domingo, 27 de abril de 2025

Creer sin haber visto

Paz a vosotros

27 de abril 2025

Para mi reflexión tomo prestado el testimonio y comentario de Miguel Ángel Munárriz: -"Nosotros hemos creído en Jesús «sin haber visto» y nos sentimos dichosos por ello, pero corremos el mismo riesgo que sus discípulos: que tratemos de amoldarlo a nuestra mentalidad, nuestra ideología o nuestros deseos, y que en realidad creamos en un mito estéril creado por nuestra mente a nuestra medida…"

"-¿Cómo saberlo?"

"Pues la mejor forma es preguntarnos si nuestra fe en Jesús cambia o no cambia nuestra vida; si nos lleva a compadecer y compartir, a trabajar por la paz y la justicia, si nos hace más veraces, si nos mueve a perdonar, si nos libra de la esclavitud del dinero… y, en definitiva, si vivimos abrazados a la misión de proclamar la buena Noticia con nuestro modo de vivir; si nuestra vida es testimonio."

Cada vez más me siento molesto con el uso literal que se hace de los textos del evangelio o de la biblia, en general. Siento que no ayuda a la comunidad cristiana aunque se puedan utilizar añadiendo que se trata de narraciones de las primeras comunidades (judías) que querían fundamentar su fe en la misma biblia (Antiguo Testamento).

Por otra parte me parece fundamental que la comunidad cristiana (y cada uno personalmente) cuestione su propia fe y se pregunte como lo hace Miguel Ángel Munárriz si poner nuestra confianza en el camino de Jesús afecta a nuestra vida, a nuestro modo de vivir y de actuar.

Entretenernos en explicar o aclarar cómo era Jesús resucitado, en sus apariciones, en sus gestos o palabras... me parece perder el tiempo y no nos conduce a nada.

Por mi parte me esfuerzo en centrarme en la atención consciente hacia las personas que encuentro (mi prójimo). Atención para comprender. Y alcanzar una compresión para amar... Y es un esfuerzo del día a día, mejor, del momento al momento.



Texto del evangelio de JUAN 20, 19-31

19 Ya anochecido, aquel día primero de la semana, estando atrancadas las puertas del sitio donde estaban los discípulos, por miedo a los dirigentes judíos, llegó Jesús, haciéndose presente en el centro, y les dijo:

- Paz con vosotros.

20 Y dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos sintieron la alegría de ver al Señor. 21 Les dijo de nuevo:

- Paz con vosotros. Igual que el Padre me ha enviado a mí, os envío yo también a vosotros.

22 Y dicho esto sopló y les dijo:

- Recibid Espíritu Santo. 23 A quienes dejéis libres de los pecados, quedarán libres de ellos; a quienes se los imputéis, les quedarán imputados.

24 Pero Tomás, es decir, Mellizo, uno de los Doce, no estaba con ellos cuando llegó Jesús. 25 Los otros discípulos le decían:

- Hemos visto al Señor en persona.

Pero él les dijo:

- Como no vea en sus manos la señal de los clavos y, además, no meta mi dedo en la señal de los clavos y meta mi mano en su costado, no creo.

26 Ocho días después estaban de nuevo dentro de casa sus discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús estando las puertas atrancadas, se hizo presente en el centro y dijo:

- Paz con vosotros.

27 Luego dijo a Tomás:

- Trae aquí tu dedo, mira mis manos; trae tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo, sino fiel.

28 Reaccionó Tomás diciendo:

- ¡Señor mío y Dios mío!

29 Le dijo Jesús:

- ¿Has tenido que verme en persona para acabar de creer? Dichosos los que, sin haber visto, llegan a creer.

30 Ciertamente, Jesús realizó todavía, en presencia de sus discípulos, otras muchas señales que no están escritas en este libro; 31 estas quedan escritas para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y, creyendo, tengáis vida unidos a él.

sábado, 19 de abril de 2025

Vio y creyó

 PASCUA DE RESURRECCIÓN

20 de abril 2025

Es una celebración especial. Desde siempre me lo ha parecido. Todos los ritos, incluso las procesiones que se pueden organizar, me han parecido siempre una buena fiesta.

