domingo, 13 de noviembre de 2016

Testigos humildes

Domingo, 13 de noviembre 2016

Una vez más las palabras de Jesús que nos ofrece el texto de Lucas (habla de la destrucción del templo de Jerusalén, de tiempos difíciles y revueltos, hambres, persecuciones, guerras...) nos descolocan. No son palabras de tranquilidad y seguridad, de sentirnos salvados... Nos insiste, eso sí, en fiarnos de él y de su palabra. Y que hagamos todo lo posible en perseverar...

Y con eso, miramos a nuestro mundo, a nuestra sociedad y sentimos que ya tenemos bastante de todo eso: Revueltas, hambres, marginación y persecución, guerras, abuso de los grandes y poderosos... y un mundo en el que hasta los grandes y poderosos parece que se apuntan a actitudes de exclusión, cierre de fronteras, expulsión de ilegales e indocumentados.

¿Qué tenemos que hacer?
José Antonio Pagola comenta así: "Llamada al realismo. En ningún momento augura Jesús a sus seguidores un camino fácil de éxito y gloria. Al contrario, les da a entender que su larga historia estará llena de dificultades y luchas. Es contrario al espíritu de Jesús cultivar el triunfalismo o alimentar la nostalgia de grandezas. Este camino que a nosotros nos parece extrañamente duro es el más acorde a una Iglesia fiel a su Señor...

Como en otras ocasiones, hoy se cantaba en la celebración: "Tu palabra es camino, tu cuerpo fraternidad".  Y les estaba dando vueltas al sentido profundo de esas palabras. Que lo que nos dice Jesús de Nazaret es camino. Que son palabras para hacerlas vida en nosotros. Es el estilo que tenemos que ir imponiendo en todo lo que hacemos.
Y la eucaristía, la celebración, el encuentro que tenemos los cristianos es fraternidad. Es algo que tiene que hacernos crecer en fraternidad, en solidaridad, en compasión y ternura... Si no es así, nuestra eucaristía es falsa, es un mero rito.

Y sigue el comentario de J.A.Pagola: "La hora del testimonio. Los tiempos difíciles no han de ser tiempos para los lamentos, la nostalgia  o el desaliento. No es la hora de la resignación, la pasividad o la dimisión. La idea de Jesús es otra: en tiempos difíciles «tendréis ocasión de dar testimonio». Es ahora precisamente cuando hemos de reavivar entre nosotros la llamada a ser testigos humildes pero convincentes de Jesús, de su mensaje y de su proyecto..."

Eso mismo: una llamada a ser testigos humildes pero convincentes del mensaje y proyecto de Jesús de Nazaret.

Texto del evangelio de Lucas, 21, 5-19

domingo, 6 de noviembre de 2016

Domingo 6 de noviembre de 2016

Resultado de imagen de Dios de vivosLa lectura del evangelio de este domingo nos trae un tema ante el que nos quedamos como sin palabras: ¿Qué pasa después de la muerte? ¿Hay resurrección o no? ¿Y eso de la vida eterna?
Con nuestra visión y nuestro modo de entender (físico y corporal) sólo sabemos proyectar hacia el futuro lo que podría pasar... Y siempre nos quedamos cortos porque nadie ha regresado para decirnos qué pasa después.
Creo que Jesús nos marca la dirección correcta: la confianza total en Dios nuestro padre. Vemos en Él la raíz y el origen de nuestra vida (de toda vida, de todo lo que existe) y entiendo que sigue presente en nuestra realidad recreando constantemente y empujándonos hacia una vida más plena, más humana, más solidaria y justa.
Creo que vengo del amor (de mis padres, de mis abuelos, de mis antepasados) y mi vida tiene que ser caminar en esa línea hacia el amor (que es Dios mismo). Como regresar a la fuente de donde vengo. Aunque, ciertamente, no tengo ni idea de cómo puede ser.

Para completar el comentario sobre el tema de este texto de Lucas, me gusta lo que dice Fray Marcos: "Los cristianos hemos sido tan retorcidos, que hemos tergiversado hasta el núcleo central del mensaje de Jesús. Él puso la plenitud del ser humano en el amor, en la entrega total, sin límites a los demás. Nosotros hemos hecho de esa misma entrega una programación. Soy capaz de darme, con tal que me garanticen que esa entrega terminará por redundar en beneficio de mi ego (la vida eterna)...
¿Te preocupa lo que será de ti después de la muerte? ¿Te ha preocupado alguna vez lo que eras antes de nacer? Tú relación con el antes y con el después tiene que responder al mismo criterio... Para Dios eres exactamente igual en este instante que millones de años antes de nacer o millones de años después de morir."...porque para Él, todos están vivos". ¿No podría ser esa la verdadera plenitud humana? ¿No podríamos encontrar ahí el auténtico futuro del ser humano?... ¿No podría ser, que el consumirnos en favor de los demás, fuese la auténtica consumación del ser humano? ¿No es eso lo que celebramos en cada eucaristía? 
Lectura del Santo Evangelio según san Lucas (20,27-38)

