miércoles, 29 de octubre de 2025

El que cree en Jesús...

...Aunque haya muerto, vivirá

2 de noviembre 2025


Una celebración especial: El día 1, celebramos a Todos los Santos. Y el día 2, recordamos a Todos los Difuntos.

Son fechas y momentos que cada uno ha vivido según la tradición o según el sentir o vivencia personal.
Siguiendo la distribución del año litúrgico este fin de semana leeríamos el evangelio del encuentro de Jesús con Zaqueo...
Entiendo que cada referencia al Jesús del evangelio nos lleva a una reflexión sobre su mensaje y sobre el reino de Dios, es decir de la presencia de Dios mismo en nuestras vidas.

Los textos de los evangelios, en más de una ocasión,  nos resultan difíciles de encajar, de entender y aplicar a nuestra vida.
El texto de la resurrección de Lázaro y todo el diálogo con Marta, su hermana (tantas veces escuchados y leídos en los funerales) nos pone un interrogante que se escapa a nuestro entendimiento: -¿Resucitó, de verdad, a Lázaro después de días muerto y enterrado? -¿Se trata de algo real o es un mensaje dirigido a la comunidad de los seguidores de Jesús?
-¿Resucitar para volver a morir? -Y ¿cómo es eso de que el crea en Jesús, aunque muera, volverá a vivir?

Yo me centraría en el mensaje principal: Todos los Santos y Todos los Difuntos fueron llamados a vivir la vida de Dios (el reino de los cielos). Es la invitación de Jesús en su proclamación de que el reino de Dios ha llegado. Llamados a convertirnos, a cambiar de estilo de vida, a ser hermanos, a estar atentos a los hermanos y hermanas para ser servidores, compasivos y crear en nosotros y en nuestro rededor una humanidad justa y solidaria a la imagen de nuestro padre-madre...
A eso estamos llamados. Nos alegramos con las personas que ya se fueron (con aquellas a las que declaramos santas) y con todas las que formaron parte de nuestro entorno (padres, madres. abuelos, abuelas...) y reafirmamos nuestro compromiso de seguir a Jesús cambiando nuestra vida, como lo hizo Zaqueo.
Llamados a crear en nosotros y en nuestro entorno una humanidad más humana, como comenta Fray Marcos.
-"El ser humano es el que ha abandonado el egoísmo, el que está preocupado por los demás, el que intenta ayudar a todo el que lo necesita sin esperar nada a cambio, el que no se aprovecha de nadie en beneficio propio, el que acepta a los demás sin condiciones y sin querer cambiarles, el que se da cuenta de que tiene todo lo que necesita para ser en plenitud, etc., etc."
-"Reconocer el valor absoluto de la persona humana sería la demostración del más espectacular progreso. Sería el primer paso para alcanzar el mayor logro de toda la historia de la humanidad. Debemos dejar de defender dioses, religiones, doctrinas, ideologías, filosofías, conocimientos y poner por delante de cualquier valor al ser humano concreto."
-"Un auténtico progreso espiritual nos llevaría a tomar conciencia de que el valor supremo es y será siempre la persona humana, cualquier persona y en cualquier circunstancia. Mientras no asumamos que el más alto dignatario y el mendigo que duerme bajo un puente tienen el mismo valor, no alcanzaremos la armonía entre los seres humanos y seguiremos mostrando nuestras carencias en verdadera humanidad."

Creo que Jesús, en toda su vida y en todo su mensaje, se está refiriendo a este estilo de vida. "El que crea en el mensaje de Jesús, el que intente seguir sus pasos, aunque muera, vivirá para siempre". Cierto que todos moriremos. Cierto que todos los que siguieron al Maestro murieron. Pero también es cierto que su vida cambió totalmente al aceptar ese camino, al cambiar de mentalidad y poner como objetivo en su vida ese don de Dios, esa manera de vivir entregados, servidores, solidarios y compasivos creando en ellos mismos y en su entorno esa humanidad que es servicio, amor y entrega total.

Por eso, cuando leemos el texto de las Bienaventuranzas sentimos que nuestra realidad choca con esa proclamación: Bienaventurados los pobres, los que lloran, los perseguidos por la justicia, los hambrientos... Tantas y tantas personas que, al optar por el camino de Jesús, han puesto como primer valor y objetivo la vida nueva de Dios. Porque su consuelo es otro, su alegría es otra, su paga es totalmente diferente. Ya no es el acumular riquezas, la fama y aprecio de los demás, el poder y dominio sobre los otros, el hambre de cosas y propiedades... Y recuerdo ahora mismo lo que decía Teresa de Jesús (Santa Teresa): Sólo Dios basta (la vida de Dios).


Texto del evangelio de Juan 11, 17-27

Cuando Jesús llegó a Betania, Lázaro llevaba ya cuatro días enterrado. Betania distaba poco de Jerusalén: unos quince estadios; y muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María para darles el pésame por su hermano.

Cuando Marta se enteró de que llegaba Jesús, salió a su encuentro, mientras María se quedó en casa. Y dijo Marta a Jesús:
«Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá».

Jesús le dijo:
«Tu hermano resucitará».

Marta respondió:
«Sé que resucitará en la resurrección en el último día».

Jesús le dijo:
«Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?».

Ella le contestó:
«Sí, Señor: yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo».

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