parece que Dios nos habla a través de tantos acontecimientos, a través de tantas situaciones con las que no contábamos siquiera.

Agradezco a José A. Pagola su comentario: -"Todos necesitamos hoy aprender a vivir de manera más abierta y acogedora, en actitud más contemplativa y agradecida. Alguien ha dicho que hay problemas que no se «resuelven» a base de esfuerzo, sino que se «disuelven» cuando sabemos acoger la gracia de Dios en nosotros. Se nos olvida que, en definitiva, como decía Georges Bernanos, «todo es gracia», porque todo, absolutamente todo, está sostenido y penetrado por el misterio de ese Dios que es gracia, perdón y acogida para todas sus criaturas. Así nos lo revela Jesús." 

Así es el reinado de Dios. Con esa atención profunda y contemplativa aprendiendo a descubrir su presencia y transformando nuestra actitud vital con una visión compasiva y misericordiosa que nos hace estar pendientes de los hermanos y hermanas más necesitados.

Texto del evangelio de MARCOS 4, 26-34


jueves, 6 de junio de 2024

El que haga la voluntad de Dios

Ése es mi hermano y mi hermana y mi madre

9 de junio 2024

Así nos introduce en el evangelio de este domingo Imma Calvo: -"La escena del evangelio de Marcos 3, 20-35 es una de las pocas narraciones que parecen estar basadas en hechos reales. Jesús rodeado de una multitud escuchando sus parábolas y enseñanzas y su familia queriendo que abandone esa “locura” y vuelva a una conducta normal. Pero Él piensa que esa es la única vida que tiene sentido y merece la pena. El que entienda y comparta el sueño de Jesús por una sociedad de iguales, ese es su madre y su hermana y su hermano."

En más de una ocasión apelamos a nuestra condición de "cristianos" = seguidores de Jesús de Nazaret... Porque nos bautizaron, porque hicimos la Primera Comunión, porque vamos a misa los domingos, porque rezamos nuestras oraciones...
Invocamos a Jesús. Lo proclamamos nuestro Salvador. Lo adoramos en la Eucaristía. Lo declaramos, incluso, nuestro amigo que estará con nosotros hasta el fin del mundo...

Supongo que todo eso está muy bien y nos sitúa dentro de una comunidad religiosa fácil de identificar socialmente; pero ¿podríamos decir que todo eso fue y es sueño de Jesús? ¿Su mensaje y buena noticia tenía como finalidad constituir una religión (mejorando, si se quiere, lo que ya vivía su pueblo, el pueblo judío)?
El Templo, los Sacerdotes, los Doctores de la Ley, los Levitas, los Mandamientos, las oraciones (salmos) y ofrendas... Sentirse pueblo escogido por Dios. Tener una Alianza especial (seguridad, apoyo y salvación aseguradas por parte de Dios)...

Su familia, toda su familia, lo tuvieron por loco... Todo eso que anunciaba les pareció un disparate, una locura... y quisieron llevárselo a casa, que volviera al ritmo y costumbres de siempre, a lo que sus padres y antepasados habían hecho y vivido.

Jesús les da una respuesta sorprendente: -«Quiénes son mi madre y mis hermanos?».Y mirando a los que estaban sentados alrededor, dice: - «Estos son mi madre y mis hermanos. El que haga la voluntad de Dios, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre»

Y ¿cuál es la voluntad de Dios?
Ya una vez le preguntaron cuál era el primer mandamiento de Dios... Con sus parábolas y su modo de vivir fue respondiendo a esa pregunta. La Ley dice: Amarás a Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas... Y enseguida añade: El segundo es similar al primero: Amarás al prójimo como a tí mismo.
Y Juan, que lo conocía bien, lo amaba y entendía su mensaje de Buena Noticia dirá: Si no amas al prójimo a quien ves, cómo vas a amar a Dios a quien no ves...
Eso debería darnos la mejor pista para captar y asumir la voluntad de Dios...
Como dice en la introducción Imma Calvo: "El que entienda y comparta el sueño de Jesús por una sociedad de iguales, ese es su madre y su hermana y su hermano."

Imaginar, soñar, trabajar y programar nuestra vida teniendo como objetivo un mundo solidario, una sociedad de hermanos, una comunidad que se desvive por los que más necesitan, por los marginados, por los oprimidos, por los que no cuentan en este mundo... La voluntad de Dios. Nuestro objetivo, nuestra razón de vivir, nuestra ilusión y mayor deseo.
Eso está por encima de toda norma, de toda religión, de toda costumbre o tradición.
Creo que va siendo hora y es muy importante asumir la mentalidad y lenguaje de nuestro Maestro.

Sugiero este enlace: "El charco de ranas en que hemos convertido la Misa", de Jairo del Agua, en Religión Digital

Texto del evangelio de MARCOS 3, 20-35



Dios no mandó su hijo al mundo para condenar...

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