viernes, 3 de abril de 2015

Una cena en recuerdo



Reunidos en una cena para recordar y revivir

2 de abril 2015


Ayer celebramos el "Jueves Santo". Me refiero, exclusivamente, a la celebración que tuvimos en la iglesia nuestra (la parroquia).
A lo largo de la ceremonia trataba de imaginar a los grupos de seguidores de Jesús de Nazaret, el Maestro.
Años después de los acontecimientos, Pablo escribía en una de sus cartas que la cena del Señor que celebraban era la "celebración de su muerte y resurrección hasta su vuelta..."
Me preguntaba yo: Qué celebramos nosotros hoy? Y miraba nuestra asamblea, el grupo que formábamos y no acababa de ver esa señal y modo de vivirla.
Jesús proclama la Buena Noticia, el modo nuevo de entender a Dios (como nuestro padre o como dice José E. Ruiz de Galarreta "como nuestra mamá"), la importancia de convertirnos - "cambiar"- de manera de ver y de vivir (pendientes de los hermanos y hermanas, de los más débiles, de los marginados, de los enfermos, de los no-importantes, los no-santos, los inmigrantes...). que el templo de verdad en el que encontraremos a Dios está en los hombres y mujeres (en cualquiera)...
Y por todo eso se encontró enfrentado a los jefes religiosos, a la religión y al Templo... Y por eso lo condenaron y lo mataron...
Creemos que vive (no sabemos cómo ni de qué manera); pero sigue ahí su vida cuando nosotros somos capaces de retomar su camino, su modo y estilo. Y encontramos a Dios en las personas que nos rodean...
Sí, todo eso.
Entonces entiendo que la "celebración de la cena del Señor" implica todo eso. Tratamos de seguir sus huellas, hacer su camino... Con el riesgo de que a nosotros también nos coloquen en dificultades, nos acusen, nos condenen y nos lleven, de alguna manera, a la cruz.
En la cena lo recordamos, lo revivimos y retomamos fuerza compartiendo el pan y el vino (como él lo hizo). De esa forma me sentiría unido a tantos grupos y comunidades que hacen realidad y reviven con intensidad el "recuerdo del Señor, de su muerte y de su nueva vida... hasta que vuelva".
En cambio (con perdón de todas las personas piadosas y sumamente religiosas) con la celebración de ayer (como en tantas otras de la iglesia católica) era como volver al Templo de Jerusalén, al lugar de culto (con sus sacerdotes, sus ritos, sus luces, sus cantos y vestiduras sagradas) en el que se exhorta a los fieles a "amar a Dios", "tener caridad", celebrar las fiestas de culto y agradecer a Dios que tanto nos amó que entregó a su Hijo a la muerte... Y para recordarlo mejor se quedó con nosotros en la eucaristía: para adorarlo, agradecerle y amarlo... Por supuesto, imprescindible el servicio de los sacerdotes ya que sin ellos no tendríamos nada de todo eso.
La iglesia, una estructura y organización de tantos siglos, ha ido añadiendo tantas cosas, tantas verdades absolutas, tantas definiciones y doctrinas, que se nos hace difícil centrarlos en lo que es vital en el mensaje de Jesús de Nazaret.
En las lecturas y explicaciones terminamos siendo "judíos" que reviven el éxodo y salida de Egipto, la Pascua y sacrificio del cordero, etc. Así nos "convertimos" en el pueblo elegido y todas las bendiciones nos las quedamos nosotros.
¿Era eso lo que Jesús de Nazaret soñaba? ¿Era ése su proyecto y Buena Noticia?
Sencillamente, me duele este tipo de iglesia tan judaizante, tan centrada en el culto, en los preceptos, en las liturgias y en su propia imagen... Y me duele por tanta gente buena, piadosa, entregada y generosa que escucha y sigue las enseñanzas de las personas que se llaman sus pastores, sus dirigentes, sus doctores y representantes de Dios...
Prefiero quedarme con la "cena en recuerdo de la muerte del Señor hasta que vuelva"...



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