Quizás, lo confieso ahora que reflexiono sobre su significado y su implicación, no siempre he llegado a comprender su verdadero sentido.

Y, desde que me he vuelto tan crítico con la religión oficial y ortodoxa, intento dar esos pasos que me acerquen a la experiencia vivida por aquellos hombres y mujeres que, a su modo y en su lenguaje, nos hicieron llegar su experiencia: su Pascua, su mensaje de "resurrección".

Toda mi formación y (mi preparación religiosa, bíblica y apostólica) me llevó a proclamar y anunciar una resurrección como una vuelta a la vida biológica. Que, en el caso de Jesús, se me hacía comprensible en cuanto Hijo de Dios, que retomaba su vida y volvía a estar al lado de Dios-Padre junto con el Espíritu Santo.

Y ahora me pregunto si todo eso tiene sentido. Si realmente es ése el mensaje que nos quiere manifestar el texto del evangelio.

María Magdalena (evangelio de este domingo de Pascua), junto con Pedro y Juan nos ofrecen ese paso: de la muerte a la vida...

Pedro, al igual que todos los seguidores (fieles hasta el momento de la prueba (Pasión y Muerte) estaban desaparecidos... Imagino que a todos les pasó lo mismo. Ahora, van al sepulcro y lo encuentran vacío...

¿Qué fue lo que les hizo comprender que había algo más en Jesús de Nazareth? ¿Qué fue lo que trastornó su vida?

Creo que es la pregunta que llega hasta nosotros. ¿Qué sentido tiene para mí creer en la resurrección? Y no hablo de la resurrección de Jesús... Sino de mi vida, de lo que a mí me afecta.

Agradezco a Fray Marcos su comentario (Ver: "A la fuente cada día")

"-La vida ha triunfado sobre la muerte" - "Si no hago mía esa Vida, las celebraciones no significarán nada para mí. Para resucitar tenemos que morir. Jesús había resucitado antes de morir, haciendo suya esa Vida a la que no afecta la muerte biológica..."

"...Podemos seguir hablando de resurrección, pero teniendo en cuanta que no estamos hablando de una vuelta a la vida biológica sino de permanecer en laVida definitiva."

"...La celebración de la Pascua es una invitación personal a pasar aquí y ahora de la muerte a la Vida. Si al celebrar la resurrección de Jesús, no experimentamos nosotros una nueva vida, es que no hemos pasado de un recuero meramente folclórico y externo".

Me recuerda lo que en el Budismo llaman iluminación o nirvana. Esa vida consciente que pasa a ese nivel de interdependencia, de relación global, de elevación que asume toda vida, desprendiéndose de todo aquello que nos ata y hace que nuestro ego (egoísmo) se haga acaparador, posesivo, abusador, prepotente... sin poder descubrir que todos participamos de la misma Vida.

Entiendo que Jesús de Nazareth lo vivió a tal nivel y profundidad que sentía una unidad total con Dios mismo al que llamaba abbá-papá-mamá.

Y para eso tenemos que morir, desprendernos de nuestro ego y tener una atención consciente hacia los hermanos y hermanas, hacia nuestro entorno, a la naturaleza, al cosmos... Sólo entonces comenzaremos a sentir la nueva Vida, la resurrección.

Texto del evangelio de Juan (20,1-9):

EL primer día de la semana, María la Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro.
Echó a correr y fue donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo:
«Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto».
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; e, inclinándose, vio los lienzos tendidos; pero no entró.
Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio los lienzos tendidos y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no con los lienzos, sino enrollado en un sitio aparte.
Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.
Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos.

viernes, 18 de abril de 2025

Todo se ha cumplido

VIERNES SANTO

18 de abril 2025

A medida que pasan los años también ha ido cambiando mi reflexión sobre la muerte de Jesús.

Desde la contemplación de la cruz (la visión de un hombre muerto sujeto a una cruz) con todo lo que tiene de impresionante ver a una persona sometida a tortura, lleno de heridas y clavado en la cruz... que me provocaba tristeza y compasión aplicando, además, la motivación de que ese hombre era el Hijo de Dios y que había muerto por nuestros pecados (por mis pecados personales)- Todo eso vivido a lo largo de casi toda mi vida (mis años de estudios y formación; el tiempo de incorporación al ministerio de la Iglesia; mis esfuerzos por alcanzar una coherencia como seguidor de Jesús de Nazareth).

