viernes, 25 de diciembre de 2020

Reencontrar el sentido de la Navidad

¿Dónde se encarna Dios?

 25 de diciembre 2020 - Navidad


El texto del evangelio del día de Navidad está tomado del evangelio de Juan: "La Palabra se  hizo carne y habitó entre nosotros" y como escribe Inma Calvo "deberíamos interpretarlas en presente. El logos, el proyecto de Dios, está entre nosotros."

Estoy pensando que nuestra fiesta de Navidad  tiene más de cumpleaños que de reencuentro, celebración de una presencia que nos acompaña a lo largo de nuestra vida.

"La Navidad -como escribe José Antonio Pagola- nos obliga a revisar ideas e imágenes que habitualmente tenemos de Dios, pero que nos impiden acercarnos a su verdadero rostro. Dios no se deja aprisionar en nuestros esquemas y moldes de pensamiento...

Lo imaginamos fuerte y poderoso, majestuoso y omnipotente, pero él se nos ofrece en la fragilidad de un niño débil, nacido en la más absoluta sencillez y pobreza. Lo colocamos casi siempre en lo extraordinario, prodigioso y sorprendente, pero él se nos presenta en lo cotidiano, en lo normal y ordinario. Lo imaginamos grande y lejano, y él se nos hace pequeño y cercano."

La pregunta que hoy me hado es ésta: ¿Dónde se encarna Dios? Desde siempre hemos aprendido a responder que en Jesús de Nazaret; pero creo que tanto la tradición como los muchos escritos y predicaciones han hecho que nos quedáramos en la superficie del mensaje que el mismo Jesús nos quiso transmitir con su vida y con su palabra. Por eso me temo que si no aprendo a caminar tras sus huellas, a vivir y volcarme como él lo hizo, todo el tema de la encarnación de Dios se quedará en un misterio que iremos olvidando poco a poco.

Tanto el texto del evangelio de Lucas como el de Juan nos quiere transmitir el mensaje de la encarnación de Dios. Lucas utiliza una narración popular y casi folklórica y Juan nos ofrece toda la experiencia de una comunidad mística, centrada en esa vivencia de la realidad y presencia de Dios en todo y en todos. Y tiene como referencia a Jesús de Nazaret. Esa presencia y encarnación se hizo tan palpable en Jesús porque... (dice el texto que el Logo = la Palabra estaba junto a Dios...) "Y esa expresión -como explica Fray Marcos- es muy interesante: "junto a Dios", en griego: vuelto hacia…, volcado sobre..." Por eso se nos insiste tanto hoy en día en que si no nos acercamos a Jesús de Nazaret nos va a resultar muy difícil captar el sentido profundo de la encarnación.

De ahí que el mensaje de la Navidad aunque vaya envuelto en las figuras del belén y en la ternura del nacimiento de un niño tiene que invitarnos a una mirada y reflexión más profunda. Como escribe José Antonio Pagola, "ahora sabemos que lo podemos encontrar en cualquier ser indefenso y débil que necesita de nuestra acogida. Puede estar en las lágrimas de un niño o en la soledad de un anciano. En el rostro de cualquier hermano podemos descubrir la presencia de ese Dios que ha querido encarnarse en lo humano..." Esos son, precisamente los pasos que fue dando Jesús (volcado totalmente en Dios y empapado de su ternura y compasión). Recordamos siempre la descripción que hacía Pedro de Jesús de Nazaret "que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el Diablo; porque Dios estaba con Él» (Hechos 10, 37-38). Porque vivía junto a..., volcado en... 

De ahí que en esta fiesta de Navidad mi objetivo y perspectiva es vivirla intentando descubrir esa encarnación Dios en Jesús y en cada una de las personas que me rodean. Así, al rezar el Credo (en la misa) me gusta rezarlo de esta otra manera: "Creo en Dios, nuestro Padre, origen, raíz y fuente de todo lo que somos y tenemos. De Él vengo y a Él voy, me apoya y me sostiene..." Quiero sentirme empapado de ese Dios de Jesús de Nazaret más que del Dios todopoderoso creador del cielo y de la tierra... Me parece, incluso, más navideño.

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