domingo, 11 de noviembre de 2012

Una sentencia más rigurosa


11 de noviembre 2012 - domingo 32º tiempo ordinario
-«Os aseguro que esa pobre viuda ha echado en el arca de las ofrendas más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero ésta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir.»
Escucho el texto de hoy y me pongo a recordar tantos sermones y explicaciones que he oído a lo largo de mi vida...
Los escribas, los fariseos, los sacerdotes de entonces... Todos ellos eran el referente de lo que no había que ser ni hacer. Resultaba evidente. Bastaba con repetir lo que presenta Marcos.
Dicho eso ya se saltaba a la pobre viuda que, como buena mujer daba hasta aquello de lo que tenía necesidad.
Sin embargo, recordando todo aquello, siento que apenas si nos implicaba a nosotros. Como si todo eso sólo fuera un comentario piadoso que llegaba hasta nosotros para que procuráramos ser más piadosos y más generosos con las obras que nos proponía la iglesia.
Pero, ¿es realmente esa la conclusión? Me temo que no.
Aparte la descripción de esos personajes a los que les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en la plaza... (cuantísimos tenemos hoy día!), buscan los primeros puestos... y devoran los bienes de las viudas, con pretexto de largos rezos... (no necesitamos mirar a nadie)... El comentario de Jesús es claro y serio: "Éstos recibirán una sentencia más rigurosa".
Y ahí entramos todos nosotros. Porque, muy a menudo, nuestra manera de hacer y actuar es dar y compartir lo que nos sobra, lo que no necesitamos.
Nuestra solidaridad y compasión llega hasta aquello que no nos hace falta.
Ayudar, colaborar, compartir...; pero sin que llegue hasta aquello que necesitamos, hasta nuestro "pequeño reino", mi propiedad, mis cosas.
La pobre viuda "ha echado todo lo que tenía para vivir..."
Creo que la manera de Jesús de Nazaret va por ahí. Compartir lo que tengo. Ver a los hermanos más pobres y necesitados como parte mía, como carne mía, y hacer que llegue hasta ellos lo que yo he recibido.
Y es que si no lo hacemos, también nosotros recibiremos una sentencia más rigurosa.
Lectura del santo evangelio según san Marcos (12,38-44):
En aquel tiempo, entre lo que enseñaba Jesús a la gente, dijo: «¡Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en la plaza, buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y devoran los bienes de las viudas, con pretexto de largos rezos. Éstos recibirán una sentencia más rigurosa.»
Estando Jesús sentado enfrente del arca de las ofrendas, observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos echaban en cantidad; se acercó una viuda pobre y echó dos reales.
Llamando a sus discípulos, les dijo: «Os aseguro que esa pobre viuda ha echado en el arca de las ofrendas más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero ésta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir.»

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