Poco a poco creo que he ido desprendiéndome de muchos aspectos de la religiosidad predicada por la Iglesia y llegando a una especie de indiferencia respecto a muchos aspectos que vienen resaltados de manera especial en los días de Semana Santa: Muchas de las oraciones (incluso litúrgicas), los via-crucis, las horas santas, ciertas lecturas del Antiguo Testamento. También, por supuesto, ciertos ritos y predicaciones.

Siento que la tradición de la Iglesia ha colocado a Jesús de Nazareth en el plano de lo divino (porque es el Salvador, el Cordero que se ofrece por nosotros, la víctima que nos salva de los pecados) de manera que toda la perspectiva que se nos ofrece es la de agradecer su sacrificio, adorarlo y llorar sus sufrimientos a causa de nuestros pecados.

Entiendo que hemos perdido la perspectiva de su vida y su humanidad. Su mensaje, su buena noticia, su invitación a seguirle... En su estilo de vida, en su manera de centrar su vida en Dios (nuestro padre), en su entrega a los demás (con plena atención hacia los más débiles y necesitados) y llevarlo hasta el final. Con el riesgo que suponía colocar al hombre por encima de la Ley y del Templo...

Como comentaba Fray Marcos: "Jesús nos salva con su vida, con su invitación a seguirle. Y su muerte es consecuencia de ese estilo de vida."

Este es el comentario que ha escrito este año: -"No es nada fácil hacer una reflexión sencilla y coherente sobre el significado de la muerte de Jesús. Se ha insistido tanto en lo externo, en lo sentimental, que es imposible ir al meollo de la cuestión. No debemos seguir insistiendo en el dolor. El amor, manifestado en el servicio, es lo que demuestra su verdadera humanidad y, a la vez, su plena divinidad."

 "La muerte no fue un mal trago que tuvo que pasar Jesús para alcanzar la gloria sino la suprema gloria de un hombre al hacer presente a Dios con el don total de sí mismo, viviendo para los demás. Dios está siempre y sólo donde hay amor. Si el amor se da en el gozo, allí está Dios. Si el amor se da en el sufrimiento, allí está también Dios."

"El hecho de que no dejara de decir lo que tenía que decir, ni de hacer lo que tenía que hacer, aunque sabía que eso ponía en peligro su vida, es la clave para compren­der que la muerte no fue un accidente, sino algo fundamental en su vida. La muerte no tenía importancia; pero el que le mataran por ser fiel a sí mismo y a Dios, es la clave."

Cito a Fray Marcos (en su libro "A la fuente cada día"): "Celebrar la muerte de Jesús como espectadores no servirá de nada. Nos salvaremos cuando imitemos el modelo de humanidad que él propuso, viviendo lo que él vivió desde la perspectiva de un ser humano en plenitud".

..."Debemos superar la idea que murió por nuestros pecados... Lo mataron porque la idea que tenía de Dios no coincidía con la que los jefes religiosos tenían. El Dios que es amor, al servicio de los hombres era peligroso para ellos..."

Así que dejamos de decir y de pensar que Dios lo envió a la muerte para salvarnos de los pecados (pecado original y demás). Ésa no fue la causa de su muerte. E insistir en que murió por nuestros pecados para que nos arrepintamos, para que nos confesemos, para que cumplamos los mandamientos, está fuera de lugar.

Gracias a los maestros que iluminan nuestros pasos y nos señalan al verdadero Jesús de Nazareth. Él es nuestro Maestro y a él tenemos que seguir.

Os dejo un ejemplo

El lavatorio de los pies

17 de abril 2025


Desde hace tiempo me siento incómodo en la manera de celebrar la Eucaristía (siguiendo la ortodoxia de la Iglesia). Con todo el vocabulario tan de "iglesia", tan clerical, se apela a unos ritos que tienen mucho de magia y de poderes sobrenaturales.
Y en la celebración del Jueves Santo todavía se me hace más patente. Toda la devoción que se pone en la adoración del Santísimo, la Hora Santa, la insistencia en la institución del sacramento (Eucaristía y Orden Sacerdotal)...
Siempre me quedo con ese interrogante: ¿Realmente Jesús de Nazaret instituyó el sacramento de la Eucaristía? ¿Pasó por su mente la idea de instituir el sacramento del sacerdocio? ¿No será todo ello una manera de organizarse la Iglesia y controlar la institución?

