sábado, 18 de julio de 2020

Ver con los ojos del corazón

19 de Julio de 2020

parábolas del Reino | De la mano de MaríaEste fin de semana seguimos la lectura del capítulo 13 del evangelio de Mateo con tres parábolas más: El sembrador (que luego encuentra cizaña en su campo), la del grano de mostaza y la de la levadura...
No sé si a alguno le ha ocurrido que, en otros tiempos, cuando uno era joven, llegó  a creer y pensar que podía hacer grandes cosas, cambiar el mundo, hacer realidad sueños y utopías... Mis conocimientos, mis estudios, mi esfuerzo y mi ilusión parecían no tener límites. Supongo que era la fuerza misma de la juventud. Luego, la edad y la vida te hacen reflexionar y ver la realidad del mundo y de la sociedad que nos rodea.
¿Que otro mundo es posible? Sí, claro; pero cómo? Que deseamos una sociedad más justa y más fraterna...? Naturalmente; pero cómo se consigue?
Y semana a semana, mes a mes y año a año escuchamos y leemos el mensaje de Jesús, su buena noticia del reino... Y, tal vez no acabamos de captar la profundidad de su mensaje. Y nos repite la lección como si fuéramos alumnos de Primaria: "El reino de los cielos se parece a..."
Como comenta José Ant. Pagola: "Jesús tuvo que enseñarles a captar la presencia salvadora de Dios de otra manera. Les descubrió su gran convicción: la vida es más que lo que se ve. Mientras vamos viviendo de manera distraída sin captar nada especial, algo misterioso está sucediendo en el interior de la vida..."
Es muy posible que andemos buscando la salvación y la respuesta a nuestras preguntas en algún lugar externo, en alguien que venga a sacarnos de nuestras dificultades, algo así como un pequeño milagro que haga posible el cambio. Y mientras buscamos fuera Jesús de Nazaret apunta hacia dentro: "el grano de mostaza...", "la levadura..."
Resulta chocante, sorprendente... Bueno, puedo asegurar que cada vez que uso la levadura en alguna receta de la cocina me quedo sorprendido. Claro, no me pongo a analizar los elementos químicos que intervienen... No, me quedo al nivel de aquellas gentes que sembraban el grano de mostaza o de las mujeres que amasaban el pan de la casa.
Pues bien, ese granito de mostaza, esa levadura ya están dentro de nosotros... Dios, nuestro padre, ya ha depositado todo eso dentro de cada uno. O quizás no acabo de creérmelo?
El reino de Dios (como el grano de mostaza o como ese poco de levadura) ya lo ha sembrado en mí. Seguro! Ahora soy yo el tiene que ayudar a germinar ese granito de mostaza; meter ese poco de levadura en la harina, en la masa que me rodea y... sonreír ante la fuerza que Dios ha puesto en esa poquita cosa. Porque, claro, yo sólo soy eso una poquita cosa y la masa que me rodea es bien grande... Y ahí entra la confianza que tengo en Dios nuestro padre. Él sabe cómo funciona todo eso. Yo, como pequeña semilla, como poquito de levadura, voy a desaparecer y no veré cómo crece la planta, cómo se convierte en un arbusto tan grande... Tampoco veré cómo la masa fermenta y crece y crece... hasta hacerse una hogaza de pan maravillosa o un brioche exquisito. Los otros lo verán y lo gozarán. Y Dios nuestro padre sonreirá porque... "Así es el reino de Dios..." Y así vamos todos caminando hacia es vida que es fiesta, ternura, fraternidad, justicia... Así es el «reino de Dios».

Lectura del santo evangelio según san Mateo (13,24-43)


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