domingo, 30 de octubre de 2016

Calidad humana

Domingo 30 de octubre de 2016
Resultado de imagen de cambiarEl texto del evangelio de Lucas que habla de Zaqueo nos es bastante conocido. Y nos parece bien que él cambiara de esa manera: de persona rica a compartir sus bienes con los pobres, de abusar en sus negocios a devolver cuatro veces más lo robado... Fantástico!
Pero qué me dice a mí todo eso?
Somos "cristianos viejos", nacidos en una familia cristiana, educados en colegios más o menos religiosos y nos consideramos personas que tratan de seguir al Maestro Jesús de Nazaret... Y sin embargo siempre nos queda como una señal de interrogación. Miramos el mundo que nos rodea, nuestra sociedad, y suspiramos por un mundo mejor, más justo, más solidario. Sentimos que habría que hacer algo más.

Me gusta echar mano de los maestros (teólogos de ahora) para encontrar una orientación, esa reflexión que me pueda marcar puntos de referencia para mi vida. 

Una vez más tomo prestadas estas palabras de J.A. Pagola: "El relato de la actuación de Zaqueo nos ayuda a responder a la pregunta que no pocos llevan en su interior: ¿Todavía puedo cambiar?... ¿Qué pasos puedo dar?
Lucas no describe el encuentro. Solo habla de la transformación de Zaqueo. Cambia su manera de mirar la vida: ya no piensa solo en su dinero sino en el sufrimiento de los demás. Cambia su estilo de vida: hará justicia a los que ha explotado y compartirá sus bienes con los pobres.
Tarde o temprano, todos corremos el riesgo de «instalarnos» en la vida renunciando a cualquier aspiración de vivir con más calidad humana. Los creyentes hemos de saber que un encuentro más auténtico con Jesús puede hacer nuestra vida más humana y, sobre todo, más solidaria.

Ése es el punto. Mi encuentro con Jesús de Nazaret, mi seguimiento de la buena noticia del reino de Dios, debe tener ese resultado: una vida más humana y solidaria. Si mi práctica religiosa no desemboca en ese cambio (a la manera de Zaqueo), se mantendrá esa señal de interrogación.
Y me digo a mí mismo esas palabras de Mahatma Gandhi: "Sé tú el cambio que quieres ver en el mundo"
Texto del evangelio de Lucas (19, 1-10)

domingo, 23 de octubre de 2016

Una actitud diferente

Domingo 23 de octubre de 2016

Resultado de imagen de el que se enaltece sera humilladoEn el texto de este domingo Lucas nos trae la parábola del "fariseo y el publicano". Una parábola que conocemos bien y que terminamos aplicando a los "fariseos"... guardando para nosotros la figura del publicano porque así pedimos perdón en la eucaristía (o en la confesión) y nos ganamos el perdón de Dios. Aunque siempre nos queda ese fondo de incomprensión y duda.
Y es que resulta que los fariseos eran gente de religión, gente cumplidora de mandamientos, leyes y normas. Personas que hacían todo lo que estaba mandado... ¿Qué más se podía pedir?
Ese pensamiento y ese lenguaje ha llegado hasta nosotros: Hacer las cosas como Dios manda... Cumplir con Pascua... Cumplir los mandamientos... Confesar y comulgar como Dios manda... (o como manda la santa madre Iglesia).
¿Qué es lo que falla? Tal vez la actitud, el modo de entender y el modo de vivir... Aquello de "si cumplo" me gano el premio, tengo derecho, iré al cielo. Si hago las cosas bien, Dios me amará y me premiará... ¿Puede eso ser verdad? 
Fray Marcos hace el siguiente comentario: "Dios no me quiere porque soy bueno. Si parto del razonamiento farisaico (y con frecuencia lo hacemos) resultaría que el que no es bueno no sería amado por Dios, lo cual es un disparate. Este razonamiento parte de la visión tradicional que tenemos de Dios, pero tenemos que dar un salto en nuestra concepción de un dios separado y ausente. Dios no me puede considerar un objeto porque nada hay fuera de Él. El fallo más grave que podemos cometer como seres humanos es precisamente considerarnos algo al margen de Dios..."
Y siguiendo con esa reflexión, me he encontrado con el artículo de Juan Zapatero Ballesteros titulado "Sólo Dios basta" (en referencia al escrito de Santa Teresa de Jesús).  Con la enorme dificultad que tenemos, o al menos tengo yo mismo, para expresar algo así. Sin embargo me ha gustado mucho ciertos aspectos que él va señalando: "Me basta el Dios cuya misericordia no tiene límites. Sí, ese Dios que a pesar de mis pequeñeces y miserias continuará apostando por mí y no me dejará de su mano por mucho que yo le corresponda con una y mil fechorías...
Me basta también el Dios que no me exige sacrificios ni mortificaciones para quererme con locura...
Me basta el Dios que hace sentirme hijo suyo, no esclavo ni siervo...
Me basta finalmente el Dios que he aprendido de Jesús, en contraposición al del de las devociones y de los sentimentalismos sin que ello quiera decir que siempre son malos ni mucho menos...."
Texto del evangelio de Lucas (18,9-14)