Me adhiero al comentario que hace Fray Marcos

(Comentario de Fray Marcos) - "Repartir el pan y la copa de vino se hacía en todas las comidas importantes. Sabemos el sentido exacto que quiso dar Jesús a aquellos gestos y palabras. El mismo Jesús le dice a Pedro que no lo puede entender “por ahora”. Me mosquea que la Didaje, un escrito de finales del s. I no diga nada de la consagración. Dice: “después, los que entre nosotros se llaman diáconos reparten entres los asistentes el pan y el vino eucaristizados”. Y me mosquea aún más que Juan en el relato no diga nada de la institución de la eucaristía."

"Creo firmemente que en la aparición de la eucaristía en la primera comunidad ha tenido mucha más influencia el recuerdo de las comidas de Jesús que la última cena. La eucaristía fue, en un principio, un hacer presente a Jesús en el compartir con los demás lo que cada uno tiene y es. En aquella sociedad lo más perentorio era la comida."

"El relato de Juan muestra la importancia del lavado de los pies. “¿Entendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis el “Maestro” y el “Señor”; y decís bien, porque lo soy. Si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, sabed que también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros”. Aquí está la clave de la celebración de hoy."

Servicio y Fraternidad. Ahí estaría la clave. No sólo de la celebración del Jueves Santo, sino de la vida y seguimiento del Maestro. Y si nuestras celebraciones y ritos no tienen como objetivo dirigirnos hacia la fraternidad y a convertirnos en servidores (lavado de los pies), entiendo que hemos equivocado el camino. Por muy hermosas que sean las celebraciones, por muy bellos que sean nuestros cantos... Creo que no hemos entendido el mensaje de Jesús.

(Sigue comentario de Fray Marcos) -"Juan, el que más profundizó en la comprensión de Jesús, ni siquiera menciona la eucaristía. Esto debía hacernos pensar en la importancia del signo de lavar los pies. Sospecho que Juan quiso recuperar para la última cena el carácter de recuerdo de Jesús como servicio. La verdadera grandeza está en parecerse a Dios que se da sin reservas.

Fidel Aizpurúa termina su comentario de esta manera) -"Hemos entendido la identidad cristiana en modos de práctica religiosa. Pero aquí está el principio básico de la vida cristiana: ¿Sirves? Eres seguidor de Jesús. No sirves, no lo eres. Esa certeza nos la da el evangelio de hoy. Tarde de Jueves Santo buena para meditar esto y para seguir empeñados en construir y vivir una vida servidora.


Un buen punto de meditación en estos días de Semana Santa.

Texto del evangelio de JUAN 13, 1-15

1 Antes de la fiesta de Pascua, consciente Jesús de que había llegado su hora, la de pasar del mundo este al Padre, él, que había amado a los suyos que estaban en medio del mundo, les demostró su amor hasta el fin.

2 Mientras cenaban (el enemigo había ya inducido a Judas de Simón Iscariote a entregarlo), 3 consciente de que el Padre lo había puesto todo en sus manos y que de Dios procedía y con Dios se marchaba, 4 se levantó de la mesa, dejó el manto y, tomando un paño, se lo ató a la cintura. 5 Echó luego agua en el barreño y se puso a lavarles los pies a los discípulos y a secárselos con el paño que llevaba ceñido.

6 Al acercarse a Simón Pedro, éste le dijo:

- Señor, ¿tú a mí lavarme los pies?

7 Jesús le replicó:

- Lo que yo estoy haciendo tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás dentro de algún tiempo.

8 Le dijo Pedro:

- No me lavarás los pies jamás.

Le repuso Jesús:

- Si no dejas que te lave, no tienes nada que ver conmigo.

9 Simón Pedro le dijo:

- Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza.

