lunes, 12 de octubre de 2009

A la intemperie


"Dormir al raso o a la intemperie" quería decir al descubierto, fuera de las murallas...
Y hoy me gusta más sentirme así: como el que vive y duerme a la intemperie, en medio de lo ocurre a la gente, en medio de los problemas de la vida de la gente corriente.
Y se me ocurrió eso estando en misa. Sí! en la iglesia.
Siento que nuestra iglesia oficial se ha refugiado en las murallas de su dogma, de su doctrina infalible, de sus ritos y ceremonias olvidándose de lo que pueda pasar afuera. Tiene la "verdad", son "representantes" de Dios (el de verdad, el Todopoderoso), posee la doctrina segura, conoce el camino... Qué importa todo lo demás?
Y, oficialmente, abomina del "laicismo" imperante y condena el secularismo que todo lo invade.
¿Querrá decir que ahora los "laicos" empiezan a contar para algo?
¿Significa eso que las "cosas del siglo" tienen alguna importancia?
Ya me gustaría; pero en las mentes de los que mandan en la Iglesia (al menos en la católica), los laicos sólo son eso: laicos = el escalón de abajo, los que obedecen, los que escuchan, los que tienen que decir "Amén".
Es tan clerical esta iglesia que los obispos, curas y demás siguen actuando como "dueños y señores" de su territorio, "maestros y doctores" con título divino que tienen respuesta a todas o a casi todas las preguntas.
Y así no se puede formar una comunidad de hermanos.
Entonces resulta mejor "dormir a la intemperie", fuera de esas murallas... intentando seguir al único al que reconocemos como "Maestro", a Jesús de Nazareth.

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