domingo, 3 de septiembre de 2017

Cargar la cruz

Domingo 3 de septiembre de 2017

Resultado de imagen de cargue con su cruz y me siga
La semana pasada escuchábamos, también del evangelio de Mateo, la pregunta que nos hacía Jesús: "Y vosotros quién decís que soy yo"... Y digo que nos hacía porque me parece que ésa es la forma correcta de leer y escuchar el evangelio.
También pienso que no se trata de dar la respuesta de Pedro (la que el evangelista pone en boca de Pedro y que seguramente era el sentir de aquella primera comunidad de seguidores). Responder que es el "Mesías" o el "Hijo de Dios" viene a ser como recitar el credo o repetir ideas y pensamientos que hemos escuchado siempre en las celebraciones de la iglesia.
¿Quién es para mí Jesús de Nazaret? ¿Qué importancia tiene para mí, para mi vida? ¿Me afecta a la hora de tomar decisiones? Si afirmo y acepto que él es mi "Maestro", mi "Guía", quiero decir que realmente todo mi deseo y esfuerzo es seguir sus pasos y su estilo...

El texto que leemos y escuchamos hoy es la continuación de la pregunta anterior. 
Jesús de Nazaret entiende cada vez mejor que, con su manera de entender y hacer las cosas, va a tener muchos problemas. Dificultades con las autoridades religiosas, con las políticas, con la sociedad misma... Hasta ser condenado y ejecutado. El poder, el dinero, la fama... Todo eso que va anunciando y proclamando del "reino de Dios", de la buena noticia, provoca reacciones increíbles. Entonces y ahora. Pronunciarse y colocarse a favor de un mundo más humano y compasivo en el que los últimos, los olvidados, los despreciados, pasan a ser importantes (los primeros porque son los más necesitados), todo eso es políticamente incorrecto. Y los que mandan nos dirán que es ilegal, que no está en la constitución, que eso va contra nuestra sociedad y nuestro bienestar...

"El que quiera venir conmigo, que cargue con su "cruz" y me siga". 
Me parece que Jesús no hablaba de enfermedades y molestias que pueda yo tener. Tampoco se refería a sacrificios que hago, penitencias, mortificaciones..., prácticas religiosas que se recomendaban tanto en otro tiempo. Creo que la cruz es asumir las consecuencias de vivir y actuar a la manera de Jesús, al estilo de Dios.

Nuestra sociedad, en esta economía global, nos pone como meta el consumo, "tener más y más", crecer y crecer teniendo más cosas. El poder y la política van de la mano del dinero y la sociedad utiliza todos los medios de comunicación para conducirnos hacia ese reino de la fama, del poder y del placer como auténtico "reino" de la felicidad. Una tentación que todos llevamos dentro.
En medio de toda esa publicidad, las palabras de Jesús de Nazaret con como un jarro de agua fría: "Si uno quiere salvar su vida, la perderá... ¿De qué te sirve ganar el mundo entero, si arruinas tu vida...?" 
Entiendo que nadie puede echarse a un lado en lo referente a la vida, a la humanidad. No somos células separadas, individuales. Somos como una red gigante que abarca a todos, hombres y mujeres. Si un pueblo, una comunidad, un barrio, un grupo de gente, está marginado y olvidado; si sufre hambre, sed, carencia de vivienda, enfermedades... es mi humanidad que también sufre. Si yo quiero ganar el mundo entero pasando por encima de todos ellos, si me hago rico y tengo tantas cosas haciendo que ellos tengan cada vez menos..., lo que estoy consiguiendo es arruinar la vida (la vida de todos).

José Antonio Pagola lo comenta así: "La lógica que dirige en estos momentos la marcha del mundo es irracional. Los pueblos y los individuos estamos cayendo poco a poco en la esclavitud del «tener siempre más». Todo es poco para sentirnos satisfechos. Para vivir bien necesitamos siempre más productividad, más consumo, más,bienestar material, más pod r sobre los demás.
Buscamos insaciablemente bienestar, pero, ¿no nos estamos deshumanizando siempre un poco más? Queremos «progresar» cada vez más, pero, ¿qué progreso es este que nos lleva a abandonar a millones de seres humanos en la miseria, el hambre y la desnutrición? ¿Cuántos años podremos disfrutar de nuestro bienestar cerrando nuestras fronteras a los hambrientos y a quienes buscan entre nosotros refugio de tantas guerras?...
Texto del evangelio de Mateo (16,21-27)

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