10 Jesús le contestó:

- El que ya se ha bañado no necesita que le laven más que los pies. Está enteramente limpio. También vosotros estáis limpios, aunque no todos.

11 (Es que sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo: «No todos estáis limpios»).

12 Cuando les lavó los pies, tomó su manto y se recostó de nuevo a la mesa. Entonces les dijo:

- ¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? 13 Vosotros me llamáis Maestro y Señor, y con razón, porque lo soy. 14 Pues si yo, el Señor y el Maestro, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros. 15 Es decir, os dejo un ejemplo para que igual que yo he hecho con vosotros, hagáis también vosotros.

domingo, 13 de abril de 2025

En tus manos encomiendo mi espíritu

DOMINGO DE RAMOS

13 de abril 2025

(Comentario de Imma Calvo) -"La Cuaresma llega a su fin y en unos días celebraremos el Domingo de Ramos. Con la lectura de la Pasión de Jesús, nos trasladamos a la escena y nos compadecemos de los sufrimientos de Jesús. Reviviendo los últimos días del Nazareno, se despierta en nuestras entrañas el compromiso con los crucificados de hoy."

"Como Jesús, contamos con el Aliento vital que celebramos en la Pascua. Vivimos en las manos del Padre. Como señala José Luis Sicre en su comentario, la confianza y la esperanza inundan toda la vida de Jesús. Al comienzo de su actividad apostólica se oye la voz del Padre que dice: “Tú eres mi hijo amado”. Ahora, en el momento de la muerte, la última palabra de Jesús es para su Padre: “En tus manos encomiendo mi espíritu”.

(Comentqrio de José Antonio Pagola): -"El mundo está lleno de iglesias cristianas presididas por la imagen del Crucificado, y está lleno también de personas que sufren, crucificadas por la desgracia, las injusticias y el olvido."

Un año más celebramos el domingo de Ramos, principio de la Semana Santa. Son ceremonias cargadas de sentimiento, de compasión, de pena y dolor por las escenas que nos trae la narración de la Pasión y Muerte de Jesús de Nazaret.

El peligro que le veo es el de quedarnos en dichas escenas como si fueran ajenas a nuestra vida de fe y seguimiento de Jesús. Y se nos hace muy difícil asumir el compromiso que debería afectar a nuestra vida. Sencillamente porque, siguiendo la antigua tradición de la Iglesia, a Jesús lo vemos como el Salvador, hijo de Dios, que vino a salvarnos. Y murió en la cruz por nuestros pecados... Visto así, se nos invita a unirnos a él, a compadecernos de sus sufrimientos; pero sobre todo a celebrar su victoria sobre la muerte: su Resurrección.
Apenas si entendemos la sinrazón de su muerte. Su entrega hasta el final siguiendo el camino de Dios. Su mensaje de buena noticia que, en muchos aspectos chocaba con la Ley y el Templo y todo lo que implicaba.
A lo largo de su vida, sobre todo sus últimos años, intuyó que la conversión que él proponía no era algo sencillo. No lo entendían ni siquiera los seguidores que tenía... Entrevió las amenazas de muerte; pero entendió que ser fiel a Dios estaba por encima de su propia vida...

Ahí es donde nos toca a nosotros reflexionar sobre nuestra vida, nuestro modo de actuar, de convivir, de hacer realidad es mundo nuevo del que hablaba Jesús... ¿Nos declaramos seguidores suyos?
Como comenta J.A.Pagola, hay tantos crucificados en nuestro mundo!

Poner nuestra vida en su manos (en las de Dios) supone una entrega y una confianza enorme, total... especialmente cuando las cosas nos van mal, cuando la enfermedad, el dolor, las dificultades, la soledad se nos echan encima... Asumir esa certeza total de que tenemos que morir. Es entonces cuando nos toca poner toda nuestra intensidad en el vivir el momento presente que es lo único que realmente tenemos.



Texto del evangelio de LUCAS 22, 14 - 23, 56

14 Cuando llegó la hora, se recostó Jesús a la mesa y los apóstoles con él; 15 y les dijo:

- ¡Cuánto he deseado cenar con vosotros esta Pascua antes de mi pasión! 16 Porque os digo que no la comeré más hasta que tenga su cumplimiento en el reino de Dios.

