domingo, 8 de abril de 2012

Vio y creyó


8 de abril 2012 - PASCUA DE RESURRECCIÓN
"-Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto..."


Es un texto emotivo, lleno de sentimientos y emociones contenidas... También de alivio y consuelo.
Después de la tragedia de la semana santa, de los textos que nos narran la pasión y muerte, los textos que siguen eran el nuevo amanecer, el paso a una nueva vida...

Y durante muchos, muchos años he seguido paso a paso la experiencia de aquellos hombres y mujeres que lloraban de alegría al reencontrar al Maestro, a sentir que estaba con ellos, que había triunfado, que había superado todas las pruebas... y ahora caminaba con ellos, delante de ellos.

Con María Magdalena que "muy temprano, al amanecer..." corrió al sepulcro; con los discípulos que se iban para Emaús; con los otros, escondidos en la casa...

Todo eso me lo habían contado así, literalmente, como un hecho periodístico. Y confieso que, en ese tiempo, me sirvió. Era un estímulo e incentivo entender que Jesús había vencido a la muerte, que había superado la cruz, la tortura... Y "si él ha resucitado...", nosotros también lo haremos... Pablo también habla en esa línea.
Y todavía hoy, nuestros sacerdotes hablan el mismo lenguaje.

Hoy, esa manera de hablar y de explicar se me queda corta. El mundo moderno, el lenguaje moderno choca con un montón de expresiones que resultan muy difíciles de comprender. Se sigue utilizando la manera de entender el mundo a la manera antigua y según la cultura que se tenía: Cielo arriba, la tierra abajo y por debajo de nosotros el infierno, pugatorio, etc...
¿Qué quieren decir los textos que leemos?
¿Qué les pasó a aquellos hombres y mujeres?
¿Qué entendieron?

La pasión, la cruz y la muerte de Jesús (como un malhechor) lo vieron y tocaron de cerca. Aquello que "comenzó en Galilea", Jesús de Nazaret que "pasó haciendo el bien...", su vida, su manera de hacer y de entender, su buena noticia del reino de Dios, su enorme sentido de humanidad, de vida y de preocupación por los más débiles, por los marginados... (Pedro utilizará la palabra "atormentados por el diablo"...) Y que todo eso terminara en la cruz, en la muerte... Eso era demasiado fuerte!
No hace falta imaginar mucho para experimentar lo hundidos y aplastados que se sintieron... No hacían más que darle vueltas.
Tardaron tiempo en "ver y entender"...
Sus reflexiones, las únicas que tenían y conocían, estaban tomadas de la biblia, de los profetas, de los libros sabios que tenían a mano.

Y la inspiración, el sentir profundo de lo acontecido, la noticia que superaba todo (incluso la muerte) era que comenzaba a experimentar que realmente Jesús seguía con ellos, estaba vivo en ellos, podían proclamar que era el "viviente"... Su vida había cambiado porque el camino y manera de hacer de Jesús estaba ahí, en ellos, y Jesús de Nazaret caminaba delante de ellos...
¿Cómo explicar todo eso?
Lógicamente su lenguaje no es el de hoy, siglo XXI, y se expresa con los elementos de la cultura judía y griega...
Lo importante no es la herramienta que utilizan, no es la manera como lo cuentan, es esa nueva realidad, sentir y experimentar que al seguir sus huellas esa vida nueva va a ir apareciendo en nosotros.
Y nos marcan algunos elementos que, eso es seguro, fueron de gran impacto para ellos: "Al partir el pan"...
Aparece en el relato de los de Emaús, aparece en el encuentro con los discípulos y vuelve a aparecer en el encuentro de Galilea...
Y tiene toda la carga emotiva de la cena de despedida: Tomó el pan y lo partió... Toda una vida que se entregaba y se despedía... aceptando que su manera de vivir el reino de Dios llevaba consigo un final como aquel. Además, que al repetirlo era mucho más que un recuerdo... "Celebramos la muerte del Señor...", así dice Pablo.

Por eso, hoy, al escuchar de nuevo el texto, pongo atención a no correr el mismo camino de Magdalena "buscando en el sepulcro"... Más bien, trato de situarme al lado de Pedro y el otro discípulo, el que "vio y creyó". Porque, en definitiva, se trata de eso: de percibir la buena noticia del reino y entregarme a ella de modo que, paso a paso, Jesús el viviente vaya apareciendo en mí, en lo que hago, en mi manera de pensar y de sentir... Diré entonces que vive, que es una realidad!!!

Lectura del santo evangelio según san Juan (20,1-9):

El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro.

Echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien tanto quería Jesús, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.»

Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no entró. Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó. Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos.

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