jueves, 3 de noviembre de 2022

Pensando en el más allá

Para Dios todos están vivos

6 de noviembre 2022

El texto del evangelio de Lucas que escuchamos/leemos este domingo próximo nos acerca a un tema que debía ser tema de discusión entre la gente del tiempo de Jesús.

Los saduceos, gente que vivía bien, no creían en eso que opinaban los fariseos y otras gentes sobre la "resurrección", la otra vida... Y le plantean una caso curioso, irreal y de difícil solución. Aquello de si un hombre se casa con una mujer y, al morir éste, la mujer se casa con otro hermano y luego con el siguiente, etc... En la otra vida ¿de quién sería la mujer...?

Nosotros no discutimos esas cosas, pero seguro que en más de una ocasión le hemos dado vueltas a eso del más allá, de la otra vida. Y, aparte de lo que opinan ciertos grupos, pensamientos y religiones en las que se habla de la reencarnación, en general, nos quedamos como a dos velas (como se suele decir).

El día 2 de noviembre celebramos el Día de los Difuntos. Es un día para celebrar, para recordar, para rezar, para llevar flores a los cementerios... Todo eso y para, por lo menos en un momento dado, pensar un poco en nuestro más o menos lejano-próximo futuro.

José Antonio Pagola nos ofrece este comentario: -"Jesús critica su visión de la resurrección: es ridículo pensar que la vida definitiva junto a Dios vaya a consistir en reproducir y prolongar la situación de esta vida, y en concreto de esas estructuras patriarcales de las que se benefician los varones ricos. La fe de Jesús en la otra vida no consiste en algo tan irrisorio: «El Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob no es un Dios de muertos, sino de vivos». Jesús no puede ni imaginarse que a Dios se le vayan muriendo sus hijos; Dios no vive por toda la eternidad rodeado de muertos. Tampoco puede imaginar que la vida junto a Dios consista en perpetuar las desigualdades, injusticias y abusos de este mundo."

Quiero reflexionar y hacer mío el comentario que nos ofrece Fray Marcos sobre el evangelio de hoy: -"Puede parecernos ridículo el planteamiento de los saduceos, pero la inmensa mayoría de los cristianos hoy siguen pensado en un más allá con unos ojos que les permitirán ver a sus seres queridos, con unos brazos que les permitirán abrazarlos y con una lengua que les permitirá comunicarse con ellos. Esto es tan ridículo como la propuesta saducea."

Una aclaración importante (Fray Marcos): -"Los semitas, no conocen un alma sin cuerpo, no podían imaginar un ser humano sin cuerpo. Ni siquiera tienen una palabra para expresar el cuerpo sin alma. Nuestra doctrina sobre el más allá nace de la fusión de dos concepciones opuestas del ser humano, la judía y la griega. Nuestra predicación sería incomprensible para Jesús. La palabra que traducimos por alma quiere decir “vida” y la que traducimos por cuerpo, quiere decir “persona”.

Ahora bien, nosotros los cristianos hablamos y profesamos eso de la resurrección de los muertos. San Pablo en sus cartas y toda la tradición de la Iglesia nos predican sobre esa realidad. ¿De qué estamos hablando?

Como no es fácil de aclarar, vuelvo a la reflexión de Fray Marcos: -"La base de toda reflexión sobre el más allá está en la resurrección de Jesús. La experiencia que de ella tuvieron los discípulos es que Dios realizó plenamente en él la salvación. Jesús sigue vivo con una Vida que ya tenía cuando estaba con ellos, pero que no descubrieron hasta que murió. En él, la última palabra no la tuvo la muerte sino la Vida. Esta es la principal aportación del texto de hoy: “serán como Ángeles, hijos de Dios”.

Un paso más en la reflexión (Fray Marcos): -"¿Cómo permanecerá esa Vida que ya poseo aquí y ahora? Ni lo sé ni puedo saberlo. No debemos rompernos la cabeza pensando cómo va a ser ese más allá. Lo que de veras me debe importar es el más acá. Descubrir que Dios me salva aquí y ahora. Vivenciar que hoy es ya la eternidad para mí. Que la Vida definitiva la poseo ya en plenitud. En la experiencia pascual, los discípulos descubrieron que Jesús estaba vivo. No se trataba de la vida biológica sino de la Vida divina que ya tenía antes de morir, a la que no afectó la muerte."

Me voy a guardar toda esa reflexión que nos ofrecen los teólogos de hoy y voy a tratar de vivir con ese pensamiento de que lo que importa es el más acá. Que Dios me salva aquí y ahora... Y voy a tratar de vivir el momento presente dándole esa intensidad de Vida y de Salvación.

Con todo me veo obligado a rezar como lo hacía Tomás Merton: “Mi Dios y Señor, no tengo idea de hacia donde voy. No veo el camino delante de mí. No puedo saber con certeza donde finalizará. Tampoco me conozco realmente a mí mismo y el hecho de creer que estoy siguiendo tu voluntad no significa que realmente lo esté haciendo. Pero creo que el deseo de complacerte hace, de hecho, que te complazca. Espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada lejos de este deseo. Sé que si actúo así tú me guiarás por el camino recto, aunque no puedo saber nada sobre ello. Por tanto confiaré siempre aunque pueda parecer que estoy perdido y en sombra de muerte. No temeré, tú estás siempre conmigo y nunca me dejarás solo frente a mis peligros”.

Texto del evangelio de LUCAS 20, 27-38

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