domingo, 1 de abril de 2012

¿Celebrar el jueves santo?


Este escrito de Hugo Cáceres es una buena reflexión...
Como iglesia, como institución, celebramos "cosas" que resultan ambiguas. Se alejan tanto del mensaje de Jesús de Nazaret que, difícilmente, pueden llevarnos a la buena noticia del reino de Dios...

¿POR QUÉ NO ASISTO A LAS CELEBRACIONES DEL JUEVES SANTO?
HUGO CÁCERES GUINET, hcaceresguinet@gmail.com
LIMA (PERÚ).

ECLESALIA, 02/04/12.- Hace años que dejé de asistir a la liturgia del Jueves Santo; ya que soy un católico practicante quiero dar mi explicación por qué me dispenso una vez al año:
- No hay otro día del calendario litúrgico en que se acumulen mayor cantidad de errores teológicos en la predicación: “Hoy celebramos el día del sacerdocio”; “un día como hoy conmemoramos la instauración de la Eucaristía”. Jesús nunca estableció un modelo de ministerio eclesial sino que nos invitó a todos los cristianos a ser discípulos, condición que asumimos con nuestro bautismo y nos esforzamos por vivir cada uno desde su propio estado de vida. Todos los ministerios fueron creados por la tradición y las necesidades pastorales -tengo excelentes amigos ministros de la iglesia y aprecio mucho su labor- pero no creo en una clase selecta que remonta su existencia a la propia voluntad de Jesús. Los sacramentos corren igual suerte, excepto el bautismo -que fue una práctica tomada del judaísmo- y que Jesús y los apóstoles practicaron. Lo que se recuerda en el Jueves Santo es que Jesús festejó la pascua con sus discípulos y que los primeros discípulos, por ser judíos, continuaron celebrándo con un enfoque nuevo: la muerte de Jesús es el inicio de nuestra liberación.
- Los símbolos son incorrectamente interpretados. Un sacerdote u obispo lavando los pies a doce varones, en algunos casos también sacerdotes, no representan ni la unidad ni la diversidad de la Iglesia ni la enseñanza sobre el servicio fraterno o sororal. Es un símbolo que únicamente enfatiza la imagen de una iglesia excluyente y selectiva. Hacer memoria del Salvador por medio de este texto “Sabiendo Jesús que llegaba la hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Durante la cena…se levantó de la mesa, se quitó el manto, y tomando una toalla…” (Jn 13,1-4) y continuarlo con una demostración de control y poder, es en el mejor caso, un sinsentido y en el peor, incapacidad de leer e interpretar símbolos. Se ha convertido la mejor enseñanza del Maestro respecto de renuncia al poder, (el lavado de pies, una tarea de mujeres y esclavos) en expresión de autoridad de un selecto club masculino. Somos invitados a celebrar el final del patriarcado: “Les aseguro que el esclavo no es más que su señor, ni el enviado más que el que lo envía. Si lo saben y lo cumplen, serán dichosos” (Jn 13,16-17).
- Unir la celebración del Jueves Santo: lavado de pies y la cena del Señor más un acto de devoción eucarística es un exceso y una desproporción litúrgicos en que no quedan claramente establecidos la jerarquía de significados. Como decimos en el Perú, es mezclar papas con camotes y es embotar la mente y el corazón de los creyentes.
El próximo jueves seguiré celebrando la muerte del patriarcado que nos enseñó Jesús, por medio del lavado de pies y de la cena entre hermanos, quedándome en casa leyendo el evangelio de Juan y escuchando la sublime Pasión según san Juan de Bach, mientras en los templos se seguirán repitiendo actos que solamente fortalecen el modelo de poder y control eclesial. A la espera de descubrir una parroquia en que nos lavemos mutuamente los pies hombres, mujeres y niños y se celebre la kenosis de Jesús bebiendo de la copa del discipulado, permaneceré en casa. (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).



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