17 Aceptando una copa pronunció una acción de gracias y dijo:

- Tomad, repartidla entre vosotros; 18 porque os digo que desde ahora no beberé más del producto de la vid hasta que no llegue el reinado de Dios.

19 Y cogiendo un pan pronunció una acción de gracias, lo partió y se lo dio a ellos diciendo:

- Esto es mi cuerpo, [que se entrega por vosotros; haced lo mismo en memoria mía.

20 Después de cenar hizo igual con la copa diciendo:

- Esta copa es la nueva alianza sellada con mi sangre, que se derrama por vosotros]. 21 Pero mirad, la mano del que me entrega está a la mesa conmigo. 22 Porque el Hijo del hombre se va, según lo establecido, pero ¡ay del hombre que lo entrega!

23 Ellos empezaron a preguntarse unos a otros quién podría ser el que iba a hacer aquello. 24 Surgió además entre ellos una disputa sobre cuál de ellos debía ser considerado el más grande. 25 Jesús les dijo:

- Los reyes de las naciones las dominan, y los que ejercen la autoridad sobre ellas se hacen llamar bienhechores. 26 Pero vosotros, nada de eso: al contrario, el más grande entre vosotros iguálese al más joven, y el que dirige al que sirve. 27 Vamos a ver, ¿quién es más grande, el que está a la mesa o el que sirve? El que está a la mesa, ¿verdad? Pues yo estoy entre nosotros como el que sirve. 28 Sois vosotros los que os habéis mantenido a mi lado en las tentaciones, 29 y yo os confiero la realeza como mi Padre me la confirió a mí. 30 Cuando yo reine, comeréis y beberéis a mi mesa y os sentaréis en tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.


jueves, 3 de abril de 2025

Tampoco yo te condeno

...Vete y, en adelante, no vuelvas a pecar

6 de abril 2025

El texto del evangelio de Juan que leemos en este quinto domingo de Cuaresma, a decir de los entendidos y conocedores del evangelio, recoge el pensar y sentir de Jesús de Nazaret. Da igual que sea una narración inventada. Es el tema del perdón.


(Fray Marcos comenta) .- "Jesús perdona a la mujer antes de que se lo pida; no exige ninguna condición. No es el arrepentimiento ni la penitencia lo que consigue el perdón. Es el amor incondicional, lo que debe llevar a la adúltera al cambio de vida. El “perdón” de Dios es lo primero. Cambiar de perspectiva será la consecuencia de haber tomado conciencia de que Dios es Amor..."

"La “buena noticia” consiste en que el amor de Dios es incondicional, no depende de nada ni de nadie. Dios no es un ser que ama sino el amor. Su esencia es amor y no puede dejar de amar sin destruirse. ¿Quién es el bueno y quién es el malo? ¿Puedo yo dar respuesta a esta pregunta? ¿Quién puede sentirse capacitado para acusar a otro?..."

La tradición y enseñanzas de nuestra Iglesia arrastra una doctrina y comportamientos en los que el pecado se ha convertido en el argumento principal. Ya se decía aquello de que "todo lo que da gusto y placer o engorda o es pecado"... Y con el pecado venía el juicio y la condenación. De ahí el miedo al infierno. Tanto era así que para muchos y muchas cristianas su vida se veía condicionada, atormentada y entristecida por las terribles consecuencias de todo eso que llamaban pecado.

Así, pues, la comunidad cristiana (en consonancia con la sociedad actual) ha ido abandonando esa manera de pensar y todo lo que a ello se refiere (ver el sacramento de la Confesión y todas sus prácticas).
La Iglesia oficial y ortodoxa mantiene su predicación y catequesis. Y estoy seguro que no saben cómo tratarlo. Sigue con sus rezos antiguos y nos hacen rezar unas oraciones que son una referencia continua al pecado... (Ver en la misa: -Señor, ten piedad. Cristo te piedad...// Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, ten piedad...//Que el Señor tenga piedad de vosotros, perdone vuestros pecados y os lleve a la vida eterna...).

