domingo, 16 de diciembre de 2018

Una invitación a la alegría

Domingo 16 de Diciembre de 2018

Hoy arranco citando a Fray Marcos que con su comentario nos centra mejor en la preparación y en la celebración de las "fiestas de Navidad".

"La primera palabra de la liturgia de este domingo, la antífona de entrada tomada de la segunda lectura, es una invitación a la alegría. Claro que esa alegría no se debe a que llegan el turrón y los regalos, sino a que Dios es Emmanuel. Esa alegría, en el AT, está basada siempre en la salvación que va a llegar. Hoy estamos en condiciones de dar un paso más y descubrir que la salvación ha llegado ya porque Dios no tiene que venir de ninguna parte y con su presencia en cada uno de nosotros, nos ha comunicado todo lo que Él mismo es. No tenemos que estar alegres ‘porque Dios está cerca’, sino porque Dios está ya en nosotros..." 

Así pues, siguiendo con la liturgia y con las actividades o devociones que organizamos como grupo o como iglesia, importa mucho que profundicemos en el mensaje mismo de Jesús de Nazaret: "Os anuncio una buena noticia. El reino de Dios está cerca... Mejor, está dentro de vosotros". Eso es lo que nos falta por descubrir y, aunque digamos todo eso de que "nos va a nacer un niño", "en Navidad Dios se hace carne..." o, como dice Juan en su evangelio, "acampó entre nosotros..." Todo ello son formas de hablar a la hora de querer celebrar que realmente Dios está en nosotros y tenemos que ir dejando que ilumine nuestra vida y todo lo que hagamos tenga el sello inequívoco del estilo suyo: "ternura, compasión, solidaridad, atención a los más débiles y necesitados como personas que realmente importan..." Sí, porque desde el punto de vista de Dios esas personas son las importantes.
José Ant. Pagola nos aporta hoy un comentario práctico. ¿Qué tenemos que hacer? Dice: "Antes que nada, esforzarnos mucho más en conocer lo que está pasando: la falta de información es la primera causa de nuestra pasividad. Por otra parte, no tolerar la mentira o el encubrimiento de la verdad. Tenemos que conocer, en toda su crudeza, el sufrimiento que se está generando de manera injusta entre nosotros.
No basta vivir a golpes de generosidad. Podemos dar pasos hacia una vida más sobria. Atrevernos a hacer la experiencia de «empobrecernos» poco a poco, recortando nuestro actual nivel de bienestar, para compartir con los más necesitados tantas cosas que tenemos y no necesitamos para vivir..." 

Qué bueno tener personas que, también hoy en día, nos iluminan y nos ayudan a centrarnos en lo que realmente importa. Gracias a todos ellos!!
Texto del evangelio de Lucas (3,10-18)

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