jueves, 3 de febrero de 2022

¿Amor sin exclusión?

Ser o no ser de los nuestros

30 de enero 2022

Voy a comenzar con la presentación que hace Inma Calvo para la reflexión del evangelio de este domingo:

"Termina el episodio que comenzó la semana pasada con Jesús predicando en la sinagoga de Cafarnaúm. Esta vez se pone el acento en el rechazo de los vecinos, que es una anticipación del fracaso final de Jesús en Jerusalén. Y el motivo principal es ese nacionalismo mal entendido, ser o no ser de los nuestros, que es como una mala hierba que se resiste a desaparecer y todavía hoy está presente en tantos conflictos actuales. Qué distinta la experiencia de los hombres de Dios, desde Jesús a Tich Nhat Hanh, y hasta el último discurso del Papa Francisco cuando aboga por la unidad: “quien no sabe escuchar al hermano, pronto será incapaz de escuchar a Dios”.


“Todos se declaraban en contra extrañados del discurso sobre la gracia que salía de sus labios, y decían: - Pero, ¿no es éste el hijo de José?”

Ellos eran el pueblo elegido y la salvación era exclusiva para ellos.

Jesús no decía lo de siempre, hablaba diferente, como si su religión y su Dios fuera para todos. Y citaba a los profetas Elías y Eliseo para decir que habían atendido a gentiles como la viuda de Sidón o a Naamán el sirio...

Al oír aquello, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo empujaron fuera de la ciudad...


La reacción de sus paisanos puede parecernos exagerada; pero quizás hemos olvidado que hasta hace poco nuestra Iglesia Católica proclamaba que "fuera de la Iglesia no había salvación". También hemos vivido muy seguros de que nuestra religión es la verdadera y que todos los demás deben convertirse y ser bautizados en la Iglesia Católica.


Y para asegurarnos proclamamos muy alto que nuestra Iglesia es el nuevo pueblo escogido y que Jesús (el Hijo de Dios) nos salva a través de los sacramentos de la Iglesia Católica. Porque Jesucristo vino a salvarnos muriendo en la cruz por nosotros. Así, si nos bautizamos y entramos en la Iglesia tenemos asegurada la salvación.


Me parece que de esa manera repetimos el esquema de los paisanos de Jesús de Nazaret. "Ser o no ser de los nuestros".


Sólo unos breves comentarios que hace Fray Marcos:

"¿No es este el hijo de José? La razón para rechazar las pretensiones de Jesús es que es uno del pueblo, conocido de todos. La grandeza de Jesús está en que, siendo uno de tantos, fue capaz de descubrir lo que Dios esperaba de él... Habla de lo que encontró dentro de sí mismo y nos invita a descubrir y vivir en nosotros lo mismo que él descubrió y vivió..."

"No pueden aceptar un mesianismo para todos. Ellos esperaban un Mesías poderoso que les iba a librar de la opresión de los romanos y a solucionar todos los problemas materiales. Si Jesús se presenta como tal liberador, ellos tenían que ser los primeros beneficiarios de ese poder..."

"El Dios de Jesús no puede tener privilegios, ama a todos infinitamente. Dios no nos ama por lo que somos o por lo que hacemos. Dios nos ama por lo que Él es. Ama igual al pobre y al rico, al blanco y al negro, al cristiano y al musulmán, a la prostituta y a la monja de clausura, a Teresa de Calcuta y a Bin Laden. En algún momento de esta escala progresiva nos patinarán las neuronas. Es más de lo que podemos aguantar. Nos pasa lo que a los paisanos de Jesús. Mientras sigamos pensando que Dios me ama porque soy bueno, nadie nos convencerá de que debemos amar al que no lo es..."


Y unas preguntas finales para que cada uno nos las hagamos...

"¿Hemos caído en la cuenta de que lo único que puede garantizar mi religiosi­dad es el servicio a los demás? ¿Nos hemos parado a pensar que sin amor no soy nada? Ahora bien, el único amor del que podemos hablar es el amor a los demás. Sin éste, el amor que creemos tener a Dios, es una falacia. La única pregunta a la que debo contestar es esta. ¿Amo sin exclusión? Sin amor, nuestra vida cristiana se convertirá en un absurdo." (Fray Marcos)


Texto del evangelio de LUCAS 4, 21-30


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