viernes, 9 de diciembre de 2011

El sueño de Hipatia


He terminado de leer la novela "El sueño de Hipatia", base de la película de Amenabar: "Ágora".
Después de asistir a ese enfrentamiento entre los dos mundos: el clásico (greco-egipcio) y el nuevo (cristianismo)...
Y ciertamente, constatar el fundamentalismo que en el siglo IV se mostraba con esa agresividad y prepotencia llega hasta nosotros en sus diversas formas...
Por eso, además de la nota (tomada de internet) sobre la protagonista, me apetecía compartir el texto que figura como "el sueño de Hipatia": Sueño con un mundo sin fanatismos donde expresarse libremente sea algo cotidiano. Sueño con un mundo donde ser diferente no sea delito.

Había una mujer en Alejandría que se llamaba Hipatia, hija del filósofo Teón, que logró tales conocimientos en literatura y ciencia, que sobrepasó en mucho a todos los filósofos de su propio tiempo. Habiendo sucedido a la escuela de Platón y Plotino, explicaba los principios de la filosofía a sus oyentes, muchos de los cuales venían de lejos para recibir su instrucción. 
Se considera la primera mujer matemática según la historia escrita nacida cerca del año 370 después de Cristo Hija de un profesor de matemática quien queria crear un ser humano perfecto; Hipatia fue su resultado. La adiestró tanto fisica como mentalmente. En la escuela de Atenas se convirtió en maestra y se hizo muy popular como matemática Escribió varios documentos, entre ellos, Sobre el Conon Astronomico de Diafanto donde se habla de ecuaciones de primero y segundo grado. Creó el astrolabio y la esferaplana. Inventó un aparato para agua destilada, uno para medir el nivel del agua y uno para determinar la gravedad específica de los líquidos. A esto se le llamó mas tarde un aerómetro o hidroscopio. Nunca se casó y Cyril la mandó a matar en el año 415 después de Cristo mientras era patriarca de Alejandria porque creía que iba a ser mejor servido si sacrificaba a una mujer virgen.

Ha sido un día agitado en que los cristianos han investido a Cirilo nuevo patriarca de Alejandría. Hoy son ellos el principal poder en esta ciudad y hace tiempo que olvidaron la violencia sufrida, cuando eran convertidos en antorchas humanas, arrojados a las fieras del circo o crucificados, acusados de que sus principios eran perversos y condenables. No eran lo uno ni lo otro, ni los hacían acreedores a la ignominiosa muerte a que los condenaban porque nadie debe ser condenado por sus ideas.

Los acontecimientos presentes indican que la experiencia no les ha enseñado gran cosa. Hoy son ellos quienes persiguen a los que disienten. Apiano, el discípulo de Papías, ha venido a recoger los textos que su maestro depositó en esta casa porque ya no la considera un lugar seguro. Los cristianos continúan destruyendo aquellos escritos que no coinciden con su pensamiento, único que consideran verdadero y que excluye a los demás. Queman los libros de los que llaman herejes, como quemaron la biblioteca del Serapeo. Queman sus ideas, que es una forma de quemar a quienes las escriben. Siento miedo y a la vez abrigo esperanzas porque creo en otro mundo donde las ideas no sean perseguidas, donde las gentes puedan expresarse sin miedo y que pensar de otra forma no sea un delito abominable. 

Sueño con un mundo donde el pensamiento sea respetado y las ideas sometidas a discusión. Sueño con un mundo donde el Ágora sea lugar de encuentro, reunión y debate para quien tenga algo que decir. Sueño con un mundo sin fanatismos donde expresarse libremente sea algo cotidiano. Sueño con un mundo donde ser diferente no sea delito. Quizá, algún día, si Apiano consigue poner a buen recaudo estos textos, alguien lea estas líneas escondidas en las que una mujer soñó con otro mundo.
Idus de octubre de MCLXV ab urbe condita.
Hipatia de Alejandría

(José Cayo Poyato)

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