sábado, 16 de junio de 2012

La más pequeña de las semillas


17 de junio 2012 - domingo 11º del tiempo ordinario


-"El reino de los cielos se parece...
...la semilla en la tierra
...una semilla de mostaza..."


Escuchando los comentarios que nos dieron en la eucaristía de anoche (sábado) siento la enorme distancia que presentamos (como iglesia) entre el mensaje y las palabras de Jesús de Nazaret y nuestra manera de presentarlo. Incluso los comentarios de Pablo, en sus cartas, me parecen de una adaptación a la manera y cultura de su entorno (cultura griega acompañada de toda la argumentación judía típica de los sabios y doctores de su tiempo) que están ya bien lejos de la sencillez de Jesús y de esa cercanía que nos habla de las cosas que entendemos...
"El reino de Dios se parece..."
Y nosotros, nuestra iglesia de hoy, se pone a explicarnos el "misterio de la Santísima Trinidad"...
"Con qué lo podremos representar...?"
Hoy centramos nuestra atención en adoraciones, celebraciones, cultos y ritos... como lo más importante y excelente para agradar a Dios...

Si hablamos de buena noticia para los pobres, si todo el mensaje que nos llega con y por medio de Jesús de Nazaret es la apuesta de Dios por los humildes y desvalidos, si todo su lenguaje es esa invitación a "darnos la vuelta", a convertirnos, a vivir de otra manera, a descubrir una nueva humanidad... ¿Por qué ese empeño en el modo y lenguaje de los escribas y fariseos? El templo, el culto, las normas y leyes, la pureza y limpieza del cuerpo, las exigencias a cumplir para ser digno de participar y entrar en el grupo de los elegidos...

La situación de las gentes de entonces (salvadas las distancias culturales, sociales y económicas) no eran demasiado diferentes de las de hoy: dominación, violencia, abuso de poder, explotación, desprecio de los pobres y humildes, discriminación... Una sociedad en la que los ricos, los poderosos, atropellan a los débiles y a los que menos tienen; en la que se comenten injusticias, robos y abusos de todo tipo; en la que si eres rico todos te alaban y eres el centro y modelo a imitar; en la que si estás entre los pobres y necesitados los males se amontonan sobre tu cabeza sin nadie que te defienda...
¿No vemos todo eso hoy en día?
¿No sabemos todos la corrupción que existe entre los ricos y poderosos?
¿No hemos oído hablar de eso que llaman "amnistía fiscal" para esos que defraudan y roban lo que es y pertenece a todos?
¿No reconocemos a gentes que, a pesar de todo, siguen figurando entre los personajes importantes de nuestro país?
Y, por el contrario, no escuchamos ese rumor sordo de tantas gentes que se van quedando sin trabajo, que se ven sin medios para llegar a fin de mes, que sufren y no saben cómo van a mantener a su familia...?
No vemos, también, cómo nuestros políticos y los que dirigen los medios de comunicación tratan de convencernos de que lo mejor que pueden hacer es "recortar" las ayudas sociales, la educación pública, la sanidad pública, las ayudas a los dependientes, las pensiones de los que menos tienen...?

Jesús de Nazaret hablaba a aquellas gentes que conocía bien, que sabía la situación tan difícil por la que pasaban, que estaban perdiendo toda esperanza, que seguro que decían lo mismo que nosotros: "siempre es lo mismo, qué le vamos a hacer, los pobres estamos destinados a eso..."
Precisamente ahí surgía la voz potente de Jesús: "Es la buena noticia para los pobres". Esto va a cambiar, porque Dios apuesta por los débiles y olvidados. El reino de Dios está ya entre vosotros...
Y seguía toda esa presentación de su mensaje en forma de cuentos y parábolas. "El reino de Dios se parece..."
Y mira que están mal las cosas. Mira que estamos rozando el desánimo y la desesperanza. Mira que estamos tentados de repetir una y otra vez: no tiene ningún remedio...
Pues ahí está el mensaje de Jesús de Nazaret: Ya está ahí el reino de Dios. Daos la vuelta, convertíos, vivid una nueva humanidad en la que lo más importante es el hermano, ser solidario, compartir lo que tenemos...
...Y el reino de Dios (como la semilla que se siembra en la tierra) va creciendo sin que sepamos bien cómo lo hace. Ese pequeño gesto, esa actitud solidaria y llena de compasión y ternura que tenemos hacia esos más necesitados es "como el grano de mostaza"... Una cosita tan pequeña que casi no se ve y que, sin embargo, va creciendo y se hace como un árbol en el que pueden hacer sus nidos los pájaros.
El reino de Dios se parece...
Con esa esperanza en el corazón, con ese ánimo dentro de mí... así quiero ver a los seguidores de Jesús de Nazaret hoy y siempre.

Evangelio: (Mc 4, 26-34)

En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: “El Reino de Dios se parece a lo que sucede cuando un hombre siembra la semilla en la tierra: que pasan las noches y los días, y sin que él sepa cómo, la semilla germina y crece; y la tierra, por sí sola, va produciendo el fruto: primero los tallos, luego las espigas y después los granos en las espigas. Y cuando ya están maduros los granos, el hombre echa mano de la hoz, pues ha llegado el tiempo de la cosecha”.
Les dijo también: “¿Con qué compararemos el Reino de Dios? ¿Con qué parábola lo podremos representar? Es como una semilla de mostaza que, cuando se siembra, es la más pequeña de las semillas; pero una vez sembrada, crece y se convierte en el mayor de los arbustos y echa ramas tan grandes, que los pájaros pueden anidar a su sombra”.
Y con otras muchas parábolas semejantes les estuvo exponiendo su mensaje, de acuerdo con lo que ellos podían entender. Y no les hablaba sino en parábolas; pero a sus discípulos les explicaba todo en privado.

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