Como un grano de mostaza
16 de junio 2024
Una introducción sencilla (como lo hacen todas las parábolas) es la que nos ofrece Imma Calvo: -"Hay cosas que no pasan de moda. Es un sencillo y antiguo experimento y sin embargo sigue asombrando a niños y mayores la alubia que germina a los pocos días de envolverla en un algodón humedecido. Una mirada profunda y contemplativa, como la de Jesús, sabe apreciar el misterioso dinamismo de la vida en el crecimiento de una semilla. Las enseñanzas de la parábola son multitud y quería poner el foco en una de ellas. Las cosas positivas que sembramos hoy parecen muy poca cosa ante la realidad del mal que nos abruma. El evangelio de hoy invita a la esperanza. Esos granos de mostaza diminutos pueden llegar a ser grandes árboles para el cobijo de muchos."
Así es el reinado de Dios... Es el comienzo de muchas parábolas. O bien el reino de Dios se parece a... Quizás, como comenta Miguel Ángel Munárriz, es la teología más sencilla del mensaje de la Buena Noticia del evangelio. Y pienso que todos hoy en día necesitamos renovar y reafirmar nuestra esperanza, nuestra confianza. El texto y la letra de las parábolas ya la conocemos. Lo que nos falta es esa fe en la maravilla que nos envuelve, realidades que son mucho más poderosas que todas las propuestas que nos puede sugerir nuestra sociedad de consumo.
Como escribe José Antonio Pagola, "se puede decir que la sociedad moderna ha llegado a la convicción práctica de que, para darle a la vida su verdadero sentido y su contenido más pleno, lo único importante es sacarle el máximo rendimiento por medio del esfuerzo y la actividad... Jesús compara el «reino de Dios» con una semilla que crece por sí sola, sin que el labrador le proporcione la fuerza para germinar y crecer."
Como dice Imma Calvo en su introducción, una mirada profunda y contemplativa es algo que necesitamos de manera urgente. Centrados en nuestro afán por vivir mejor, por ganar más, por disfrutar más... pasamos de largo ante la naturaleza misma que se extiende ante nuestros ojos. Las plantas, las flores, los árboles, los pájaros, el sol, las nubes, la lluvia, el calor, el frío... No digamos de nuestro propio cuerpo: la vista, el oído, la voz, la mente, nuestra sensibilidad, nuestro corazón y nuestro cerebro...
"Experimentar la vida como regalo, -sigue el comentario de José A. Pagola- es probablemente una de las cosas que nos puede hacer vivir a los hombres y mujeres de hoy de manera nueva, más atentos no solo a lo que conseguimos con nuestro trabajo, sino también a lo que vamos recibiendo de manera gratuita. Aunque tal vez no lo percibimos así, nuestra mayor «desgracia» es vivir solo de nuestro esfuerzo, sin dejarnos agraciar y bendecir por Dios, y sin disfrutar de lo que se nos va regalando constantemente. Pasar por la vida sin dejarnos sorprender por la «novedad» de cada día."
¡Cuántas veces lo he sentido y reflexionado! Mi vida como un regalo. No sólo mis padres. Muchísimas personas que a lo largo de mi vida me han ofrecido y regalado su sabiduría, su modo de entender y de vivir, su apoyo y su generosidad. Mi vida ha sido ese campo en el que ellas han ido sembrando y que, a lo largo de mi existencia, han ido apareciendo como frutos. Así es el reinado de Dios. Y parece que Dios nos habla a través de tantos acontecimientos, a través de tantas situaciones con las que no contábamos siquiera.
Agradezco a José A. Pagola su comentario: -"Todos necesitamos hoy aprender a vivir de manera más abierta y acogedora, en actitud más contemplativa y agradecida. Alguien ha dicho que hay problemas que no se «resuelven» a base de esfuerzo, sino que se «disuelven» cuando sabemos acoger la gracia de Dios en nosotros. Se nos olvida que, en definitiva, como decía Georges Bernanos, «todo es gracia», porque todo, absolutamente todo, está sostenido y penetrado por el misterio de ese Dios que es gracia, perdón y acogida para todas sus criaturas. Así nos lo revela Jesús."
Así es el reinado de Dios. Con esa atención profunda y contemplativa aprendiendo a descubrir su presencia y transformando nuestra actitud vital con una visión compasiva y misericordiosa que nos hace estar pendientes de los hermanos y hermanas más necesitados.
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