domingo, 7 de enero de 2018

Nacer del espíritu

Domingo 7 de enero de 2018

El texto de la eucaristía de este domingo está tomado del comienzo del evangelio de Marcos y algo así como la introducción y primeros pasos de Jesús de Nazaret.
Es una escena que conocemos bien, aunque siempre nos deja como una pregunta o interrogante. Esa escena del "bautismo de Jesús" por Juan el Bautista, el rasgarse el cielo y la bajada del Espíritu en forma de paloma... como que nos deja un sentimiento de perplejidad.
Es algo que hemos visto muchísimas veces en ilustraciones, pinturas en las iglesias y hasta hemos escuchado comentarios en las predicaciones de las misas...

Leía el texto y buscaba el sentido del mismo.
Gracias a Dios que tenemos a personas que conocen y entienden mejor los textos de la biblia y que pueden ayudarnos.

A todos los interesados les sugiero que entren la página web "http://feadulta.com/es/". Pienso que es la mejor manera de profundizar nuestra fe en Jesús de Nazaret y entender mejor su mensaje y su proyecto de Buena Noticia del Reino de Dios.

Pues bien, me ayuda a entender ese primer paso de Jesús de Nazaret el comentario que hace Fray Marcos: "Si aceptamos que Jesús es un ser humano, tendremos que admitir una trayectoria humana como la de cualquier hombre. No fue un extraterrestre, sino que tuvo que desarrollarse hasta alcanzar su plenitud..."
Y entiendo que acercarse a ver y escuchar a Juan el Bautista es ese madurar para encontrar a Dios y recibir su Espíritu y aliento.
"No debemos caer en la tentación de pensar en fenómenos aparatosos, comenta Fray Marcos. La manera de narrar el hecho puede ser una trampa. Ni Espíritu visible, ni voz audible, ni cielo rasgado. Todos estos fenómenos no son más que imágenes para comunicarnos verdades teológicas que nos lleven a la comprensión de Jesús. El Espíritu actúa siempre de la misma manera, silenciosamente, desde dentro, sin ruidos, sin aspavientos, sin violentar la naturaleza porque actúa siempre de acuerdo con ella..."

Sólo si nos abrimos al Espíritu seremos capaces de entender y seguir las huellas de Jesús de Nazaret. Madurar como él y descubrir al Dios al que llama abbá (papá) y llenar nuestra vida de compasión y solidaridad para alcanzar una humanidad a su medida.

Y José Antonio Pagola comenta de esta manera: "Sin ese Espíritu, todo se apaga en el cristianismo. La confianza en Dios desaparece, la fe se debilita. Jesús queda reducido a un personaje del pasado, el Evangelio se convierte en letra muerta, el amor se enfría y la Iglesia no pasa de ser una institución religiosa más...
Sin el Espíritu de Jesús, la libertad se ahoga, la alegría se apaga, la celebración se convierte en costumbre, la comunión se resquebraja. Sin el Espíritu, la misión se olvida, la esperanza muere, los miedos crecen, el seguimiento a Jesús termina en mediocridad religiosa." 

Voy a intentar centrarme en esos pensamientos y buscar la manera de madurar mi vida, mis acciones y pensamientos abriéndome a ese aliento de Dios.
Texto del evangelio de Marcos (1,7-11)

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