sábado, 9 de diciembre de 2023

Preparad el camino del Señor


Enderezad sus senderos

10 de diciembre 2023

Ya estamos en el segundo domingo de Adviento. Tiempo de preparación, como nos grita el mensajero: Preparad el camino del Señor...

Así se planificaba antes. Se trataba de un discurrir lento, de ir preparando poco a poco, con tiempo para la reflexión, para renovar, corregir, mejorar, adornar nuestra vida y nuestra conciencia.
En cambio nuestra sociedad tiene prisa. Hace el anuncio y lo quiere YA! Se encienden todas las luces, se engalanan las calles y los edificios principales y se ofrece todo un despilfarro de bienes de consumo. Son las ofertas y rebajas. El turismo y el comercio parecen querer meter en nuestra vida toda la felicidad, la alegría y el bienestar... de manera que no nos falte nada.

Pero la realidad nos devolverá al punto de partida. Pasados los días de las ofertas comerciales, las comidas y bebidas de los días de fiesta, las idas y venidas de nuestros viajes... volveremos a ese punto en el que nos podremos preguntar si no habremos equivocado el camino, si todo ese derroche de luz y color, de adornos y festejos no nos enriquecen ni nos hacen más humanos.

"Preparadle el camino al Señor. - Así lo comenta Fray Marcos-  "Este grito es el mejor resume del espíritu de Adviento... El texto está insinuando que si Dios no llega a nosotros es porque nosotros se lo impedimos, que orientamos nuestra vida en otras direcciones. Él viene, pero nosotros nos vamos."

Reflexionando sobre la preparación del camino del Señor tengo la sensación de haber vivido nuestra religiosidad de una manera intimista y personal: Nos preparábamos insistiendo en nuestras oraciones, en la recepción de los sacramentos, en los adornos de la iglesias, también la decoración de nuestras casas...
Ya sabemos que nuestras fiestas de Navidad son un recuerdo, una expresión de la alegría porque el Señor, el Salvador, ya llegó y vino a salvarnos... Y todo ello bien se merece lo que preparamos, las fiestas y los dulces, el reencuentro en familia y la alegría alrededor de la mesa.

Pero creo que, a pesar de toda la buena voluntad y la belleza de nuestras fiestas y encuentros, no acabamos de entender qué significa preparar el camino del Señor.
Cuando Jesús de Nazaret nos habla de la llegada del reino de Dios apela a las imágenes que proponía el profeta Isaías: "Id y decid a Juan: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el evangelio..."
Así es la verdadera Navidad. La gran noticia para los pobres, para los oprimidos, los marginados, los que sufren hambre, sed, desgracias y guerras... De ese modo preparamos el camino del Señor.

Todo este tiempo de Adviento lo necesitamos para no despistarnos, para no buscar nuestra salvación recorriendo caminos que no llevan a ninguna parte. 
Así lo expresa Fray Marcos: -"Hoy la necesidad de estar alerta es más apremiante que nunca, porque jamás se han ofrecido al ser humano tantos caminos falsos de salvación. Tenemos toda una gama de productos disponibles en el mercado, desde las drogas hasta los gurús a medida. Por eso necesitamos más que nunca de la figura del profeta. Seres humanos que por su experien­cia personal puedan arrojar alguna luz en esa maraña de senderos que se entrecruzan, pero son sendas perdidas que llevan a ninguna parte."

Me parece excelente la introducción que nos ofrece Imma Calvo: -"Seguimos caminando el Adviento, metáfora del transcurrir de la vida, siempre esperando sucesos o momentos concretos. Con esperanza, a veces utópica, tan necesaria para animar el paso. Esperamos la paz duradera en todos los rincones del planeta. Trabajamos contra la desigualdad y la marginación. Deseamos que no haya más abusos, no más dramas para las víctimas, ni para los abusadores. Anhelamos la concordia y la alegría en nuestras familias. Ansiamos el agua fresca del espíritu para sentirnos en plenitud."

Con ese ánimo, pues, tratemos de enderezar nuestros senderos teniendo la vista fija en nuestro Maestro y teniendo como objetivo que el reino de Dios llegue a nosotros, que no impidamos que se haga realidad en nuestro mundo, en nuestra sociedad.

Texto del evangelio de MARCOS 1, 1-8


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