Paz a vosotros
27 de abril 2025
Para mi reflexión tomo prestado el testimonio y comentario de Miguel Ángel Munárriz: -"Nosotros hemos creído en Jesús «sin haber visto» y nos sentimos dichosos por ello, pero corremos el mismo riesgo que sus discípulos: que tratemos de amoldarlo a nuestra mentalidad, nuestra ideología o nuestros deseos, y que en realidad creamos en un mito estéril creado por nuestra mente a nuestra medida…"
"-¿Cómo saberlo?"
"Pues la mejor forma es preguntarnos si nuestra fe en Jesús cambia o no cambia nuestra vida; si nos lleva a compadecer y compartir, a trabajar por la paz y la justicia, si nos hace más veraces, si nos mueve a perdonar, si nos libra de la esclavitud del dinero… y, en definitiva, si vivimos abrazados a la misión de proclamar la buena Noticia con nuestro modo de vivir; si nuestra vida es testimonio."
Cada vez más me siento molesto con el uso literal que se hace de los textos del evangelio o de la biblia, en general. Siento que no ayuda a la comunidad cristiana aunque se puedan utilizar añadiendo que se trata de narraciones de las primeras comunidades (judías) que querían fundamentar su fe en la misma biblia (Antiguo Testamento).
Por otra parte me parece fundamental que la comunidad cristiana (y cada uno personalmente) cuestione su propia fe y se pregunte como lo hace Miguel Ángel Munárriz si poner nuestra confianza en el camino de Jesús afecta a nuestra vida, a nuestro modo de vivir y de actuar.
Entretenernos en explicar o aclarar cómo era Jesús resucitado, en sus apariciones, en sus gestos o palabras... me parece perder el tiempo y no nos conduce a nada.
Por mi parte me esfuerzo en centrarme en la atención consciente hacia las personas que encuentro (mi prójimo). Atención para comprender. Y alcanzar una compresión para amar... Y es un esfuerzo del día a día, mejor, del momento al momento.
Texto del evangelio de JUAN 20, 19-31
19 Ya anochecido, aquel día primero de la semana, estando atrancadas las puertas del sitio donde estaban los discípulos, por miedo a los dirigentes judíos, llegó Jesús, haciéndose presente en el centro, y les dijo:- Paz con vosotros.
20 Y dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos sintieron la alegría de ver al Señor. 21 Les dijo de nuevo:
- Paz con vosotros. Igual que el Padre me ha enviado a mí, os envío yo también a vosotros.
22 Y dicho esto sopló y les dijo:
- Recibid Espíritu Santo. 23 A quienes dejéis libres de los pecados, quedarán libres de ellos; a quienes se los imputéis, les quedarán imputados.
24 Pero Tomás, es decir, Mellizo, uno de los Doce, no estaba con ellos cuando llegó Jesús. 25 Los otros discípulos le decían:
- Hemos visto al Señor en persona.
Pero él les dijo:
- Como no vea en sus manos la señal de los clavos y, además, no meta mi dedo en la señal de los clavos y meta mi mano en su costado, no creo.
26 Ocho días después estaban de nuevo dentro de casa sus discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús estando las puertas atrancadas, se hizo presente en el centro y dijo:
- Paz con vosotros.
27 Luego dijo a Tomás:
- Trae aquí tu dedo, mira mis manos; trae tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo, sino fiel.
28 Reaccionó Tomás diciendo:
- ¡Señor mío y Dios mío!
29 Le dijo Jesús:
- ¿Has tenido que verme en persona para acabar de creer? Dichosos los que, sin haber visto, llegan a creer.
30 Ciertamente, Jesús realizó todavía, en presencia de sus discípulos, otras muchas señales que no están escritas en este libro; 31 estas quedan escritas para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y, creyendo, tengáis vida unidos a él.