sábado, 19 de diciembre de 2020

La sencillez de Dios

Dios es encarnación

20 de Diciembre de 2020 - 4º domingo de Adviento

El Rincón del pensador: junio 2012

Último domingo antes de Navidad y un texto que hemos escuchado tantas veces que casi nos lo sabemos de memoria. Es la Anunciación: "Alégrate, María, llena de gracia, el Señor está contigo..."

Tan acostumbrados estamos a escucharlo y a rezarlo que apenas si tienen alguna profundidad. Por otra parte está el hecho de que la narración (tanto de la Anunciación como del Nacimiento de Jesús) los escuchamos y los metimos en nuestro subconsciente como si fueran crónicas de sucesos, como algo que ocurrió hace tiempo y que pudo aparecer en las reseñas de los periódicos... Y creo que ahí nos perdimos.

A la hora de reflexionar y tratar de entender el mensaje que nos ofrece el evangelio de Lucas prefiero echar mano de quien nos puede orientar. Y Fray Marcos nos clara unas cuantas cosas: "Los textos que vamos a leer estos días están tomados del “evangelio de la infancia”. Debemos tomar conciencia del sentido “no histórico” de los textos. El anuncio del nacimiento de un hijo de dios, el nacimiento de madre virgen, el nacimiento en una gruta, los pastores adorando al niño, el intento de matar al niño, la huída después de un aviso, la muerte de los inocentes, el anuncio por medio de una estrella, la adoración de unos magos, etc.; todos son relatos míticos ancestrales y ninguno es original del cristianismo..."

Escuchar y leer una cosa así nos descoloca. De pronto tenemos la sensación de que nos han engañado, de que toda la motivación que sentíamos al celebrar la Navidad, los villancicos, los belenes..., todo eso resultara falso. Sería como quedarnos en el aire...

"El decir “mítico” -continúa Fray Marcosno quiere decir “mentira”. Este es el primer error a superar. El mito es un relato que intenta desvelar una verdad radical que atañe al hombre entero, y que no se puede explicar por medio de discursos racionales. Al decir que estos relatos son míticos, no estamos devaluando su contenido, sino todo lo contrario; nos estamos obligando a descubrir el significado profundo y vital que tienen. Lo nefasto es haber considerado los relatos míticos como crónicas de sucesos sin mayor alcance vital..."

Ahí tenemos nuesro primer esfuerzo: Tratar de descubrir el significado profundo de Jesús mismo, de lo que llamamos "encarnación", de la Buena Noticia que Jesús mismo irá proclamando a lo largo de su vida. El texto del evangelio utiliza imágenes, textos y alusiones tomadas del Antiguo Testamento. Algo que aquellas primeras comunidades de seguidores podían comprender: Se anuncia un Salvador, un Dios que viene y se abaja hasta lo más humilde y sencillo de la sociedad. Todo lo que se nos dice en imágenes (tan tiernas, tan sencillas, tan humildes) queda muy lejos del Dios del Antiguo Testamento (Dios Todopoderoso, vencedor en todas las batallas, que hace desaparecer a los enemigos, que premia o castiga, que está y vive allá en las alturas como señor del cielo y de la tierra...). No, es el Dios de Jesús de Nazaret, Abbá - papá-mamá, tierno y compasivo (como aparece en tantas parábolas que contaba Jesús mismo).

Ciertamente, el misterio de la encarnación se convierte en un tema pendiente para muchos de nosotros. Que Dios se haga carne, que acampe entre nosotros, que seamos capaces de descubrirlo como hacía Jesús, que lleguemos a interiorizarlo y sea una verdadera meta en nuestra vida. Porque, creo entender, que no se trata de decir o confesar que Dios se encarnó en Jesús de Nazaret y que vino a nosotros para salvarnos... Creo que el camino es diferente. El ejemplo de María, una chica humilde de Nazaret, tendría que servirnos para ahondar en el misterio mismo de la encarnación.

"Aquí esta la esclava del Señor. "Hemos insistido tanto -escribe Fray Marcosen los privilegios de María que hemos convertido en impensable la encarnación de Dios en alguien que no sea perfecto. Pablo nos habla del misterio escondido y revelado. El misterio mantenido en secreto, por generaciones, es que Dios es encarnación. Dios salva desde dentro de cada persona, no desde fuera con actos espectaculares. La buena noticia es una salvación que alcanza a todos. Misterio que está ahí desde siempre, pero que muy pocos descubren. No es que Dios realice la salvación en un momento determinado; Dios no tiene momentos..."

Un detalle más para terminar. El saludo que pone el evangelio en boca del ángel: «Alégrate».  Me parece muy interesante el comentario que hace José Antonio Pagola: "Alégrate es la primera palabra que escucha el que se prepara para vivir una experiencia buena. Hoy no sabemos esperar. Somos como niños impacientes, que lo quieren todo enseguida. No sabemos estar atentos para conocer nuestros deseos más profundos. Sencillamente se nos ha olvidado esperar a Dios, y ya no sabemos cómo encontrar la alegríaNos estamos perdiendo lo mejor de la vida. Nos contentamos con la satisfacción, el placer y la diversión que nos proporciona el bienestar. Sabemos que es un error, pero no nos atrevemos a creer que Dios, acogido con fe sencilla, nos puede descubrir nuevos caminos hacia la alegría..."

Texto del evangelio de Lucas (1,26-38)



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