lunes, 17 de octubre de 2016

Justicia

Domingo 16 de octubre de 2016

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El texto que escuchamos en la eucaristía de este domingo pasado nos hablaba (una parábola de Jesús de Nazaret) de una viuda que reclamaba justicia a un juez que "ni creía en Dios ni en los hombres..." y no le hacía ningún caso. Hasta que se cansó de escucharla... Y Jesús concluía: "Si un juez injusto termina atendiendo a la pobre viuda, Dios vuestro padre dejará de escuchar los gritos y lamentos de tantos hombres y mujeres...?

Supongo que eso lo hemos escuchado más de una vez. Que tenemos que orar. Que tenemos que pedir a Dios. Que no nos cansemos de rezar...
También supongo que todo eso que nos han enseñado sigue siendo verdad. Ponemos nuestro corazón y nuestra confianza en Dios nuestro padre. Y suspiramos por que "venga su reino... Y que se haga su voluntad también en nuestra sociedad, en este mundo nuestro".

Y me pregunto: Eso es todo? Le decimos al pobre y desvalido: Que Dios te ampare... O nos lamentamos de que los ricos y poderosos no hagan esto o aquello... Tal vez, incluso, nos contentamos con rezar unas oraciones por los marginados, por los que no tienen trabajo, por los ilegales y sin papeles...

Estaba reflexionando todo esto y me he encontrado con este comentario de J.A. Pagola: "Para una gran mayoría de la humanidad la vida es una interminable noche de espera. Las religiones predican salvación. El cristianismo proclama la victoria del Amor de Dios encarnado en Jesús crucificado. Mientras tanto, millones de seres humanos solo experimentan la dureza de sus hermanos y el silencio de Dios. Y, muchas veces, somos los mismos creyentes quienes ocultamos su rostro de Padre velándolo con nuestro egoísmo religioso...
...¿Por qué nuestra comunicación con Dios no nos hace escuchar por fin el clamor de los que sufren injustamente y nos gritan de mil formas: «Hacednos justicia»? Si, al orar, nos encontramos de verdad con Dios, ¿cómo no somos capaces de escuchar con más fuerza las exigencias de justicia que llegan hasta su corazón de Padre?

Una vez más ese clamor de tantas personas nos remite a la exigencia que conlleva el anuncio de buena noticia que es el evangelio. Algo que nos obliga a darnos la vuelta, a cambiar, a darle a nuestra vida un nuevo estilo, unos nuevos valores.
Así es como Dios, nuestro padre, hará justicia a todos esos hombres y mujeres que sobreviven casi únicamente con su aliento, con la miseria y con las migajas que "caen de la mesa de los ricos"...
Porque hacer justicia no es cumplir las leyes (esas normas que algunos hombres han propuesto para que ciertos actos sean legales o ilegales). La justicia va mucho más allá que la Ley... Abusos, desigualdades, marginación, privación de lo más elemental... Nada de eso puede ser legal. Por mucho que lo proclamen el Congreso, el Parlamento, el Senado...
Texto del evangelio de Lucas (18,1-8)

domingo, 9 de octubre de 2016

Un extranjero



Domingo, 9 de octubre 2016
El texto que hemos escuchado, tomado del evangelio de Lucas, nos cuenta lo de los diez leprosos que gritan a Jesús para que los cure. Los manda que vayan a presentarse a los sacerdotes (tal como estaba mandado) y mientras iban de camino quedaron limpios... Pero uno al ver que se había curado, se vuelve donde Jesús dándole las gracias y alabando a Dios... Y éste era samaritano.

