jueves, 21 de diciembre de 2023

Aquí está la esclava del Señor

Cúmplase en mí lo que has dicho

24 de diciembre 2023


Esta cuarta semana de Adviento se reduce este año al domingo y el texto del evangelio de Lucas nos trae el anuncio de la Buena Noticia: "Concebirás y darás a luz un hijo... Y al que va a nacer le llamarán "consagrado - ungido", hijo de Dios..."
Y lo primero que le dice el ángel es: "Alégrate!"

Lo primero que nos dicen los conocedores y entendidos en los textos del evangelio es que no debemos tomar estas narraciones como crónicas de un suceso. Hay en todo ello un mensaje profundo que debemos captar y asumirlo como Buena Noticia que es.

José Antonio Pagola, en su comentario, subraya esa primera palabra del mensaje: -«Alégrate». Es lo primero que María escucha de Dios, y lo primero que hemos de escuchar también nosotros. «Alégrate»: esa es la primera palabra de Dios a toda criatura. En estos tiempos, que a nosotros nos parecen de incertidumbre y oscuridad, llenos de problemas y dificultades, lo primero que se nos pide es no perder la alegría. Sin alegría, la vida se hace más difícil y dura."

Nuestro cristianismo, la vida de nuestras comunidades cristianas, no siempre presenta una cara alegre. Quizás el mensaje que nos llega a través de las explicaciones, sermones y comentarios, no son una invitación a la alegría. Si se nos habla de Navidad, nuestra vida y nuestro sentir tendría que ser la plenitud de la alegría: Nos nace un Salvador...Así nos dice el evangelio. Cuando se ha vivido la espera de un hijo / hija hemos percibido la intensidad de esos momentos.
Entonces que nos llegue el mensaje de que Dios está cerca, que se encarna, que está a nuestro lado debería ponernos locos de contento.

Al no recibir el mensaje y hacerlo presente en nuestra vida ha provocado que nuestra alegría se haya desviado hacia otros mensajes comerciales: La iluminación de nuestras calles, las fiestas, las comidas y cenas en grupos o en familia, los regalos... A ver si con todo eso llenamos pequeños retazos de nuestra vida de ese tipo de alegría que, demasiadas veces, termina en resaca que nos devuelve al punto de salida.

«El Señor está contigo». Sigue el comentario de J.A. Pagola: -"La alegría a que se nos invita no es un optimismo forzado ni un autoengaño fácil. Es la alegría interior que nace en quien se enfrenta a la vida con la convicción de que no está solo. Una alegría que nace de la fe. Dios nos acompaña, nos defiende y busca siempre nuestro bien. Podemos quejarnos de muchas cosas, pero nunca podremos decir que estamos solos, pues no es verdad. Dentro de cada uno, en lo más hondo de nuestro ser, está Dios, nuestro Salvador."

Las palabras que el texto del evangelio pone en boca de María nos ofrecen una buena pista para captar el mensaje: "Aquí está la esclava del Señor..., cúmplase en mí lo que has dicho."
Eso expresa la confianza, la fe y la seguridad que tiene puesta en Dios. Esa vivencia la encontraremos en la vida de Jesús de Nazaret. Utiliza la palabra "Abbá" (papá) que le acompañará hasta el final: En tus manos pongo mi espíritu.
Cuando nos invita a la conversión, a cambiar de mentalidad, a vivir como hijos de Dios... creo que nos quiere empujar a dar ese paso. Descubrir dentro de nosotros, en nuestro entorno, en las demás personas, que no se olvida de nosotros, que está ahí en nuestra propia vida (en la salud y también en la enfermedad; en nuestros fallos y nuestros aciertos; en las alegrías familiares y en el dolor que no suele faltar tampoco). La diferencia suele estar en la manera como vivimos.

Que el Señor afine nuestros sentidos para captar el mensaje como lo hizo María, la madre de Jesús de Nazaret.

Texto del evangelio de LUCAS 1, 26-38


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