Me gusta citar a los que saben, han estudiado y conocen mejor que yo el evangelio. De ellos he aprendido y comienzo a entender que: Dios es amor y nos ama por encima de todo. Que no es el Juez que todo lo ve y vigila... y condena llevando la cuenta de todos nuestros pecados. Que Dios (como expresa Jesús) es nuestro padre-madre... siempre. Que está siempre con nosotros (con todos y todas). Que la invitación de Jesús (en su mensaje, en su evangelio) es una invitación al amor, a seguirle con ilusión, alegría y optimismo. Que sabe muy bien (Dios) que somos débiles, que fallamos muchas veces, nos equivocamos y nuestra vida refleja nuestro egoísmo. Pero siempre, siempre, mantiene su invitación a descubrir su Amor y a convertirnos en personas más humanas, más compasivas, solidarias y serviciales...
De ahí que nuestra oración (tanto personal como comunitaria) debe hacerse eco de todo eso que es nuestra fe. Algo que, desgraciadamente, está muy lejos de aparecer en el Credo o en las Oraciones oficiales de la Iglesia.


(Fidel Aizpurúa comenta).-"Jesús no condena a nadie, tampoco a la adúltera. Para él, la persona es más que sus actos morales y, por ello, siempre hay posibilidad de reorientar la vida. Además, se verifica en este texto aquella actitud de acogida y respeto que Jesús manifiesta en el evangelio por las mujeres..."
· "Hemos de llevar la dignidad al centro: así lo repite muchas veces el Papa Francisco. Y en este terreno más que en otros. Lo que quiere decir que las prostitutas son dignas y que cualquier desprecio de palabra o de obra hacia ellas es una ofensa a la dignidad. Y quiere decir también que los usuarios de la prostitución son rechazables..."
· "Hemos de rechazar cualquier tipo de violencia sexual: no solamente aquellas que llevan a la muerte de las mujeres, una lacra inadmisible en una sociedad moderna y en un país que se dice católico. Hay que rechazar cualquier tipo de violencia sexual en el lenguaje, en las actitudes machistas, en la diferencia salarial entre hombres y mujeres, en la postergación de las mujeres en el seno de la misma Iglesia..."

A todo esto que comentan, tanto Fray Marcos como Fidel Aizpurúa, me encanta poder añadir algo que subraya el mismo Fidel Aizpurúa en su libro "Crees como hablas": "Son numerosos los cristianos que elaboran su fe al margen de las imposiciones religiosas del pecado. Han descubierto que sus energías espirituales pueden verterse más que en una lucha contra los pecados en la búsqueda de una experiencia de Jesús gozosa y viva. No es que nieguen la evidencia del pecado en su vida y en la sociedad. Pero ya no ponen el acento ahí, sino en el logro de una vida cristiana más satisfactoria y de mejor conexión con una antropología humanizadora..."
Amén.


Texto del evangelio de JUAN 8, 1-11

1 Jesús se fue al Monte de los Olivos.

2 Al alba se presentó de nuevo en el templo y acudió a él el pueblo en masa; él se sentó y se puso a enseñarles.

3 Los letrados y los fariseos le llevaron una mujer sorprendida en adulterio y, poniéndola en medio, 4 le dijeron:

- Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio; 5 en la Ley nos mandó Moisés apedrear a esta clase de mujeres; ahora bien, ¿tú qué dices?

6 Esto se lo decían con mala idea, para poder acusarlo. Jesús se inclinó y se puso a escribir con el dedo en el suelo.

7 Como persistían en su pregunta, se incorporó y les dijo:

- Aquel de vosotros que no tenga pecado, sea el primero en tirarle una piedra.

8 Él, inclinándose de nuevo, siguió escribiendo en el suelo.

9 Al oír aquello, se fueron saliendo uno a uno, empezando por los ancianos, y lo dejaron solo con la mujer, que seguía allí en medio. 10 Se incorporó Jesús y le preguntó:

- Mujer, ¿dónde están?, ¿ninguno te ha condenado?

11 Respondió ella:

- Ninguno, Señor.

Jesús le dijo:

- Tampoco yo te condeno. Vete y, en adelante, no vuelvas a pecar.

Y tú, ¿quién dices que soy?

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