Es un texto que, como tantos otros, se presta a diferentes reflexiones:
-El agradecimiento
-La alabanza a Dios
-Un extranjero, un samaritano.
Casi siempre nos hemos quedado con el tema del agradecimiento y alabanza a Dios. Y es seguro que tiene toda la importancia y debemos subrayar la necesidad de darle a nuestra vida ese toque de ser agradecidos y vivirla como un don y regalo haciéndonos nosotros mismos un verdadero regalo para los demás.La eucaristía, como "acción de gracias". El encuentro semanal como el reforzar nuestra solidaridad y fraternidad entendiendo y haciendo nuestra la "comensalía" = compartir nuestros bienes y nuestra vida con los otros, especialmente con los más humildes y marginados...Hoy, sin embargo, me llama la atención lo del extranjero, lo del samaritano. En otro capítulo Lucas nos narra la parábola del "buen samaritano". Y de muchas otras maneras Jesús de Nazaret nos fuerza y nos empuja a entender que la buena noticia del Reino de Dios no se sujeta a una religión, a unos ritos y ceremonias, a unos rezos especiales... Y todo eso lo comenta Jesús a la gente de su pueblo, de su raza, de su religión... lo que supone casi, casi un escándalo.El samaritano que vuelve alabando a Dios y dando gracias. El extranjero que se hace solidario y comparte. El marginado que da lo poco que tiene. El que sabe que es un don nadie que sonríe y da las gracias... Cuántos ejemplos de personas que nos muestran esa calidad de vida, ese modo de ser humanos.Hace unos días una compañera de Karibu (ONG de acogida y atención a los inmigrantes africanos) nos contaba algo parecido que ella misma presenció entre africanos... Las dificultades propias de los sin papeles, el problema del alojamiento, la marginación... y cómo uno de ellos respondía con un ofrecimiento y un compartir que le emocionó...Un extranjero, un samaritano.Entiendo que ese dejarse llevar del estilo de Jesús de Nazaret, es lo que nos salva. Eso es lo que da gloria a Dios. "Tu fe te ha salvado..." También ésa es una frase que escuchamos muchas veces en el evangelio. Fiarnos de Jesús, creer en él, creer en su buena noticia y hacerla nuestra... es lo que nos salva.
Texto de Lucas, 17, 11-19

domingo, 2 de octubre de 2016

Somos unos pobres siervos

Domingo 2 de octubre de 2016

odresnuevos-evangelio-2-de-octubre-2016-colorHoy nos toca rezar y repetir como un mantra lo que nos dice Jesús de Nazaret: "Auméntanos la fe". Con la sociedad que tenemos y los acontecimientos que se desarrollan entre nosotros andamos escasos de fe. No nos creemos la buena noticia de Jesús. No estamos seguros de la salvación que predica la Iglesia. No nos fiamos de lo que nos predican. Dudamos de la posibilidad de un mundo más justo y más humano... 
Auméntanos la fe!
Además, creo que hemos tomado la fe como algo que se nos añade mediante algún rito o ceremonia. Nos dicen que es un don, algo que nos regalan y que nos toca tratar de aumentarla mediante ciertas prácticas...
Tomo de José Antonio Pagola estas frases: "Enséñanos que la fe no consiste en creer algo sino en creer en ti... Haznos vivir identificados con tu proyecto del reino de Dios, colaborando con realismo y convicción en hacer la vida más humana, como quiere el Padre..."
Pienso que ésa es la buena dirección. Creer en el proyecto de Jesús de Nazaret. Hacer mía la Buena Noticia y colaborar todo lo que pueda en hacer realidad un mundo y una sociedad más solidaria, más justa, más tierna y más humana... Un barrio en el que la persona es el centro y lo más importante, en el que lo que cuenta no es el dinero, ni el poder, ni la belleza, ni las apariencias, ni el ser famoso...
Entonces "creer", "tener fe", es apostar duro por esa propuesta de Jesús. Por eso voy a ir repitiendo: "Auméntame la fe". Como respirar (inspirar y expirar) centrando mi vida en esa expresión que oración y deseo, aspiración y firme propósito.
Hace muchos años me enseñaron esa manera de meditar y de centrar mi vida. Me gustaba hacerlo repitiendo incansablemente una frase que me llenaba de serenidad y de paz: "hazme un hombre de paz". Que mi vida fuera siempre fuente de paz. 
Hoy me propongo centrarme en la palabra de Jesús de Nazaret: Auméntame la fe. Y, al mismo tiempo, aceptar que si pongo todo mi esfuerzo y toda mi alma en colaborar por un mundo más humano..., sólo estoy haciendo lo que tengo que hacer... "Sólo soy un pobre siervo que hace lo que tiene que hacer..." (como dice el texto del evangelio con un toque de humor que nos coloca en nuestro sitio).
Lectura del Santo Evangelio según san Lucas (17,5-10)

Dios no mandó su hijo al mundo para condenar...

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