sábado, 6 de octubre de 2012

Una sola carne

7 de octubre 2012, domingo 27º tiempo ordinario


"Al principio de la creación Dios "los creó hombre y mujer. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne." De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.»

Leyendo el texto del evangelio de este domingo hay dos cosas que me llaman la atención.
Ante todo, la valoración que hace Jesús de Nazaret del amor humano, de la realidad de nuestra humanidad (hombres y mujeres). Entiendo que es como indicarnos que lo que es santo, lo que es válido, lo que es precioso a los ojos de Dios es el amor humano, el que surge y se vive entre un hombre y una mujer.
Y digo esto porque, a menudo, me ha parecido entender que todo lo humano se santifica únicamente cuando "se hace cristiano", cuando pasa por la iglesia... De manera que si no lo bendecía el sacerdote no acababa de ser bueno y santo...
Jesús dice lo que ya aparece en el primer libro de la biblia: "Dios los creó hombre y mujer..." Cuando la narración bíblica de la creación habla de las criaturas creadas, cuando habla del hombre y mujer... señala: "... y vio que todo era muy bueno".
La humanidad, las personas, los hombres y mujeres... son criaturas de Dios, son santas. Decimos que toda la creación lo es. Y la relación que se establece entre ellos, es buena, es muy buena. Entiendo, pues, que lo que la hace santa es su misma humanidad. La creación así "diseñada" es santa. Y esa creación abarca, por supuesto, la relación de amor hombre-mujer, la entrega que se hacen mutuamente, el "hacerse una sola carne".

La otra cosa que me llama la atención es la postura que toma Jesús ante la actitud que tenían los hombres con respecto a sus mujeres... Poder divorciarse, mejor dicho, poder despedir a su mujer, abandonarla. Así estaba en las normas y mandamientos que regían la vida social y religiosa de su tiempo.
No está de acuerdo. Que el hombre pueda dominar a la mujer, disponer como quiera, tomar y dejar, actuar como dueño y señor... No era ése el plan y diseño de la creación.
"Al principio de la creación Dios los creó hombre y mujer..."  Subraya que, una vez que surge la relación de amor entre un hombre y una mujer, "el hombre abandonará a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne"...
Termina diciendo: "lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre"...
Si Dios hace surgir el amor entre un hombre y una mujer, lo que importa es valorarlo en todo lo que ello significa. Tomar conciencia de que es tan precioso y tan valioso que todo nuestro esfuerzo tiene que ir dirigido a hacerlo más profundo, más íntimo, más entregado... hasta vivirlo como "una sola carne". No sólo en la relación sexual, sino en toda su realidad que abarca todo lo que cada persona es, siente, vive, desea, experimenta.
Y cuando esa pareja se esfuerza por vivir de esa manera... que nada ni nadie lo rompa.

Me gusta el comentario que hace esta vez José Antonio Pagola: 
"Este proyecto matrimonial es para Jesús la suprema expresión del amor humano. El varón no tiene derecho alguno a controlar a la mujer como si fuera su dueño. La mujer no ha de aceptar vivir sometida al varón. Es Dios mismo quien los atrae a vivir unidos por un amor libre y gratuito. Jesús concluye de manera rotunda: "Lo que Dios ha unido, que no lo separe el varón".

Ojalá vayamos aprendiendo a ver con los ojos de Jesús, a respetar la humanidad de los que nos rodean, a valorar la relación hombre-mujer como algo maravilloso que Dios ha puesto en el corazón mismo de las personas.
"Que venga a nosotros tu reino". Que todos mis esfuerzos se encaminen a permitir que tu reino vaya apareciendo en mi vida y en mi entorno... Amén

Lectura del santo evangelio según san Marcos (10,2-16):

En aquel tiempo, se acercaron unos fariseos y le preguntaron a Jesús, para ponerlo a prueba: «¿Le es lícito a un hombre divorciarse de su mujer?»
Él les replicó: «¿Qué os ha mandado Moisés?»
Contestaron: «Moisés Permitió divorciarse, dándole a la mujer un acta de repudio.»
Jesús les dijo: «Por vuestra terquedad dejó escrito Moisés este precepto. Al principio de la creación Dios "los creó hombre y mujer. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne." De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.»
En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo. Él les dijo: «Si uno se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella se divorcia de su marido y se casa con otro, comete adulterio.»
Le acercaban niños para que los tocara, pero los discípulos les regañaban. Al verlo, Jesús se enfadó y les dijo: «Dejad que los niños se acerquen a mí: no se lo impidáis; de los que son como ellos es el reino de Dios. Os aseguro que el que no acepte el reino de Dios como un niño, no entrará en él.»
Y los abrazaba y los bendecía imponiéndoles las manos.

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